jueves, 7 de mayo de 2015

El Eterno Femenino en la Pintura (VII): Helena (I) - GALERÍA: Helena de Troya (1)





Así eran los príncipes troyanos sentados sobre la torre.
Al contemplar, pues, a Helena ascendiendo a la torre,
con voz queda se decían unos a otros estas aladas palabras:
«No es extraño que troyanos y aqueos, de buenas grebas,
por una mujer tal estén padeciendo duraderos dolores:
tremendo es su parecido con las inmortales diosas al mirarla.»
[...]
Así hablaban, y Príamo, alzando la voz, llamó a Helena:
«Ven aquí, hija querida, y siéntate ante mí y verás
a tu anterior marido, a tus parientes políticos y a tus amigos.
Para mí tú no eres culpable de nada; los causantes son los dioses,
que trajeron esta guerra, fuente de lágrimas, contra los aqueos.»
Iliada, II  153-158, 161-164. Homero

EL CORO.— No desdeñes, ¡oh noble mujer!, la posesión gloriosa del mayor de los bienes, ya que a ti sola fue acordada la gloria de una belleza superior a todas. Alza el héroe la orgullosa cabeza al oír pronunciar su nombre; y hasta el hombre más inflexible cede ante la belleza que todo lo domina.
[...] 
FAUSTO.— Mujer sublime, permíteme que me postre a tus plantas y dígnate aceptar mi homenaje. Déjame besar la mano que me eleva hacia ti. Comparte conmigo el mando de tu reino infinito y haz que sea un sólo hombre tu admirador, tu esclavo y tu guardián celoso.
[...]
HELENA.— Es el amor el más puro goce de la tierra; el amor acerca y une una noble pareja, pero sólo puede procurar goces divinos cuando forman una trinidad dichosa.
FAUSTO.— Nada nos falta ya: yo soy tuyo y tú me perteneces. Estamos eternamente unidos.
Fausto. Acto Tercero. Frente al palacio de Menelao en Esparta.
Johann Wofgang von Goethe


Helena en el Eterno Femenino
Reflexiones incidentales

.....Realizaré dos precisiones o acercamientos: al mito y al arquetipo.
.....Al mito: Helena de Troya y su decisiva existencia como pieza clave en la mitología y la cultura griega clásica. Helena es la causante de una guerra que duraría diez años, al ser raptada por el príncipe troyano Paris (Alejandro) de la casa de su anfitrión, el esposo de aquélla, Menelao, y llevársela a Troya. Los aqueos obligados por un juramento (El Juramento de los pretendientes) a prestar ayuda a éste, forman un fabuloso ejército y sitian la ciudad de altos muros, la joya de la Tróade, para recuperar a Helena y resarcir el honor mancillado. Homero nos cuenta, en este que es el primer poema occidental, La Iliada (cuya datación cabría hacerla entre el 800 y el 750 a. C.), unos hechos acaecidos al cabo del décimo y último año de asedio de la espléndida e inexpugnable ciudad de Ilión (que dará nombre al poema), por parte de un liga compuesta por un variopinto contingente árgivo (o aqueo), en el que se citan no pocos héroes. De hecho el poema homérico se remite a narrar, de forma épica, los 51 días de un concreto episodio de uno de sus héroes, quizá el más grande de todos ellos, la cólera de Aquiles ("La cólera canta, Oh diosa, del Pélida Aquiles", dice el primer verso), si bien realiza una amplia presentación del escenario y los contendientes, y finaliza con los funerales dedicados al más valioso y esforzado héroe troyano, Héctor, muerto en duelo singular por el hijo de Tetis. Es La Iliada una magna epopeya donde desfilan un sinnúmero de personajes, en ocasiones citados solamente para morir en batalla. Consta de XXIV cantos o rapsodias (exámetros dactílicos), con un total de 15.963 versos, y en la que Helena es citada un total de 39 veces.

.....Pero no podemos olvidar ni obviar que el lodo de la Guerra de Troya, que el rapto de Helena provoca (es decir, en último extremo, su belleza), procede de un polvo que de forma escalada se remonta a otro hecho fundamental que involucra a unos actores que tendrán un papel protagonista en la hazaña bélica más antigua y famosa de la antigüedad. Este hecho es la boda del mortal Peleo y la nereida Tetis. Ágape al que no fue invitada la Discordia (la diosa Eris), por arisca y gafe, quien juró cumplida venganza, tomándosela al instante: lanzó una manzana de oro en medio de la mesa a la que se sentaban los dioses principales, entre ellos las diosas Hera, Atenea y Afrodita; la poma llevaba un mensaje que decía: para la más hermosa. Las tres diosas se disputaron tal título, y ante la refriega, el dios de dioses, Zeus, hubo de intervenir, dictaminando se celebrase un juicio a cargo de un juez imparcial. Sería el Juicio de Paris (príncipe y pastor troyano, hijo del rey Príamo, soberano de Troya), quien otorgaría a la diosa del amor la victoria y la poma dorada (la manzana de la discordia), y que acarrearía dos consecuencias de distinto signo: el premio de la diosa a Paris, por un lado, y que consistía en otorgarle a éste, en señal de agradecimiento por su veredicto, a la mujer más bella de la tierra (Helena de Esparta); y, por el otro, la inquina y el deseo de venganza de las diosas frustradas, Hera y Atenea, quienes maldecirían a Paris y a todo su linaje, y que a la postre causaría la destrucción de Troya. Esto en cuanto al mito.

.....En cuanto al arquetipo. Helena de Troya es la faceta del Eterno Femenino que representa el amor romántico, de gran carga erótica pero de componente individual (ya no determinado por el impulso de la especie). Al no predominar el factor de la pulsión de la necesidad de reproducción, se funda en otro de signo estético y emocional complejo, donde la belleza juega el papel nuclear. Esta belleza, pudiendo ser objetiva (que casi todos reconocerán como tal, aunque no con la misma intensidad o idéntico matiz), al estar considerada bajo un prisma individual, también tendrá un alto componente subjetivo (un individuo ve y siente a la persona amada de una forma que los demás no ven, ni sienten). Helena es el amor juglaresco y caballeresco, fundado en unas pautas idealizantes, con ciertos rasgos de locura, ya que tiene la facultad de transformar la realidad objetiva en otra meramente subjetiva donde todo, todo, girará en torno a los amantes y su mundo cerrado y recíproco. Helena de Troya cumple a la perfección estos requisitos; aunque en última instancia sean los dioses quienes manejen los hilos, la pasión desencadenada es eminentemente humana. Paris y Helena llegan a Troya sabiendo que provocarán una guerra, y no obstante no desisten de su actitud, sino que se reafirman en ella (su amor es tan valioso que bien vale una guerra). Pero no sólo les pasa a ellos que viven en su romántico y apasionado mundo, sino que es reconocido así por los demás (el rey Príamo, padre de Paris, y gran parte de la corte), salvo por la visionaria Casandra, hermana de Paris, que avisa que con ella llegará la destrucción, y un más que precavido Héctor, que sabe, como guerrero encargado de defender la ciudad, las muertes y el sufrimiento que acarreará la locura de amor de su hermano menor. No obstante todos se rinden a la belleza superlativa, dando por bueno el asegurado riesgo.

.....El arquetipo de Helena recorrerá como un estremecimiento, en sus diversas épocas, toda la cultura occidental, hasta que sea Goethe, en el siglo XIX, en su Fausto, quien lo colocará en un lugar preeminente del Eterno Femenino que él, de forma literaria, funda, y que Jung —ya en el XX—, de forma psicológica, redefinirá en la tétrada de su concepto de Ánima.
.....Helena, desde el punto de vista fáustico, es víctima de su tremenda hermosura, contra la que nada puede hacer, y que tanto hace y provoca en su derredor. Desde el punto de vista junguiano, Helena es el pilar romántico y estético del Eterno Femenino, un pilar ricamente labrado con bellas figuras e imágenes surgidas tanto del corazón como del alma del ser humano, simbiosis perfecta de materia y espíritu, de realidad e ideal. Por el amor romántico uno puede jugarse la vida... e incluso perderla; es una pulsión eminentemente humana, ya no apegada de forma necesaria a la materia (a la existencia material) sino liberada de su fatalidad. Pulsión imprescindible para dar el siguiente paso: la espiritualización del amor en la persona de María, el amor puro y trascendente que ya no pone en riesgo la vida sino que la trasciende; pero antes de poder acceder a este amor es preciso sentir el otro, y sentirlo hasta su grado más extremo, aquel capaz de sublimar la sensual materia de la que parte para elevarlo sobre las circunstancias más carnalmente voluptuosas, también sobre las pulsiones más básicas y reproductoras. Pulsión capaz de enajenar de la vida a quien, vivo, se siente morir por inanición de amor. El amor romántico, el amor que Helena representa, es el verdadero transformador de la realidad del ser humano, el que ayuda a éste a ir más allá de su mera naturaleza animal para conquistar el reino del puro sentimiento, de la espiritualidad más gozosa impulsada por la trascendencia de la más bella encarnadura.




GALERÍA

HELENA
(De Troya o Esparta)

EL NACIMIENTO DE HELENA
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Leda y el Cisne (Nacimiento de Helena). Copy after Leonardo da Vinci
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Leda and the Swan (The birth of Helen), 1506-10. Cesare da Sesto (after Leonardo da Vinci)
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 Leda and the Swan, 16th century. Copy after Leonardo da Vinci
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  Leda and the Swan (Nacimiento de Helena). Giampetrino
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Leda and the Swan (Nacimiento de Helena),  Pontormo
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HELENA en la CERÁMICA ÁTICA
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The Birth of Helen. 4th century BC. Neck-Amphora with Red Figures
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Teseo persigue a Helena (Cráteras de pinturas rojas, s IV a. C.)
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Helena es raptada por Teseo y Piritoo (cerámica de Figuras Rojas, s V a. C.)
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 Paris ante Helena (cerámica de Figuras Rojas, 380-370 a. C.
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Rapto de Helena por Paris, ante la presencia de Afrodita (cerámica de Figuras Rojas, s V a. C.)
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 Paris y Helena (cerámica de Figuras Rojas, 420-400 a. C.), detail
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Paris y Helena (cerámica de Figuras Rojas, 420-400 a. C.), detail
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Reencuentro de Helena y Menelao (cerámica de Figuras Negras, s VI a. C.)
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Reencuentro de Helena y Menelao (cerámica de Figuras Negras, s VI a. C.)
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Menelao saca la espada para recuperar a Helena, ante la presencia de Afrodita
(Cerámica de Figuras Rojas, s V a. C.)
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Helena huye de Menelao (cerámica de Figuras Rojas s. IV a. C.)
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Helena huye de Menelao, que arroja la espada (cerámica de Figuras Rojas s. IV a. C.)
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 Helena huye de Menelao, que arroja la espada (cerámica de Figuras Rojas s. IV a. C.)
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Helena huye de Menelao, que arroja la espada (cerámica de Figuras Rojas s. IV a. C.)
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HELENA de ESPARTA
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Hélène de Troye. French School
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 Henrico Fanfani (1824-1885)
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Dante Gabrile Rossetti, 1863
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 Edward Burne-Jones (1833-1898)
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 Edward John Poynter, 1881
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Helen on the Walls of Troy. Gustave Moreau (1826-1898)
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 Helen on the Walls of Troy. Gustave Moreau (1826-1898)
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Helen on the Walls of Troy. Gustave Moreau (1826-1898)
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Helen on the Walls of Troy. Gustave Moreau (1826-1898)
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  Helen Glorified. Gustave Moreau (1826-1898)
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 Helen Glorified. Gustave Moreau (1826-1898)
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  Helen Glorified. Gustave Moreau (1826-1898)
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 Evelyn de Morgan (1855-1919)
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 Evelyn de Morgan (1855-1919)
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Helen, Gaston Busière, 1895
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Helen , Gaston Busière, 1895
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Helen (detail), Gaston Busière, 1895
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 Frederic Sandys, 1908
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 Frederic Sandys, 1908
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Helena Rubinstein in dress of Helen of Troy. Leon Bakst
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Helena Rubinstein in dress of Helen of Troy. Leon Bakst
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 Franz von Stuck, 1925
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  Franz von Stuck, 1925
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Helen of Troy. Ren Wicks
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 Erte, 1985
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 Alexei Golovyn (1977-  )
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 Konstantin Razumov (1981-  )
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