sábado, 5 de febrero de 2011

Cadencias, sensibilidad, emoción... Bach (2)


El gozo siempre es gozo,
mas cada sensibilidad personal
lo experimenta de distinta manera.
Porque no todos los llantos son iguales,
tampoco sus representaciones deben de serlo.
Héctor Amado


ESTUDIO COMPARATIVO
entre MÚSICA y EMOCIÓN en J.S. BACH

Ardua labor esta de intentar atrapar lo que la música conmueve en el ser humano, pero no me resisto a tantear la posibilidad de arrojar algo de racional luz a un ámbito que, si experimentado no pocas veces como luminoso, no deja de aparecer en la penumbra de lo vago, en la órbita de lo indescriptible, en la dimensión de lo irracional, vale decir: de la emoción.

Que la música nos comunica y transmite emociones es algo que está fuera de duda. Todo el mundo lo ha experimentado, incluso en su propia piel, porque hasta la piel se puede poner de gallina, erizar el vello, sentir un escalofrío recorrer la espalda,... cuando una determinada melodía vibra en nuestro interior. No sabemos exactamente el porqué, pero la música tiene el poder de incitar en nosotros diferentes estados de ánimo; esto lo han sabido todos los compositores de todos los tiempos, y atendiendo a ello han creado sus obras.
La música tiene su propio lenguaje. Ha cambiado a lo largo de la historia, pero sus códigos, invariablemente se han tenido que ajustar a eso que llamamos ritmo, pulso, y, consecuentemente, armonía. Se dice que los compases musicales toman como referencia el latir pulsátil del corazón humano: cuanto más se acerca la composición a este pulso reconocible y familiar, más agradable sonará la melodía a los oídos de quien la escucha. Pero la armonía, en resumidas cuentas, no es sino... matemáticas. Así pues, podríamos sintetizar a fuer de ser tachados de reduccionistas, que la música vibra en nuestro ser siguiendo unas pautas, digamos que ligadas al ámbito matemático, reconocibles por nuestro sentido del oído que está, a su vez, íntimamente ligado al ámbito de lo orgánico (el latir pulsátil). Quizás sea esta relación analógica, entre lo físico y lo matemático, entre lo abstracto (el cálculo y el orden que subyace en la armonía) y lo concreto experimentado en el estímulo sensorial, lo que hace surgir en nuestra mente lo que llamamos estados emocionales, es decir, sentimientos, tan difícilmente expresables.

Este vibrar de la música, dependiendo de cómo se exprese, dependiendo de su tonalidad, de su ritmo, de su balance, de su arquitectura expresiva, de su tempo de interpretación,... provocará diferentes sensaciones, que se traducirán en emociones distintas. De aquí que haya melodías alegres, tristes, coloristas, planas, majestuosas, simples, sublimes, ordinarias, etc., sí, pero, también, que una misma pieza musical nos emocione más en una versión que en otra, y no porque las melodías tengan estas cualidades en sí mismas, sino porque tienen la virtud de causarlas en los seres humanos que las escuchan. Y estos seres humanos las interpretan y registran dependiendo de su sensibilidad musical, sí, pero en última instancia de su sensibilidad constitucional: es una cuestión de carácter... y de conocimiento. Cuanto mejor conozcamos porqué somos capaces de sentir lo que sentimos al escuchar o interpretar una determinada música, más y mejor la sentiremos -gozándola o padeciéndola- pues abriremos el horizonte a emociones nuevas suscitadas al hilo de ese conocimiento.
A esta conclusión obedece este humilde, si impúdicamente ambicioso, ensayo a cerca de qué es lo que nos hace emocionarnos y porqué al escuchar unas determinadas notas musicales compuestas de una determinada manera y que son vehículo, a la vez, de un mensaje textual. Sí, porque el estudio se realiza en base a unas obras corales, quizás porque sea más fácilmente realizable al sumarse el conocimiento y reconocimiento general de unos sentimientos ligados al texto del que es soporte la arquitectura musical que lo acompaña y presenta.

Como en todo proceso analítico se ha de proceder con cautela, rigor y claridad, máxime si el objeto a analizar es algo tan inasible y subjetivo como la incidencia que la música tiene en la emoción. A ello procuraré atenerme. Por eso seguidamente esbozaré una especie de mapa referencial que me servirá para ir desarrollando este mi arduo intento.


LAS CLAVES
El marco de referencia

Teniendo en cuenta que este ejercicio analítico -eminentemente subjetivo- no pretende ser sino un acercamiento a un intento de comprensión sobre qué es lo que determina la emotividad que la música provoca en quien la compone, interpreta y escucha; que, para ello, y dada la dificultad para comunicar sensaciones y/o emociones he decidido valerme de analogías con otros sentidos/manifestaciones de registros más concretos, como la vista -pintura, escultura, arquitectura-, el tándem olfato/gusto -cata sensorial- o incluso el tacto -texturas-; y, renunciando voluntariamente a ser exhaustivo o excesivamente técnico (exhaustividad que no deseo y tecnicismo que no poseo), considero las siguientes 10 características para el análisis de una obra musical y/o el análisis comparativo entre obras o diferentes versiones de la misma obra:

En función de la composición intrínseca de la obra:

1. Texto o Leiv Motiv: en que se basa (La Palabra, portadora de sentido; la Idea, de imagen musical; la suma de ambas, del mensaje que se quiere transmitir, de la emoción que se quiere suscitar).
2. Ámbito: paisaje recreado. Clima.
3. Perspectiva: del Compositor para la expresión musical.
4. Expresión musical: cómo el compositor resuelve musicalmente la acción que desea recrear. Complejidad compositiva., la Armadura: estructura, tiempos, tonalidades; necesidades orquestales, vocales.

En función de la interpretación de la obra:

5. Tempo. Expresado en mayor o menor duración de los compases.
6. Orquestación. Composición de la orquesta (número y tipo de instrumentos -modernos, de época, etc.)
7. Corpus Vocal. Composición del corpus vocal (número de cantantes, cuerdas, tipo -coro, solistas, voces blancas, existencia de contratenores).
8. Personalidad del Director: énfasis, discurso, expresividad.

CONCLUSIÓN
:

9. Impresión general: Analogías visuales: contraste, brillo, saturación, color; Analogías olfativo-gustativas: un marco de coordenadas: intensidad-ligereza, delicadeza-nervio (energía).
10. Resultado final. Transmisión de emoción.

Dos Apéndices:

A. Sajones vs Germanos: una expresividad diferente, un tempo diferente... ¿una sensibilidad diferente?
B. El singular caso "Masaaki Suzuki".


EL ANÁLISIS COMPARATIVO
1. Las Obras y sus versiones

En el anterior post ya presenté las obras y los fragmentos de las mismas
objeto de estudio. Así mismo, dejé dos vídeos con una interpretación "canónica" de estos fragmentos: la de Sir John Elliot Gardiner (JEG), del "Herr, Unsher Herrscher" de la Johannes Passion; y la de Ton Koopman (TK), del "Kommt, ihr Töchter, helft mir klagen", de la Matthaus Passion.
En el presente post añadiré, a quéllas, los vídeos de las restantes versiones elegidas sobre las que se llevará a cabo, en un tercer post, el ensayo comparativo.


Matthäus Passion, BWV 244, Johann Sebastian Bach
1. Coro I y II: Kommt, ihr Töchter, helft mir klagen

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Philarmonia Orchestra & Choir / Boys of the Hampstead Parish Church Choir
Otto Klemperer (OK)
Londres, 1961


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Münchener Bach Orchester/ Chor & Chorknaben
Karl Richter (KR-M)
Munich, 1971


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Dresdner KreuzChor / Thomanerchor/Gewandhaussorchester/
Erhardt y Rudolf Mauesberger (ERM)
1970, Leipzig


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The Kings College Choir Cambridge / Choir of Jesus College Cambridge / The Brandenburg Consort
Stephen Cleobury (SC-M)
Cambridge, 1994


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Wiener Philharmoniker/ Wiener Singakademie & Wiener Sängerknaben (Chorus Master: Hans Gillesberger)
Wilhelm Furtwängler (WF)
Buenos Aires, 1950 y Viena, 1952


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Johannes Passión, BWV 245, Johann Sebastian Bach
1. Coro: Herr, Unsher Herrscher

.


Münchener Bach-Choir / Münchener Bach-Orchestra
Karl Richter (KR-J)
Diesen am Ammersee, Klosterkirche, 1970


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Gächinger Kantorei / Bach-Collegium Stuttgart
Helmuth Rilling (HR)
Gedächtniskirche, Stuttgart, 1984


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Concentus Musicus Wien/ Tölzer Knabenchor
Nikolaus Harnoncourt (NH)
Dom, Graz (Austria), 1985


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The Choir of King's College Cambridge / The Brandenburg Consort
Stephen Cleobury (SC-J)
Cambridge, 1996


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Bach Collegium Japan
Massaki Suzuki (MS)
Suntory Hall - Tokyo, 2000



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(continuará)