Brotan mundos de sus manos,
un fantástico universo
se expandirá por lo blanco
con la magia de lo negro.
Hiende la aguja la cera,
surcos fértiles abriendo,
por donde correrá el ácido,
corroyendo el metal, luego.
Tras lo cual el negativo,
labrado con mucho esmero,
se someterá al abrazo
fecundante sobre el pliego.
Seminal corre la tinta
por el albo y puro seno,
las entrañas del papel,
que la absorberá sediento.
Ya la obra está conclusa,
acaecido el nacimiento:
el prodigioso estampado
ve la luz; se hace el silencio.
A Norman Lindsay, grabador. Héctor Amado
Norman Lindsay, grabador
.....Metal (cobre o zinc, preferentemente) o madera son las superficies de elección, aguafuerte y xilografía las técnicas más utilizadas. Entre los archivos documentales de Norman Lindsay se pudieron encontrar obras de artistas japoneses de ukiyo-e (xilografía) como Hokusai e Hiroshige, pero él utilizó especial y excelentemente la técnica del aguafuerte sobre metal.
.....La característica más destacable y sobresaliente, la más aparente y obvia desde el punto de vista del observador, es la cromática: los grabados al aguafuerte suelen realizarse con tinta negra, y es de extrema importancia la calidad de ésta para obtener los mejores resultados. En esencia, será el juego entre luminosidad y oscuridad, entre blanco y negro, con una amplísima gama de grises, la que constituirá el núcleo del hecho artístico, el quid de su capacidad expresiva. Creaciones monocromas, por tanto, pero, por ello mismo, ideales para mostrar lo misterioso y lo simbólico (ya he comentado en otra parte, hablandod e fotografía en blanco en negro, que es precisamente esta cualidad irreal, la del monocromatismo en un mundo policromático, la que es el fundamento artístico, de lo onírico, de lo imaginario, de lo alusivo, de lo expresivo en fin, lo que el arte en blanco y negro aporta.
.....Se nos dice en la página web dedicada al artista:
.....Jack Lindsay describe las visitas a su padre en la década de 1920: "...viendo a Norman trabajando sobre una plancha rascando con una fina aguja la cera, mirando a través de una lupa. Había renunciado a la perforadora o dispositivos similares, por ser de trazo demasiado grueso, y utilizaba finas agujas para marcar la miríada de puntos necesarios para cada tonalidad. El esfuerzo continuado a través de la lupa, mirando la superficie de cobre que brillaba a medida que iba quitando la cera no le afectó a los ojos. A veces yo le ayudaba a poner una placa en el ácido, o a retirar una prueba del mismo."
[...]
.....Otro visitante, más adelante, también escribiría: "...pasa de estudio en estudio, o desciende por la terraza de la 'casa de grabado' entre los eucaliptos... una casa de ladrillo pequeño con el piso de hormigón. Allí en medio de montones de libros, pruebas, agujas y botellas de ácido, está una silla gastada y la prensa que brilla donde las planchas mágicas vienen a existir."
[...]
.....Los grabados son de hecho obras muy ambiciosas. Algunos son simples y encantadores, otros en cambio contienen sus más pacientemente elaboradas composiciones y sus ideas más simbólicamente complejas.
.....En 1919 Lindsay dijo: "El aguafuerte es un medio muy apropiado para el elemento de misterio... uno es capaz de ordenar cada unidad de las masas... la selección de la luz y el tono son totalmente propiedad individual del grabador... podemos lograr el más delicado de los grises o los más ricos de los negros."
.....Para él, por lo tanto, el misterio parece ser una cuestión de luz y oscuridad, símbolo del bien y del mal, la creatividad y la destrucción.
.....La lentitud obligada por la técnica del grabado, su progreso a través de muchas etapas indirectas, fue quizás beneficioso para el hombre cuyas caricaturas y dibujos llenos de sentido de humor se realizaban con una gran facilidad y velocidad. Pero la dependencia forzada en blanco y negro también convenía a sus temas simbólicos, su celebración de la creatividad física en las mujeres, la creatividad artística en los hombres y su amarga ironía por la especulación y la guerra.
.....Norman Lindsay siempre parece haber puesto un gran esfuerzo en sus grabados, y entre sus grabados se encuentran algunas de sus mejores obras.
(tomado y traducido de normanlindsey.com.au)
.....Parece ser que Norman Lindsay no guardó ninguna plancha de sus grabados. Esto, unido a la caducidad de las mismas por desgaste (suelen deteriorarse, tras las sucesivas impresiones, a los quince años aproximadamente), provocó que hubiera una especie de silencio en torno a esta parte de su obra hasta el año 1974, en que las Galerías Blomfield logró reunir y exponer una buena selección de originales, cada vez más escasos, y facsímiles. Fue tal el éxito y la demanda (y tanta la escasez de obras disponibles) que los precios se dispararon, por lo que la Galería, una vez consultada Jane Lindsay, hija del artista, editó tres folios con una selección de facsímiles a un precio asequible. Se tomó como modelo y catálogo la obra en dos volúmenes previamente editada por Langridge Press Norman Lindsay: Doscientos Aguafuertes. El empeño resultó arduo, pues, queriendo editarlos a varias tintas, se encontraron con que cada obra constaba de varias placas, de tan intrincada elaboración que no se comprendía cómo el artista no hubiera arruinado sus ojos en el empeño.
.....Los resultados fueron de la más alta calidad, y los Facsímiles de Aguafuertes de Norman Lindsay se editaron en noviembre de 1974, en las Galerías Blomfield. También se mostraron las placas cinceladas por Jane Lindsay y el material de impresión (todo ello después destruido). Cada facsímil se colgó al lado de cada aguafuerte original para mostrar su impecable fidelidad.
.....Como anécdota cabría apuntar que aún en este año (1974) en ciertos sectores todavía campaba la censura. Con motivo de anunciar la novedosa edición en la citada exposición de las Galerías Blomfield, se realizó una campaña de publicidad en los diversos medios audiovisuales y gráficos australianos. El periódico Sidney Morning Herald, que aceptó en un primer momento el anuncio, cuando recibió una de las reproducciones para mostrar a toda página, la obra titulada Autorretrato (en que se muestra al artista agachado y encadenado entre las dos figuras principales, dos desnudos integrales de un hombre y una mujer, de frente, en posición relajada y mirándose mientras se sonríen, rodeados por una multitud de desnudos femeninos y algunos personajes extraños), desencadenó una sucesión de contraórdenes desde los más altos niveles de la redacción para prohibir su inclusión en el diario. Como no quedaba tiempo para sustituir la obra censurada, el periódico salió con el espacio en blanco y una nota a pie de página que decía: "Este grabado fue prohibido en 1930. Norman Lindsay sigue siendo una figura polémica en 1974".
.....Lo que es indudable es la calidad de su trabajo al aguafuerte y a la tinta, que lo colocan en lugar privilegiado en el mundo del arte de todos los tiempos, al lado de aquellos a quienes admiró y con los que ya comparte espacio, al menos en el ámbito del grabado.
El Misterio en blanco y negro
Sobre los aguafuertes de Norman Lindsay
.....Lo oscuro y arcano, lo secreto, lo recóndito, lo abstruso e inaccesible a la razón: eso es el misterio. Patrimonio de lo humano, inherente a la capacidad de fabulación. Existe un imaginario colectivo donde se cuela el misterio a cada tramo, subsiste en cada rincón, espera en cada recodo de la lógica. El misterio surge con el pensamiento, es heredero de la imaginación: pertenece al acervo cultural y existencial del hombre. En él echan su cangilones las norias de todas las creencias esotéricas y exotéricas, todas las religiones, todos los sofismas irracionales. Nutre de miedo las mentes crédulas y endebles, más propensas a creer en lo misterioso que en el esfuerzo de la razón por explicar el mundo. También en él se recrean los románticos e idealistas de toda laya, los simbolistas y los taumaturgos. Es difícil no toparse con el misterio más de una vez al día. Es como si el ser humano no supiera vivir sin él. Lo necesita para completar el mundo, un mundo que con su sola apariencia o su sola constatación no es suficiente para determinar su lógica existencia. Lo que el hombre no puede explicar o explicarse lo coloca indefectiblemente en la región del misterio. Cajón de sastre que lo mismo sirve para albergar mitos y creencias, que leyendas y acasos, o futuribles y justificaciones de un pasado ignoto en constante revisión. El presente es un misterio a medias desvelado, apenas oculta su sombra a la luz de la inmanencia y el instinto por vivir.
.....Norman Lindsay nos muestra esta ubicuidad del misterio en toda su obra, pero con mucha mayor presencia, con más fuerza y más convicción en sus grabados y aguafuertes, en su blanco y negro. El misterio se dibuja y pinta mejor, más fielmente, en blanco y negro. Hay más misterio en la gama de grises que en todos los colores del arco iris juntos, más enigmática e inquietante posibilidad en el juego de contraluces que el blanco y el negro producen, el monocromatismo en todos sus matices, que la complicidad o el contrapunto de tonalidades policromáticas. El blanco y negro, por su calidad de dimensión irreal de lo real, está más predispuesto a generar sensaciones de turbación o desasosiego que la policromía natural. Es como si el cerebro al interpretar la imagen en blanco y negro, con su ilimitado manto de grises, reconociese en esa monocromía el misterio esencial del ser humano (el ser donde el cerebro ha llegado a su cúspide evolutiva, de máximo desarrollo), ése que está ligado con la negrura del espacio nocturno salpicado de rutilantes, níveamente plateadas, estrellas. Negrura en la cual estamos inmersos, pese a la luminosa y vital presencia de nuestra estrella. No dejamos de ser hijos de la oscuridad apenas tachonada de reflejos. Nuestra mente lo refleja a su vez. Nuestras ideas surgen de la negrura para ocultarla con sus imágenes. Quién sabe si aquella noche oscura del alma del místico de Fontiveros no corresponde verdaderamente con el estado original del ser antes de individualizarse —antes de ser el que es—, en vez de una senda de desolación y soledad que el místico ha de recorrer para transitar entre el cuerpo terreno y el alma fusionada al Creador.
.....En Lindsay está claro: el blanco y negro, la magia de los grises, le sirven mejor que el color para expresar el contraste entre la certidumbre y la inquietud, entre lo luminoso y los numinoso, entre lo simbólico y lo real. Tan real uno y otro mundo, tan real una y otra visión, tan real espíritu y carne, sensualidad y ascetismo. Tan real, sí, y tan necesario. El ser humano sin misterio se hunde en la animalidad (cosa que no es ni mejor ni peor, sino que es distinta); con un exceso de misterio cae en la locura o la enajenación de sí mismo como individuo autónomo. El misterio, o los misterios, sirven al hombre como muletas, ocasionales bastones, puntos de apoyo sobre los que reposar el cansancio de una existencia demasiado previsible. Por eso el artista puebla sus grabados de turbadoras presencias, de emanaciones y ectoplasmas que comparten esencia monocromática con los seres que representan lo real. La luz que aporta el blanco más blanco, es más blanca que la nieve a nuestros ojos, los del alma, que quedan así impresionados. El detalle, por ende, tan minucioso o más que en las obras realizadas al óleo o la acuarela, prodigiosamente recoge gestos y actitudes, emociones e intenciones.
.....Si maravillaba Lindsay con su destreza a la hora de abordar la acuarela, qué decir de su pericia con el buril, con las agujas, con la sabia administración de los ácidos. Consigue subyugar de una forma que con el color no logra en igual medida (a pesar de que la habilidad con la aguada era sobresaliente y la suficiencia con el óleo notable); es la forma no ya de la excelsitud expresiva o técnica, sino la procedente del sentido de lo que allí se ofrece. Y eso es culpa del misterio. Lindsay, el fauno Norman, se sentía como pez en el agua al sumergirse en un medio donde su talento, que extraía su genialidad de lo fantástico, evolucionaba como una de sus ondinas entre las ruinas de Atlantis o los galeones posados en el fondo de mares desconocidos. Es en Self-Portrait (1930), pero también en Escapade (1927), en Enter the Magicians (1927), en Creative Effort (1920), en Desire (1919) o en Panthera (1920), en King and Queen, en Little Witch (1937), en Sea Magic, en She Arrives (1924), en To the Refined in Spirit o en Who Comes?, donde el misterio se despliega y se muestra con una sugerencia pasmosamente luminosa, con unas formas reconocibles y sensuales flanqueadas por otras formas más difusas y confusas e inquietantes. Lo dionisíaco en estado puro... en blanco y negro (o sepia si es el cobre quien sustenta). Lo dionisíaco permeando el arte con su esencia de ámbar gris. Lo dionisíaco, en este caso, danzando en la miríada de tonalidades existentes entre el blanco y el negro. La magia monocromática acudiendo a la invocación del taumaturgo del lápiz, el buril, la tinta y el ácido.
GALERÍA
1879-1969
4
GRABADOS, AGUAFUERTES y TINTAS
Ante la ingente producción de Lindsay en estas técnicas (se han editado colecciones que van de los doscientos a los trescientos grabados, sin contar ilustraciones para libros y tintas), aquí se ofrece una selección de lo mejor que hay en la red. Teniendo en cuenta, además, que de muchas de las obras existen editados varios originales, y ante la imposibilidad de elegir uno de ellos —cuando los hallados ofrecen una calidad similar—, he decidido adjuntarlos todos; así se verá que de algunas obras figuran dos, tres y hasta cuatro versiones procedentes de originales diferentes (no del mismo original con distinta tonalidad o definición, como suele ser lo habitual debido, sobre todo, a la poca fiabilidad que en ocasiones dispensa la red en cuanto al color verdadero). A resultas de lo cual me he visto obligado a subdividir la categoría en blanco y negro en dos partes: Grabados, aguafuertes y tintas (1), por un lado (más de 200 obras; excluidas las dedicadas a la mujer de forma individual), que son las que se ofrecen en la presente entrada; y Grabados, aguafuertes y tintas (2) (75 obras, dedicadas a la mujer), más los Dibujos a lápiz, pluma y carbón y las ilustraciones de Lysistrata y Hommage to Sapho —Homenaje a Safo— (que recogen otras 150 obras) en un próximo post. Serán, pues, al final, cinco las entradas dedicadas a la obra de Norman Lindsay.
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Norman Lindsay - Don Juan in Hell (1st Ed), 1918
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Norman Lindsay - She Arrives 1924
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Norman Lindsay - She Arrives 1924 (1)
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Norman Lindsay - Sisters (War and Peace)
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Norman Lindsay - Sisters
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Norman Lindsay - Sortie
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Norman Lindsay - Summer
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Norman Lindsay - Sylvan trio
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Norman Lindsay - Temptation
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Norman Lindsay - The Audience 1925
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Norman Lindsay - The Audience 1925 (1)
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Norman Lindsay - The Audience 1925 (2)
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Norman Lindsay - The Bride, 1919
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Norman Lindsay - The Challenge
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Norman Lindsay - The Dance of the Innocence, 1918
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Norman Lindsay - Trio
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Norman Lindsay - Adolescence 1923
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Norman Lindsay - Duke in Arcady, 1925
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Norman Lindsay - The Only Gods
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Norman Lindsay - To the Only Gods
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Norman Lindsay - The Quest, c 1913
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Norman Lindsay - The Ragged Poet
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Norman Lindsay - The Song 1918
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Norman Lindsay - The Terrace
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Norman Lindsay - The Witches 1909
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Norman Lindsay - Thieves' Kitchen, 1929
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Norman Lindsay - Valpurgis
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Norman Lindsay - Visitors from the moon
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Norman Lindsay - Visitors to Hell
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Norman Lindsay - Visitors to Hell (1)
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Norman Lindsay - VIsitors to Hell, 1938 (2)
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Norman Lindsay - Where Life Ascends
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Norman Lindsay and his wife Rose Soady
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