jueves, 21 de diciembre de 2017

Romance de Navidad 2017





Por aquel entonces se publicó un edicto de César Augusto,
por el que se ordenaba que se empadronase todo el mundo […]
Todos fueron a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret,
a Judea, a la ciudad llamada Belén, por ser él de la casa
y familia de David, para empadronarse con María,
su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento
y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales
y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue.
(Lucas 2:1-7)

Cuando ellos se fueron, el ángel del Señor se apareció en sueños
a José y le dijo: «Prepárate, toma contigo al niño y a su madre
y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te diga.
Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Él se preparó,
tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto.
(Mateo, 2:12-15)

Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José
en Egipto y le dijo: «Prepárate, toma contigo al niño y a su madre,
y vete a la tierra de Israel, pues ya han muerto los que querían
atentar contra la vida del niño. Él se preparó, tomó consigo al niño
y su madre, y entró en tierra de Israel
(Mateo, 2:19-21



Romance de Navidad
2017

Sonrisas

Presentación
Voy a contar una historia
ya de sobra conocida,
mas lo haré desde mi propia
y singular perspectiva.
Al fin y al cabo, si humilde,
fui también protagonista
de los hechos que se narran
en historia tan mirífica.
Mi nombre es lo de menos
—casi nadie me lo aplica—
aunque uno me pusieron
de referencia alusiva
al rasgo de nacimiento
que más me caracteriza:
mueca que estira mis belfos
ligeramente hacia arriba
y que produce el efecto
de permanente sonrisa.
Vine al mundo en Nazaret,
en la antigua Palestina,
en el tiempo en que ésta era
una romana provincia.
Vi la luz en un establo
de una emigrada familia
llegada hasta Galilea
de la aledaña Fenicia.
Fueron testigos del parto,
por orden de jerarquía:
dos bueyes de curvos cuernos,
dos viejas mulas tordillas,
un perro grande de guarda,
cuatro cabras saltarinas
y una lechuza que tiene
allí su albergue y guarida.

Tras trastabillar torpón,
vacilante, a la deriva,
logré anclar entre la paja
mis pezuñas indecisas.
Aún me recuerdo tieso
—las miradas en mí fijas—
contemplando en derredor
el mundo que me acogía:
allí aperos de labranza,
arcas, cestas, esportillas,
arneses y correajes
en confusa sintonía;
una gran puerta atrancada,
con herrajes guarnecida,
y un tragaluz en lo alto
cerrado con celosía.
Crecí sano y vigoroso:
recias patas, grupa erguida,
abombada, como suele,
en mi especie, la barriga;
la actitud, más que dispuesta,
proclive a la expectativa;
el carácter, complaciente,
mas no exento de energía;
obediente, desmintiendo
la fama que nos asignan
de tercos antojadizos
las lenguas más viperinas.
"El orgullo del establo",
mis amos me repetían,
mientras rascaban mi frente
a guisa retributiva.

Es la capa que me adorna
de tonalidad perlina,
tintadas crines y cola
de alternas mechas cobrizas;
poseo los ojos zarcos
la piel como rosa lívida
y calzo coturnos pardos
que me cubren las canillas.
Mis roznidos, melodiosos,
causan asombro y envidia,
pues más parecen romanzas
que no rebuzneras síncopas.
Tengo, en fin, lo que se dice,
una apariencia atractiva,
buen talante y aptitudes
para brindar alegría.


Encuentro
Un día como otros tantos
que alimentan la rutina,
mi dueño entró en el establo
con gente desconocida:
un hombre de edad madura
y una hermosa jovencita
que con su abultado vientre
pregonaba estar encinta.
Ambos me miraban mientras
mi dueño les refería
las virtudes reseñadas
unos versos más arriba.
Se acercaron a mi vera,
me colmaron de caricias
y sellaron el acuerdo
con sólo un gesto por firma.

Sería, a tiempo completo:
ocasional transportista,
montura discrecional
y animosa compañía.
En dos días iniciamos
la aventura recogida
en ese libro de libros
que lleva por nombre Biblia:
el traslado hasta Belén,
el parto, la Epifanía,
la migración hacia Egipto
en precipitada huida
por escapar de Herodes
y su despiadada ira,
y el regreso años después,
sin peligro, a Palestina.


Camino de Belén
Cuando los rosados rayos
de la aurora ya teñían
el oscuro azul del cielo
y las nubes denegridas,
nos echamos al camino
que a Belén nos llevaría:
veinte accidentadas leguas
cruzando yermas colinas,
poco hospitalarios bosques
y desoladoras cimas;
o vadeando corrientes
de pardo lodo embebidas,
cañaverales frondosos
y anfractuosas pedrizas.
Cinco días, en total,
de difícil travesía.

Cinco días compartiendo
las penurias y alegrías,
el cansancio y el solaz,
que todo viajar implica.
Cinco días de dolores,
cinco días de sonrisas,
cinco de revelaciones,
cinco de extraños enigmas:
incorpóreas presencias
haciéndonos compañía
—un aletear de alas
sentidas pero no vistas—;
o la presencia radiante
de una estrella peregrina
—refulgente centinela,
de nuestros sueños vigía.

Delante de mí, José
lleva un cayado con pica
que marca sonoro el paso
y de nuestro paso avisa.
O caminando salmodia,
o taciturno camina,
aunque también intercambia
impresiones con María.
Se interesa por su estado:
si el trayecto la fatiga,
si los dolores informan
que el parto ya se avecina.
Y María le responde,
sonriendo, con evasivas
(yo la siento contraerse
cuando el dolor se encarniza).

Sobre mi lomo la llevo,
más que sentada encogida;
vencida por el dolor,
por la ilusión sostenida.
Apenas noto su peso
tal su gravedad alígera,
como si en su vientre el éter
tirase de ella hacia arriba.
Cuando el terreno es abrupto
o la vereda se empina,
percibo cómo su fuerza
de toda carga me libra:
de las alforjas de paño
llenas de ropa y comida,
de la montura de esparto
que porto a modo de silla.


El Nacimiento
A la vista de Belén,
venciéndose el quinto día,
la frecuencia del dolor
ya del parto notifica.
Busca José, angustiado,
en la aldea hospedería,
mas no encuentra otro hospedaje
que una austera boyeriza.
En ella nos alojamos,
urgidos, a toda prisa.
De paja José un jergón
elabora con pericia,
donde María se tiende
a alumbrar la nueva vida...
...Y la alumbra entre sudores
que su piel de estrellas nimban...

Allí está el recién nacido
exhibiendo una sonrisa,
tal y como yo hace años
al nacer también haría.
El Niño, mientras sonríe,
de hito en hito nos mira,
revelando en su mirada
una ternura infinita.
Como José es carpintero
hace una cuna deprisa
con cuatro maderas viejas
y cuerdas nuevas de guita;
un relleno de heno seco
y una manta por encima
serán cómodo colchón
para la crïaturita.
«Veinticuatro de Diciembre:
Noche Buena, noche fría,
noche mágica inspirada
por Natividad divina».
Coro de voces blancas
desde lo alto glorifica,
y desde lo alto una estrella
toda la escena ilumina:
recostados, a los lados
de la Sagrada Familia,
el buey con gesto impasible
y yo con mueca festiva.
María y José al Niño,
prosternados de rodillas,
adoran embelesados,
emocionados admiran.
Mientras que el Niño, gozoso,
palmotea sus manitas
y da patadas al aire,
que éste toma por caricias.


Epifanía
Desde el exterior nos llega
disonante algarabía,
producida por pastores
que vienen en comitiva.
Unos cantan, otros bailan
y otros, fisgones, se arriman;
quieren ver al niño Dios
que citan las profecías,
y que un ángel ha anunciado,
dando oportuna noticia.
Ante el pesebre se agolpan,
pías, las gentes sencillas.
Con cara de asombro observan,
con curiosidad atisban:
María, José y el Niño
sonrientes, les cautivan.

Al embeleso le sigue
incontenible alegría
que estalla en bulla y jaleo,
romanzas y tonadillas.
Con las voces, los panderos,
las zambombas, las esquilas,
los caramillos de caña
y los rabeles de tripa.
Todo un concierto espontáneo
de una gente campesina
que tiene más noble el alma
que otra con más hidalguía.
Ya se atizan las fogatas,
ya se apresta la comida,
ya se prepara la cena
de manjares bien provista:

dos corderos recentales,
cuatro cebadas gallinas;
los frutos que el huerto ofrece
y los que el campo prodiga;
dulces caseros de almendras,
con miel y clara batida;
pastelillos de higos secos,
borrachos de dulce miga;
y para pasarlo todo
buen vino de viejas viñas
y agua clara de la fuente
que allí brota fresca y limpia.
Un auténtico banquete
que en tradición devendría
(derivando con los años
en liturgia consumista).

Ya preparadas las mesas,
dispuesta la cena opípara,
nuevos ruidos, en la calle,
se oyen de caballerías.
Comitivas son reales,
de coronas eruditas:
tres Reyes Magos que estudian
el cielo y sus maravillas.
De las monturas descienden
y ante el Niño se arrodillan,
ofreciendo tres regalos
que son tres alegorías:
oro al Rey, incienso al Dios
y al Hombre fragante mirra;
la triple naturaleza
que al recién nacido asignan.

Hecho lo cual se disponen
a cenar en comandita
con los pastores y pajes
en alegre sintonía.
Allí los Reyes comparten
con los pastores sus cuitas:
el peso de su corona,
la gravedad de su insignia.
el desempeño del cargo
y lo que ello significa
de responsabilidad
y de exigencia continua.
Aunque también les revelan
muchos momentos de dicha
que los súbditos del reino
a menudo les prodigan.

Y las monturas reales,
tan hermosas como altivas,
de oro y plata enjaezadas,
con ricas telas vestidas,
compartirán con nosotros,
compañeros de fatigas,
trigo duro, heno tierno
y otras varias fruslerías
que nos arroja al pesebre
la alegre chiquillería
mientras cenando rebulle,
corretea, juega y brinca.
Así pasamos la noche...
Y así nos encuentra el día:
con el cuerpo adormecido
y el alma de gozo ahíta...


Huida a Egipto
A José en sueños un ángel
muy oportuno le avisa
que debemos emprender
una apresurada huida:
sanguinario, el rey Herodes
un terrible edicto dicta,
por el que a los neonatos
se les segará la vida.
Así pues nos preparamos
para partir enseguida,
no sin antes recibir
de los reyes la consigna
de alejarnos de los pasos
que los soldados vigilan,
aconsejando tomemos
las sendas más escondidas.

Tras despedirnos de todos,
iniciamos la partida:
muchas leguas por delante
hasta la frontera egipcia,
donde esperamos hallar
descanso a nuestras fatigas,
a nuestro temor amparo
y premio a nuestra porfía.
Sobre mis lomos la carga
llevo ahora dividida,
y a pesar de que son dos
sigo llevando la misma:
un solo ser escindido
en dos almas ya distintas;
misterio que la existencia
en sus entrañas cobija.

Durante todo el trayecto,
cogiéndome de la brida,
un ángel custodio hace
las veces de paje y guía.
Va José, pues, a la cola
cerrando la comitiva:
con un ojo se embelesa
y con el otro vigila.
Muchos serán los parajes
que reciban la visita
de nuestra entrañable, breve
e insólita Compañía;
muchos los días de marcha
sobre la tierra amarilla,
muchas las noches durmiendo
bajo la luna argentina.
...
Después de habitar tres años
en una egipciaca villa
que al lado de la frontera,
entre palmeras, se ubica,
una noche a José en sueños
llegó alada la noticia
de la muerte, al fin, de Herodes,
tras una larga agonía.
Y, con ella, la ocasión
tan esperada y prevista
—como también postergada—
de volver a Palestina.
El viaje de vuelta fue
más liviano que el de ida,
pues regresamos llevados
en andas por la alegría.


Epílogo
Y esta es la historia, contada
desde mi asnal perspectiva.
Nadie hallaréis más cercano
a los tres protagonistas
que el voluntarioso asno
que este romance rubrica.
Perdonadme la licencia,
tan necia como atrevida,
de dar pábulo a mi voz
y a mi pluma la osadía
para escribir estos versos
sin la destreza precisa.
Espero, al menos, dejaros
con el alma divertida
y en el rostro, dibujada,
una indulgente sonrisa.

(Fin)

.....NOTA: ¿No habría de merecer una mínima atención por mi parte el pobre burro que cargara con María durante unos 120 km, entre Nazaret y Belén, más otros 600 km, de ida y vuelta a Egipto?
.....Yo creo que es lo menos que debía hacer. Por supuesto, el mayor honor que le cabe al entrañable borrico es haber sido foco de tanta atención por parte de pintores,  escultores e ilustradores de todas las épocas.
.....Faltaba, no obstante, una dedicación textual expresa. Sé que mi contribución lírica no estará a la misma altura artística que la obra gráfica aquí expuesta, pero es mi humilde aportación. Simplemente, es mi manera de rendir homenaje a "Sonrisa", que tal es el nombre que, de modo libre y ficticio, le he adjudicado a este célebre borrico para montar la trama sobre la trama ya conocida.
.....Las diversas licencias que me he tomado sobre los textos de las fuentes bíblicas originales —que siempre han sido referenciales, sobre todo los de los evangelios de Mateo y Lucas— pertenecen al ámbito exclusivo de la creación, que es lo más estimulante de todo este arduo y esforzado trabajo compositivo (sí, sí, aunque yo no sea un Góngora ni un Quevedo —por tomar dos de mis autores de cabecera— es muy probable que, por eso mismo, a mí no me cueste menos parir mis hijos literarios que lo que a estos les costara parir los suyos).

.....Probablemente, poco haya aquí de semejanza con el lirismo prosaico de aquel, siempre modélico ejercicio lírico en prosa, Platero de mi admirado Juan Ramón Jiménez. Pero ¿saben?, estoy seguro de que si existiese un limbo desde el cual las almas de todos los seres —reales o ficticios— pudieran observar a los seres humanos que fueron sus compañeros, coetáneos o creadores, el privilegiado asno que tuvo el honor de llevar sobre sí semejante sagrada carga, y servir de transporte a tales benditos protagonistas durante tan extremada aventura, se sentiría agradecido por esta sencilla y nada pretenciosa dedicatoria.
.....Y, ¿por qué no?, quizás, también muy probablemente, él habrá esbozado la misma sonrisa que yo deseaba en el Epílogo del Romance que fuera, cuanto menos, la impresión causada en todos aquellos que se hayan acercado a leer este Romance de Navidad 2017. Si así fuera... El círculo se habría completado.




GALERÍA

JOSÉ, MARÍA, EL NIÑO y EL BURRO en la  ICONOGRAFÍA

 .....En el Romance del año pasado, dedicado a la figura de José de Nazaret (el hombre), ya se incluyó una muy amplia selección de pinturas y obras de arte sobre el episodio de la Huida a Egipto, en la que aparecen invariablemente, en diferentes momentos, las figuras de María con el El Niño, José y el burro que les acompañó en aquel viaje/exilio. A aquel post remito para que puedan allí consultarse (enlace clickando aquí). En este post añadiré algunas más que allí no se encuentran, siempre considerando las obras eminentemente artísticas, no las diversas ilustraciones que también pueblan la red, más enfocadas a ilustrar el episodio religioso que a consagrarse al universo del Arte. 

.....Estando, como está, el Romance de este año dedicado al sencillo y vulgar asno que fuera soporte y apoyo  a la Sagrada Familia en las peripecias vividas en torno al Nacimiento de Jesús, su posterior huida a Egipto y su regreso a Galilea después, la GALERÍA debe de estar, así mismo, a él dedicada.  Es por ello que aquí también se adjuntan las (escasas) obras que ilustran el primer viaje de María, aún encinta, y José desde Nazaret a Belén para el empadronamiento —lo que sería causa, al fin y al cabo, de que Jesús naciera en la pequeña aldea de Judea aledaña a Jerusalén (apenas 12 Km separa una de otra), en vez del pueblo de residencia de la pareja, la galilea Nazaret.

.....De entre esta nueva selección hay que destacar, en la obra relativa a la Huida a Egipto, una cantidad apreciable de imágenes miniadas, pertenecientes a Libros de Horas, Misales y diferentes manuscritos de pintura iluminista, de exuberante colorido y delicada factura (unos algo más toscos y otros más esmerados).

EL VIAJE DE NAZARET A BELÉN

Meister der Kahriye-Cami-Kirche in Istanbul
Mosaic of the Journey to Bethlehem (1315-1320)
Church of the Holy Spirit
The Journey to Bethlehem, about 110-1120 AD (marfil). Amalfi, South Italian
(Cleveland Museum of Art)
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Michael Rieser - Am Abend Vor Christi Geburt (1869)
James Jacques Joseph Tissot - St. Joseph Seeks Lodging in Bethlehem
Illustration for 'The Life of Christ', c.1886-94
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James Jacques Joseph Tissot - St. Joseph Seeks Lodging in Bethlehem
Illustration for 'The Life of Christ', c.1886-94 (Watercolor)
Joseph Charles Brickey - Journey to Bethlehem
.
William Hole - Joseph and Mary arrive at Bethlehem, 1906
.
Margaret Tarrant - St. Joseph Seeks Lodging in Bethlehem
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EL VIAJE A EGIPTO

Book of Hours, Use of Paris, in Latin and French
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Flight into Egypt- Book of Hours
.
Flight into Egypt - Book of Hours
.
Flight into Egypt - Book of Hours, France, Paris
.
Gospels of Georg Alexief - The Flight into Egypt
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Heures de Nostre Dame selonc lusaige de Rome, Flight into Egypt
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Illuminated Manuscripts - The Flight into Egypt
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La Fuite en Egypt - Heures de Notre-Dame de Pitié
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Miniature of the Flight into Egypt from a French Book of Hours
.
The Visconti Book of Hours
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Miniature of the Flight into Egypt, from a French Book of Hours
.
The Flight into Egypt (Holy Family and donkey), Illuminated manuscript. 1408-09,
Metropolitan Museum of Art, New York
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The Flight into Egypt. Now at the Edinburgh University Library, Scotland
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Flight into Egypt (Jesus, Mary, Joseph, Donkey)
Vintage Bible Illuminated Manuscript Prints 
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Missale Salisburgense Around 1400 CE - 1499 CE
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Guido da Siena - Fuga in Egitto
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Harry Siddons Mowbray - The Flight into Egypt
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La huida a Egipto (El_Greco)
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Titian - between 1485 and 1490-1576 . Te flight into Egypt
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Jean-Leon Gerôme - The Flight Into Egypt
.
Jean-François Millet - The Flight into Egypt, c. 1864
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Alexandre-Gabriel_Decamps - The Flight into Egypt (Fuite_en_Égypte)
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George Hitchcock - The Flight into Egypt
.
George_Hitchcock - The Flight into Egypt
Renwick Gallery
.
George_Hitchcock - The Flight into Egypt (detail)
Renwick Gallery
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James Tissot - La Huida a Egipto
.
Eugene Alexis Girardet - Flight into Egypt
.
Robert T Barrett - Flight into Egypt
.
Notre Dame de Paris - Massacre of the Innocents - Flight into Egypt
.
 Pierre Monnot - Flight into Egypt
.
Llorenc Matamala i Pinol  - The Flight into Egypt. Sagrada Familia