“Nunca me cuestiono cómo hacerlas [las fotografías], son ellas las que me lo indican. Las fotografías se hacen a sí mismas con mi ayuda”
“Para mí, el placer de la fotografía está en el placer de ver, en la experiencia de una apertura más intuitiva, del ojo paciente y contemplativo del mundo. Se trata de fluir en una extraña relación sinérgica entre receptividad, calma y curiosidad… [...] es a la vez una disciplina espiritual y una entrega hedonista para los sentidos. Se trata de rendir homenaje al objeto percibido en sí mismo, y al proceso de la percepción que permite deleitarse en los placeres visuales de la forma, línea, textura, luz y sombra.”
“Para mí, la creación de una fotografía se experimenta como una respuesta emocional mayor, más parecida a la poesía y a la música. Cada imagen es la culminación de un impulso irresistible, no puedo negarlo. Ya sea trabajando con una figura humana o una naturaleza muerta, soy profundamente consciente de mi conexión espiritual con ellos. En mi vida, como en mi trabajo, estoy motivada por un gran anhelo en pos del equilibrio y la armonía, más allá del ámbito de la experiencia humana, buscando la esencia de la unidad con el Universo”
Ruth Bernhard
Ruth Bernhard
El Cuerpo Eterno
.....En 2006, a los ciento un años de edad, la germano-norteamericana (que no dálmata) Ruth Bernhard daba sus muy longevos restos mortales a la sepultura. Su existencia, sometida como todas a la irremediable servidumbre de la caducidad, había dejado tras de sí, en una obra siempre viva, un calificativo: El Cuerpo Eterno. Es el título que ella misma eligió para un libro conformado por la selección de cincuenta de sus mejores trabajos sobre el cuerpo femenino. Quien fuera tildada por el gran Ansel Adams como "la mas grande fotógrafa del desnudo", quedaría así trascendida en la eternidad de su obra, su efímera existencia tornada en inmortal creación.
.....Se nota en esta pionera y excepcional fotógrafa la mirada femenina en la perspectiva, en la intención, en la forma de abordar un cuerpo que ella sentía bien. Bisexual de tendencia, su amor al cuerpo no se paraba en mientes de género. Si estéticamente atraída sobre todo por las formas femeninas (dotadas siempre de superior belleza y perfección, a pesar de lo que puedan aseverar, sesgadamente, los espíritus misóginos), en su vida compaginó perfectamente su atracción tanto por el pelo como por la pluma: aquél más carnal y salvaje, ésta más etérea y delicada.
.....El desnudo puede ser su más celebrado motivo, quizás porque consiguió como pocos esa sutilísima mezcla de sensualidad y arte, de erotismo y delectación estética, de carnalidad y espiritualidad. Nada en sus instantáneas apunta únicamente al morbo de la mera desnudez, tampoco pretende el alambicamiento por el alambicamiento; la complejidad de sus desnudos está en la simplicidad con que presenta lo evidente: la inmarcesible belleza de lo femenino, y cuando digo lo femenino me refiero no sólo al cuerpo sino, sobre todo, a la actitud, al valor, al carácter, a la naturaleza de la mujer. Ésta está expresa sustancialmente en las poses, siempre plenas de significación femenina, de delicada expresión del cuerpo idealizado sin ambages y sin retórica huera. En ocasiones, empero, el motivo, el desnudo, el mensaje, es contundente, rotundo, aunque nunca soez, nunca lujurioso, sí, en cambio, puede contener una voluptuosidad afilada que pretende hendir la conciencia del espectador con su presentación.
.....Esta duplicidad de intención la podemos ejemplificar/ilustrar en dos de sus más famosas creaciones: Nude in a Box (horizontal), y Nude in a Box (vertical). Se trata del mismo cuerpo, de la misma figura, pero qué diferencia de expresividad, y no sólo por una cuestión de plasticidad, sino por el mensaje transmitido (apacible, tranquilizador y lleno de ensoñación, en la versión horizontal; pleno de dramatismo, en la versión vertical —hay quien ha querido ver ahí, y no seré yo quien desmienta esta visión, una actitud de pasión crucificada). Pareciera que Ruth Bernhard hubiera querido plasmar esa naturaleza bisexual, que la definía y determinaba, en estas dos perspectivas de lo femenino, siendo la segunda —la vertical— el carácter masculino de su propia personalidad (¿sería muy aventurado ver en la composición una, para mí inequívoca, forma fálica, que se elevara, casi en señal de plegaria, como si fuese una erección suplicante?). La primera, su versión horizontal, es la más famosa y repetida, e indudablemente es la más hermosa y genial, una de sus más excelsas obras maestras; en ella vemos, en actitud que indica una sublime nonchalance, toda la voluptuosidad representativa de lo femenino, el más genuino carácter de la femineidad: como un nacimiento de venus que se ofrece en su caja de regalo al mundo; sólo imaginar la emoción onírica que la imagen sugiere eriza el vello (y no me refiero expresamente al vello púbico). Es tanta la emotividad que ahí se pone en juego, tanta la promesa de integral gozo, que el estremecimiento aparecerá a poco que uno se convierta en espectador interactivo, es decir, que ponga en juego su imaginación concentrada en la imagen ofrecida (Venus regalada que despierta dispuesta a complacer nuestros deseos más secretos, nuestros sueños más íntimos, nuestras más queridas fantasías...).
.....Bisexualidad y lesbianismo presentes, de manera nada tácita y sí muy evidente, en su obra Two forms, en la que dos cuerpos femeninos, uno blanco y otro de color, se muestran pegados, y en el que el brazo derecho de la mujer blanca —de frente al espectador— abraza la cintura de la mujer negra —de espaldas al mismo. La mano blanca que ciñe la cintura negra tiene, por otra parte, un carácter masculino innegable en su fuerte y huesuda forma. La belleza femenina se presenta aquí de espaldas y es negra, lo que no deja de ser todo un canto a la igualdad interracial (algo que prodigaría a lo largo de toda su carrera en multitud de obras (Hand in Hand, African, Veiled black, Dark torso o en la composición con cabezas de muñecas de One World).
.....Llegados a este punto, ya no nos resultará extraño que tras siete años en New York (a la que llegó en 1927, procedente de Alemania, donde nacería en 1905) se desplazara a Carmel, California, primero, para recalar en San Francisco, después (la ciudad más europea y permisiva de los EEUU).
.....Fue en 1934 cuando Ruth Bernhard vivió su caída del caballo, al encontrarse en Carmel con Edward Weston y contemplar su obra. Parece que la revelación fue como una flecha diamantina haciendo blanco directamente en su alma. Ante el genial fotógrafo vio las puertas del cielo abiertas para ella: supo qué era lo que quería hace realmente. El hecho cierto de ver cómo la vitalidad de un artista, su irrefrenable creatividad, podía canalizarse a través de la fotografía, constituyó para ella la prueba fehaciente de que su efervescente mundo interior podía tener una vía de expresión. Las fuentes nos hablan de verdadera conmoción espiritual de la incipiente artista. Es ahí cuando decide dedicarse a retratar el cuerpo desnudo de la mujer (su propia naturaleza, nada ambigua), y no cabe duda de que su decisión fue acertada, lo mismo que no cabe duda que con ello salió ganando el arte.
.....Regresaría posteriormente, ya plenamente dueña de su arte, a New York, donde, a instancias de su padre que le proporcionó el contacto con los gerentes artísticos del MoMA, realizaría la portada del primer catálogo de este centro referencial del arte moderno en el mundo.
.....Seguiría realizando fotografías hasta los años setenta. En 1967 se casaría con un coronel de las Fuerzas Aéreas de los EEUU, un afroamericano diez años más joven que ella. Permanecerían juntos hasta la muerte de él en 1999.
.....No todo serían desnudos en su obra, también hay una inquietud surrealista en el tratamiento de las naturalezas muertas (más propia me parece la denominación anglosajona de still life, en cualquiera de las traducciones que se le dé al término still: vida quieta, silente, inmóvil; ya que, por definición, una naturaleza nunca está muerta, sino que es un fenómeno in progress). La inclinación por los moluscos bivalvos —genial su Angelwings—, las hojas solas —su no menos genial Two leaves— o en contrate con los cantos rodados; sus composiciones con muñecas o sus paisajes arbóreos dotados de un dinamismo no sólo significativo sino ambulante; sus oníricos Dandelion de dedos radiantes o Dorknob cuasi surrealista; sus, ahora sí, plenamente surrealistas Skull and rosary, Creation, Puppet hand and foot, Fantasy o, sobre todo su gran obra maestra Lifesavers; su geométrico y futurista Eighth Street Movie Theater o sus sorprendentes Collection light, Straws o Leaf. Todo un recital de inquietudes significativas más allá del cuerpo eterno que tan bien supo retratar.
.....En los años ochenta, Ruth Bernhard, sabedora que tras su muerte se editarían libros sobre su obra decidió llevar a cabo el proyecto en vida. Cosa nada fácil al tratarse de fotografía en blanco y negro. No obstante, con la inestimable ayuda de Ansel Adams, pope de la fotografía norteamericana, creador del grupo F64, logró su sueño, al que llamó El Cuerpo Eterno, una colección de cincuenta de sus más celebradas obras. Allí están sus espléndidos: Classic torso y Classic torso with hands, Spanish dancer o Folding; sus geométricos Angles, Triangles, Within, Knees and arm o Perspective; sus alusivamente paisajísticos Hips o Sand Dune; sus sugerentes Wet Silk, Veiled Nude, Silk o Transparent; su simbolista serie compuesta en un gran bol de ensalada Embryo, In the Circle o Early nude o las no menos simbolistas Harvest, Symbiosis o Aura; sus clasicistas Draped torso y Draped torso with hands, etc., todas ellas referencias obligadas de la cultura fotográfica, y ejemplos modélicos de la artesanal fotografía en blanco y negro.
.....Ya con noventa años, cooperó con la escritora Margretta K. Mitchell en la edición de su biografía, titulada Between Art and Life, en la que revelaba profusamente las múltiples relaciones bisexuales a lo largo de su extensa vida.
.....En 1984 trabajó junto al cineasta Robert Burrill en la que sería su película autobiográfica: Illuminations: Ruth Bernhard, Photographer. El film se estrenaría en 1989 en el teatro Kabuki de San Francisco. Ciudad en la que fallecería en 2006.
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.....La selección musical del presente post —continuando con la música veraniega por antonomasia, el chillout/lounge—, compilada por KIU para Keep It Underground, posee una calidad notable, alejada de los típicos acordes electro guitarreros con continuo de percusión catatónica (más propia del house y el deep). Sin salirse de los registros propios del chill, esta selección de cincuenta temas ofrece variedad y diversidad, no exenta de calidad; y esto, en una duración que rebasa ampliamente las tres horas de música, es todo un logro. Buena alternativa a los clásicos de las reconocidas imágenes de marca de Café del Mar, Hotel Costes o Budha Bar. Recomendable, y refrescante... sin cansar.
GALERÍA
Ruth Bernhard
1905-2006
Aviso: las instantáneas repetidas, es decir, aquellas que no son versiones diferentes sino la misma versión, lo son en razón de su distinta saturación o matiz de color, o diferente iluminación. Siempre mi intención es ofrecer la más completa y mejor compilación de la obra del autor que se trate, si para ello he de optar por incluir dos o tres repeticiones de una misma obra no dudaré en hacerlo; optar, en este caso, presupondría empobrecer la oferta, algo que no me cuestiono.
Aviso: las instantáneas repetidas, es decir, aquellas que no son versiones diferentes sino la misma versión, lo son en razón de su distinta saturación o matiz de color, o diferente iluminación. Siempre mi intención es ofrecer la más completa y mejor compilación de la obra del autor que se trate, si para ello he de optar por incluir dos o tres repeticiones de una misma obra no dudaré en hacerlo; optar, en este caso, presupondría empobrecer la oferta, algo que no me cuestiono.
EL CUERPO ETERNO
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MATERNIDAD. IGUALDAD RACIAL. METÁFORAS. STILL LIFE. PAISAJE
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Ruth Bernhard - Mother and Child, Joanne
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Ruth Bernhard - Leaf and Stone, 1974.
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LA AUTORA. RETRATOS. PORTADAS
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