jueves, 29 de enero de 2015

El Eterno Femenino en la Escultura (I) - Galería: Escultura s. XIX-XX. Francia (1)


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El Eterno Femenino en la Escultura

A modo de preámbulo

.....Con el presente post se inicia una serie que tiene como tema medular esa profunda e inagotable fuente de pasión e inspiración que se ha dado en llamar El Eterno Femenino. No sé —en verdad lo ignoro— si desde la otra ribera se contemplará un eterno masculino con iguales o parecidas connotaciones, pero de éste nunca oí hablar. El Eterno Femenino, en cambio, es moneda corriente de cambio —más bien una especie de patrón-oro— a lo largo de la historia, o, al menos, desde la romántica Edad Media, en que trovadores y juglares, Dantes y Petrarcas, acuñaron el valor de lo que después esa expresión vendría a determinar: la mujer —aunque, como se verá más adelante, no sólo o exclusivamente— porta en sí un valor imperecedero, eterno, en el que la vida cobra y recobra todo el sentido (si es que alguno le cupiera tener). Dadora de vida, madre tierra, generadora de la existencia, mater generatrix, y musa fecundante que, invirtiendo los papeles, eyacula inspiración en el alma y el corazón de los hombres, que quedarán así preñados de creatividad. Sí, sí, ya sé, ni todos los hombres crean sus obras inspirados por la Mujer, ni todas los productos creativos son debidos al sexo masculino. Pero es que cuando la mujer crea (crea obra artística, digo) lo hace desde ese profundo venero que es el Eterno Femenino, por medio de una especie de partenogénesis o hermafroditismo creativo autofecundante (o, quizás, fecundado desde un eterno masculino, caso de haberle desde la óptica de la mujer).

.....Porque una de las facultades más preeminentes, de las muchas que en su seno el Eterno Femenino posee, es la de dispensar amor. Es el Eterno Femenino quien enamora, el que hace perder al hombre todo cuanto le distraiga y no esté enfocado a la máxima ganancia que es la creación (sea del tipo que sea: intelectual, artística, material o coadyuvante al mantenimiento de la especie). Y así, el hombre enamorado, se vuelve un ser eminentemente creativo, en el que la mayor parte de su potencial, de su fuerza, se verá enfocada hacia la creación en el sentido más amplio del término. Y así, el hombre creativo, estimulado por el amor, inspirado por el Eterno Femenino, embarazado por su estro, utilizará sus talentos —sean cuales sean— para alumbrar cosas: obras de arte, edificios intelectuales, proyectos urbanos, concepciones estatales... posibilidades y espacios, en fin, antes inexistentes.
.....El Eterno Femenino no siempre se presenta de una forma patente. El amor no siempre estará ligado a una mujer —o a un hombre—; no, al menos, de una forma evidente. Se concibe el Eterno Femenino no sólo como una serie de características o motivos emanados directa y exclusivamente de la parte hembra de la humanidad, sino que lo que ese Eterno... implica va más allá del mero dimorfismo sexual, no está de forma inevitablemente circunscrita al ámbito femenil; antes, más bien, es un sentimiento, uno unido a esa capacidad que la mujer encarna mejor que nada: la fertilidad, que es garantía de la continuidad de la vida, y lo que esa fertilidad supone y sugiere. En esa fertilidad entran conceptos, no sólo prácticos, sino otros pertenecientes al imaginarium, y que son, pues, ideales, espirituales. El Eterno Femenino, digámoslo ya, es una inmarcesible promesa de floreciente posibilidad, es lo más parecido a la inmortalidad de que el hombre dispone.

.....Delicadeza, sensibilidad, ternura, sublimidad, elegancia, sutileza, excelsitud, son virtudes que el Eterno Femenino infunde a la turgente y erecta disposición del alma masculina, siempre ávida de gozoso ayuntamiento. Ama el hombre más que nada, sobre todo, aunque no sólo exclusivamente, pero sí preferentemente, el disfrute compartido con quien encarna su carencia y la resuelve (no más sea momentáneamente): la mujer. Unas veces buscará en ella desahogo de una pulsión más fuerte que él, que brota de las fuentes más profundas de la vida; otras veces pretenderá de ella un estímulo, una excitación —y una satisfacción—, una especie de droga para su alma, que administrará por la vía del corazón; otras, en fin, desde un ser lúcido e inmaterial, ansiará la imagen inasible del astro lejano que se ve y se sueña pero que nunca se ha de poseer, un astro que invita a la ensoñación y al embeleso, siempre presente, como una estrella del firmamento.
.....Lo mejor del hombre extrae el Eterno Femenino cuando en él penetra. Como si de un acto de amor se tratase, el Eterno Femenino induce en el alma del hombre con quien se acopla oleadas de placer, creciente satisfacción nunca del todo culminada... El hombre, entregado a este gozoso juego que lo levanta de la tierra para hacerle flotar, ingrávido, en etéreos universos formados no más que por sensaciones inefables y poderosos sentimientos, subsumido en una excitación que lo trae y lo lleva al ritmo de los embates con que el Eterno Femenino lo posee, florecerá, primero, y fructificará, después, sacando lo mejor de sí mismo, aquello a lo que aspira y por lo que suspira, aquello que lo trascienda y lo proyecte, aquello que, no siendo, puede ser: la imborrable huella de la inmortalidad.


Presentación

.....Si el ser humano ha sentido la necesidad de concebir el hecho religioso —de inventar la religión— ha sido con el exclusivo motivo de resolver la incertidumbre que le produce su acabamiento, la finitud a la que parece estar abocada su vida. Por semejante motivo, así mismo, el ser humano ha sentido la irremediable necesidad de conjurar esa angustia por medio del hecho artístico, concibiendo y desarrollando esa manifestación eminentemente humana que es el arte. El arte, con su virtud enajenadora de la realidad, con su innata carga de abstracción, parece poseer y dispensar una virtud tranquilizadora que mitiga el desasosiego del ser humano; no sujeto a necesidad alguna, más allá, por tanto, de las necesidades ligadas a lo material —donde se funda y experimenta lo caduco—, el arte produce el efecto de un potente alucinógeno existencial. El ser humano utiliza el arte como arma para derrotar la angustia ligada al paso del tiempo y a su más inexorable consecuencia: la muerte. Aunque para su objetivo se sirva de soportes o medios materiales, éstos no son, al fin y al cabo, más que vehículos donde el arte se expresa, y con él su calidad de mensaje, con sentido y significación, lanzado en una botella hacia lo eterno.
.....Una de las manifestaciones artísticas más sólidas, y que mejor coadyuvan a esa derrota de lo efímero, es la escultura, en cualesquiera de sus soportes —todos ellos, por otra parte, más longevos que su creador. A ésta dedicaremos nuestra atención. En ella buscaremos y descubriremos ese Eterno Femenino que desde el mármol, el bronce, la terracota o el yeso, el alabastro, la porcelana y el marfil proyectará hacia nuestra sensibilidad de seres contemplativos las más diversas sugerencias. Será un diálogo íntimo, eso sí, pues a cada cual le hablará al oído de su alma, y allí le hará vibrar sus cuerdas emocionaless con una determinada y particular sintonía, con una longitud de onda exclusiva: será un vibrato enteramente personalizado, adaptado a la sensibilidad, acervo cultural y experiencia de cada individuo observador.

.....Muchas son las obras que se van a ofrecer. Por supuesto no están todas las que son (tarea, esta sí, imposible por inabordable), aunque son, repito, realmente muchas: más de cincuenta escultores, con más de trescientas obras, registradas en cerca de mil imágenes (de algunos escultores se ofrecerán sólo una o dos esculturas, de otros hasta veinte; de casi todas las obras varias imágenes, atendiendo a diversas perspectivas o resoluciones). Es con este amplio panorama que he intentado acercarme al concepto del Eterno Femenino sabiendo que,a pesar del esfuerzo realizado, nunca conseguiré agotarlo, ni aun circunscribiéndolo a una manifestación artística tan concreta como la escultura. Además, las obras que se recogen en esta serie están limitadas a un periodo determinado que se extiende entre el último tercio del siglo XIX y el primero del siglo XX, abarcando diversos estilos: desde el Academicismo al Neoclasicismo, desde el Romanticismo al Art Deco o el Art Nouveau.
.....He distribuido y reunido los artistas por países/ámbitos, atendiendo, además, a un criterio cuantitativo para realizar esa distribución: en cada entrega/post se ofrecerán entre 110 y 120 imágenes. Habrá posts que recogerán las obras de cuatro escultores y posts que lo harán de ocho, diez o trece; incluso se dedicará, al final, un post enteramente a un escultor. Los países/ámbitos son:

– Francia: 23 escultores. Tres posts dedicados.
– Italia: 20 escultores. Dos posts dedicados.
– Ámbito anglosajón: 10 escultores. Dos posts dedicados.
– Escultura Criselefantina: 10 escultores. Un post dedicado.

.....Los textos que acompañarán las imágenes será de dos tipos: uno ensayístico-crítico, atendiendo al hecho artístico escultórico; y otro ensayístico-narrativo, atendiendo a siete modelos o tipos de mujer que intentarán esbozar otras tantas perspectivas sobre el Eterno Femenino, estableciendo para ello una relación figurada entre un tipo de soporte escultórico y un determinado carácter de mujer. Así, en cada post, sucesivamente, se ofrecerá una retrato/relato sobre: 

– La Mujer de Mármol.
– La Mujer de Bronce.
– La Mujer de Terracota.
– La Mujer de Yeso.
– La Mujer de Porcelana.
– La Mujer de Alabastro.
– La Mujer Criselefantina.

.....La música que ambientará cada post en esta ocasión estará dedicada a los grandes compositores barrocos de Concerti Grossi, donde se tendrá ocasión de disfrutar (y en ocasiones descubrir) verdaderas maravillas melódico sonoras. Así, al lado de compositores conocidos como Handel, Vivaldi, Albinoni, Scarlatti, Corelli o Marcello, se incluirán otros menos conocidos como Gregori, Locatelli, Avison, Dall'Abaco, Albicastro, Torelli, Wassenaer, de Fesch o Sammartini.

.....Ambiciosa y de largo alcance/aliento esta propuesta. Espero sea útil tanto para el simple y lúdico disfrute, como para satisfacer la curiosidad intelectual y artística de quien por aquí pasee la mirada.



Haciendo Boca:
Algo sobre Erótica y Estética

.....Si definimos lo erótico como aquella manifestación —material o intelectual— capaz de ocasionar un placer o satisfacción, tanto sensual como, sobre todo, emocional en el ser humano que la goza (y que no está ceñida con exclusividad a la líbido), habremos de considerar a qué categoría de cosas pertenecen esas tales manifestaciones que tal efecto causan. Si consideramos, además, que a ese efecto provocado por lo erótico —la íntima satisfacción y regocijo— le sigue un estado de bienaventuranza y/o agradable efervescencia sentimental más o menos duradero, deduciremos que lo erótico resulta bueno para el ser humano. Si ahora traemos a colación la inestimable ayuda de Platón a la argumentación, veremos que lo bueno —una cualidad ética o moral— está íntimamente unido (vamos, que forma la misma sustancia) a lo bello —una cualidad emientemente estética—: lo bueno resultará bello, y lo bello será bueno, para el alma humana. Siguiendo con Platón, por boca de Sócrates, y éste por la de Diótima de Mantinea (en la República), define la naturaleza o condición del Eros como la de un daimon, es decir, como la de un intermediario entre lo mortal y lo inmortal, entre lo humano y lo divino. El Eros es lo que facilita —y/o permite— que un ser finito (el ser humano) aspire a la inmortalidad. Para el ser humano este ir detrás de la quimera de la eternidad es bueno, pues le ayuda a soportar la angustia que le causa su finitud, y es por eso que un objeto, manifestación o hecho erótico lleva consigo el germen de lo bueno. ¿Y qué mayor y más evidente manifestación erótica que la expresión de la belleza? La belleza tiene muchas caras, tantas, al menos, como facetas y reflejos revela un tallado diamante a la luz del día, y no siempre ligadas a la observación, es decir, al sentido de la vista, pues que al oído también le cabe experimentar lo bello en forma de sonidos melódicos agradables. Hay, así mismo, un fuerte componente ideal en la concepción y experimentación de lo bello, pues a un estímulo perceptivo se le une indefectiblemente una asociación de ideas que, en el mismo momento de establecerse, ya causa ese efecto placentero.

.....Pero quedémonos ahora con esa concepción de que el Eros es un intermediario entre lo humano y lo divino, nos vendrá como perlas para el collar que pretendo ensarta. Todo puente existente para salvar el abismo de angustia que aqueja al ser humano y conducirlo desde su humanidad —mortal— a lo divino —eterno— estará, por fuerza, construido con materiales entre los que lo bello tendrá una gran importancia. Lo bello suscita, cuando no arrebata, el Eros del hombre. A esto lo llamamos un sentido estético de la existencia. Porque la estética no es sólo tramoya visual, sino sentimiento causado por el placer formal que conlleva lo bello. Y este placer formal no sólo está ligado a la forma aparente, sino también a una sintonía que el que lo experimenta siente entre lo bello que lo estimula y su propio sentir. Es, pues, un placer formal interiorizado, preexistente en el afortunado gozador. La forma nos impacta, no por las medidas, ni por las proporciones (con ser importantes en el hecho estético), sino por su sugerencia, por lo que nos expresa y que en nosotros causa identificación. Nos identificamos con lo placentero, con aquello que nos resulta bueno, con lo bello que nos arrebata, con lo erótico que nos estimula y excita, con la suma de matices que dicha manifestación nos expresa.

.....El ser humano, por medio del arte, ha intentado siempre enmendar lo ordinario, la apariencia natural  de las cosas, proveyéndolas de una parte de su conciencia. Es por eso que hay obras de arte que poseen un poder de erótica estimulación superior al de los seres vivos —al menos son capaces de conservarlo, sin perder un ápice de su fuerza y lozanía, a través del tiempo. Esto ocurre con el caso que nos traemos entre manos: la escultura. El ser humano proyecta de forma tridimensional, no una imitación de lo natural, sino una recreación de ello, que es tanto como decir una enmienda de lo natural. Lo enmendado (que es lo añadido a lo natural en su recreación) dispone así de conciencia, insuflada por medio del talento o genio del artista; y es ese quantum de conciencia, de talento, de genio, lo que multiplica, a veces geométricamente, la carga erótica de una obra de arte. La obra de arte no sólo habla a las entrañas (que también) sino al intelecto del hombre, a su parte más refinada, más sutil, más espiritual. Y esta parte sutil, asentada en su alma, enviará su mensaje de vuelta al cuerpo, a los sentidos receptores, a los nervios encargados de transmitir sensaciones de placer y displacer, estimulando los unos y bloqueando los otros, y causando, como resultado, el bienestar ansiado.

.....Erótica y Estética van de la mano, entrelazados amorosamente sus dedos como amantes, ya sean platónicos, ya metafísicos, ya físicos, ya todo revuelto en distinta proporción. El arte se funda en estas premisas, en gran parte de todo este meollo aquí, sucinta y llanamente, expresado. El arte hunde sus raíces en lo bello y absorbe sus nutrientes de lo erótico, sólo así cumple su función de lenitivo, de añagaza tranquilizadora, de bendita droga enajenadora capaz de proyectarnos más allá de nuestra finitud hacia la eterno. Así hemos de contemplar el hecho artístico. Con esta disposición habremos de colocarnos ante la obra de arte, ante el cuadro, la melodía, el texto, el edificio o la escultura. Transitemos por ese puente colgante que es lo erótico, cuyos alígeros tirantes están enmallados con lo bello, para cruzar sin temor sobre el abismo, donde, allá, en su fondo, nos acechan, tumultuosos y amenazadores, los remolinos de incertidumbre, angustia y miedo.

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GALERÍA

EL ETERNO FEMENINO EN LA ESCULTURA
Último tercio del siglo XIX y primero del XX
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FRANCIA (1)
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. JOSEPH-MICHEL-ANGE POLLET
1814-1870
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Une heure de la Nuit
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Ivory on an ebonised wood base with ivory mounts
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Une Heure de la Nuit (bronze)

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Hesperus, Goddess of the Dawn
(bronze)

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ALEXANDRE FALGUIÈRE
1831-1900
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Phryne
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Phryne
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Phryne
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Phryne (Argent)
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La Cigale et Phryne
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La Cigale (The Guitar Player)
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La Renommé (The Fame)
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The Source
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Isis, Egyptian Goddess
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Isis, Egyptian Goddess
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Phryne (after Falguière; marble)
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Diana (plâtre)
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Diana (bronze)
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Diana (bronze)
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Diana (front and back views; bronze)
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Busts fo Diana



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Nymphe Chasseresse
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Nymphe Chasseresse
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Nymphe Chasseresse
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 Nymphe Chasseresse
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Nymphe Chasseress
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Nymphe Chasseresse (detail)
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Nymphe Chasseresse (detail)
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Nymphe Chasseresse (details)
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Nymphe Chasseresse (detail)
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Nymphe Chasseresse (bronze; cire perdue)
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Nymphe Chasseresse (bronze)
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Nymphe Chasseresse (bronze doré)
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Nymphe Chasseresse (bronze doré)
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Nymphe Chasseresse (bronze doré) 
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Nymphe Chasseresse (bronze doré) 
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Diana
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La Femme au Paon (plâtre, à gauche; et marbre, à droite)
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La Femme au Paon
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La Femme au Paon
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La Femme au Paon (bronze)
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La Danseuse (Cléo de Mérode) (plâtre)
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La Densaeuse (Cléo de Mérode) (plâtre)
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La Danseuse (CLéo de Mérode)
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AIMÉ-JULES DALOU
1838-1902

Avant le Bain (Before the Bath)
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Baigneuse avant le bain (plâtre patiné)
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Baigneuse avant le bain
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Baigneuse avant le bain
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Baigneuse
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Baigneuse à sa toilette
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La Baigenuse s'essuyant le pied droit (bronze)
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Baigenuse s'essuyant le pied droit (bronze)
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Baigenuse s'essuyant le pied droit (bronze)
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Désespoir
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Kneeling figure of Eve
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Bacchanale
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PAUL DUBOIS
1829-1905

Eve Naissante


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Narcisse
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Louvre
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Le Chanteur Florentin
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d'Orsay

d'Orsay

d'Orsay
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Nogent-sur-Seine
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Saint Jean Baptiste, Enfant


d'Orsay
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Nogent-sur-Seine
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La Charité
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Nogent-sur-Seine
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