Confiteor vobis, fratres
quia peccavi
nimis cogitatione, verbo, opera et omissione:
mea culpa, mea culpa
mea maxima culpa
Yo confieso ante vosotros que soy culpable de ser como soy:
Culpable de pensar como pienso, de creer que la vida es maravillosa, que el ser humano es el intérprete/creador del universo, que todos los seres somos iguales ante los ojos de la Vida, que el único privilegio debería ser el de que todos los seres humanos pudieran gozar de la existencia plenamente según su conciencia y singularidad, que las diferencias entre sexos se limitan a su diferente conformación biológica, que la justicia social para ser justa debería ser aplicada por corazones puros e inteligencias claras, que la conciencia del Ser Humano debería bastarse como Juez Supremo, que la gobernanza de los pueblos debería estar en manos de los más capaces y menos ambiciosos, que la solidaridad debería ser algo más que una palabra para situaciones de emergencia y convertirse en una actitud cotidiana,...
Culpable de amar como amo, de que ame con todo mi ser al servicio de un único objetivo: la felicidad del ser amado; de que no me detenga ante nada ni ante nadie por amor; de sentir que el amor romántico, la pasión jubilosa de abandonarse, reconocerse y reencontrarse en el Otro, es bueno y necesario, de que potencia la creatividad y los deseos de engendrar Belleza; de que el amor altruista universal es aún más necesario que el romántico porque es el que nos hace plenamente humanos; de sentir que sin amor es imposible vivir una vida rica y fecunda; de que el amor es el único sentimiento que puede salvar a este Planeta...
Culpable de actuar como actúo, de lanzarme a la acción cuando creo que es necesario, cuando estimo que es útil, cuando determino que tengo algo que aportar; de no escaquearme cuando se me pide compromiso por una causa que considero justa; de no actuar todo lo que debiera, por miedo a la inoperancia, a la sensación de hastío, al esfuerzo baldío; de dar la cara siempre, sin esconder ni obviar mi responsabilidad; de pedir perdón cuando ofendo inadvertida o involuntariamente; de entregarme sin reservas a los Amigos; de actuar siempre y en todo lugar con la conciencia de estampar el sello de mi dignidad en cada acción emprendida; de que cada cosa que hago está consagrada por mi proceder y la misma consideración me merecen las acciones de los demás, si son justas y buenas...
Yo confieso que me considero un ser libérrimo y que llevo esta libertad de mi actuar, pensar, sentir y amar hasta sus últimas consecuencias y que nada desearía más en esta vida que el hecho de que todos los seres humanos pudieran hacer lo mismo, que nada me encantaría más que ser libre entre hombres y mujeres libres.
Confieso que la vehemencia de mi sentir y amar pueden causar problemas a quien no pueda, sepa o quiera actuar con la misma libertad, ingenuidad e inocencia con las que yo actúo gobernado por estas potencias del cuerpo y del alma, por lo que pido disculpas a quien pueda herir con mi proceder.
Confieso que la audacia, coraje y amplitud de mi pensar no tiene límites ni admite prohibiciones; que mi inteligencia siempre está dispuesta a buscar, descubrir y conquistar nuevos territorios que hagan más amplia mi libertad para crecer y poderla revertir en mis semejantes y en las cosas que me rodean.
Confieso, en fin, que soy un ignorante, a pesar de todo, y de que os debo a vosotros, ante los que me estoy confesando, lo poco que sé, por lo que os estoy infinitamente agradecido y como muestra de ese agradecimiento, os dedico esta confesión sincera y honesta.
Gracias por estar ahí.
...
1. Música para el desnudamiento del alma:
2. Música para acariciar un corazón desnudo.