domingo, 31 de octubre de 2010

El Diamante de Mosul. VI



15
Confidencias y Revelaciones

Tal como entró, el moscardón salió por la balconada que se abría hacia el lado del río. Por allí penetraba, amortiguado, el insistente canto de las chicharras y el dialogante trinar vespertino de los bulbules e hypocolius procedentes de las boswellias, las palmeras y los cedros del jardín. El sol, en su declinar, iba descorriendo su telón abrasador dejando al descubierto un escenario de actividad alegre y frenética. Hasta las hormigas parecían despertar del tórrido letargo aventurándose por rendijas y hendiduras e iniciando sus incansables correrías por caminos ya trillados y otros por explorar, dejándose ver las más audaces, tímidamente, sobre el borde de la mesa para, desde allí, tras husmear la pulida superficie con sus finas antenas, proseguir su camino sordas e indiferentes a cuanto acontecía en el reino de los hombres.


El director Merryman rompió el expectante silencio inducido por la revelación de William.

-Bien, Mr Hopkins, noto, aunque lo quiera disimular, una cierta actitud en Uvd de, llamémosla, curiosidad contenida -muy lógica por otra parte- y creo llegado el momento de ser más explícitos y revelarle lo que está ocurriendo entre bastidores y que Uvd. desconoce.
Una vez que Mr Marlborough finalice su información... Mrs Robertson tomará la palabra para hacer unas confidencias que le ayudarán a Uvd a situarse, y a situarla a ella, en el escenario en que nos movemos; seguidamente, Mr McCormick -y aquí una leve inclinación de cabeza-, del Museo Británico, nos pondrá al corriente, así mismo, de las circunstancias del hallazgo de la Estela de Babilonia y hacia dónde orientar nuestras pesquisas respecto a la gema, ese Don de la luz misterioso que aún desconocemos; por último, Mr Fitzsimons, como colofón, le informará del porqué los Servicios Secretos de Su Majestad están interesados en este caso.

Percy miraba alternativamente al Director Merryman, a William y a Helen, pero no dejó de echar una mirada de soslayo hacia Mr Fitzsimons, que no hacía más que observarle con la atención con que un paciente y meticuloso egiptólogo observaría la ceremonia de cortejo del escarabajo pelotero a la búsqueda de signos reveladores de divinidad.

-Cuando Uvd, Mr Hopkins, se unió a nosotros en las excavaciones que Mr Layard lleva a cabo en Nínive -continuó William-, en cierto modo no lo fue por casualidad. Hacía ya un mes del descubrimiento de la Estela. Helen, entonces, ya estaba aquí, en Bagdad... esperando ese descubrimiento, bueno, sino ese especialmente, sí uno de ese tenor, y encendió las alarmas -por expresarlo sonoramente-. Cursó inmediatamente la noticia a Londres, y la recomendación con ella de la necesidad urgente de dedicar más personal y recursos a la misión (luego le informará ella misma a este respecto). Recomendación que fue atendida con la misma urgencia demandada. Se hizo una convocatoria pública para seleccionar personal capacitado para las excavaciones de Nínive. Uvd, Mr Hopkins, acudió a esa convocatoria junto a otro grupo más de colegas suyos. Tras una selección de la que ustedes no tuvieron conocimiento (digamos, pues, que secreta) se le eligió a Uvd porque nos pareció el más idóneo, tanto por su capacitación técnica como por su carácter y aptitudes; y parece que hasta el momento no nos hemos equivocado -y al decir esto, esbozando una leve sonrisa, paseó la vista por sus colegas de Comité-. El resto de la historia aparente ya la conoce: descubrimiento de la Biblioteca de Asurbanipal, de las tablillas de la Epopeya de Gilgamesh -esto ya bajo su dirección-, y posteriormente de la Biografía de Shamhat.
Al llegarnos su demanda de exégesis de la tablilla nº XIII de la Epopeya, enviamos a Mrs Robetson, en parte para ayudarle en la labor interpretativa de los hallazgos, en parte para refrendar su elección como pieza decisiva en este asunto. Toda vez que los informes de Helen han sido favorables (ahora verá justificados tanto el rapto de esta mañana como su ausencia en el almuerzo), pasamos a la siguiente fase que es informarle en persona y plantearle lo que sería su función apartir de ahora.
Querido Percival, hoy se le va a colocar ante un reto y Uvd decidirá si aceptarlo o no. Los que estamos inmersos en él, tenga por seguro, que nos parece apasionante -además de ser un servicio a nuestro país-; esperamos y deseamos que Uvd acepte, pues, y se una a nuestro grupo.
Mrs Robertson, es su turno -concluyó William dirigiéndose a Helen.


La sensación de confusa e íntima excitación iba en aumento, y Percy se removió en su asiento intentando, vanamente, no delatarla; con un movimiento mesurado de su cuerpo, casi parsimonioso, cambió el apoyo del brazo izquierdo al derecho en el reposabrazos de la silla tipo Chippendale. Desde esta nueva posición se dispuso a escuchar -huelga decir que con el más vivo interés- el relato de su colaboradora.

-Gracias, William -cumplimentó Helen-. Señores, estimado colega. Lo que les voy a contar es algo que muy pocas personas conocen fuera de los aquí presentes. Como todos ustedes saben, mi primo, Sir Henry Thomas Hope, es un hombre con intereses muy diversos, rasgo que caracteriza a la familia Hope y que en mi querido y admirado tío Thomas alcanzó tintes casi novelescos.
Pues bien, entre estos intereses cabrían destacar tres: su gusto y devoción por el arte, del que es, además de coleccionista, reconocido mecenas; su interés y afición por el mundo de las gemas, heredada de su tío Henry Philip -mi padre-, junto a la mayor parte de la colección que éste poseyera; y su pasión por la rosicultura y la botánica en general -ya saben, también, que él es socio fundador de la Royal Botanical Society.
El azar, simpre por definición tan veleidoso, procuró una feliz conjunción de estos tres intereses. En su afán de conocimiento del mundo de las rosas mi tío Henry desarrolló una meticulosa curiosidad por todo lo referente a esta reina de las flores. Fue esta curiosidad la que le llevó a consultar en los archivos de la Asociación de Rosicultores de Inglaterra -donde están catalogadas especies, procedencias y creadores de nuevas variedades desde el siglo X de nuestra era- cuanto en ellos se recogiera sobre la rosa damascena o rosa de Ispahan o Isfahan (su cultivar favorito). Allí encontró algo que llamó su atención: figuraba un tal Sir Robert de Brie como introductor de este rosal en Inglaterra por medio de unos plantones traídos por él a su regreso de la VII cruzada en Tierra Santa. Los plantones procedían de jardines de Damasco; el Damasco del siglo XIII. Pero, además, se hacía una referencia marginal en el mismo documento -a la sazón firmado por el mismo Sir Robert- a una rosa excepcional tallada primorosamente en una gema, que parece ser también trajo de allí. Esta referencia le llevó a querer saber más sobre dicha gema, indagando en el árbol genealógico de Sir Robert de Brie para averiguar su actual descendencia y poder obtener así alguna información suplementaria.
La primera sorpresa se la llevó mi primo al descubrir que el noble caballero era en realidad Robert V de Brus, 5th Lord de Annandale, quien llegó a poseer tierras en aquella región de Francia (de ahí el título y prebendas del Reino de la Flor de Lys); por otra parte, los Brus o Bruce -nobles aspirantes al trono de Escocia- son una familia amiga y cercana a los Hope escoceses lo que favoreció el contacto y su colaboración.
La segunda sorpresa se la llevó al consultar los archivos de la familia Brus y hallar en ellos un documento firmado por Sir Robert de Brie (título que gustaba seguir utilizando y por el que sería tachado por el resto de la familia de afrancesado). Era una especie de testamento extraño, un relato fantástico, producto quizás de la imaginación desbordada de alguien que ya en la vejez evoca hechos de juventud, revistiéndolos de un aura mágica. En este documento se hablaba de su guerrear en Tierra Santa; de su victoria en Damasco; de la aprensión de ciertas nobles damas, entre ellas la esposa del Visir, como botín de guerra; de una bella historia de amor entre esta princesa -antes de su enlace con el Visir- y una gran poeta que tuvo que exiliarse en tierras lejanas; y de cómo, compadeciéndose de ella, inició el viaje de regreso en su compañía para hacerla llegar a Al-Andalus donde preveía canjearla por un sustancioso rescate, bien del amado exiliado bien de su familia hispana. Pero sobre todo -y aquí lo increíble de la historia-, hablaba de un extraordinario cofre de marfil que contenía una no menos extraordinaria joya: una gema cristalina, semejante a un rubí o un diamante de fuerte tonalidad rosácea, de talla primorosa, con forma de rosa de Ispahan. Hacía mención, así mismo, de la muerte de la Dama en el transcurso del viaje, de su compromiso para devolver la joya a su propietario: el poeta, ahora andalusí, Ibn Zaydun; y de cómo éste al abrir el cofre y contemplar la rosa cristalizada dejó escapar sus lágrimas que al caer sobre la gema provocaron un prodigio inaudito: de la gema tallada surgía una rosa fresca y perfecta, como recién cortada, dejando el cristal translúcido, tallado en mil facetas reflejando mil destellos irisados, en cuyo núcleo pareciera habitar la luz; un cristal de forma entre cónica y piramidal que, ahora sí, tenía toda la apariencia de ser un diamante de un tamaño y perfección como nunca antes hubiera visto. Ibn Zaydun le informó a Sir Robert que ese era un diamante de Mosul -denominado así, porque en esa ciudad existía entonces un importante mercado de piedras preciosas que aprovechando su cercanía a la Ruta de la Seda llegaban desde la India y China- que él había regalado a su amada Wallada años atrás antes de partir hacia el exilio.
El documento finalizaba aludiendo al agasajo de que fue objeto en tierras andalusíes antes de su regreso a Escocia. Sir Robert no volvió a saber nada más de aquella portentosa joya que quedó en poder de quien era su dueño.


Mrs Robertson Hope, de forma conveniente y oportuna, hizo un alto para beber un sorbo de agua, y, de paso, dar tiempo a que la mente de Percy asimilara convenientemente lo relatado hasta aquí y estableciera las conexiones pertinentes con las excavaciones de Nínive y el Don de la luz. Momento que todos aprovecharon para removerse en sus asientos y desentumecer el cuerpo

-Mi primo, Sir Henry Thomas Hope -prosiguió Helen, con la voz ahora más clara- anotó cuidadosamente cuanto allí había escrito, y regresó a Londres. Para un aficionado a las gemas, poseedor de una de las mejores colecciones del mundo, tras las Joyas de la Corona Británica o las del Imperio Ruso, esta información no podía quedar como una mera anécdota. Se dedicó a indagar, a escudriñar, a investigar. Valiéndose de su privilegiada posición tanto en el mercado de gemas, como en el de la botánica, como en el del arte, estableció una especie de vigilancia activa sobre cualquier información referente a un diamante de semejantes características a las del Diamante de Mosul. Así, desde Amberes a Londres y San Petersburgo, desde Oriente Medio, en especial Mesopotamia -donde estaba enclavada Mosul-, a Alejandría y Al-Andalus, utilizando toda una extensa red de agentes advertidos en instituciones como la Royal Geograpical Society, el Museo Britanico, la East Indian Company, y las redes oficiales y clandestinas del comercio de joyas exclusivas, comenzó una búsqueda ardua y difícil pero metódica y constante. Se trataba de detectar cualquier pista conducente a confirmar la existencia de la gema y, en caso afirmativo, su localización.
Yo, por aquel entonces había finalizado mis estudios de Historia y Lenguas Semíticas e Indoeuropeas, y estaba realizando prácticas en la Royal Geographic Society. Además, dada mi inconfesada pasión por las piedras preciosas -más por su belleza y exclusividad que por su valor-, pasión alimentada por mi padre y su afán coleccionista, pero también por ese halo de misterio, glamour y exotismo que rodea ese peculiar submundo, y aprovechando que la familia posee negocios en este campo e instalaciones en Amberes donde se estudian, investigan y catalogan sus características, pasé varios veranos con los mejores especialistas en gemología que me enseñaron a distinguir y valorar todas y cada una de las piezas de cierto valor utilizadas en joyería: piedras preciosas y semi-preciosas, marfiles de todo tipo y origen, productos orgánicos de nácar como las perlas, pero también fósiles como el ámbar, los diversos tipos de corales, o las más excelsas maderas y esmaltes. Todo ello me promovía como la persona idónea para ser los ojos de mi primo en esta parte del mundo. Así es que vine aquí, lugar de donde procedía el diamante, y esperé; esperé mientras realizaba las funciones propias de mi posición en el Archivo Central de Catalogación; eso me permitía estar en lugar preferente si aparecía cualquier indicio... -se echó hacia atrás, como si ya llegara la conclusión, y dijo- Y el indicio llegó: el Museo Británico, en sus excavaciones en Sippar -la Zimbir sumeria- halló una estela de piedra en donde aparecía cierto objeto de forma piramidal que despedía rayos -¿quizás intenso brillo?- y que pasaba de mano en mano de nueve grandes reyes y una leyenda hablando del Don de la Luz.
Era todo cuanto necesitaba para poner en marcha el proceso de rastreo. Ya sabíamos que allí se encontraba un cabo suelto, solo debíamos tirar de él y ver dónde nos conduciría. Cursé noticia del hallazgo a Londres pidiendo urgentemente personal y medios. Lo demás ya lo conocen por William.


Helen dejor caer las manos sobre su regazo y echó ligeramente su cabeza hacia atrás dejando ver su espléndido cuello de líneas delicadas; suspiró, y tras mirar a Percy fijó su mirada en Mr McCormick.
Por las balconadas los rayos de sol penetraban ya horizontales y la luz viraba del amarillo al dorado. Afuera, el diálogo de trinos comenzaba a hacerse algarabía y las chicharras cedían su espacio sonoro a los grillos.

-Bien, señores -comenzó el delegado del Museo Británico colocando las manos sobre la mesa y echándose hacia adelante- yo acabaré enseguida, pues mi información ya es sabida en parte y mi papel se reduce al de centinela de guardia.
Hace seis meses que el Museo Británico descubrió el emplazamiento de Sippar, ciudad antiquísima, de origen sumerio, situada a cerca de 30 kilómetros al sudoeste de aquí, de Bagdad, y a 60 km al norte de Babilonia. Fue una ciudad de culto, con un importante templo dedicado a Shamash, el dios sol. Actualmente llevamos muy avanzadas las excavaciones en dicho templo y en un Zigurat anexo a él -que tiene todos los visos de haber servido de observatorio astronómico, ya saben-; así mismo, estamos topando con lo que parece una biblioteca y diversos yacimientos de tablillas con escritura cuneiforme en otros puntos del interior de un perímetro de 1.300 metros de muralla; lo que parece indicar que en esta ciudad no andaban faltos de archivos.
Bien, hace dos meses se halló en la parte frontal del templo dedicado a Shamash una estela historiada que nos pareció alegórica, una de tantas, en que se narran hechos del pasado en base a leyendas imaginarias o a mitos. Cuando mandamos la información aquí, a la Central, parece que causó un relativo revuelo, pues recibimos inmediatamente la orden de paralizar las obras hasta la llegada de un responsable de la RGS que debía hacer algún tipo de comprobación. Tal responsable se personó en las excavaciones al día siguiente; como habrán deducido, se trataba de Mrs Robertson. Estudió la estela con nuestros técnicos, se sacó facsímil en yeso de la misma, y se dieron recomendaciones de extremar la cautela y la atención ante el hallazgo de cualquier otro elemento que tratase del tema en cuestión, ese Don de la Luz que revela y desvela, así como cualquier información sobre ese objeto piramidal que irradiaba como un foco luminoso.
Recientemente, por otra parte, se ha encontrado en los yacimientos de Babilonia, en lo que parece un archivo real en el Gran Zigurat, unas tablillas escritas en cuneiforme caldeo en las que un astrónomo que se hace llamar Nergal-Asur habla y da cuenta de esta Estela. También en ellas da cuenta de la inminente caída de Babilonia a manos de Ciro el Grande. Así mismo cita expresamente una joya de poder inaudito, de forma piramidal, que parece poseer en sí misma la luz y que tiene el don de cambiar de color en determinadas circunstancias. Esta información, registrada en estela y tablillas, posee un valor inmenso pues establece la genealogía de la extraordinaria gema desde su origen hasta ese mismo momento; además, confirma -y siendo un científico tiene mucho más valor para nosotros- que esa joya tiene un poder inmenso al que pudiera pertenecer la leyenda que consigna, resaltada, entre los planetas Venus y Marte, y que dice "el Don de la luz que revela y desvela".
Mi opinión -y aquí, con la mano se atusó lentamente el mentón- es que esa joya estaba en el tesoro real babilonio y que posiblemente cayera en manos de Ciro el Grande, con lo que es muy probable, en atención a la costumbre de los pueblos conquistadores sobre los vasallos, que finalmente fuera a parar al Tesoro Aqueménida. Por lo que sabemos, el Tesoro Persa estaba repartido entre Pasargada, Persépolis y Susa. Habrá que buscar allí. -al decir esto se echó hacia atrás sobre el respaldo de la silla agarrándose las solapas de la chaqueta en un gesto nada disimulado de erudita vanidad-.


La algarabía de trinos era ya cháchara anárquica, las chicharras definitivamente habían callado y el pulsátil cri-cri de los grillos llenaba la tarde que ya sin sol pero con luz anaranjada comenzaba a tenderse sobre Bagdad.
Tomó la palabra Mr Fitzsimons, que no había dejado de escuchar atentamente mientras alternaba su mirada fija en Percy, Helen, el techo, un punto indeterminado de la pared de enfrente, o las uñas de los dedos de sus manos como si comprobara su perfecto estado, y alguna que otra mirada distraída a Merryman, Mr McCormick o William.

-Mrs Robertson, Señores, estoy aquí en calidad de delegado y coordinador del Home Office en una acción de búsqueda de un objeto muy valioso que el Tesoro de Inglaterra tiene la intención de encontrar y sumar a las Joyas de la Corona Británica. Este objeto parece ser una gema, más concretamente, un diamante de perfección y tamaño excepcional al que, además, se le atribuyen unas facultades o poderes que no son de nuestro interés (del Tesoro), pues creemos sean más producto de la imaginación mítica de los pueblos supersticiosos que de hechos concretos, prácticos y reales admisibles por una sociedad ilustrada como la nuestra.
Como todos ustedes saben, los fondos de las Joyas de la Corona Británica suman la mayor y mejor colección de gemas excepcionales del mundo... de momento. El Imperio Ruso quiere disputarnos ese privilegio con su Fondo de Diamantes. Si esta singular piedra llegara a sus manos antes que a las nuestras podría hacer peligrar esa hegemonía. Creerán que se trata de un motivo demasiado fútil para que el gobierno de Su Majestad tome cartas en el asunto, pero les aseguro que no lo es. Ustedes pueden ir tras el diamante por las razones que estimen convenientes, nosotros lo queremos en razón a su exclusividad. Si sumamos voluntades es posible que obtengamos mejores resultados. Ustedes conseguirán lo que quieren y nosotros también, pues tendrán el diamante a su disposición -vigilada- para realizar cuantas observaciones estimen oportunas.
Cuando tuvimos conocimiento de la existencia de este Diamante de Mosul, Don de la Luz, o como quieran llamarlo, gracias a la información gentilmente aportada por Sir Henry Thomas Hope con su proclama urbi et orbe en pos de la joya, estudiamos el asunto y determinamos que sería mejor establecer una colaboración entre todos los interesados en su hallazgo que hacerlo cada uno por separado, con el riesgo que esto entrañaría de que las informaciones, pistas o indicios que salieran a la luz pudieran caer en la manos equivocadas.
Decidimos, pues, constituir una especie de gabinete de crisis, formado por un grupo reducido de personas (los que estamos aquí, más mis jefes, y algún miembro destacado de la Casa Real vívamente interesado en que las Joyas de la Corona Británica siga siendo la mejor y más valiosa colección del mundo en su exclusivo género).
Obviamente, como se ha de establecer una red lo más amplia y tupida posible, se utilizarán los resortes de cada una de estas instituciones para lograr el fin requerido: el hallazgo del diamante. Todo el personal, tanto de la RGS como del MB, estarán buscando la joya... sin saber que lo hacen; para ellos se tratará de seguir excavando, investigando, descubriendo, ignorando que alguien dirige y tiene puesto el foco en un único objetivo.
Se ha determinado que ustedes dos: Mrs Robertson y Mr Hopkins sean los responsables ejecutivos de las acciones directas. Serán quienes determinen los pasos a seguir y los objetivos del día a día, la orientación que debe darse a la búsqueda y las localizaciones donde intensificar los esfuerzos. Contarán para ello con nuestro apoyo, personal y medios. Todo debe de hacerse con discreción, informarán a sus superiores mediante mensajes codificados y para el resto de colegas serán un equipo volante en tareas de supervisión .
Mr Hopkins, llegados a este punto -añadió Fitzsimons, clavando la mirada en Percy al tiempo que colocaba los antebrazos sobre la mesa y enlazaba las manos-, tiene ahora usted la palabra para decir si acepta o no esta misión en los términos descritos; si no lo hace deberá olvidar cuanto aquí ha escuchado, sus superiores determinarán sus funciones y nos olvidaremos de usted; si decide aceptar recibirá nuestra felicitación y la de la Corona, formará parte de un buen equipo de trabajo y es posible que se sienta satisfecho de haber ayudado a su gobierno y a su país a mantener el prestigio internacional duramente ganado en acciones diplomáticas, transacciones comerciales y campos de batalla.


Percy sentía su corazón golpeándole potente y acelerado en las sienes, pero, a la vez, también sentía una especie de euforia interior. La excitación confusa que antes le encogía el plexo solar se había transformado en una especie de entusiasmo que liberaba su respiración y estimulaba su mente. Notaba cómo le fluía la sangre por las venas, el calor de su cara, el sudor corriéndole por la espalda. Se esperaba de él que dijera un no o un sí. No había tiempo para sopesar pros y contras; tampoco quería hacerlo. Se le estaba demostrando una confianza que le halagaba, pero tambien le abrumaba: ¿Podría ser merecedor de ella? ¿Sabría hacerlo?
Transcurrieron segundos dilatados por este vértigo de pensamientos y conjeturas...
Miró a Fitzsimons, que le miraba fríamente; a Merryman y a McCormick, que también lo miraban pero como quien observa a un alumno en trance de un examen; a William, que esbozaba una sonrisa animándole a aceptar con la mirada; y por último, a Helen: ella lo miraba fijamente, pero no como Fitzsimons; había en aquella forma de mirar, en aquellos ojos expectantes, el destello de una súplica, o al menos eso le pareció a él... Perdido en aquellos ojos, extrañado de sí mismo, oyó su propia voz decir,
-De acuerdo, acepto. Cuenten conmigo.

Fin del Capítulo VI


***
PUSO MÚSICA
Alexander Borodin
Sinfonía nº 3 en La menor (inacabada)
I. Moderato Assai
II. Squerzo
Sinfonía nº 2 en Si menor
I. Allegro
II. Squerzo-Prestíssimo-Allegretto
III. Andante
IV. Finale: Allegro

*
ILUSTRACIÓN ENCABEZAMIENTO
Jean Leon Gérôme
Lion

*****

lunes, 25 de octubre de 2010

El Diamante de Mosul. V






12
Tiempo de Sorpresas

El sol estaba en su zenit y la escasa humedad procedente del río más que aliviar hacía que la sensación de calor fuese aún mayor. El zumbar ocasional de los moscardones y el estridor contínuo de las chicharras de ribera aportaban la banda sonora al canicular silencio del mediodía.
Bagdad tenía bien ganada su fama de urbe calurosa: sus veranos agobiantes -en los que se podían alcanzar fácilmente los 40º C, y aún los 50º-, la ausencia total de lluvias y, sobre todo, las frecuentes tormentas de arena que lo anegaban todo volviendo el aire irrespirable, hicieron que en su día los abasíes que la fundaron como capital del islam la abandonaran en favor de la más benigna Damasco. Fue el comienzo de su lenta decadencia. Aunque nunca perdiera el halo de embrujo y magia que en sus doscientos años de esplendor había ganado merecidamente, ahora parecía estar varada en un meandro del Tigris, pudriéndose lenta e inexorablemente, sometida al olvido y el malgobierno. No obstante, su situación privilegiada, encrucijada de caminos y paso obligado en la Ruta de la Seda, la seguían haciendo atractiva para los países con intereses geo-estratégicos en la zona de Oriente Medio, que es tanto como decir que Inglaterra, Francia, Alemania y la aspirante eterna a abrirse hacia el Mediterráneo, Rusia, tenían consulados o delegaciones consulares en la Ciudad Circular.


Una amplia estancia de techos altos ubicada en el ala norte del Palacete Residencial hacía las veces de refectorio. Se accedía a él desde el vestíbulo central por una doble arcada apuntada cuyas jambas estaban formadas por columnatas finamente labradas. En sus paredes se abrían ventanales de doble hoja que desde el suelo se alzaban hasta casi llegar al techo y que permitían: al Este divisar los ribazos del río; y de frente y al Oeste, las zona ajardinadas frente al edificio. De las paredes, aquí y allá desconchadas y cien veces repintadas de un invariable tono crema marfil, entre los vanos de los ventanales, colgaban tapices con motivos florales de colores suaves donde parecían predominar los ocres, el rojo y el verde, ya desvaídos por el calor, la humedad y el tiempo que llevaban colgados.
Suspendidas del techo, a modo de gigantescos abanicos rectangulares, tres planchas de anea oscilantes -accionadas mediante poleas por mozalbetes de mirada distraída- movían el aire dando la impresión de que allí el ambiente era más fresco; pero era solo una impresión, pues la realidad era tozuda y el sudor de los cuerpos calando las ropas demostraba que no era así.

Cuando Percy llegó al comedor no encontró allí a Helen. Pidió un refresco de té con bergamota y cogiendo uno de los diarios locales que se editaban en inglés se sentó en una de las mesas más alejadas de la entrada; desde allí dominaba con la vista todo el salón, podía contemplar la relajante imagen del río, y se libraba de sufrir las molestias del personal de servicio yendo y viniendo desde la cocina o la gran mesa auxiliar donde se exponían los platos fríos, las bebidas y las frutas.
Imbuido en sus propias cábalas se disponía a ojear distraídamente el periódico cuando se encontró en portada con una noticia destacada en grandes titulares: la tensión crecía en el área (Tierra Santa, precisaban) por las exigencias rusas demandando protección, a las autoridades turcas, de su comunidad ortodoxa de Jerusalén. En realidad, parecía ser -picado por la curiosidad y leyendo el fondo del reportaje- que las intenciones del Imperio Ruso nada tenían que ver con su exigua comunidad ortodoxa afincada en la Ciudad de las Tres Religiones, sino, antes bien, con sus pretensiones de abrir su territorio al Mediterráneo y controlar, así, una posibilidad ventajosa de comercio apoyada en una armada cada día más poderosa. Esto no era admisible por los gobiernos que tenían grandes intereses en la zona (Inglaterra y Francia), ni tampoco por una pujante Austria que intentaba detener la política de expansión territorial del Zar Nicolás I en Europa, y a la que no convenía un Mediterráneo controlado por los rusos, con el riesgo de verse, de esta forma, presionada por dos frentes. Así estaban las cosas, muy tensas. Se temía lo peor, pues parecía que Rusia ya había lanzado un ultimátum al Imperio Otomano de la Sublime Puerta (en esos momentos bastante menos sublime que en tiempos de Solimán el Magnífico).


Percy se quedó pensativo un momento, pero dándose cuenta de que el tiempo pasaba y de que Helen no aparecía, acabó por pedir el almuerzo: rosbiff con ensalada de anacardos y jugosos y afamados dátiles de la zona embebidos en leche fresca de camella con miel. Dio cuenta de él con rapidez y al salir se dirigió al vestíbulo donde preguntó a la recepcionista por Helen. Ésta le dijo que no sabía dónde estaba la señorita Robertson, pero que se había servido una comida privada, para cinco personas, en le sede de la Royal Geographical Society; estaba segura de ello, pues ella fue quien recibiera la comanda y quien confirmó su envío. Percy se quedó aún más confundido.
Subió a la habitación a recoger sus documentos. Según salía por el pasillo no pudo evitar tocar ligeramente con los nudillos en la puerta de Helen. Le contestó el silencio. Salió del Palacete y se dirigió con paso presuroso hacia donde un comité de la RGS le esperaba para escuchar su informe e inquietudes. La verdad es que su dossier era bastante preciso, incluso en sus propuestas de actuación futura, pero en cuanto a las inquietudes... Ahora comenzaba a sentir una que era de otra índole menos profesional, más confusa y desconcertante, más... digamos, sentimental. Sí, eso era, Helen iba y venía de su mente a su emoción sin poderlo evitar: se le imponía. "¡Vaya -pensó- esto es nuevo y ciertamente embarazoso!". Con este pensamiento ascendió los tres peldaños que conducían al porche por el que se accedía al interior de aquel majestuoso pero sobrio edificio donde esperaba encontrar respuesta a éstas íntimas cavilaciones.


Un asistente le acompañó a la sala del primer piso donde -le dijo- ya le esperaban, y le anunció. Percy, una vez dentro, se vio ante una mesa alargada que ocupaba el centro de la bien iluminada habitación, alrededor de la cual, en el extremo opuesto al que él ocupaba, se hallaban sentados cuatro hombres y una mujer.

-Pase, Mr. Hopkins. Tome asiento y póngase cómodo, está entre amigos. -le dijo William Marlborough, el Intendente de Archivo, al que ya conocía Percy-. Permita que le presente a Mr James Merryman, director de la Oficina de la RGS Meddle East; a Mr Patrick McCormick, Director de Zona del Museo Británico; y a Benjamin Fitzsimons, del Departamento de Estado y Delegado del Medio Oriente de los Servicios Secretos de Su Majestad; a Mrs Robertson-Hope ya la conoce: es nuestra intrépida y sagaz experta en lenguas semíticas; sé que se estará preguntando por su presencia en este lado de la mesa, y no ahí, a su lado, como colaboradora. Pero tenga paciencia. En su momento se le informará debidamente. Ahora escucharemos su informe y propuestas, como se le pedía en las instrucciones...



*



13
La Estela de Babilonia

Es probable que el fin esté cercano. Mi rey Nabonido se resiste a admitirlo, pero los astros han hablado con voz clara y fuerte, y en ellos escrito está; incluso en las hepatoscopías realizadas hallamos el mismo mensaje: se acerca el día en que las dinastías babilónicas se esparcirán como el polvo del desierto y de ellas no quedará más memoria que los anales escritos en el frágil barro, en la dura piedra y en el frío metal.
Quien ha de acabar con la hegemonía caldea vendrá en el carro de Shamash -del Este, por tanto-, y será un gran señor venido de los montes de Elam, domador de naciones y conquistador de imperios. Y aquí está ante nuestros muros, el rey de Anshan, el aqueménida Kurus, cumpliendo así el vaticinio escrito en las estrellas.
Los enviados a Egipto hace días que regresaron asegurando que el faraón vendría en nuestra ayuda. Pero los carros del Señor del Doble Cetro no han aparecido. La ciudad no podrá resistir mucho más. El asedio dura ya semanas y nuestras fuerzas se hallan al límite. Los medos están intentando desviar el río que nos protege con sus aguas, nutriendo el profundo foso que rodea la ciudad; si eso ocurre estaremos perdidos, y eso, inevitablemente, ocurrirá.


Mi señor Nabonido, no obstante, sigue confiado; dice que las estatuas de todos los dioses que están en nuestros templos, traídas de sus templos originales, le protegerán, protegerán a Babilonia de la destrucción; dice, en el delirio de grandeza que le gobierna desde que regresara del Oasis de Taima, que los dioses le han hablado en el desierto, ordenándole hiciese de ellos su ejército. Y así lo ha hecho: ha despojado todos los templos del Imperio para congregar aquí su ejército de estatuas. Yo, como astrónomo Real, debo de creer en los dioses y su poder, pero creo más en lo que dicen las estrellas... y en mi sentido común: aquéllas ya han hablado previniendo un desenlace fatal; mi sentido común me dice que las estatuas no lanzan flechas, ni empuñan espadas, ni construyen empalizadas, ni artilugios de guerra... Mi rey no sabe que esa misma acción impía de deífica rapiña es la que ha fraguado su desgracia. Los dioses no están contentos fuera de sus residencias. En Sippar, Ur, Uruk, los templos han sido desposeídos de sus deidades para colmar los espacios de los templos babilonios. Eso ha traído la desgracia al Imperio, que agoniza. El presagio definitivo ha tenido lugar: El Don de la Luz se ha oscurecido; la piedra translúcida donde habita la luz se ha vuelto negra como el carbón.

Mi nombre poco importa, pero lo consigno por si a alguien le fuese de utilidad para identificar esta crónica: Nergal-Usur, es como me llaman, y, ya lo he dicho, soy astrónomo del Real Consejo. A mis órdenes observan el cielo, miden trayectorias, trazan mapas estelares, nombran y renombran estrellas y constelaciones, calculan ciclos lunares, preveen eclipses, proyectan declinaciones planetarias,... y un sin fin de operaciones más que intentan desentrañar los misterios escondidos en el firmamento, para, así, conocer los designios de los dioses y el destino de los hombres, un grupo de sabios a quienes les apasiona tanto esta vida entregada a la ciencia como a mí.

Me enorgullezco de pertenecer a una estirpe que es la gloria del saber de los hombres. Mis ascendientes proceden de la antigua Ur, al sur de donde ahora me encuentro: la sin par Babilonia; a ellos les debo la pasión por saber y la voluntad por conocer. Un día llegará en que un saber mucho mayor, pero alzado sobre los fundamentos del nuestro, mirará hacia nosotros reconociendo el esfuerzo realizado, el conocimiento adquirido. Mucho de lo que ahora conocemos se olvidará, mucho quedará relegado por un saber más avanzado -como ha sucedido antes de ahora-, pero seguramente gran parte de lo que mi pueblo ha descubierto y revelado seguirá siendo útil a las generaciones futuras: los ciclos lunares de 29 días, las semanas de igual número de días que el número de los planetas conocidos, la división del día en 24 horas, el sistema sexadecimal que nos ha servido, tras innumerables observaciones, para medir el tiempo en fracciones de 60 -60 segundos: un minuto; sesenta minutos: una hora-, los grandes ciclos de 223 lunas en que la luna y la tierra ocupan la misma posición en sus órbitas lo que nos facilita la previsión de los eclipses, el elíptico camino de Shamash -el Dios Sol- por los campos de Anu -el Dios cielo- y su transcurso por las constelaciones a las que hemos puesto nombre según la figura animal a la que la disposición de sus estrellas nos recordara; además, hemos perfeccionado los sistemas de cultivo heredados de los sumerios, construído canales para el riego, controlado el laboreo en atención a la posición de los astros que llenan los campos de fértiles cosechas; la práctica precisa de la cirugía por nuestros médicos y el desarrollo de la farmacopea han aumentado la salud de nuestro pueblo; la industria del tinte y la perfumería es envidiada por los pueblos vecinos que demandan nuestras telas de vivos y estables colores y nuestras esencias evocadoras de ensueños... Todo esto y mucho más son logros que se nos deben. Somos, en fin, un pueblo de observadores pacientes, de mirada asombrada y curiosidad infinita.




Yo, Nergal-Usur, quizás sea el último de esa estirpe ligada a una dinastía, pero la estirpe de los ávidos de conocimiento seguirá después de mí. Conociendo como conozco, desde hace años, este augurado fin de un Imperio que ha asombrado al mundo, y que pasará ese cetro a otro que ya está llamando a las puertas, que, a su vez, lo pasará a otro y este a otro, y así hasta el final de los tiempos, he resuelto dejar testimonio de mis impresiones sobre un hecho al que no hallo explicación científica ninguna y que es de tradición muy antigua.
Cuando se me nombró Gran Astrónomo del Consejo, accedí al conocimiento de los secretos del Tesoro Oculto. Se llama así a los bienes acumulados en Sede Real procedentes de los tesoros depositados en los templos y reclamados por el Poder en los diversos gobiernos de las diversas épocas desde que allá en la lejana Uruk, hace más de dos mil años, el gran Gilgamesh diera prerrogativas al templo de Eanna para poseer un Tesoro propio del que había de hacer donación en una cantidad del diez por ciento a cada rey entronizado. A partir de aquel momento se siguió una tradición que ha durado hasta el día de hoy.
En este Tesoro Oculto he descubierto una joya que posee un poder inaudito. Se encontraba en un cofre de bronce, recubierto de finas planchas de oro ricamente grabado en la que aparecían entre otros motivos la estrella de ocho puntas, representativa de la diosa de dioses, Ishtar, y debajo de ella un objeto piramidal que despedía rayos como un sol. Dentro del cofre había una serie de tablillas pequeñas, en cada una de las cuales se consignaban nombres y hechos prodigiosos. No me está permitido revelar unos ni hablar de los otros, pero sí diré que allí se contaba la historia del objeto cristalino que reposaba en el fondo, envuelto en un rico paño de fina tela tejida con hilos de plata.

No podía creer lo que allí leí. Pero aseguro que todo lo consignado fue verídico, pues los hechos posteriores así lo han confirmado.
Mi contribución particular a este fenómeno inexplicable ha sido mandar grabar en piedra una estela con el itinerario de la joya desde que apareciera -legada por una Suma Sacerdotisa del templo de Eanna, en Uruk, de nombre Shamhat, en los tiempos en que reinaba Gilgamesh- hasta nuestros días.


Este itinerario viene señalado por los distintos reyes que en orden a su importancia han ido jalonando el devenir de nuestra cultura sumeria, acadia, asiria y caldea. Así, en la estela, vendrán representados: Gilgamesh, por ser el gran iniciador, poseedor del Misterio, al que se debe que la joya haya llegado a nuestros días; el Gran Sargón de Acad, rey de reyes, primer gran conquistador y creador de ciudades; el no menos grande Hammurabi, hombre sabio y prudente que dejó escrito en basalto un legado para la posteridad, un Código Legal que es una crónica legislativa de su reinado; la bella y única reina de toda la saga, Semiramis, a quien se debe el primer esplendor de la ciudad que nos acoge y desde la que escribo estos anales; el todopoderoso y cruel Senaquerib, refundador de Nínive y destructor de una indómita Babilonia; el clemente Asarhaddón que restituyó a Babilonia el esplendor destruido por su padre; el culto y magnánimo Asurbanipal, creador de la Gran Biblioteca y último gobernante asirio; el Nabucodonosor conquistador de Jerusalén y constructor de los Famosos Jardines, por donde a veces paseo y que son un paraíso en la Tierra; y, por fin, mi señor Nabonido, quien será el último gobernante caldeo porque así lo dicen las estrellas y el sentido común. Estos nueve hitos está representados en la estela traspasándose la joya de uno a otro.
Itinerario que acabará donde otro dará comienzo, pero ese será descrito por otros que habrán de venir después de mí. Yo, he cumplido con mi doble misión de científico y de transmisor del Misterio. La historia de El Don de la Luz quedará grabada en piedra por si del cofre desapareciesen las tablillas, mucho más frágiles. El poder inherente a la joya, aun siendo secreto, y no pudiendo revelarlo, sí diré que está descrito en una frase que aparece en la más antigua de las tablillas: "El poder de la luz que revela y desvela".
La estela está ubicada en el templo de Sippar, adosada al frontispicio de su entrada.
Estos anales que ya concluyo quedarán, así mismo, depositados en la Cámara del Tesoro Real.
Que los dioses Marduk e Ishtar guarden los destinos de los hombres sabios y les doten de sentido para que continúen la ingente labor de aportar conocimiento a sus culturas.

En el año 18 del reinado de mi señor Nabonido. Año en que Babilonia dejará de ser caldea para ser aqueménida.




14
Siguen las sorpresas

Percy, tomando asiento y sobreponiéndose a un estado de creciente perplejidad, se concentró en su informe donde daba cuenta detallada, meticulosa y cronológicamante de su trabajo en las excavaciones desde su llegada a Nínive: el hallazgo de las tablillas correspondientes a la Epopeya de Gilgamesh, y entre ellas la nº XIII donde se hablaba de un extraño "Don de la Luz que revela y desvela", su traducción e interpretación, el envío de las copias transcritas a la sede Central de la RGS, la llegada de Helen, el hallazgo de la autobiografía de Shamhat, las instrucciones para indagar sobre la autoría real de tal autobiografía y la tecnología empleada en ella, la confirmación del hallazgo, el silenciamiento posterior por parte de esta misma Central -aquí con carraspeo incluido-, ante el reconocimiento de un descubrimiento capital como era la primera prueba de escritura realizada por una mujer en la historia, y los envíos posteriores de las tablillas al archivo...
Una vez acabada la lectura del informe se dispuso a dar cuenta de sus propuestas, no sin antes alzar la vista esperando, quizás, alguna pregunta, precisión u observación. Por toda respuesta, la voz de William le animó a proseguir -mientras lanzaba una mirada furtiva a Helen, sentada frente a él, que le miraba sin furtivismo.
Percy bebió un sorbo de agua de un vaso que sobre un plato tenía cada uno de los presentes frente a sí. A pesar de que el sol comenzaba su lento declinar el calor era intenso y agobiante. Notaba cómo el sudor le caía por las axilas y periódicamente se pasaba un pañuelo por la cara con leves y discretos golpecitos. Se detuvo un instante con los ojos fijos en el texto, pero era notorio que no estaba leyendo. Levantó la mirada y les dijo,

-Discúlpenme pero lo que ahora les voy a leer corresponde a unos supuestos hechos hace cinco días, en Mosul. Desde entonces han ocurrido cosas que me obligan a prevenirles de que quizás deba modificar sobre la marcha algún extremo de lo que aquí refiero. -fue él, ahora, quien lanzó una mirada furtiva a Helen a pesar de que se había propuesto no hacerlo: los ojos de ella estaban fijos en él y le pareció detectar una leve sonrisa danzando en ellos-.


Percy estableció dos líneas diferentes de actuación: una era la conveniencia de seguir investigando sobre la autobiografía y cómo pudo realizarse sin la ayuda -¿o con ella?- de aparatos ópticos que hubieran permitido su escritura en miniatura; algo de extraordinario interés tanto si esa tecnología era propia o se debió a la interacción con Egipto u otra cultura poseedora de la misma. Para cubrir este campo solicitaba extremar la labor de reconocimiento de cuantas manifestaciones escritas, imágenes, estatuas, estelas o vestigios cualesquiera que pudiesen revelar la existencia de similares manifestaciones miniaturísticas.
La otra línea de actuación era sobre ese extraño Don de la Luz, que, como habían determinado, se trataba de una especie de gema; aunque no estaba clara su naturaleza, sí parecía tener una triple vinculación con: la luz, Ishtar, y la revelación o el desvelamiento de algo. Suficientes incógnitas como para no atraer la atención de quienes sienten la curiosidad innata del investigador empedernido, del buscador de tesoros -ya fuesen culturales-, del escudriñador en el pajar del tiempo de la aguja con que se teje la historia.


Él proponía comenzar a trabajar sobre catálogos, anales, y cualquier relación en que se diera cuenta de los tesoros existentes y motines obtenidos en las múltiples batallas y cambios de gobiernos desde los tiempos en que la gema apareció por primera vez hasta por lo menos la destrucción de la Gran Biblioteca de Asurbanipal, en el Palacio de Senaquerib.
Obviamente también se debería extremar la labor de reconocimiento e información que pudieran aportar los mismos tesoros o joyas descubiertos.
Estaba seguro de que la existencia de esta gema no era fortuita y que reportaría datos e interés que avalarían dedicar un equipo de investigación a seguirle la pista.
Proponía, así mismo, que este equipo estuviera dedicado de lleno a esta doble labor investigadora, pidiendo fuese relevado de las demás funciones y cometidos.
Consideraba aconsejable un primer plazo de seis meses para encontrar indicios que cimentasen la utilidad de esta dedicación.
Una relación directa y fluida con el Museo Británico, habida cuenta que realizaba excavaciones por toda la zona del Creciente Fértil, era más que aconsejable, necesaria. -apuntando que le satisfacía comprobar cómo en esto había coincidido con su jefes, al estar presente un alto representante de aquella institución en este Comité.
Proponía, que el equipo estuviese formado por él mismo y Mr Helen Robertson Hope -y al decir esto levantó la mirada para mirar primero a Helen y después al Director Merryman; la vista se paseó, posteriormente por los demás miembros del Comité, hasta finalizar en William.

-Claro que este extremo no sé hasta qué punto puede ser factible, dado que esperaba tener a mi lado a Mrs Robertson, pero me encuentro con que la tengo frente a mí y no sé en calidad de qué. -al decir esto, se mordió la lengua, pero no pudo evitarlo; las palabras, sino de reproche, sí de perplejidad y confianza, hasta cierto punto, traicionada, salieron de su boca sin control y sin pensar en las consecuencias-.
-Sé que le debemos una explicación, Mr Hopkins. -habló el director Merryman, al tiempo que esbozaba una franca sonrisa. Su voz sonaba suave y tranquila; parecía medir las palabras antes de expresarlas-. No se preocupe que la recibirá... a su tiempo. Tengo una gran responsabilidad dirigiendo las excavaciones en una zona tan conflictiva, y más en estos momentos en que parece oírse un creciente ruido de sables. No importa cuan alejados estemos de las cuestiones políticas, nosotros, las instituciones nacionales, siempre estaremos sometidos a las vicisitudes que sufran nuestros gobiernos. El Dr Marlborough tendrá ahora la gentileza de explicarle qué es lo que hace Uvd aquí y para qué le hemos llamado. -al acabar de hablar, sus ojos se volvieron hacia William que con un leve gesto asintió.


-Mi querido Mr Hopkins, es Uvd un hombre de carácter, eso salta a la vista, y para este cometido se necesitan personas de carácter. Queríamos estar seguros, antes de revelarle más detalles, que era Uvd el hombre capaz de llevar esta misión adelante. Y creemos que es así. -su mirada se dirigió a los demás miembros del Comité buscando confirmación-. Quizás se trate solo de un pálpito, pero es un pálpito que ha suscitado el vivo interés del Ministerio del Interior. Comenzaré por el final: hace dos meses (es decir más de un mes antes de su llegada) se encontró, en las excavaciones que el Museo Británico realiza en lo que se cree el emplazamiento de la Babilonia caldea antes de ser conquistada por los medos al mando del gran Ciro, una estela en la que parece contarse linealmente una secuencia de hechos con un único protagonista: un objeto piramidal del cual salen rayos a modo de foco emisor que se repite nueve veces en la mano derecha de nueve personajes, como si se hubiese transmitido de uno a otro; cada personaje aparece identificado: todos ellos son grandes reyes habidos en las diferentes civilizaciones hegemónicas de Mesopotamia; el primero es Gilgamesh y el último un tal Nabonido, a la sazón último rey de Babilonia antes de ser tomada por Ciro el Grande, quien también aparece en la escena sobre un carro de guerra enfrentado a todos los demás. Sobre cada pirámide radiante hay una estrella de ocho puntas (como sabrá, representación del planeta Venus y de la diosa Ishtar). Como un firmamento, en la parte alta de la estela, figura, con una precisión increíble, un calendario lunar, la elíptica del sol cruzando las constelaciones del zodiaco, y la Tierra, el sol, la luna y los planetas entonces conocidos, con sus órbitas correspondientes -en este momento se echó hacia atrás y dibujó una especie de rótulo en el aire- Una leyenda en escritura cuneiforme sumeria está inscrita en la parte central, entre los planetas Venus y Marte: "El poder de la luz que revela y desvela". -y, sonriendo, añadió- ¿Le suena de algo, verdad?

Se hizo el silencio. Un moscardón pasó entre las cabezas silenciosas llenando el ambiente con su grave zumbido. Los cinco miembros del comité miraban a Percy, que a su vez les miraba a ellos. Pensó que esto era algo más importante que una simple búsqueda de objetos arqueológicos, que allí había algo que no alcanzaba aún a comprender pero que, estaba seguro, sería un punto de inflexión inesperado en su vida. Una especie de excitación que no había sentido nunca comenzó a adueñarse de su ánimo, aunque se cuidó muy mucho de que no aflorase.
Lo que más le intrigaba, no obstante, era el papel que Helen jugaría en todo esto...

Fin del Capítulo V


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miércoles, 20 de octubre de 2010

Talk Talk: The Rich Shining


Pocas veces como en esta ocasión se puede tener una visión completa y panorámica de la obra íntegra de un grupo musical. Este artículo está dedicado a uno irrepetible. Irrepetible por varios motivos: porque todos somos irrepetibles; porque algunos, además, son conscientes de su condición y ejercen de ello creando sus propias propuestas; porque esas propuestas no están sujetas a los dictados de las discográficas (es decir, del money, money); porque esas propuestas evolucionan constantemente en un esfuerzo apenas perceptible pero patente hasta alcanzar una obra única capaz de influir en toda una generación de músicos; porque, siempre sinceros consigo mismos, una vez creada su obra se inmolan en el altar de su singularidad, ofrecidos en sacrificio al arte por el arte, no renaciendo ya el ave fénix de sus cenizas: será brasa incandescente iluminando el universo de la música como una estrella de brillo singular.

Talk Talk pertenece al selecto grupo de los irrepetibles, como My Bloody Valentine, Joy Division o The Cure, por poner ejemplos afines, y, como ellos, fueron un intenso y suntuoso resplandor cuyos rayos iluminaron el post rock posterior, llegando su influencia hasta el actual panorama musical del pop-rock independiente.
En su comienzo fueron considerados herederos directos del estilo Roxy Music (también tenían en su vocalista a una pieza fundamental que, además de componer, daba imagen y consistencia a su propuesta creativa: Bryan Ferry -por Roxy Music- y Mark Hollis-por Talk Talk-), pero pronto marcarían la diferencia, pues Talk Talk no se recreó en una apuesta circular, repetitiva, mod o brit, si no que evolucionó en cada disco que sacó al mercado -¡sólo editó cinco albums!- hasta alcanzar una definición prodigiosa, portadora de un estilo innovador, experimental y muy personal. Una vez conseguido esto, el grupo se disolvió, no sin haber dejado un sello indeleble en la historia de la música pop culta.

Este es mi particular homenaje a una banda auténtica donde las haya y que forma parte de mi bagaje cultural más selecto.

Siguiendo un discurso secuencial desde sus inicios, presento los cinco discos editados (sin contar las recopilaciones), haciendo un recorrido por su música en base a una selección de los temas que me parecen más característicos de cada uno de ellos.
Haciendo click sobre la carátula del disco se irá directamente a una lista de reproducción en YouTube de todos los temas.
Y, además, ofrezco enlaces, en aquellos casos en que existan, a los vídeos oficiales de algunos títulos -de gran calidad (HD)-, los cuales vendrán marcados en el listado correspondiente a cada disco con el subrrayado característico al pasar el puntero sobre ellos

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1982

El primer album es el de un típico grupo "mod" británico en su escenografía que no en su temática, pop-new wave con pretensiones elitistas, The Party's Over (1982).

TRACKS
1. Talk Talk 3:20 (1) / Talk Talk 3:21 (2)
2. It's So Serious 3:21
3. Today 3:30
4. The Party's Over 6:12
5. Hate 3:58
6. Have You Heard the News? 5:07
7. Mirror Man 3:21
8. Another World 3:14
9. Candy 4:41






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1984

Segundo soberbio album en el que se va definiendo su singular propuesta, It's My Life (1984). Disco sin desperdicio en el que todos los temas lucen con luz propia. Son sobre todo Dum Dum Girl, Such A Same o It's My Life, los más conocidos, pero en Renée y Tomorrow Started es donde apunta ya la evolución creativa del grupo.

TRACKS
1. Dum Dum Girl 4:41 (1) / Dum Dum Girl 4:15 (2)
2. Such a Shame 5:43
3. Renée 6:23 (Live Rotterdam 1984)
4. It's My Life 3:54
5. Tomorrow Started 5:59 (Live Rotterdam 1984)
6. The Last Time 4:24
7. Call in the Night Boy 3:48
8. Does Caroline Know? 4:41
9. It's You 4:42





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1986


Tercer espléndido album, su estilo florece con fuerza e intensidad en The Colour of Spring (1986). Igualmente que en el anterior, no hay temas de relleno, todos perfectos, todos con entidad propia. Clima más intimista y complejo (espléndidos I Don't Believe in You, Living In Another World), un Chameleon Day muy experimental. Musicalmente más maduro que los anteriores, con un tema perfecto de composición y ritmo, Time it's Time, cerrando el álbum.

TRACKS
1. Happiness Is Easy 6:30
2. I Don't Believe in You 5:02
4. April 5th 5:51
6. Give It Up 5:17
7. Chameleon Day 3:20
8. Time It's Time 8:14





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1988


Cuarto album, una obra maestra de equilibrio, sensibilidad y creatividad, música para besar, para abrazar, para acariciar... o simplemente para perderse en otros ojos, en fin para amar -los ecos de una música por venir llena de sugerencias y guiños, con un soberbio tema I believe in you genial de planteamiento e interpretación- Spirit of Eden (1988). Para los críticos quizás su mejor álbum, en cambio el gran público se mostró sorprendido. Pop-Rock con pretensiones de de jazz y clásica (en el enlace a wikipedia, en inglés, que recomiendo, se cuentan las influencias que según Mark Hollis están presentes aquí: John Coltrane, Miles Davis, Debussy o Satie).

TRACKS
1. The Rainbow 9:05
2. Eden 6:37
3. Desire 7:08
4. Inheritance 5:19
6. Wealth 6:35





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1991


Quinto y fantástico album, pleno de originalidad, profundo y luminoso a la vez, Laughing Stock (1991). Este es el album más experimental, un coqueteo con el jazz y el minimalismo musical. De principio a fin fluye como un cauce de sensibilidad extraña e íntima a un tiempo. Encantador y perfectamente diseñado el tema New Grass, no se puede decir más con menos, es pura arquitectura del espíritu cimentada en la emoción, como una senda trazada entre el corazón y el alma; también es como un sutil gesto revelador: eso que sentimos, en muy excepcionales ocasiones, y que nos es imposible describir con palabras; eso, se describe con música, con lenguaje almático, aquí.

TRACKS
1. Myrrhman 5:33
2. Ascension Day 6:00
3. After the Flood 9:39
4. Taphead 7:30
5. New Grass 9:40
6. Runeii 4:58





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Es de destacar el álbum recopilatorio, Natural History: The Very Best of Talk Talk (1990), donde se incluye un tema no presente en los discos anteriores: My Foolish Friend



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¡Salud y buena música!
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Links de Interés

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COMPLICIDADES

Traigo aquí unos poemas de Héctor Amado para aquellos a los que no les entusiasme este grupo musical y tengan, así, qué roer salvos del desengaño de verse burlados por la veleidad temática -y de singular gusto- del blogsmaster.
Uno de los poemas gira en torno a la fuerza que mueve el corazón de los humanos (al menos de la mayoría): ese poderoso sentimiento que se empeña en complicarnos la vida cuando lo tenemos y en hacer, de forma taimada y subrepticia, que deseemos complicárnosla cuando no (perdóneseme la lengua de Racine).
El otro, es un poema más reciente al hilo de una reflexión de biblioteca, allí donde uno espera zambullirse en las horas detenidas y acaba nadando en propios ensimismamientos, como éste, a la vista quizás de una mirada furtiva, una sonrisa o un leve rayo de piel luminosa.


Voltigeant autour de l'Amour

Le sentiment océanique dans l'amour:
cette dissolution de la volonté dans la nature des sentiments,
cette sensation de légéreté,
cette transformation magique du matériel dans émotion vive,
cette absence de frontières,
ce mouvement perpetuel de l'esprit tout autour et partout,
la profondeur du mystère!
.....
La défaite du temps par l'ivresse amoureuse:
l'énivrement voluptueux de la contemplation de l'être aimé,
l'eternité de chaque instant,
la présence étourdissante de l'autre en diluant les heures,
l'élan intarissable d'aimer,
l'incommensurabilité d'un regard, d'un sourire, d'une caresse,
la durée infinie d'un boucle!
.....
L'anéantissement du Moi dans l'objet aimé:
ce dévouement inconditionnel à une autre volonté
cette interpénétration,
cette dissolution de tout égoisme avec réjouissance,
cet intêret desintêresé,
cet offrir la propre vie dans un cadeau permanent,
la naissance à une autre vie!
.....
Derrière l'amour pousse l'élan créatif :
L'amoureux veut être plus pour pouvoir donner plus,
l'amoureux c'est une source,
l'amoureux veut surprende pour conquérir séduisant,
l'amoureux c'est un héros,
l'amoureux vit chaque moment comme une genése,
l'amoureux c'est un démiurge.
...

L'amour permets le retour au paradise perdu à travers ces trous noirs
qui sont les yeux éblouisants, aveuglants, de l'Autre,
tels que des portes ouvertes à l'infini.

***

Las Horas Detenidas..

Miden las horas detenidas
relojes sin manecillas:
cosmogónicas esferas
donde las almas se hospedan
al precio de una sonrisa.
.
Por las horas detenidas
fluyen las ansias esquivas,
los sueños que ya no esperan
y el olvido al que se entrega
la embriaguez del alma herida.
.
Son las horas detenidas
el bálsamo de la vida:
las tardes de abrazo y siesta,
las noches de amor y fiesta,
la ilusión de cada día.

*****