Cuentan los hombres sus hechos atendiendo a sus anhelos,
recrean la realidad para adecuarla a las ansias de su pecho,
escriben y cantan su historia con la esperanza de lo eterno,
se mienten con la vana pretensión de huir de lo verdadero.
Y a su mentira la llaman arte, poesía, pero es sólo consuelo.
De las verdades incómodas. Héctor Amado
Introducción
Motivo. Semblanza de la figura de Dido. Influencias
Motivo
.....Me estoy refiriendo a Eneas, el príncipe teucro (troyano) que escapó a duras penas de la muerte cargando sobre sus hombros a su anciano padre, Anquises, y llevando de la mano a su pequeño hijo Ascanio (soberbia escultura la que realizara Bernini sobre el grupo), aunque dejando atrás a su mujer, Creusa, a la que no pudo salvar. Juno/Hera no satisfecha con la pira levantada con la orgullosa ciudad de Troya, ni con la masacre subsecuente, ni con el exterminio de la casa priámida, intentó desbaratar el destino que el mismo Júpiter/Zeus tenía reservado a este héroe: fundar una nueva estirpe que llegaría a ser dueña del mundo, en la península itálica: Roma.
.....Si bien Juno era mucha Juno (hermana y esposa del Júpiter, dios de dioses, y ella misma reina sobre todas las diosas), el Cronión, su divino consorte, no permitiría que se saliese con la suya, y Eneas cumpliría su cometido... pero a costa de dejar detrás suyo las consecuencias de la inquina divina: más guerra. Efectivamente, si Juno no pudo lograr despachar a Eneas en el mar, ni dejarlo encadenado a Cartago, en brazos de la fenicia/cartaginesa Dido, para lo que, en el colmo del cinismo, llegaría a aliarse con su mayor rival (quien la derrotara en el juicio/certamen de belleza que diera lugar a tanta humana desgracia), Venus, para hacer surgir el amor entre ambos, si logró que el odio perviviera (el odio entre dánaos y troyanos), en este caso entre las estirpes eneida/troyana y fenicia/cartaginesa. Las Guerras Púnicas se cocinaron en el episodio que será motivo de los dos siguientes posts —y que tendrá como protagonista a la fundadora de Cartago—, y serían puntualmente servidas unas centurias después, cuando una y otra nación estaban en su apogeo, o, para mejor decir, cuando Cartago alcanzaba su apogeo y Roma, tras la derrota de su rival mediterráneo (ocurrida, en dos tiempos, entre los siglos III y II a.C.), comenzaría a alcanzar el suyo. Juno, al final, no se saldría con la suya (Eneas fundaría Roma), pero chinchar, chinchó lo suyo, pues la sangre seguiría corriendo entre unos y otros (como si con ella, la despechada y vengativa diosa, lograra lavar la afrenta). A lo que se ve, todo podía haber sido fruto de una divina componenda (yo permito que quede con vida tu favorito, Eneas, para que así funde una nueva estirpe, pero, a cambio, me otorgas el consuelo de hacer sangre con ello. La moneda de cambio, como siempre, los sufridos humanos que ven cómo los dioses los manejan, los traen y los llevan, los salvan y los sentencian.
.....En el presente caso la pagana inocente de todo el embrollo, indudablemente, es Dido, que no pasaba por allí precisamente, sino que estaba allí cuando por allí pasaba Eneas (caminito de Italia).
.....Pero ¿Quién era Dido?. La primera respuesta que se me ocurre, a bote pronto, de modo reflejo, es que Dido fue, en cierto modo, un alma gemela de Eneas, ya que siguió una suerte parecida, aunque ésta se expresara de forma algo diferente. Si Eneas huyó de su patria para salvar la vida; Dido hizo otro tanto: huyó de su Tiro natal para escapar a la ira de su hermano, Pigmalión, que ya se había llevado por delante al esposo de Dido (y, además, tío suyo), de nombre Siqueo o Acerbas, para acceder al trono yobtener las riquezas que este poseía. Si, como resultado del exilio, Eneas tenía como destino fundar una nueva nación, Roma; lo mismo le esperaba a Dido respecto a Cartago. La ironía del destino se cumple cuando estas dos naciones, fundadas por dos exiliados, se vean condenadas a enfrentarse hasta que una de las dos sea destruida.
.....Cualquiera diría que el episodio en cuestión —el que nos traeremos entre manos durante los siguientes dos posts— no sea sino una recreación a posteriori, una vez concluidas las guerras que enfrentaron a estos dos colosos del orbe mediterráneo (y que si a Aníbal no le hubieran crecido los enanos/traidores, quizás la historia del mundo habría sido otra), para justificar y engrandecer los propios orígenes, algo nada descabellado y recurso bastante socorrido en todas las culturas hegemónicas (cuanto más imponentes sean los enemigos derrotados, más crecerá la estatura de los vencedores).
Semblanza
.....Como decía, Dido (también llamada Elisa, por las fuentes) nació en Tiro, Fenicia. Era hija del rey Matán I, y tuvo dos hermanos: Pigmalión (nada que ver con el escultor de entelequias) y la pequeña Ana. Al morir el rey, el pueblo, contraviniendo el deseo real de que el trono fuera coheredado por sus dos hijos mayores, eligió a Pigmalión como sucesor. Éste, deseoso de obtener los tesoros del templo de Melkart, custodiados por Siqueo (Acerbas o Sicarbas, gran sacerdote, y que, a la sazón, era tío suyo), obligó a su hermana a casarse con él, para, una vez descubierto el lugar donde se guardaban las riquezas votivas —encargo que le hizo expreso a Dido—, apropiarse de ellas. Ella, que vio venir a su hermano, le mintió sobre el lugar donde se hallaba el tesoro, lo que no evitó que, creyéndola, matara a Siqueo y fuera a desenterrar su botín bajo el altar —el falso lugar indicado por Dido (según otras fuentes, le dijo a su hermano que el tesoro había sido arrojado al mar junto a las cenizas de su esposo, en señal de ofrenda). Para cuando se dio cuenta Pigmalión de que había sido burlado, su hermana ya surcaba el Ponto camino de Libia, con parte de las riquezas sustraídas/burladas......Llegada al norte de la costa africana, donde se asentaban las tribus bereberes de los gétulos, entabla contacto con su rey Jarbas (o Yarbas), y con el que negocia un asentamiento: llegan al acuerdo de que Dido y los suyos podrán quedarse con el área comprendida por una piel de buey. Dido cortará esta en finísimas tiras con lo que logrará abarcar todo un cerro (que tomaría el nombre de Byrsa —ocultar [las intenciones]), y sobre el que fundaría la ciudad de Cartago, con el apoyo de muchos locales bereberes y otros fenicios llegados de la lejana Útica. [Este episodio sería homenajeado posteriormente por la matemática moderna, al tratar del problema isoporimétrico, que es el definido por el área máxima que encierra un límite fijo (se le llama también problema de Dido, en el cálculo de variaciones)].
.....Yarbas, el rey bereber, no se conformaría con la ventaja obtenida por su astuta huésped, y viendo que, además, su hermosura era un valor añadido nada despreciable, la pidió en matrimonio mediante una oferta que no podría rechazar: si no accedía, haría la guerra a Cartago. Dido, que además de astuta era, paradójicamente, fiel a sus principios y algo encorsetada de moral, queriendo guardar la memoria de su finado esposo Siqueo, no veía el modo de librarse de tal chance, salvo tirando por el medio. Pergeñó un plan por medio del cual, en el día de las nupcias, fingiendo o simulando la realización de una ofrenda, erigió una pira y llegado el momento se arrojó a ella ensartada, cual espetón fenicio, con la espada de su marido traída de Tiro. Esta es una versión de la historia; la de los historiadores. Pero hay otra, la de los poetas y los apologistas de Roma.
.....En esta otra versión el rey bereber carece del protagonismo de que goza en la primera, de todas formas dudosamente histórica, versión. El protagonismo recae sobre Eneas, el héroe Troyano, hijo del príncipe Anquises —primo de Príamo, el malhadado rey de Ilion— y de la mismísima Afrodita/Venus (fruto, por tanto, de uno de esos periódicos devaneos de los olímpicos con los mortales). Casado con Creusa, una de las hijas del rey troyano, de ella tuvo un hijo, Ascanio, que lo acompañaría en la huida.
.....Su viajero exilio tiene ciertos paralelismos con el de uno de sus mayores enemigos en la recién finiquitada guerra: Odiseo/Ulises, pues tuvo que sufrir una verdadera odisea en su periplo por el Mediterráneo hasta llegar a su destino, en el Lacio italiano. Su periplo y sus peripecias son el tema de La Eneida de Virgilio. Biografía la suya, pues, fabulada —no se sabe hasta qué punto, de todas formas— por un soberbio poeta, y que realizó en la nada despreciable cantidad de 10.000 hexámetros dactílicos, de la más excelsa calidad.
.....Eneas, en su viaje, va dando tumbos por el (futuro) Mare Nostrum y sus costas e islas, obedeciendo a la veleidosa y obsesiva ira de Juno. Macedonia, Creta y la costa líbica lo verían pasar... hasta ser desviado por una tempestad cuando ya ponía rumbo a Sicilia, que Eolo, azuzado por la vengativa esposa de Júpiter, había levantado y que Poseidón, hermano y aliado del Crónida, se encargaría de amainar. Así llegó a la ensenada de Cartago.
.....Las diosas, Juno y Venus, se aliaron y acordaron que ambos exiliados se enamoraran (Juno para fastidiar el destino del troyano Eneas previsto por Júpiter/Zeus; Venus para salvarle la vida a su hijo, temerosa que en una de esas, Juno acabara con él. Además, eso de enamorar a los mortales era algo a lo que la diosa del amor no podía negarse. La taimada Juno, que veía mucho más lejos, ya había trazado su plan (fiándolo, no a corto, sino a largo plazo). Venus se aparece a Eneas y le encomienda presentarse ante la reina de Cartago, pero le dice que sustituirá a su hijo Ascanio por su propio hijo, Cupido, para acercarse así a Dido y poder flecharla desde más cerca, para mayor seguridad. Eneas así lo hace, y se presenta ante la soberana llevado sobre una nube, por obra de Venus. En su comitiva va su fiel Acates y el fementido Cupido, bajo la apariencia de Ascanio, que es aún un niño.
.....Dido los recibe en su trono con todos los honores, coge a Ascanio/Cupido y lo abraza contra su seno, éste aprovecha para hundir sus flechas en el cálido y cercano pecho de la reina. Ésta se enamora al instante de Eneas. Lo agasaja, lo invita a un banquete, lo enseña, desde la atalaya del palacio real la ciudad que ha fundado y está construyendo, hermosa como la más hermosa de las ciudades griegas o fenicias o teucras. Después lo invita a que le cuente su legendaria vida y sus hazañas, sus alegrías y sus pesares, sus horas de regocijo en la sagrada Ilion, y las de dolor al tener que abandonar su casa y su patria (lo siente tan cercano a sí misma, a sus sentimientos y emociones de exiliada...).
.....Al día siguiente organizan una jornada de caza. Es la Caza Real. Los planes de las diosas siguen su curso. Eolo (otra vez), obedeciendo órdenes de Juno (y seductoras sugerencias de Venus), agita a los vientos, conmueve los cielos, amontona las nubes, desata el temporal, Júpiter que nunca hace ascos a la menor ocasión para unirse a los fuegos de olímpico artificio, presta sus rayos que hienden el aire, calcinan los árboles y fracturan las rocas. La comitiva de caza se dispersa. Dido y Eneas buscan el resguardo de un zona abrupta y rocosa, donde hay grutas en que guarecerse. En una de ellas, dejando los caballos a la entrada, se introducen. Van solos. Ni los perros los acompañan. Buscando el cobijo... hallan el calor... mutuo. Lo que ocurriera en aquella gruta permanece en el ámbito de lo íntimo y privado. Lo que sí se sabe es que de allí surgieron dos enamorados.
.....Reina y príncipe se dan al amor durante unos días. Pero la dicha dura poco en casa de los mortales cuando los dioses se inmiscuyen (y lo hacen casi siempre). Júpiter se revuelve en su trono al percibirse de que su protegido, Eneas, se demora en Cartago descuidando su destino. Envía a su heraldo, Mercurio/Hermes a darle un aviso. Éste se le aparece a Eneas en sueños, que es el medio de elección con el que los olímpicos comunican sus recados a los mortales. Eneas, lleno de piedad (e inclinado a la obediencia), a regañadientes determina que los días de vino y rosas tocan a su fin. Aquí las fuentes vuelven a diferir: según unos, le cuenta lealmente a Dido su situación, su sueño y su deber; según otros, lo mantiene en secreto, pero dispone todo lo necesario para hacerse a la mar con nocturnidad y alevosía. El caso es que se despida o no se despida de Dido, llegado el día, Eneas vuelve la popa a su felicidad presente para poner la proa hacia un incierto —mas divinamente previsto— destino. Dido, enterada o no enterada, avisada o adivina, ya tiene previsto un plan en caso de que esa fatalidad ocurra: preparará una pira funeraria con todos los enseres del príncipe troyano, y cuando vea alejarse las naves que se lleven a su amor, y no sin antes maldecir a ese destino que le arrebata su bien más querido, se hundirá la espada regalada por el mismo príncipe troyano —rey de su corazón—y se arrojará a la pira.
.....Este desenlace, este gesto suicida de la reina de Cartago, sellará el futuro devenir de ambos pueblos. Los cartagineses serán enemigos irreconciliables de los romanos. Librarán con ellos una guerra en dos fases, sucediéndose las alternativas, hasta que un tal Escipión El Africano derrotará al más capaz de los generales y estrategas cartagineses (y, para muchos, el mejor de los líderes de la antigüedad, disputando tal honor a los mismísimos Ciro el Grande, Alejandro Magno y Julio César), el gran Aníbal. Pero esto (ya sí) es otra historia.
Influencias
.....Seguidamente se citarán las fuentes históricas y las fabuladas. He de señalar de antemano lo improbable de que ambos personajes coincidieran en el tiempo, ya que la Guerra de Troya ocurriría, al menos, un par de cientos de años antes que la fundación de Cartago, si hemos de dar crédito, tanto a los testimonios contrastados, como a los análisis arqueológicos y científicos de la exiguas pruebas que han llegado hasta nosotros sobre ambos episodios. El inicio de la creación de una nueva estirpe en el Lacio que diera lugar a la marginación de los etruscos tampoco cuadra con las fechas manejadas en estas fuentes históricas.
.....Por supuesto, mucho menos coincidencia existe en las fuentes poéticas. Pero eso ya lo sabemos. Los poetas fabulan, recrean, subvierten incluso, la realidad para hacerla coincidir con el íntimo anhelo del hombre (y de la especie, sustanciada en una determinada cultura hegemónica; al fin y al cabo los poetas están para cantar las glorias y desgracias de los hombres, e intentar hallar explicaciones a lo que difícilmente puede explicarse).
.....Se darán los pertinentes enlaces a cada una de las figuras propuestas para mejor conocer tanto al autor como a su obra, referida a nuestro tema, Dido.
.....Dos son los autores que en el ámbito del arte han sido utilizados como espejos: el gran Virgilio y el no menos grande Ovidio. Aquél nos narra el episodio en su mayor obra maestra, La Eneida (que no deja de ser una poética genealogía del origen de Roma); éste lo hace desde la epístola correspondiente de las Heroidas. De estas dos visiones (y versiones) han surgido todas las demás: Chaucer, Marlowe, Metastasio... En la literatura y en la música. En ésta bajo la forma dramática por excelencia: la ópera.
.....El libreto de Metastasio (basado en la obra ovidiana) no tiene parangón en la historia de la música: más de cincuenta compositores lo utilizarían como base para sus composiciones, sobre todo en el barroco; entre ellos algunos de los más conocidos (y en este caso menos representados), como Scarlatti, Albinoni, Porpora o el mismísimo Haendel. Hasse o Piccini o Sarro (para quien Metastasio escribiera, en primera instancia, el libreto) serán quienes lograrán un mayor eco en sus intentos por poner música a esta tragedia (porque de una tragedia se trata: Didone Abbandonata, centrándose el tema ante todo en el fatal desenlace).
.....Virgilio sería la fuente para otras no menos (sino más) célebres óperas: la de Cavalli, Berlioz o, sobre todo, Purcell, la más representada y famosa de todas ellas. En estas tres óperas el enfoque será más equilibrado en la relación entre Dido y Eneas, aunque no menos fatalista: la confrontación entre la Pietà romana y el furor cartaginés, es la eterna lucha entre lo apolíneo y lo dionisíaco, entre el deber y el placer, entre la devoción (a los ancestros, a los dioses, al destino) y la pasión (por y hacia la carne, los instintos, el carpe diem). Un tema fértil y recurrente, para ser puesto sobre un escenario subrayado y amplificado emocionalmente con la carga sensitiva que conlleva la música.
.....En el ámbito de las artes plásticas, pintura y escultura fundamentalmente, encontramos también un gran eco representativo. Normalmente expresado y dividido en alguno de los episodios secuenciales de la relación entre Dido y Eneas: encuentro de los héroes, intervención olímpica, banquete, jornada de caza, escena en la gruta y desenlace (el más representado: siempre el morbo reclamando la mayor parte de la atención), con el suicidio ritual de la mujer/reina abandonada. He respetado esta división a la hora de presentar las diversas obras existentes sobre el tema, aunque el respeto no se extiende de forma exhaustiva al orden cronológico, prevaleciendo el interés estético en el ordenamiento.
.....En este primer post la GALERÍA incluirá desde la fase del Encuentro hasta la escena de la Gruta. En el segundo post se incluirán las representaciones de la despedida, abandono y suicidio de Dido, e incluyendo, así mismo, a las representaciones esculturales.
~διδο~
FUENTES:
HISTORIADORES
Escritos perdidos de Timeo de Tauromenio o Taormina (356-260 a.C., Sicilia)
Primer historiador griego en reflejar y profundizar en la historia de Roma, y reconocer su importancia como potencia militar.
Su obra Las Historias (hoy perdido), formado por 40 volúmenes, recoge la historia de los griegos en el Mediterráneo Occidental,
desde sus orígenes (Magna Grecia) hasta la época de la 1ª Guerra Púnica (264 a.C. - 241 a.C.)
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~διδο~
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Pompeyo Trogo (siglo I a.C., Galia Narbonense)
Primera fuente romana del tema de Dido antes de Virgilio, de quien es contemporáneo.
Hombre de conocimientos enciclopédicos
(escribió a cerca de todo, e incluso Plinio el Viejo tomó como referencia sus apuntes para su Historia Natural).
Su obra Historias Filípicas (hoy perdidas, llamadas así en honor de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno) recoge, en 44 libros, como eje central narrativo la historia del Imperio Macedonio y sus sucesores. Iniciándose la narración con una referencia al legendario Nino, fundador de Nínive, y acabando en el año 9 d.C. Para escribirla se basaría en escritores previos como Teopompo, Éforo, Polibio o, el anteriormente citado, Timeo.
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~διδο~
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Marco Juniano Justino (s II-III d.C.)
Escritor latino conocido sobre todo por preservar la obra de Pompeyo Trogo,
de la que, queriendo realizar un epítome (resúmen), acabó realizando una antología
Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo (en XLIV libros)
Abregé des Histoires Philippiques de Trogue Pompée (en Francés, Inglés y Latín)
Aquí: el Libro XVIII, donde se encuentra el fragmento que atañe a Dido (Elissa)
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~διδο~
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HISTORIADORES
Escritos perdidos de Timeo de Tauromenio o Taormina (356-260 a.C., Sicilia)
Primer historiador griego en reflejar y profundizar en la historia de Roma, y reconocer su importancia como potencia militar.
Su obra Las Historias (hoy perdido), formado por 40 volúmenes, recoge la historia de los griegos en el Mediterráneo Occidental,
desde sus orígenes (Magna Grecia) hasta la época de la 1ª Guerra Púnica (264 a.C. - 241 a.C.)
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Pompeyo Trogo (siglo I a.C., Galia Narbonense)
Primera fuente romana del tema de Dido antes de Virgilio, de quien es contemporáneo.
Hombre de conocimientos enciclopédicos
(escribió a cerca de todo, e incluso Plinio el Viejo tomó como referencia sus apuntes para su Historia Natural).
Su obra Historias Filípicas (hoy perdidas, llamadas así en honor de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno) recoge, en 44 libros, como eje central narrativo la historia del Imperio Macedonio y sus sucesores. Iniciándose la narración con una referencia al legendario Nino, fundador de Nínive, y acabando en el año 9 d.C. Para escribirla se basaría en escritores previos como Teopompo, Éforo, Polibio o, el anteriormente citado, Timeo.
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Marco Juniano Justino (s II-III d.C.)
Escritor latino conocido sobre todo por preservar la obra de Pompeyo Trogo,
de la que, queriendo realizar un epítome (resúmen), acabó realizando una antología
Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo (en XLIV libros)
Abregé des Histoires Philippiques de Trogue Pompée (en Francés, Inglés y Latín)
Aquí: el Libro XVIII, donde se encuentra el fragmento que atañe a Dido (Elissa)
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POETAS
.
Publio Virgilio Marón
( 70 a.C. - 19 a.C.)
ENEIDA. XII Libros
(casi 10.000 hexámetros dactílicos)
Parte que atañe (parcialmente) a Dido: libros I a IV
Libro I:
Encuentro. Argucia de las diosas para enamorar a Dido y Eneas. Banquete de bienvenida.
Libro II:
Eneas relata la caída y saqueo de Troya.
Libro III:
sigue el relato: sus peripecias desde la huida de Troya hasta su llegada a Cartago.
Libro IV:
Dido se enamora de Eneas (por intercesión de Cupido/Ascanio). La jornada de caza, la gruta, el amor. Eneas es avisado por Mercurio para atender su destino (fundar Roma). Eneas reemprende el viaje, abandonando a Dido. Ésta, desairada, decide quitarse la vida: se inmola sobre una pira funeraria formada por los enseres de Eneas dejados en tierra, pero previamente se hunde en el pecho la espada regalada por Eneas. Maldice a los troyanos y a la nación que Eneas va a fundar por ser causa de su desgracia. Maldición que es el origen de la enemistad entre cartaginenses y romanos, sustanciada en las Guerras Púnicas,
Interpretación:
Eneas (Pietas, lealtad, devoción, sentido del deber) contra Dido (Furor, locura, pasión de amor)
Influencias Literarias:
Bocaccio, Petrarca,
Geoffrey Chaucer: The Legend of Good Woman/The Legend of Dido
Christopher Marlowe: The Tragedy of Dido, Queen of Carthage
Influencia en la Música. Óperas:
La Didone, Francesco Cavalli (1641)
Dido and Aeneas, Henry Purcell (1689)
Les Troyans, Hector Berlioz (1858)
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( 70 a.C. - 19 a.C.)
ENEIDA. XII Libros
(casi 10.000 hexámetros dactílicos)
Parte que atañe (parcialmente) a Dido: libros I a IV
Libro I:
Encuentro. Argucia de las diosas para enamorar a Dido y Eneas. Banquete de bienvenida.
Libro II:
Eneas relata la caída y saqueo de Troya.
Libro III:
sigue el relato: sus peripecias desde la huida de Troya hasta su llegada a Cartago.
Libro IV:
Dido se enamora de Eneas (por intercesión de Cupido/Ascanio). La jornada de caza, la gruta, el amor. Eneas es avisado por Mercurio para atender su destino (fundar Roma). Eneas reemprende el viaje, abandonando a Dido. Ésta, desairada, decide quitarse la vida: se inmola sobre una pira funeraria formada por los enseres de Eneas dejados en tierra, pero previamente se hunde en el pecho la espada regalada por Eneas. Maldice a los troyanos y a la nación que Eneas va a fundar por ser causa de su desgracia. Maldición que es el origen de la enemistad entre cartaginenses y romanos, sustanciada en las Guerras Púnicas,
Luego
vosotros, tirios, perseguid con odio a su estirpe
y
a la raza que venga, y dedicad este presente
a
mis cenizas. No haya ni amor ni pactos entre los pueblos.
Y
que surja algún vengador de mis huesos 625
que
persiga a hierro y fuego a los colonos dardanios
ahora
o más tarde, cuando se presenten las fuerzas.
Costas
enfrentadas a sus costas, olas contra sus aguas
imploro,
armas contra sus armas: peleen ellos mismos y sus nietos.
Eneida,
IV, 622 - 629
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Eneas (Pietas, lealtad, devoción, sentido del deber) contra Dido (Furor, locura, pasión de amor)
Influencias Literarias:
Bocaccio, Petrarca,
Geoffrey Chaucer: The Legend of Good Woman/The Legend of Dido
Christopher Marlowe: The Tragedy of Dido, Queen of Carthage
Influencia en la Música. Óperas:
La Didone, Francesco Cavalli (1641)
Dido and Aeneas, Henry Purcell (1689)
Les Troyans, Hector Berlioz (1858)
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Estudio mitográfico de las Heroidas (Francisca Moya del Baño)
Es, las Heroidas, una obra escrita en forma epistolar: cartas de amor que diversas heroínas dirigen a sus amados.
Son 21 las epístolas/heroínas, entre ellas, además de la de Dido a Eneas, se encuentran las de:
Penélope a Ulises, Briseida a Aquiles, Ariadna a Teseo, Safo a Faón o Paris a Helena –y viceversa.
Aquí adjunto las 18 primeras estrofas de la Epístola 7ª, la referente a Dido a Eneas,
traducidas en verso castellano por Diego de Mexía en 1617 (aproxmente.)
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Es, las Heroidas, una obra escrita en forma epistolar: cartas de amor que diversas heroínas dirigen a sus amados.
Son 21 las epístolas/heroínas, entre ellas, además de la de Dido a Eneas, se encuentran las de:
Penélope a Ulises, Briseida a Aquiles, Ariadna a Teseo, Safo a Faón o Paris a Helena –y viceversa.
Aquí adjunto las 18 primeras estrofas de la Epístola 7ª, la referente a Dido a Eneas,
traducidas en verso castellano por Diego de Mexía en 1617 (aproxmente.)
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HEROIDAS
EPÍSTOLA
SÉPTIMA.
Dido
á Eneas
Cual suele el
blanco cisne, que en el vado
De Meandro se
ve cercano á muerte,
Cantar,
sabiendo que le llama el hado;
Así, sin
esperanza de moverte,
Mi canto ronco
y débil voz levanto
Contra aquel
Dios que fuerza á endurecerte.
Y poco importa
que se pierda el canto,
Que pues la
honra y fama se ha perdido,
Piérdase
todo y muéstrese mi llanto.
Cierto estás
de partir y persuadido
–A me dejar, y
que unos vientos lleven
Tus naves y
la fe que diste á Dido.
Cierto estás
en que, así como se mueven
Las anclas de
tu flota, se remueva
Tu fe y
promesas que guardarse deben.
Cierto estás
de buscar provincia nueva.
Digo el ítalo
reino que tú ignoras,
Sin que
Cartago á te quedar te mueva.
Estas frescas
murallas triunfadoras
No te incitan á
amarme, ni aprovecha
Darte un
cetro y esta alma donde moras.
Huyes ciudad
que está poblada y hecha
Búscasla por
hacer, buscas mis daños,
Buscas
tierra, porque ésta te es estrecha
Hallándola
después de algunos años,
¿Quién te la
ha de entregar? ¿qué habitadores
Sus campos
han de dar á unos extraños?
Por fuerza has
de tener otros amores,
Otra Dido, otra
fe que tú quebrantes,
Otros halagos
y actos fingidores.
¿Cuándo será
que otra ciudad levantes
Semejante á
Cartago, y puesto en alto,
Tus gentes
mires cómo están triunfantes?
Demos que así
suceda, sin que falto
Tu gusto quede
en cuanto pretendieres
Y goces tu
ciudad sin sobresalto–
¿Cómo podrás
hallar adonde fueres
Mujer que te
ame como te amo y quiero,.
Pues excedo
en amar á las mujeres?
Ardo cual arde
el pino ó el madero
Que es de licor
ó azufre mixturado,
O como
incienso puesto en mi brasero.
Traigo en mis
ojos siempre retratado
A Eneas, y en
el alma está esculpido
De noche y
día el nombre de mi amado.
Mas él me es
sordo y mal agradecido,
Del cual huir
debiera la presencia.
Si quedado me
hubiese algún sentido.
Y no porque yo
piense en esta ausencia
Algún mal de
él en cólera me inflamo;
Ni para
odiarle se me da licencia.
Que mientras
más me quejo y más exclamo
En medio de
esta rabia y pasión fiera,
Más ardo, más le
adoro, más le amo.
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~διδο~
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INFLUENCIA en la Música. Óperas:
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Pietro Metastasio
1698-1782
DIDO ABANDONADA
Didone Abbandonata: libreto en 3 actos
Óperas:
Más de 50 compositores, entre ellos:
(en azul, archivos musicales que se adjuntan)
Domenico Sarro. Versión original, (1724)(Adjuntados varias fragmentos/arias)
Tomaso Albinoni, Domenico Scarlatti (1724)
Niccola Porpora (1725)
Leonardo Vinci (1726)
Georg Friedrich Haendel (1737)
Baldassare Galluppi (1740)
Johann Adolphe Hasse (1742)(Adjuntada ópera completa)
Niccolo Jommelli (1747)
Tommasso Traetta (1757)
Giuseppe Sarti (1762)
Niccolò Piccini (1770)(Adjuntada ópera completa. Dos versiones)
Giovanni Paisiello (1794)
Saverio Mercadante (1823)
Otras composiciones:
Giuseppe Tartini: Sonata en Sol menor Op 1 No. 10 "Didone Abbandonata"
Muzio Clementi: Piano Sonata Op 50 No. 3 en Sol menor "Didone Abbandonata"
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~διδο~
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GALERÍA
Pietro Metastasio
1698-1782
DIDO ABANDONADA
Didone Abbandonata: libreto en 3 actos
Óperas:
Más de 50 compositores, entre ellos:
(en azul, archivos musicales que se adjuntan)
Domenico Sarro. Versión original, (1724)(Adjuntados varias fragmentos/arias)
Tomaso Albinoni, Domenico Scarlatti (1724)
Niccola Porpora (1725)
Leonardo Vinci (1726)
Georg Friedrich Haendel (1737)
Baldassare Galluppi (1740)
Johann Adolphe Hasse (1742)(Adjuntada ópera completa)
Niccolo Jommelli (1747)
Tommasso Traetta (1757)
Giuseppe Sarti (1762)
Niccolò Piccini (1770)(Adjuntada ópera completa. Dos versiones)
Giovanni Paisiello (1794)
Saverio Mercadante (1823)
Otras composiciones:
Giuseppe Tartini: Sonata en Sol menor Op 1 No. 10 "Didone Abbandonata"
Muzio Clementi: Piano Sonata Op 50 No. 3 en Sol menor "Didone Abbandonata"
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~διδο~
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GALERÍA
DIDO (Fundación de Cartago). DIDO Y ENEAS (Encuentro. Banquete)
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Dido Building Carthage aka The Rise of the Carthaginian Empire, Joseph Mallord William Turner, 1815
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Dido Building Carthage aka The Rise of the Carthaginian Empire, Joseph Mallord William Turner, 1815
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Eneas huyendo de Troya con su padre Anquises y su hijo Ascanio ante Creusa (su mujer), Federico Barocci
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Didon montrant Carthage à Énée, Claude Gellée dit le Lorrain, 1676
Eneas en el banquete de Dido, Folio 100v de la Eneida de Virgilio
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Dido y Eneas, Wenceslas Hollar (1607-1677)
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Venus Presenting Arms to Aeneas, Nicolas Poussin, 1639
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Venus Presenting Arms to Aeneas, Nicolas Poussin, 1639
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Aeneas and Achates wafted in a Cloud before Dido, Queen of Cartaghe, with Cupid at her Feet. Jacopo Amigoni
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Dido y Eneas, Wenceslas Hollar (1607-1677)
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Venus Presenting Arms to Aeneas, Nicolas Poussin, 1639
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Venus Presenting Arms to Aeneas, Nicolas Poussin, 1639
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Aeneas and Achates wafted in a Cloud before Dido, Queen of Cartaghe, with Cupid at her Feet. Jacopo Amigoni
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Venus appearing to Aeneas on the Shores of Carthago, Giambattista Tiepolo, c 1757
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Venus as Huntress appearing to Aeneas and Achates, Pietro da Cortona
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Venus appearing to Aeneas and Achates, Giacinto Gimignani
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Meeting of Dido and Aeneas with Cupid as Ascanius, Giambattista Tiepolo, c 1757
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Dido receiving Aeneas and Cupid disguised as Ascanius, Francesco Solimena
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Dido receiving Aeneas and Achates, Nicolas Verkolye (1673-1746)
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Eneas y Ascanio en el banquete de Dido, Gerard Hoet, 1730
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Eneas en el banquete de Dido, Gerard de Lairesse
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Dido and Aeneas, Jan Raoux
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Dido receiving Aeneas and Cupid disguised as Ascanius, Francesco Solimena
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Dido receiving Aeneas and Achates, Nicolas Verkolye (1673-1746)
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Eneas y Ascanio en el banquete de Dido, Gerard Hoet, 1730
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Eneas en el banquete de Dido, Gerard de Lairesse
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Dido and Aeneas, Jan Raoux
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Pierre Narcisse Guérin, 1819
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Pierre Narcisse Guérin, 1815 (Version 1)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Pierre Narcisse Guérin, 1815 (Version 1)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Pierre Narcisse Guérin, 1815 (Version 1)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Pierre Narcisse Guérin, 1815 (Version 2)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Pierre Narcisse Guérin, 1815 (Version 2)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Gautier après Guérin (Version 2)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Gautier après Guérin (Version 2)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Pierre Narcisse Guérin, 1815 (Version 2)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Gautier après Guérin (Version 2)
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Énée racontant à Didon les malheurs de la ville de Troie, Gautier après Guérin (Version 2)
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DIDO Y ENEAS
(La Caza Real. La Tempestad. Refugio en la Cueva. Los Amores)
.(La Caza Real. La Tempestad. Refugio en la Cueva. Los Amores)
La chasse royale de Didon et Énée, Filippo Falciatore (1728 – 1768)
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The Royal Hunt of Dido and Aeneas, Francesco Solimena (c 1712-1714)
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The Royal Hunt of Dido and Aeneas, Francesco Solimena (c 1712-1714)
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Dido and Aeneas, Hunting - Unknown Artist
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The Royal Hunt of Dido and Aeneas, Francesco Solimena (c 1712-1714)
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Dido and Aeneas, Hunting - Unknown Artist
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Dido and Aeneas, Theodor van Thulden
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Landscape with Dido and Aeneas (the Thunderstorm), Thomas Jones
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Énée et Didon, fuyant l'orage, se réfugient dans une grotte, vers 1664 - 1668
Dido and Aeneas, Theodor van Thulden
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Landscape with Dido and Aeneas (the Thunderstorm), Thomas Jones
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Énée et Didon, fuyant l'orage, se réfugient dans une grotte, vers 1664 - 1668
Gaspard Duguet (1615 - 1675) et Carlo Maratta (1625 - 1713)
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Dido and Aeneas escape to a cave before the thunderstorm, Johann Heinrich d.Ä, Tischebin
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Dido and Aeneas in the tempest, Peter Paul Rubens
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Juno y Venus incitan el amor de Dido por Eneas
Maestro de la Eneida, Pintura sobre Esmalte de Limoges
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Dido y Eneas, fresco de Pompeya 10 aD - 45 dC
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Dido y Eneas en la gruta, Folio 108 de la Eneida de Virgilio
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Aeneas and Dido Fleeing the Storm, Jean-Bernard Restout, 1772-1774
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Aeneas and Dido in te Cave, Pierre Lacour
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Maestro de la Eneida, Pintura sobre Esmalte de Limoges
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Dido y Eneas, fresco de Pompeya 10 aD - 45 dC
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Dido y Eneas en la gruta, Folio 108 de la Eneida de Virgilio
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Aeneas and Dido Fleeing the Storm, Jean-Bernard Restout, 1772-1774
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Aeneas and Dido in te Cave, Pierre Lacour
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Enée et Didon dans la grotte, 1774, Pierre Lacour (Père),
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