" Cuando vino a buscarle, la muerte se encontró que no sabía cómo llamarle, pues había ocultado de tal forma su identidad que incluso a Ella se le hizo difícil reclamar su alma."
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.....Está en la esencia del ser humano, en su carácter, intentar ser otro del que se es; quizás, porque en su interior siente que bulle más de una personalidad, de que, incluso, un conjunto coral dialoga y disputa por protagonizar la acción.
.....Esta entrada tiene por objetivo aportar algo de luz a la cuestión de los enmascaramientos que habitualmente se dan en las relaciones sociales y particularmente entre los creadores, ya sean literarios, sobre todo, o de cualquier otra disciplina artística. El hecho de que sea en este colectivo donde se dé con mayor profusión la personalidad poliédrica ya es sintomático de algo; el qué sea este algo, es lo que trataré de elucidar.
.....Antes de nada, me gustaría hacer un análisis somero de las formas en que la identidad -la personalidad que nos define- puede ser más o menos velada, más o menos encubierta, más menos suplantada.
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Definiciones:
Identidad: Conjunto de rasgos o informaciones que individualizan o distinguen algo y confirman que es realmente lo que se dice que es.
Individualizar: Atribuir a alguien o algo características que le diferencien de los demás.
Apodo: Nombre que suele darse a una persona, en sustitución del propio, normalmente tomado de sus peculiaridades físicas o de alguna otra circunstancia.
Alias: Apodo o sobrenombre.
Mote: Sobrenombre que se da a una persona por alguna característica peculiar suya.
Seudónimo: 1. [Persona y,especialmente,autor] que oculta con un nombre falso el suyo verdadero; 3. Nombre empleado por una persona,especialmente un autor, en lugar del suyo propio.
Heterónimo: Nombre fingido o adoptado por un autor para firmar parte de su obra.
Ortónimo: el que se identifica con el que se es.
Nick: del inglés nickname, o apodo/alias.
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Bien, empecemos...
Se pueden considerar dos grupos diferentes en cuanto a los términos empleados para ocultar, suplir, disfrazar, etc. la identidad de un individuo:
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1. El grupo de las máscaras reconocibles, es decir que no ocultan la identidad del individuo sino que lo matizan, lo resumen, lo extractan, lo sintetizan, lo explicitan; es decir, son términos que resaltan una determinada cualidad, característica o rasgo -el todo por la parte- sin sustituir ni enmascarar. A este grupo pertenecerían:
- El apodo: no denota generalmente matiz peyorativo ni positivo, sino identificativo por rasgo físico, de carácter o familiar. Se puede o suele emplear en sustitución del nombre al que no acompaña, pero al que remite. No se trata pues de una máscara, sino de un traje o vestido que no encubre la identidad. Por ejemplo, denominar a una familia por un rasgo físico o un hecho relevante el pasado y que por ello todos los miembros de la misma llevarán ese apodo diferenciador: los marqueses, si el miembro cabeza de familia lo es; los Montoya o los Tarantos; los rubios; los protestantes, etc.
El ámbito de acción suele ser el barrio, el colegio, el ejército, o el pueblo. Es decir un ámbito restringido y doméstico.
- El alias: es un apodo más restrictivo, no sustituye al nombre a veces, sino que lo acompaña (de hecho, una de las acepciones de alias remite a "por otro nombre" o "de otro modo", por lo que precisa la presencia del nombre al que remite. Los alias se emplean en ámbitos similares a los apodos, pero, además se utilizan mucho como rasgo matizador del nombre o personalidad, a modo de nombre de guerra o título "nobiliario"; es por eso que se suelen utilizar mucho en sociedades restringidas y jerarquizadas: mafia, hampa en general, delincuentes -por parte de la policía, y/o viceversa-, ejército o guerrilla (en estos casos, no obstante lo antes dicho, los alias pueden sustituir al nombre para encubrir y ocultar la verdadera identidad).
No tiene un sentido despectivo ni peyorativo, sino diferenciador ( y, a veces por contradicción: llamar a alguien "el tranquilo", por su nerviosidad exacerbada; tirofijo, si no acierta una; el melenas, al calvo, etc).
- El mote: en un inicio no era peyorativo, de hecho hay acepciones que recoge el DRAE en las que tiene un carácter elitista de lema en las justas o torneos; El Caballero de la Triste Figura, es un mote/lema para designar a Don Quijote. Con el tiempo su uso fue determinando su carácter claramente ofensivo o diferenciador por un rasgo negativo de carácter, sobre todo, o físico; por ejemplo: el pelamanillas, el sangre de horchata, el tuerto, el vaquero (porque tiene las piernas combadas); el pifias (porque siempre las está preparando), el cenizo (por gafe), et.
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2. El grupo de las máscaras que ocultan/sustituyen la identidad: términos/nombres que ocultan la identidad del individuo, aunque, a veces, no por falseamiento u ocultación interesada, sino como un nombre de guerra, un título.
Y aquí, podemos diferenciar:
- El seudónimo, que como su doble acepción indica, puede ser, por un lado un nombre que falsee el nombre verdadero, buscando con ello ocultar la identidad para que no se la reconozca; son los casos típicos de mujeres que como George Elliot o George Sand, empleaban el seudónimo masculino para poder publicar sus libros; es el caso también de todos los que sometidos a vigilancia o censura en regímenes autoritarios deben esconder su verdadero nombre para evitar ser represaliados (época McArthy en los años 50 en EEUU, o durante el nazismo o el franquismo o el salazarismo o el estalinismo, etc); incluso se conoce el empleo del seudónimo encubridor en épocas tan remotas como la Grecia Clásica o el Imperio Romano.
Pero el seudónimo puede no querer ocultar falseando, sino, simplemente, titular/diferenciar el nombre propio por medio de un término sonoro y fácilmente reconocible, como un "nombre de guerra". Por ejemplo quienes firman artículos periodísticos : Apicius, El Perro Verde, El loco de la Colina, etc.
No son peyorativos y su ámbito es amplio ya que en ambientes reducidos sería cuasi imposible emplearlo con eficacia).
- El heterónimo: no es ya un término sustitutivo del nombre propio que encubra la identidad del individuo, sino que es una personalidad completa que se desgaja de la original, creando otra identidad, a veces con historia propia. El caso paradigmático es Fernando Pessoa, pero no el único; heterónimos son, también, el Juan de Mirena, de Machado o el Vernon Sullivan de Boris Vian.
Los heterónimos son los casos más flagrantes de sustitución/multiplicación de la personalidad, y su ámbito está restringido al mundo de la creación literaria casi exclusivamente.
- El Nick: pertenece a la nueva generación de seudónimos/heterónimos/alias, que surge con la Redes informáticas -internet- y habitualmente sirve para esconder detrás la identidad del individuo. Casi siempre es encubridora, pues el que quiere mostrar su verdadero nombre raramente usa un nick.
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Veamos, ahora ese caso singular que fue Fernando Pessoa.
Poeta portugués que introdujo en la literatura europea el modernismo portugués, pero que sólo alcanzó reconocimiento tras su muerte en Lisboa, en 1935. Pessoa nació en Lisboa, pero durante su infancia viajó a Durban, en Suráfrica, donde su padrastro era cónsul, había perdido a su padre con 5 años y su madre se casó en segundas nupcias. El inglés se convirtió en su segunda lengua: fue bilingüe y trabajó como traductor técnico; publicó sus primeros poemas en inglés. Al tiempo que trabajó como traductor se convirtió en el principal foco estético de la vanguardia portuguesa y colaboró en diversas publicaciones como Orfeo, órgano de la literatura vanguardista.
Influido por la filosofía de Schopenhauer y de Nietzsche, y por los simbolistas franceses, introdujo en su país las corrientes literarias en boga de la época; desde el modernismo al futurismo.
No publicó poesía en portugués hasta un año antes de su muerte, cuando apareció una colección de poemas firmados con diferentes nombres, como si fueran distintos alter egos. Es la suya una obra que verdaderamente puede decirse que representa todos los aspectos diferentes de la personalidad del poeta con su completa variedad de voces y diferentes estilos individuales. (EPdLP)
Publicó bajo varios heterónimos: Ricardo Reis, Alvaro Campos, Alberto Caeiro y Bernardo Soares, los más importantes; además, claro está, del ortónimo Fernando Pessoa. Todos estos heterónimos poseían historia propia con fecha de nacimiento, intereses, pasiones, estilo literario y fecha de muerte (salvo Ricardo Reis, que no llegó a morir en vida de su creador/autor/sosias; pero que mató, ficticiamente, José Saramago en su novela "La Muerte de Ricardo Reis").
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Textos de Fernando Pessoa o sus Heterónimos:
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El amor es una compañía (Autoría: Alberto Caeiro)
" El amor es una compañía, ya no sé andar solo por los caminos,
porque ya no puedo andar solo.
Un pensamiento visible me hace andar más a prisa y ver menos,
y al mismo tiempo gustar de ir viendo todo.
Aun la ausencia de ella es una cosa que está conmigo,
y yo gusto tanto de ella que no sé cómo desearla.
Si no la veo, la imagino y soy fuerte como los arboles altos,
pero si la veo tiemblo, no sé qué se ha hecho de lo que siento en ausencia de ella.
Todo yo soy cualquier fuerza que me abandona.
Toda la realidad me mira como un girasol con la cara de ella en el medio. "
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Del Libro del Desasosiego (Autoría: Bernardo Soares):
Realidad:
La vida es un viaje experimental, hecho involuntariamente. Es un viaje del espíritu a través de la materia y, como es el espíritu quien viaja, es en él donde se vive... Lo que se ha sentido es lo que se ha vivido... Nunca se ha vivido tanto como cuando se ha pensado mucho (344). Sólo la idea alcanza, sin corromperse, el conocimiento de la realidad (235). Soy un hombre para quien el mundo exterior es una realidad interior. Siento esto, no metafísicamente, sino con los sentidos usuales con que captamos la realidad
[...] La idea que me hago de mí es una idea que a muchos les parecerá equivocada. En cierto modo, es equivocada. Pero yo me sueño a mí mismo y escojo de mí lo que es soñable, y me compongo y recompongo de todas las maneras hasta estar bien ante lo que exijo de lo que soy y no soy. (334)
[...] lo cierto es que no distingo entre la realidad que existe y el sueño, que es la realidad que no existe. Y así intercalo en mis meditaciones del cielo y de la tierra cosas que no brillan de sol ni se pisan con pies -maravillas fluidas de la imaginación. (163).
Todo se me evapora. Mi vida entera, mis recuerdos, mi imaginación y lo que contiene, mi personalidad, todo se me evapora. Continuamente siento que he sido otro, que he sentido otro, que he pensado otro. Aquello a lo que asisto es un espectáculo con otro escenario. Y aquello a lo que asisto soy yo. (18)
He creado en mí varias personalidades. Creo personalidades constantemente. Cada sueño mío es inmediatamente, en el momento de aparecer soñando, encarnado en otra persona, que pasa a soñarlo, y yo no. Para crear, me he destruido; tanto me he exteriorizado detro de mí, que dentro de mí no existo sino exteriormente. Soy la escena viva por la que pasan varios actores representando varias piezas. (31)
Para otra ocasión una entrada más en profundidad sobre Pessoa. Por hoy baste con esta introducción a la perspectiva disfrazada de la identidad.