sábado, 24 de julio de 2010

Galanteries 1


¿Es lícito con la que está cayendo ahí afuera traer aquí a colación al amor? Y yo solo me contesto: más que nunca. El amor es quien nos puede salvar de la catástrofe -sea la que sea-. Así pues, decido verter unas buenas dosis de amor este verano por lo que pueda servir de terapia para corazones turbados, conturbados y... conmocionados (no sean mal pensados).

Producto de la estancia de Hector Amado en París, en su querido Montmartre (para buscar antecedentes ir al post Medias Verdades, del 24 de Junio), son una serie de poemas, escritos en la lengua vernácula de su temporal residencia, en la que expresa el mapa sentimental que por aquel entonces gobernaba su vida.
En el mencionado post se decía una media verdad: fue a París en busca de sí mismo, de su ser literario, pero también siguiendo la sutil estela que dejara tras de sí un amor, no imposible, pues se sintió, fue realidad, aunque una realidad insatisfecha, que le sumergió en una vorágine tal de pasión por la vida que todo en su derredor flotaba transmutado en expresión amorosa, en beso, abrazo o caricia, todo: el cielo, las nubes, el canto de los pájaros, el fragor de la ciudad, la cara de los desconocidos, un perro cojo, un gato bizco, la sonrisa de la panadera, la campanilla del trolebús,...
Todo le hablaba con el dialecto del amor. Viajó a París en una nube, no en un tren, y bajo de ella para instalarse en Montmartre y buscar lo ausente (la ausente, debería decir, mejor), tan presente a cada latido de su corazón.

Allí escribió mucho, sintió mucho, sufrió deliciosamente la desgarradura del amor imposible que por imposible agota su posibilidad en un único corazón: un corazón duplicado, convertido en dos, por obra y gracia de la voluntad de ser y perdurar; por la voluntad de un poder soberano en exprimir sus feraces delicias.
Fue -huelga decirlo- muy feliz en aquel tiempo a pesar de la desgarradura; fue tan feliz como solo puede serlo alguien que se sabe purificado, potencia divina por concesión de un amor inconmensurable, que naciendo en dos ojos marrones se proyectaba hacia las estrellas y todos los ojos bajo ellas. Fue su primera experiencia de amor ubícuo, de amor sin límites, de amor total; no pudiéndose verter en aquella que fue su causa, su caudal inagotable se esparciría hacia todo y sobre todo, un caudal que se alimentaba a sí mismo: fueron años de retroalimentación amorosa, de éxtasis amoroso inagotable...
Por todo ello me parece bien traer aquí parte de aquel sentimiento; al fin y al cabo va conmigo, lo siento como propio aunque le pertenezca a él.

Perdóneseme que estos escritos los conserve tal y como los escribió: en francés, quizás con alguna ofensa a la lengua de Françoise Hardy -que espero disculpable-, pero sin ninguna tacha, sin mácula de artificiosidad, puro sentimiento, incluso en los momentos más ligeros.
Comenzaré por dos expresiones diferentes: una como esbozo de lo que fueron los dos protagonistas; la otra, compuesta por tres poemitas, más ligera y alegórica. Con ellos les dejo, espero que disfruten.


Esquises

Elle
Le regard perdu vers l'indolence
d'un après-midi ensoleillé:
dans ses yeux marrons l'indifference,
dans sa potrine le coeur gelé.
.
Lui
Les garçonnets jouent pendant qu'il pense
que le temps de l'amour est passé;
mais la vie autour, Ô joie immense!
lui montre que l'amour ne meurt jamais.
*

Une ancienne histoire: Les Chants de la Grenouille
C'était il y a très très longtemps qu'une grenouille amoureuse d'un papillon va composer une chanson à deux voix pour exprimer son désolation devant cet amour impossible.
Voici les paroles de la chanson:

Je suis

Je suis Dracule la goule infâme,
Et King Kong, et l’atroce Bête,
aussi le Bossu de Notre Dame.
Je suis celui qui vous aime
et qui sait, ma chère belle madame,
que vous n’aimerez jamais.

Je ne suis qu’un coeur brûlé,
Un ardent regard, une flame,
Un souffle d’amour qui s’enflamme
De vous revoir, mon aimée.
Je suis un cri embrasé
Que sa passion vous proclame.



Vous êtes

Vous êtes Mina Romantique,
Et Ann Hardie, et Belle,
aussi Esméralda Tragique.
Vous serez toujours celle
Qu’inspirera aux coeurs lyriques
les divines étincelles.

Vous n’êtes qu’un rêve chimérique,
Un glissant regard, une déese,
Un sourire énigmatique
Qu’envoûte avec délicatesse.
Vous êtes une flamme féerique
Et une volcanique promesse.





Je suis 2

Je suis un gros coup de coeur,
un sourire coquin, une brume,
un feu éteint qui s’allume
et un enfer de ferveur.
Je suis l'inouïe saveur
d’un fruit de douce amertume.

Je ne suis qu'un simple candeur,
un soupir dans l'air, une plume,
un désir qui se consume
de vous revoir, ma belle fleur.
Je suis une voix d'âpre douceur
et une vague sans écume.


***
Les chansons des Galanteries:
François Hardy
Tous les garçons et les filles
Mon amie la rose
Message personnel
L'amitié

Ilustró la Entrada:
Georges Seurat
Un dimanche àpres-midi sur l'île de la Gande Jatte

*****