Entonces Herodes llamó a parte a los Magos y,
gracias a sus datos, pudo precisar
el tiempo de la aparición de la Estrella.
(Mt 2, 7)
Romance de Nochebuena
2014
Cuento de Navidad
(II)
Los
Magos ante Herodes
Juntos
llegan a Palacio,
y
ante Herodes se presentan,
los
tres monarcas que vienen
allende
lejanas tierras.
El
rey se siente halagado,
mas
el motivo le inquieta:
ese
interés suscitado
por
la extraña confluencia
de
una señal de los cielos
con
augurios de profetas,
capaz
de movilizar
a
la erudición más regia,
le
pone en guardia, pues siente
confirmarse
sus sospechas:
algo
puede suceder
que
requiere estar alerta.
Herodes
los agasaja,
los
regala y los contenta
para
ganar su favor
y
con él su connivencia;
les
invita a que le informen
del
lugar donde aparezca
ese
rey profetizado
y
anunciado por la estrella.
Quiere
—les dice, taimado—
acudir
a su presencia
y
rendirle pleitesía
con
veneración sincera.
Intenta
ser convincente,
con
su intención encubierta
tras
palabras fementidas
y
una retórica huera.
Los
Magos, que bien conocen
cómo
es el rey de Judea,
y
que saben reconocer
las
palabras insinceras,
avisados,
la corriente
le
siguen y representan
el
papel que Herodes quiere,
simulando
su aquiescencia.
Pero,
en secreto, resuelven
esperar
a ver quién sea
el
mesías anunciado
para
dar justa respuesta.
Con
buenos deseos parten
los
Magos hacia su meta:
encontrar
a quien señala,
con
su dirección, la estrella.
Yazir,
el espía
Es
Yazir un fiel sirviente,
capitán,
para más señas,
de
la guardia personal
que
al rey Herodes tutela.
De
nacimiento fenicio,
mercenario
de carrera,
participó,
junto a Roma,
en
las campañas de Persia.
Nueve
años de servicio
y
probada competencia
le
avalan para el encargo
que
Herodes le encomienda:
será
los ojos del rey,
sus
oídos, sus antenas,
que
acompañando a los Magos
de
sus actos le dé cuenta.
No
confía el rey Herodes
en
las simples apariencias,
tampoco
confía en nadie
por
muy sabio o rey que sea,
por
ello ordena a Yazir
vigilar
desde muy cerca
los
movimientos del trío
de
eruditos por sus tierras.
Deberá
rendirle informes
de
todo cuanto acontezca:
a
dónde vayan, con quién
se
entrevisten, cómo procedan;
y,
sobre todo, si es cierto
lo
que auguran los profetas,
si
los Magos dan, al fin,
con
aquél a quien se espera.
Es
Yazir un hombre práctico
y
eficiente en sus tareas,
refractario
al titubeo
y
enemigo de dilemas.
Mas,
secretas, en su alma
las
convicciones fermentan,
liberando
mil preguntas
en
busca de una respuesta.
Mientras
marcha con los Magos,
con
ellos, cauto, conversa,
opina,
pregunta, escucha,
duda
y, ante todo, piensa.
En
los Magos reconoce
la
honradez y la nobleza
esenciales
a un espíritu
conquistador
de entelequias.
De
manera imperceptible,
en
su hermética conciencia,
las
palabras y argumentos
de
los Sabios abren brecha:
una
nueva luz, difusa,
por
la fisura penetra
haciendo
que se iluminen
sus
más profundas creencias,
esas
que antes, soterradas,
inactivas
residieran,
y
que ahora, iluminadas,
le
demandan consecuencia.
Tantos
años sin preguntas
que
cuestionen su experiencia,
desembocan,
sin buscarlo,
en
ancho mar de respuestas.
Ganado
para la causa
que
los Magos representan,
sus
informes se convierten
en
incómoda tarea,
que
resolverá, ingenioso,
recreando
las reseñas,
ocultando
la verdad
cuando
ésta comprometa;
mirando
más por lo Magos
y
celando por su empresa,
que
actuando, para Herodes,
cual
celoso centinela.
Salvoconducto
es Yazir
e
inestimable licencia
para
que los Magos vayan
seguros
hacia su meta.
En
camino
Es
diciembre y hace frío
en
la noche de Judea;
el
firmamento tirita
en
la luz de las estrellas.
Sólo
una, de entre todas,
al
frío parece ajena,
una
que arroja, dorado,
un
rayo sobre la tierra.
Un
rayo que sólo ven
quienes
buscan luces nuevas:
quienes
curiosos indagan,
quienes
pacientes esperan;
aquellos
que como niños
imaginan
la existencia,
para
quien todo es posible
en
una noche cualquiera.
Es
la señal que a los Magos
indica
dónde se encuentra
aquél
al que van buscando
por
campos y tierras yermas.
Hacia
allí guían sus pasos.
Es
noche de luna nueva,
y
sus figuras son sombras
en
la noche fría y negra.
El
viento sopla inclemente
entre
el vacío y la ausencia,
arrancando
mil gemidos
a
las invisibles peñas.
De
repente, unos sonidos
inconfundibles
les llegan,
son
de algarada y bullicio,
de
guirigay y de juerga...
Por
la negrura, cantando,
unos
pastores se acercan
apenas
iluminados
por
artesanas candelas
que
hacen los campesinos
con
engrasada estameña
embutida
en dura caña
y
recubierta de cera.
Los
sones del caramillo
el
frío viento atemperan
y
al gemido de las rocas
lo
encubren las panderetas.
Al
encontrarse a los Magos
les
participan la fiesta,
con
ellos hacen camino
y
con ellos se entremezclan.
Preguntados,
por los Reyes,
del
porqué de su verbena,
de
su alegre romería
en
una noche tan gélida,
los
pastores, vehementes
y
risueños, les contestan
que
han sido convocados
por
una extraña presencia,
por
un ser extraordinario
descendido
de una estrella,
parecido
en todo a un ángel
de
luminosa apariencia,
quien
con deslumbrante voz
les
daría buenas nuevas:
en
un portal de Belén
ha
nacido a quien se espera...
La
emoción ha de esperar
poco
más de media legua,
que
salvan, alborozados,
apenas
sin darse cuenta.
Cuando
ya a los arrabales
se
aproximan de la aldea
un
pabilo tembloroso
los
conduce hasta una venta;
huele
a humo de cocina:
a
las viandas y a la leña
que
dándose al fuego están
en
cebadas chimeneas.
Y,
llegados, les informan
que
una joven parturienta
sobre
un pollino, esa tarde,
pararía
ante su puerta.
Y
que con ella iba un hombre
que,
de la brida, a la bestia
conducía
con dulzura
y
sosegada paciencia;
no
les pidieron posada
sí,
en cambio, agua fresca,
y
un lugar donde guardarse
de
la fría noche negra;
gente
pobre era a juzgar
por
su austera vestimenta,
les
diría el posadero
con
inconfundibles señas,
para
después informarles
que,
a pesar de su pobreza,
era
el suyo el buen talante
propio
de la gente buena.
A
la salida del pueblo
se
halla un portal que es boyera
donde
tiene el buey pesebre
y
los ratones hacienda.
Es
el lugar donde, dicen,
ha
parado la pareja;
allí
podrán encontrarlos
sobre
la paja reseca.
Magos
y pastores van
del
hecho haciéndose lenguas:
¿Quién
es ese, que los ángeles
anuncian
y los profetas,
que
elige para nacer
una
mísera boyera
y
no una lujosa cuna
en
estancia palaciega?
|
(continuará)
GALERÍA
.
ADORACIÓN DE LOS MAGOS
2
(1515- 1600)
(1515- 1600)
.
Gerard David (c 1515)
.
Joos van Cleve (1515)
.
Triptych (panel central) - Joos van Cleve (1515-20)
Correggio (1516-18)
.
Mesiter der von Groteschen Anbetung (1516-19)
Unknown Master, flemish (1518)
Joos van Cleve (c 1520)
.
Unknown Master, flemish (1520)
Unknown Master, german (1520)
.
Defendente Ferrari (1520)
Jan Mostaert (1520-25)
Baldassare Peruzzi (1522-23)
.
Adoration of the Wise Men - Albrecht Dürer (1524)
Simon Bening (1525-30)
.
William Stetter (1526)
.
Quentin Massys (1526)
.
Joos van Cleve (1526-28)
.
Alonso de Berruguete (1526-32)
.
Girolamo da Tresviso (1524-35)
.
Unknown Master, Antwerp (c 1530)
.
Master of Hogstraeten, before 1530
.
Master of A. B. Monogram, 1530
.
Pieter Coecke van Aelst (c 1528)
.
Pieter Coecke van Aelst (c 1530)
Master of Hogstraeten, before 1530
.
Master of A. B. Monogram, 1530
.
Pieter Coecke van Aelst (c 1528)
.
Pieter Coecke van Aelst (c 1530)
Benvenuto Tisi (c 1530-40)
.
Giovanni Battista Ortolano (c 1530)
.
School of Joos van Cleve (c 1530)
.
.
Gaudencio Ferrari (1532-25)
.
Benvenuto Tisi da Garofalo (1534)
.
Andrea Schiavone (1540-60)
.
Jacopo Bassano (1542)
.
Gaudencio Ferrari (fresco) (1544-45)
.
Girolamo da Carpi (1545-50)
Taddeo Zuccari (c 1550)
.
Peter Brueghel the Elder (1556-62)
.
Pieter Aertsen (1560)
.
Giovanni Battista Moroni (c 1560)
.
Tiziano Vecellio (1561)
.
Jacopo Bassano the Younger (1562)
.
Peter Brueghel The Elder (1567)
.
Peter Brueghel The Elder (1567)
.
Francesco Bassano the Younger (Segunda mitad s XVI))
.
Unknown Master, Northern Renaissance, s XVI
.
Luca Cambiaso, 1550's
.
Prospero Fontana (1512-1597)
.
Unknown Master, Northern Renaissance, s XVI
.
.
Prospero Fontana (1512-1597)
.
Fray Nicolás Borrás (1570)
.
Paolo Veronese (c 1570)
.
Paolo Veronese (1573)
.
Paolo Veronese (1582)
.
Jacopo Bassano (1580-85)
.
Giacopo Tintoretto (1582)
.
Jan Brueghel the Elder (1598-1600)
.
Marten van Valckenborch, n.d. (1534-1612)