El Eterno Femenino en la Escultura
Reflexiones esculturales
Reflexión 5:
Escultura criselefantina: de la magnificencia a la dèlicatesse
.....Llámase criselefantina (o crisoelefantina) a la escultura realizada utilizando oro y marfil en su ejecución: el marfil para las zonas de la cabeza (rostro), brazos y pies (piernas), es decir, allí donde debe mostrarse la piel del representado; y el oro para los vestidos, como revestimiento de un armazón de madera. Es, pues, una obra híbrida, compuesta de, al menos, estos dos materiales preciosos. Su origen hay que buscarlo en el periodo griego arcaico, alrededor del II milenio a.C.; y las obras, con el tiempo, ya en el periodo clásico, llegaron a ser monumentales. De hecho, es con las dos soberbias realizaciones de Fidias (ambas perdidas ya en la antigüedad), la Atenea Partenos y el Zeus de Olimpia, cuando se forja esta denominación (cuya etimología es griega y compuesta de los dos términos que designan en este idioma a los materiales empleados: χρυσός crhysos = oro; ελεφάντινος elephantinos = marfil). Obras, las del eximio escultor griego, descomunales, pues su Zeus sedente, que se tuvo por una de las Siete Maravillas del Mundo antiguo, tuvo la nada desdeñable altura de 12 metros (40 pies); y la imponente Atenea no midió menos que eso —en posición erguida, con su yelmo, lanza y escudo, y una figura de Niké en la mano, de tamaño natural y realizada en oro macizo. La confección era laboriosa, realizándose por bloques que se unían y ensamblaban en la obra final. Sólo las partes que representaran la piel eran labradas en marfil, todo lo demás era de oro puro o revestimiento de éste; aunque también se podían incluir piedra preciosas (para los ojos o los complementos), cristal o su pasta y otros materiales exclusivos y lujosos.
.....Algo menos onerosa, y ostentosa, sería la escultura acrolítica, que sustituyó a la criselefantina en las figuras dedicadas al culto. El marfil aquí sería sustituido por mármol u otra piedra, es decir, para la cabeza y las extremidades, permaneciendo la estructura de madera para el tronco, la cual se recubría con un drapeado o una túnica.
.....Hubo que esperar hasta finales del siglo XIX y principios del XX para ver un renacimiento de esta modalidad escultórica —criselefantina—, si bien en reducido tamaño. Sería con el advenimiento de los nuevos movimientos, en la época de mayor efervescencia artística de la historia, cuando con el Art Nouveau y, sobre todo, con el Art Deco, surgiera una pléyade de artistas dedicados a esta especialidad. Además de por el tamaño (es difícil que las figuras alcancen el metro de altura, incluido el pedestal, siendo lo habitual que oscilen entre los 30 cm y los 60 cm), las así denominadas modernas criselefantinas se diferencian de las originales por los materiales empleados: aunque se siga utilizando el marfil para las zonas en que se muestra la piel (rostro, extremidades, en ocasiones el cuerpo entero, si se exhibe desnudo) ya pocas veces se utiliza el oro, siendo sustituido por un menos valioso bronce, que se pintará con esmalte de colores para representar la vestimenta y/o complementos, o bien permaneciendo en su color o aplicando una pátina más dorada o más parda, si representa la piel. Es así mismo habitual dispensar un especial cuidado en la base o pedestal, que suele ser invariablemente de mármol u ónice, cuidando tanto su forma como, en ocasiones, su combinación (entre piedras de distintas procedencias, o con bronce), o el diverso veteado disponible, de tonos y diseños casi ilimitados.
.....A pesar de que ya no se suele utilizar el oro, se respeta la denominación; e incluso cuando muchas de las obras de estos artistas están realizadas íntegramente en bronce (que tampoco llevan marfil, por tanto) se incluyen bajo este título (aunque a veces, en estos casos, se los especifica con el término genérico de bronces).
.....De entre los diversos autores que realizaron su obra casi exclusivamente con esta técnica destacan, por su imaginación, fuerza de diseño, amor al detalle, gusto y variedad, el rumano-francés Demetre Chiparus y el alemán no menos delicado, e igualmente fecundo, Fritz Ferdinand Preiss. Tras estos dos sobresalientes autores otra media docena larga de excelentes artistas como son: Joseph Lorenzl, Pierre Le Faguays, Paul Philippe, Claire JR Colinet, Joseph Descomps, Otto Poertzel o Roland Paris. Todos ellos, cada uno desde su singularidad, expresan un mundo que bordea lo onírico, donde se ensalza la figuración, sí (en cuerpos que danzan o adoptan las posiciones más forzadas e inverosímiles), pero también las emociones, las sugerencias en los gestos, y, ante todo, el diseño vanguardista, las formas más atrevidas y una inagotable gama de colores y diseños. Constituye esta escultura en miniatura un verdadero y variopinto conjunto de délicatesses artísticas, pequeños bocados escultóricos realmente deliciosos donde lo mínimo y lo más sutil puede poseer tal intensidad que puede llegar a satisfacer los paladares más exquisitos.
.....El palacete modernista de La Casa-Museo Lis, en Salamanca, es uno de los santuarios más prodigiosos y encantadores, donde se celebra un cumplido y perpetuo homenaje a este tipo de escultura. En un marco incomparable, acondicionado ex-profeso para albergar una de las colecciones de Art Nouveau y Art Deco más exhaustivas y exclusivas de Europa, puede hallarse una buena y completa representación de autores y obras criselefantinas (incluidos bronces no propiamente criselefantinos). Más de 120 piezas de los más afamados escultores allí se pueden admirar, veinte de las cuales llevan la firma del más prestigioso de todos ellos, Demetre Chiparus.
.....Si hemos de hacer caso a los estudiosos, entendidos y críticos de arte, y siempre bajo el prisma clasificador inherente al cartesianismo occidental, deberíamos considerar dos grandes corrientes o estilos bien delimitados —según ellos— en la escultura criselefantina: el francés, con su hieratismo, amor al detalle y su trabajado labrado artesanal, más de joyero que de escultor; y el alemán y austriaco, con acabados más industriales, pero de diseños más modernistas, y colores más audaces. Los dos estilos (si es que tal división puede, verdaderamente, hacerse, extremo que yo personalmente pongo en duda) son igualmente excelentes muestras de lo que antes he llamado délicatesses escultóricas, obras llenas de encanto y belleza que quizás no asombren por su magnificencia (como la escultura mayor) pero que, en cambio, asombran por su refinada, imaginativa y excelsa factura.
.....Aquí, en esta entrada y en las siguientes, se tendrá la ocasión de comprobar todo lo dicho más arriba. Un post dedicado a Demetre Chiparus, otro a Ferdinand Preiss y un tercero a Josef Lorenzl abrirán esta nueva serie dedicada a estos exquisitos bocados de escultura en miniatura, verdaderas mignardises para paladear con lentitud y delectación; tras estos tres autores se dedicará la pertinente atención al resto de los citados.
.....De la abrumadora magnificencia de Fidias, con sus mayestáticas versiones de la Atenea Partenos y del Zeus de Olimpia, a la sencilla pero suntuosa esplendidez de Chiparus o Preiss, con sus múltiples recreaciones en miniatura de la realidad fantástica que habita en la imaginación del ser humano, el arte halla en lo crisoelefantino una fenomenal excusa para diversificarse aún más y para explorar y descubrir, desde la magnificencia clásica hasta el ámbito de lo mínimo modernista, su verdadera quintaesencia.
.....Algo menos onerosa, y ostentosa, sería la escultura acrolítica, que sustituyó a la criselefantina en las figuras dedicadas al culto. El marfil aquí sería sustituido por mármol u otra piedra, es decir, para la cabeza y las extremidades, permaneciendo la estructura de madera para el tronco, la cual se recubría con un drapeado o una túnica.
.....Hubo que esperar hasta finales del siglo XIX y principios del XX para ver un renacimiento de esta modalidad escultórica —criselefantina—, si bien en reducido tamaño. Sería con el advenimiento de los nuevos movimientos, en la época de mayor efervescencia artística de la historia, cuando con el Art Nouveau y, sobre todo, con el Art Deco, surgiera una pléyade de artistas dedicados a esta especialidad. Además de por el tamaño (es difícil que las figuras alcancen el metro de altura, incluido el pedestal, siendo lo habitual que oscilen entre los 30 cm y los 60 cm), las así denominadas modernas criselefantinas se diferencian de las originales por los materiales empleados: aunque se siga utilizando el marfil para las zonas en que se muestra la piel (rostro, extremidades, en ocasiones el cuerpo entero, si se exhibe desnudo) ya pocas veces se utiliza el oro, siendo sustituido por un menos valioso bronce, que se pintará con esmalte de colores para representar la vestimenta y/o complementos, o bien permaneciendo en su color o aplicando una pátina más dorada o más parda, si representa la piel. Es así mismo habitual dispensar un especial cuidado en la base o pedestal, que suele ser invariablemente de mármol u ónice, cuidando tanto su forma como, en ocasiones, su combinación (entre piedras de distintas procedencias, o con bronce), o el diverso veteado disponible, de tonos y diseños casi ilimitados.
.....A pesar de que ya no se suele utilizar el oro, se respeta la denominación; e incluso cuando muchas de las obras de estos artistas están realizadas íntegramente en bronce (que tampoco llevan marfil, por tanto) se incluyen bajo este título (aunque a veces, en estos casos, se los especifica con el término genérico de bronces).
.....De entre los diversos autores que realizaron su obra casi exclusivamente con esta técnica destacan, por su imaginación, fuerza de diseño, amor al detalle, gusto y variedad, el rumano-francés Demetre Chiparus y el alemán no menos delicado, e igualmente fecundo, Fritz Ferdinand Preiss. Tras estos dos sobresalientes autores otra media docena larga de excelentes artistas como son: Joseph Lorenzl, Pierre Le Faguays, Paul Philippe, Claire JR Colinet, Joseph Descomps, Otto Poertzel o Roland Paris. Todos ellos, cada uno desde su singularidad, expresan un mundo que bordea lo onírico, donde se ensalza la figuración, sí (en cuerpos que danzan o adoptan las posiciones más forzadas e inverosímiles), pero también las emociones, las sugerencias en los gestos, y, ante todo, el diseño vanguardista, las formas más atrevidas y una inagotable gama de colores y diseños. Constituye esta escultura en miniatura un verdadero y variopinto conjunto de délicatesses artísticas, pequeños bocados escultóricos realmente deliciosos donde lo mínimo y lo más sutil puede poseer tal intensidad que puede llegar a satisfacer los paladares más exquisitos.
.....El palacete modernista de La Casa-Museo Lis, en Salamanca, es uno de los santuarios más prodigiosos y encantadores, donde se celebra un cumplido y perpetuo homenaje a este tipo de escultura. En un marco incomparable, acondicionado ex-profeso para albergar una de las colecciones de Art Nouveau y Art Deco más exhaustivas y exclusivas de Europa, puede hallarse una buena y completa representación de autores y obras criselefantinas (incluidos bronces no propiamente criselefantinos). Más de 120 piezas de los más afamados escultores allí se pueden admirar, veinte de las cuales llevan la firma del más prestigioso de todos ellos, Demetre Chiparus.
.....Si hemos de hacer caso a los estudiosos, entendidos y críticos de arte, y siempre bajo el prisma clasificador inherente al cartesianismo occidental, deberíamos considerar dos grandes corrientes o estilos bien delimitados —según ellos— en la escultura criselefantina: el francés, con su hieratismo, amor al detalle y su trabajado labrado artesanal, más de joyero que de escultor; y el alemán y austriaco, con acabados más industriales, pero de diseños más modernistas, y colores más audaces. Los dos estilos (si es que tal división puede, verdaderamente, hacerse, extremo que yo personalmente pongo en duda) son igualmente excelentes muestras de lo que antes he llamado délicatesses escultóricas, obras llenas de encanto y belleza que quizás no asombren por su magnificencia (como la escultura mayor) pero que, en cambio, asombran por su refinada, imaginativa y excelsa factura.
.....Aquí, en esta entrada y en las siguientes, se tendrá la ocasión de comprobar todo lo dicho más arriba. Un post dedicado a Demetre Chiparus, otro a Ferdinand Preiss y un tercero a Josef Lorenzl abrirán esta nueva serie dedicada a estos exquisitos bocados de escultura en miniatura, verdaderas mignardises para paladear con lentitud y delectación; tras estos tres autores se dedicará la pertinente atención al resto de los citados.
.....De la abrumadora magnificencia de Fidias, con sus mayestáticas versiones de la Atenea Partenos y del Zeus de Olimpia, a la sencilla pero suntuosa esplendidez de Chiparus o Preiss, con sus múltiples recreaciones en miniatura de la realidad fantástica que habita en la imaginación del ser humano, el arte halla en lo crisoelefantino una fenomenal excusa para diversificarse aún más y para explorar y descubrir, desde la magnificencia clásica hasta el ámbito de lo mínimo modernista, su verdadera quintaesencia.
.....Detenta la Mujer de Marfil mucho del carácter orgánico de una naturaleza cuyo destino parecía ya fatalmente prefigurado pero que, debido a la intervención de sublimes fuerzas, acaba dando un giro diametralmente opuesto; también posee no poco de su desconcertante y valiosa exclusividad. La relación con ella puede ser desgarradora pero al mismo tiempo extremadamente deleitosa. Y no se sabe en qué medida lo uno prefigura lo otro. Nacida para el ataque y la defensa, como una diana cazadora ejercerá de lo uno o lo otro atendiendo a las circunstancias del entorno y a su propia voluntad. Mujer belicosa donde las haya, lo mismo se muestra aguerrida en su vida social como en el amor: nunca dará por perdida una batalla y siempre buscará las más altas cotas de la satisfacción. Le gusta sentir la salobre y densa calidez de sus víctimas laceradas por su desgarrador abrazo, lo mismo que le gusta sentir sobre sí la firmeza de las caricias audaces, que no temen perecer en tan arriesgado intento. Su mismo nombre, Isadora, porta todo el sentido de su arcano origen; "don de Isis", reza su etimología, y eso es lo que es: un don de la diosa madre, una ofrenda y un regalo de la fuerza fecundadora de la naturaleza a los hombres y las mujeres con firme carácter y coraje sin reservas.
....No está hecha, no, para los pusilánimes Isadora, sino para espíritus decididamente conquistadores, amantes del peligro y de los riesgos inherentes a una vida vivida sin el lastre del temor o el conformismo. Es un regalo y una ofrenda, pues con ella se alcanzarán las más altas cotas de la dicha, pero también los más desgarradores confines del sacrificio. Con ella todo es excesivo, todo está preñado de intensidad, todo alcanza niveles orgiásticos.
.....Físicamente arrebatadora, de formas rotundas, de brillante y repulida piel invitadora a la caricia; la curva exacta es el teorema delectable con que se forja su anatomía. Si dura, Isadora, la Mujer de Marfil, lo es con una turgente firmeza, terriblemente seductora, que ofrenda esa su turgencia en el altar del amor a aquel que es capaz de labrar, con habilidad, voluptuosas filigranas en su ebúrnea carne. Es la suya una delicadeza sin remilgos y sin timidez, es la delicadeza de quien dispensa su ser para alcanzar, por medio de sabia y diestra sutileza, la más contradictoria de las bellezas: la insospechada belleza presente en lo terrible, aquella que es capaz de hacer sentir a un tiempo ambos extremos de la tensión gozosa, allí donde el deleite se confunde con el dolor, del que extrae aún mayor deleite; la belleza que es síntesis de contradicción, instalada en la difusa e imprecisa frontera entre las sombras y la luz (ya no sombra, aún no luz; luz naciente, sombra yaciente; crepúsculo y aurora; promesa del Día y heraldo de la Noche). Investida toda ella de luz, y a un tiempo anunciadora de noches inacabables, boreales, donde brotarán incontenibles fantásticos firmamentos. Sol y Luna, plata y oro, piel ebúrnea de fuego y hielo; contiene en sí, la Mujer de Marfil, el filo y la curva, la arista y la comba, la punta de la flecha y la parábola del arco, el designio de la daga y la sinuosidad de la elipse.
.....Asusta y atrae su naturaleza, como lo hace un elixir que puede ser, a la vez, salvífica panacea y fatal veneno. Irresistible para el curioso, horripilante para el circunspecto. Para todos, ser excepcional y soberbio.
.....Exclusiva y excluyente, así es la Mujer de Marfil. No se entregará a quien detente el poder inmerecido, a quien le haya sido otorgada la riqueza de forma gratuita o innoble, a quien, adorador de la opulencia, sacrifique su ser a su tener. Éstos podrán poseerla, podrán exhibirla como exhiben cualquiera de sus riquezas, pero jamás la harán suya, nunca optarán a la felicidad que pródiga le cabe dispensar cuando es ella quien se entrega. Poseída por la fuerza (por la fuerza, a veces, que otorga la fortuna y el dinero), la dureza y el brillo que ostenta se vuelven fríos, distantes e infranqueables; como una interesante estructura de bella factura se mostrará, mas circundada por una alta muralla cuyo interior permanecerá ignorado. Quien por la fuerza (de su fortuna) pretenda poseerla, se estrellará contra esa muralla vez tras vez, imposible su intento de penetrar en su recinto de dicha inmarcesible. Podrá disfrutar de su exhibición, la paseará por el mundo, suscitará envidias, quizás celos, pero jamás podrá exhibir la felicidad que cabría suponerse. Antes bien, ése que pretenda poseerla por medio de la fortuna gratuita, del poder inmerecido, el adorador de la opulencia, aquel capaz de sacrificar el ser por el tener, acabará siendo el más infeliz de los hombres, pues se sentirá como el poseedor de un valioso tesoro al que no puede acceder.
.....En cambio, cuando la Mujer de Marfil topa con quien es digno merecedor de su entrega, aquel cuyo coraje sólo es comparable a su firmeza de carácter, y su inmenso amor a la vida proporcional a su indiferencia ante la muerte, a ése y sólo a ése le dispensará sin medida cuanto ella es, cuanto ella supone, cuanto ella, desde la más voluptuosa de las apariencias, evoca. A ése lo desgarrara con despiadado y sublime deleite, hendirá gozosamente su carne, lo despedazará con fruición, hasta hacerle sentir lo que se encuentra más allá de la singular apariencia, más allá del limitado yo, en las procelosas y ardientes aguas del inconmensurable ser. A ese lo propulsará hacia alturas inconcebibles, lo catapultará a dimensiones desconocidas, lo lanzará, disgregándolo, en todas direcciones. Hará de él fecunda sementera, lluvia de voluntad satisfecha, radiación luminiscente y ubicua. Y ése, ése, entonces será el hombre más feliz que jamás pisó la tierra, aunque sienta que cuando así siente ya no es el hombre que era, si no uno nuevo, gozosamente despedazado, dichosamente desgarrado, felizmente disgregado, nacido a una vida aún más intensa, de umbrales infinitos y horizontes circulares; un hombre nuevo habitando un universo transformado. Y todo por la explosiva entrega de esa Mujer de Marfil que se revela como una especie de Némesis para el héroe y de Parca para el indigno.
....No está hecha, no, para los pusilánimes Isadora, sino para espíritus decididamente conquistadores, amantes del peligro y de los riesgos inherentes a una vida vivida sin el lastre del temor o el conformismo. Es un regalo y una ofrenda, pues con ella se alcanzarán las más altas cotas de la dicha, pero también los más desgarradores confines del sacrificio. Con ella todo es excesivo, todo está preñado de intensidad, todo alcanza niveles orgiásticos.
.....Físicamente arrebatadora, de formas rotundas, de brillante y repulida piel invitadora a la caricia; la curva exacta es el teorema delectable con que se forja su anatomía. Si dura, Isadora, la Mujer de Marfil, lo es con una turgente firmeza, terriblemente seductora, que ofrenda esa su turgencia en el altar del amor a aquel que es capaz de labrar, con habilidad, voluptuosas filigranas en su ebúrnea carne. Es la suya una delicadeza sin remilgos y sin timidez, es la delicadeza de quien dispensa su ser para alcanzar, por medio de sabia y diestra sutileza, la más contradictoria de las bellezas: la insospechada belleza presente en lo terrible, aquella que es capaz de hacer sentir a un tiempo ambos extremos de la tensión gozosa, allí donde el deleite se confunde con el dolor, del que extrae aún mayor deleite; la belleza que es síntesis de contradicción, instalada en la difusa e imprecisa frontera entre las sombras y la luz (ya no sombra, aún no luz; luz naciente, sombra yaciente; crepúsculo y aurora; promesa del Día y heraldo de la Noche). Investida toda ella de luz, y a un tiempo anunciadora de noches inacabables, boreales, donde brotarán incontenibles fantásticos firmamentos. Sol y Luna, plata y oro, piel ebúrnea de fuego y hielo; contiene en sí, la Mujer de Marfil, el filo y la curva, la arista y la comba, la punta de la flecha y la parábola del arco, el designio de la daga y la sinuosidad de la elipse.
.....Asusta y atrae su naturaleza, como lo hace un elixir que puede ser, a la vez, salvífica panacea y fatal veneno. Irresistible para el curioso, horripilante para el circunspecto. Para todos, ser excepcional y soberbio.
.....Exclusiva y excluyente, así es la Mujer de Marfil. No se entregará a quien detente el poder inmerecido, a quien le haya sido otorgada la riqueza de forma gratuita o innoble, a quien, adorador de la opulencia, sacrifique su ser a su tener. Éstos podrán poseerla, podrán exhibirla como exhiben cualquiera de sus riquezas, pero jamás la harán suya, nunca optarán a la felicidad que pródiga le cabe dispensar cuando es ella quien se entrega. Poseída por la fuerza (por la fuerza, a veces, que otorga la fortuna y el dinero), la dureza y el brillo que ostenta se vuelven fríos, distantes e infranqueables; como una interesante estructura de bella factura se mostrará, mas circundada por una alta muralla cuyo interior permanecerá ignorado. Quien por la fuerza (de su fortuna) pretenda poseerla, se estrellará contra esa muralla vez tras vez, imposible su intento de penetrar en su recinto de dicha inmarcesible. Podrá disfrutar de su exhibición, la paseará por el mundo, suscitará envidias, quizás celos, pero jamás podrá exhibir la felicidad que cabría suponerse. Antes bien, ése que pretenda poseerla por medio de la fortuna gratuita, del poder inmerecido, el adorador de la opulencia, aquel capaz de sacrificar el ser por el tener, acabará siendo el más infeliz de los hombres, pues se sentirá como el poseedor de un valioso tesoro al que no puede acceder.
.....En cambio, cuando la Mujer de Marfil topa con quien es digno merecedor de su entrega, aquel cuyo coraje sólo es comparable a su firmeza de carácter, y su inmenso amor a la vida proporcional a su indiferencia ante la muerte, a ése y sólo a ése le dispensará sin medida cuanto ella es, cuanto ella supone, cuanto ella, desde la más voluptuosa de las apariencias, evoca. A ése lo desgarrara con despiadado y sublime deleite, hendirá gozosamente su carne, lo despedazará con fruición, hasta hacerle sentir lo que se encuentra más allá de la singular apariencia, más allá del limitado yo, en las procelosas y ardientes aguas del inconmensurable ser. A ese lo propulsará hacia alturas inconcebibles, lo catapultará a dimensiones desconocidas, lo lanzará, disgregándolo, en todas direcciones. Hará de él fecunda sementera, lluvia de voluntad satisfecha, radiación luminiscente y ubicua. Y ése, ése, entonces será el hombre más feliz que jamás pisó la tierra, aunque sienta que cuando así siente ya no es el hombre que era, si no uno nuevo, gozosamente despedazado, dichosamente desgarrado, felizmente disgregado, nacido a una vida aún más intensa, de umbrales infinitos y horizontes circulares; un hombre nuevo habitando un universo transformado. Y todo por la explosiva entrega de esa Mujer de Marfil que se revela como una especie de Némesis para el héroe y de Parca para el indigno.
Fin
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GALERÍA
ESCULTURA CRISELEFANTINA (1)
Demetre Haralamb CHIPARUS
1886-1947
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Demetre Haralamb CHIPARUS
1886-1947
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Hindu Dancer
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Scarab dancer
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Hungarian Dancer
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Nubian dancer
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Miss Kita
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Semiramis
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Syrian Dancer
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Starfish
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Ayouta
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Invocation
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Invocation 2
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Dourga
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Dancer of Karputhula
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Footsteps
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Chain dancer
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Cleopatra
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Dancer with Scarff
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Delhi Dancer
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Egyptian Dancer
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Exotic Dancer
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Girl on Stool
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Innocence
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Little Sad One
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CHIPARUS Y LOS BALLETS RUSOS: 12 obras maestras
Semiramis
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Etoile de Mer (Starfish)
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Danseurs Persans
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Yambo
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Clara
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Salome
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Almèria
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Danseuse Moderne
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Danseuse de Kamorna
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Danseuse Hindou
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Civa
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Les Girls
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ESCULTURAS VARIAS
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.Scarab dancer
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Miro
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Vested Dancer-2
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Danseuse Orientale
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Hungarian Dancer
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Nubian dancer
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Semiramis
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Syrian Dancer
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Starfish
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Ayouta
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Invocation
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Invocation 2
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Dourga
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Dancer of Karputhula
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Footsteps
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Chain dancer
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Cleopatra
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Dancer with Scarff
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Delhi Dancer
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Egyptian Dancer
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Phoenician Dancer
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Girl on Stool
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Innocence
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Little Sad One
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CHIPARUS Y LOS BALLETS RUSOS: 12 obras maestras
Semiramis
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Etoile de Mer (Starfish)
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Danseurs Persans
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Yambo
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Clara
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Salome
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Almèria
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Danseuse Moderne
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Danseuse de Kamorna
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Danseuse Hindou
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Civa
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Les Girls
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ESCULTURAS VARIAS
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Antinea, an Egyptian dancer (1st version). 1928
The Ring Dancer. DH Chiparus
Les Girls (1st v). DH Chiparus
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Les Girls (2nd v)
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Les Girls (3rd v)
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Les Girls (3rd v) detail
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The Finale
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Danceurs Russes
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Danceurs Russes
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Les Girls (2nd v)
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Les Girls (3rd v)
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Les Girls (3rd v) detail
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The Finale
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Danceurs Russes
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Danceurs Russes
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Dancer. DH Chiparus
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Actress. Demetre Chiparus
Dancer
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Dancer
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Dancer
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Semiramis
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Invocation
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Dancer of Olynthus
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Dancer of Olynthus
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Delhi Dancer
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Chain Dancer
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Favourite
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Priestess .
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Les amis de toujours
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Friends forever
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DH Chiparus
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Delhi Dancer
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Chain Dancer
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Favourite
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Priestess .
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Les amis de toujours
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Friends forever
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DH Chiparus
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