Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos,
se enfureció terriblemente y mandó matar todos los niños
de Belén y de toda su comarca menores de dos años,
según el tiempo que había precisado por los magos.
(Mt, 2, 16)
Cuento de Navidad
(III)
.
Romance de Nochebuena
2014
Cuento de Navidad
(III)
.
La
impaciencia de Herodes
Los
astrólogos advierten
con
sorpresa que el cometa
ha
detenido su marcha
sobre
el cielo de Judea;
y
que late con destellos
de
dorada luz intensa.
Los
astrólogos, perplejos,
no
se explican tal proeza:
que
un cometa penda inmóvil
y
titile como estrella;
detenido
su periplo,
cambiada
su refulgencia.
De
ello informan a su rey,
y
con su informe lo inquietan;
éste
teme lo peor:
que
se cumpla la leyenda.
Impaciente,
el rey Herodes,
a
los espías ordena
le
remitan con premura
la
más mínima sospecha
sobre
quién pudiera optar
al
poder que él detenta.
Les
pide listas de nombres,
datos,
signos, referencias,
extranjeros
que han cruzado
estos
días las fronteras,
los
nacimientos extraños
y
aquellos que no lo sean,
todo
cuanto pueda dar
pistas
o revelar huellas
que
conduzcan al mesías,
hasta
aquél a quien se espera.
Los
espías le remiten
sus
informes con presteza
dando
cuenta con rigor
de
todo cuanto sospechan:
de
los críticos al rey,
de
quienes lo vituperan,
los
de lealtad dudosa
y
los de adhesión incierta,
los
que en secreto reclaman
su
simpatía asmonea
y
los que de Jacob portan
su
roja sangre en las venas;
también
de los nacimientos
de
las diez últimas fechas,
incidiendo
en los varones
de
la más noble ascendencia,
los
que nacieran de pie
o
con rubia pelambrera,
los
que lloraran más quedo
o
con sorprendente fuerza,
los
más grandes y rollizos
o
los de hermosa silueta,
quienes
trajeran antojos
o
más dedos de la cuenta,
los
que con taras y aquellos
que
sin ninguna naciera...
Todo
al detalle siguiendo
la
más exigente encuesta.
Mil
legajos de variada
y
distinta procedencia,
llegan
a manos de Herodes
que
los lee y los pondera.
El
de Yazir, en concreto,
en
analizar se esmera:
nada
en él hay que señale,
no
obstante, connivencia
de
los Magos con aquél
de
quien hablan los profetas,
Más
que informe es un diario
de
viajes, donde cuenta
el
espía el día a día
de
una anodina odisea:
los
lugares que visitan,
de
qué y cómo se alimentan,
lo
que leen, lo que escriben,
los
concilios que celebran
por
discutir sus visiones
sobre
la naturaleza...
Es
curiosa, piensa Herodes,
esta
extraña indiferencia
que
los Magos con acciones
tan
triviales aparentan.
El
temor lo pone en guardia
y
a su fe en cuarentena,
titubea
su confianza
en
Yazir y su tarea.
Su
seguridad vacila,
su
inseguridad recela...
Manda
espías de refuerzo
tras
la comitiva regia;
en
tres días la hallarán
y
sabrán si las reseñas
de
los informes contienen
informaciones
auténticas.
El
encuentro
Apartada del camino,
al
final de una calleja
que
en lo oscuro de la noche
más
tenebrosa se adentra,
aparece
la figura
de
una construcción austera:
cuatro
paredes de adobe
rematadas
por cubierta
de
hoja de palma trenzada
sin
ventanas ni troneras.
Los
Magos y los pastores
su
algarabía silencian
a
la vista del aspecto
de
la ocasional vivienda,
convertida,
por azar,
en
paritorio de urgencia.
Mas...
los Magos se aperciben
que
coronando la puerta
del
portal hay un destello
que,
dorado, se refleja,
y comprueban que es un rayo
que procede de la estrella,
antes
cometa viajero,
que
hasta aquí les condujera.
Por
su parte, los pastores,
a
la vista se prosternan
del
angelical heraldo
que
les dio la buena nueva:
en
el aire flota, aleve,
sobre
la humilde boyera,
tiene
sonrisa de plata
y
de oro las alas lleva.
Ni
los unos ni los otros
las
visiones entremezclan,
cada
uno ve la suya
sin
reparar en la ajena.
En
cada cual el prodigio
adquiere
forma diversa,
atendiendo
a su carácter
y
a las íntimas creencias.
Lo
importante es que concurran,
lo
esencial es que converjan
las
personas diferentes
en
pos de una misma meta.
Y
así Magos y pastores
con
una emoción idéntica
abren
el portón de acceso
y
en el pesebre penetran.
Una
tenue luz oscila
esbozando
las siluetas
de
dos figuras humanas,
sentadas
ante una cesta
donde
está un recién nacido
medio
envuelto en basta tela;
y
a cada lado, celando,
eventuales
centinelas,
hay
un pollino y un buey
complementando
la escena.
La
emoción brota licuada
de
los ojos que contemplan
a
aquel niño sonriente
que
vivaracho bracea,
quizás
desconocedor
que
es aquel a quien se espera.
Los
Reyes, arrodillándose,
por
turno le hacen entrega
de
intencionados presentes
cuyo
sentido expresan:
oro
al rey, incienso al dios
y
de mirra roja esencia
para
el hombre que la vida
ha
de entregar como ofrenda.
Detrás
de ellos los pastores
se
colocan a su vera,
y
le ofrecen las primicias
de
corrales y cosechas,
el
producto de sus manos
que
artesanas obras crean,
y,
sobre todo, el calor
de
un cariño sin reservas.
En
el portal, poco a poco,
se
arma la marimorena:
suena
alegre el caramillo,
rítmicas
las panderetas,
y
las voces, encelándose,
en
el aire se requiebran;
allí
mismo, improvisando,
cien
canciones se interpretan
(que
llamarán villancicos
por
ser de villana cepa).
Se
disponen las fogatas
donde
preparar la cena,
se
improvisan con manteles
sobre
la paja las mesas...
mientras
el Niño se ríe
y
con sus manos palmea.
El
decreto, la huida
Herodes
no aguanta más
y
en un rapto, cruel, decreta
sean
muertos a cuchillo
cuantos
susciten sospechas:
así
todo aquel proclive
a
sedición o revuelta,
los
extranjeros sin visa,
los
que dudosa la tengan,
los
nacidos esos días
no
importando quiénes sean...
todo
candidato, en fin,
a
ser rey o lo sugiera
será
víctima inocente
de
la decisión funesta
de
un gobernante que teme
más
que al hombre sus ideas.
Como
una mancha de aceite,
viscosa
y sanguinolenta,
se
expande, roja, la muerte
por
las tierras de Judea.
Los
espías a los Magos,
sin
Yazir, al fin encuentran:
plantadas
frente al Mar Muerto
tienen
sus tres grandes tiendas.
Y
en ellas observatorios
para
mirar las estrellas,
y
talleres donde ensayan,
estudian
y experimentan,
las
verdades que descubren,
los
secretos que desvelan.
Nada
extraño, los agentes,
entre
los Sabios detectan.
Hará
cosa de dos días
que
han cruzado la frontera
—conducidos
por Yazir
por
una escondida senda—
un
hombre y una mujer
que
un niño en su brazos lleva,
y
con ellos un pollino
portando
sus pertenencias.
En
Egipto estarán ya
a
salvo de la sentencia
que
ha dictado el rey Herodes
por
culpa de una leyenda
que
habla de un rey de reyes
y
de un extraño cometa
que,
detenida su marcha,
refulge
como una estrella.
Fin
|
GALERÍA
Adoración de los Magos
3
(1600 - 2000)
(1600 - 2000)
.
Giuseppe Cesari (1600-10)
.
Kaspar van den Hoecke (1610s)
.
Juan Bautista Maino (1612)
Peter Paul Rubens (1617-18, Lyon)
.
.
Peter Paul Rubens (1619, Brussels)
Diego de Velázquez (1619)
.
Diego de Velázquez (1619)
.
Luis Tristán (1620)
.
Georges Lallemant (c 1624)
.
Abraham Bloemaert (1624)
Peter Paul Rubens (1624, Antwerp)
.
Rembrandt van Rijn (1625-30, Hermitage) (versión 1)
.
Rembrandt van Rijn (1632)(versión 2)
.
Style of Rembrandt van Rijn (1st half 17th century)
.
Peter Paul Rubens (1626-27, Louvre)
.
Peter Paul Rubens (1609 / 1628-29)
.
Nicolas Poussin (1633)
Leonaert Bramer (1638-40))
.
Peter Paul Rubens (1633-34, Cambridge)
.
.
Francisco de Zurbarán (1639-40)
.
.
Valerio Castello (1650)
.
Bartolomeo Biscaino (c1650)
.
Abraham Janssens (1st half 17th century)
.
Tristán Escamilla (1st half 17th century)
.
Mattias Stom (1st half 17th century)
.
Eugenio Orozco (1st half 17th century)
Peter Brueghel the Younger (1st half 17th century)
Cornelis Schut (1652)
.
José Juarez (1655)
.
Bartolomé Esteban Murillo (1655-60)
.
Jan de Bray (1658)
.
Jan de Bray (1674)
.
Unknown Master, german (17th century)
.
Carlo Maratti (In Garland) (c 1700)
.
Corrado Giaquinto (c 1725)
Sebastiano Ricci (1726-30)
.
Giambattista Pittoni (1740)
.
Escuela Cuzqueña (1740-60)
Corrado Giaquinto (1st half 18th century)
.
Schule of Johann Evangelist Holzer (18th century)
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Unknown Master, german (18th century)
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André Gonçalves (18th century)
.
-o-o-
Siglos XIX-XX
Domingos Sequeira (1828)
.
Julius Schnorr von Carolsfeld (1851-60)
.
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Edward Coley Burne-Jones (1861)
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Janez Sûbic (1877)
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James Tissot (1886-94)
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Journey of the Magi - James Tissot (1894)
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Edward Burne-Jones (1887)
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Edward Burne-Jones (1887)
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Pierre-Jules Jollivet (2st half 18th century)
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Joseph Christian Leyendecker (1900)
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Gyula Benczür (1911)
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Eric Gill (date unknown)
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