viernes, 17 de enero de 2014

Romancero Califal Cordobés: Zoraida y el Caíd (I) - GALERÍA: El Harén en la Pintura (1)






Presentación


.....Llámase Romancero Califal Cordobés a una serie indeterminada y variopinta de composiciones líricas, preferentemente romances, que cantan y cuentan, bien la época de esplendor del llamado Califato de Córdoba, o Califato Omeya de Córdoba, o Califato de Occidente, bien su declive y posterior atomización en los reinos de Taifas. Visto así, su temática oscila entre la loa y el lamento por una época triunfal del Islam en Occidente, de amplias y profundas consecuencias culturales, no sólo, y en especial, para el territorio de la península ibérica que abarcó --la conocida como Al-Andalus--, sino para Europa en general.
.....Córdoba, capital, primero, de un Emirato Independiente, adscrito al Califato Abasí, con sede en Bagdad), y, después, del Califato Omeya (totalmente independiente de aquél), durante los siglos VIII a XI llegó a convertirse en la ciudad más populosa y culturalmente influyente del continente europeo. Bajo el longevo y pujante gobierno de Abderramán III, sobre todo, el cual abarcaría medio siglo, y el de Alhakén II, que duraría 35 años, la adelantada del Betis conocería su tiempo de mayor apogeo, rivalizando con Bagdad y Constantinopla como faro y foco del saber en la Baja Edad Media. Y aunque su influencia persistiera hasta su toma por Fernando III El Santo, en 1236, su lento declinar fue imparable.

.....El Romancero Califal, de casi exclusiva tradición oral, se compone preferentemente cuando todo ese esplendor ya ha pasado, es decir, corresponde a una época bastante posterior, y tiene sus fuentes en la cultura mozárabe y morisca, que pretenden rescatar del olvido, a veces recurriendo a leyendas de difícil adscripción histórica, pasadas glorias que asombraron al mundo occidental, o los rincones oscuros de su irradiación. La temática suele ser preferentemente galante, épica y aun social, resaltando los rasgos más sobresalientes o conflictivos de los gobernantes, hombres ilustres y pueblo llano de aquel esplendoroso tiempo. Gracias a estas composiciones populares podemos descubrir cómo eran aquellas gentes, cuáles eran sus inquietudes, qué referencias culturales tenían, cómo veía el pueblo a sus gobernantes, etc. Así, el amor es protagonista no pocas veces, los gustos y disgustos de Abderramán y Alhaken, o las desgracias de Hisham II e Hisham IIII, último califa de Córdoba.
.....El Romancero Califal no es un florilegio oficial al uso, dependiente de un estilo definido relacionado con un momento histórico, sino que en él tienen cabida, como ya se ha apuntado, multitud de composiciones de temática y origen diverso; únicamente tienen en común el escenario: que sus historias, sus personajes, sus ámbitos, lo que cuentan y cantan, transcurren durante el Califato Córdobés. Muchos de estos romances son anónimos, de otros se conoce el nombre del autor, aunque nada más se sepa de él; algunos están firmados por seudónimos de poetas conocidos, que no han querido que se asociara su nombre con tal o cual obra; de los menos, el autor es conocido y perfectamente ubicado en el tiempo y el espacio.

.....Del Romance de Zoraida y el Caíd se sabe que fue compuesto tempranamente, en el último tercio del siglo XV, cuando apareció el romance como composición lírica así estructurada (es decir, poema más o menos extenso compuesto por versos octosílabos, con rima asonante en los pares y sin división estrófica). Pero a diferencia de los romances de ese tiempo, en este existe diferenciación estrófica, e, incluso, división en partes y capítulos, lo que en un primer momento despistó a la crítica especializada, que lo incluyó entre las obras realizadas con posterioridad al Siglo de Oro. La identificación de su autor, en un legajo hallado a mediados del siglo XX en la biblioteca del palacio que los Condes de Osuna mantenían en Urueña (Valladolid), Condado de su pertenencia, ha permitido datarlo entre los años 1465-1480. Este legajo, manuscrito, de difícil caligrafía, a veces ilegible, viene firmado por un tal Pedro Peribáñez, amanuense de Pedro Girón Acuña Pacheco, Señor de Belmonte, de Briones, Maestre de la Orden de Calatrava y I Señor de Urueña, paje, junto con su hermano Juan, en la casa del Condestable Alvaro de Luna, que formó parte, por tanto, de la corte del Trastámara Enrique IV. A la firma acompaña una breve reseña que lo sitúa en Medina del Campo en el momento de la composición del romance; mientras su señor, Pedro Girón, desempeñaba el cargo de Alguacil de la Villa de los 13 roeles, por cuenta de los Infantes de Aragón, gracias a los cuales comenzaría a forjar su gran heredad y fortuna (con 25 años, y tras su decisiva intervención en la Primera Batalla de Olmedo, le son concedidas las villas de Tiedra y Urueña; ese mismo año es nombrado Maese de la Orden de Calatrava, y tres años más tarde, Enrique IV le entrega la estratégica villa de Peñafiel).

.....En este marco Pedro Peribáñez, de quien se sabe era morisco confeso, por cuya sangre -decía- aún sentía latir la de los omeyas (según él, era descendiente por línea directa de Al-Hassan ibn Kadir, jefe de un clan emparentado con Alhaken II, por vía materna) realizaría este romance y otras composiciones sueltas, ya desgraciadamente perdidas. Su tema es el ensalzamiento de la figura más señera del Califato: Abderramán III, en una faceta aparentemente menor, pero que nos ilustra y sorprende a cerca del cuestionamiento que en él se hace de un mito ya consolidado: el machismo irredento de la sociedad patriarcal árabe. Es por ello que resulta tan singular, y por lo que merece la pena traerlo hasta aquí. Sin ser un modelo ejemplar de técnica romancista, sí nos atrae y sorprende  por su frescura y modernidad. Espero que lo disfruten.

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Romancero Califal Cordobés
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   Zoraida y el Caíd*
  .....(Primera parte)

..................I
   Eran los tiempos del moro
en la Península Ibérica,
los tiempos en que el Oriente
se nos metió por las venas,
   inoculando hedonismo
a nuestras sobrias conciencias,
y ciencia de los antiguos
a nuestra cohibida ciencia,
   cuando un Caíd esforzado,
que en cien batallas venciera,
pondría a prueba a su amo
por culpa de una doncella.
   El amo era Abderramán,
Zoraida la virgen era
-una abasí bien criada
en el Bagdad de la Persia-,
   quien llegara siendo niña
al harén del Gran Omeya
que irradiaba su esplendor
desde tierra cordobesa
  (aseguran los anales
que la mora era tan bella
que las aves detenían
su vuelo sólo por verla).

   Allí un arquero acechaba
tensando en su arco una flecha
-un ceguezuelo travieso
que corazones enhebra-,
   y una tarde que volvía
el Caíd de una contienda,
bello, sobre su alazán
que piafando le festeja,
   violo la hermosa mora
desde lo alto de una almena,
a la que asomada estaba
para ver del sol la puesta,
   y la flecha, ya lanzada,
por los ojos se le apresta
dejándola sin remedio,
por veneno de amor, ciega.
   Pasa el galán bien pagado
de sí mismo y ya se aleja,
mientras dos soles se ponen
rendidos sobre sus huellas...

...Desde aquel día no duerme,
y apenas come, la bella,
pues sueña con el Caíd
y del Caíd se alimenta.
...Las huríes del harén,
que son de ella compañeras,
son testigos de la fiebre
que en Zoraida ha hecho presa:
...los suspiros a la luna
en noches de luna llena;
las miradas extraviadas,
que buscan pero no encuentran;
...el rubor que se le sube
cuando el Caíd se le mienta...
son pruebas más que evidentes
del bien que a la bella aqueja.

...................II
...Abderramán que se fija
cómo Zoraida prospera,
cómo florece su cuerpo,
cómo puja su belleza,
...siente en su pecho el ardor
de una incontenible hoguera;
pronto cumplirá la edad
Zoraida para su entrega.
...El gran Califa ya ansía
el momento de la ofrenda,
en el que el capullo en flor
entre sus manos florezca.
...Los consejeros le notan
la turbación al Omeya,
el descuido con que vive
la abulia con que gobierna,
...ese quedarse abstraído
en medio de las audiencias
mirando hacia un horizonte
que él solamente contempla.
...Se dice que ya en su alcoba
ninguna mujer penetra,
ni él visita a ninguna,
lo cual la alarma genera.

...Toca a su fin el otoño,
aún tres meses de espera:
el sueño de Abderramán
se cumplirá en primavera.
...Dieciséis años Zoraida
estrenará en esas fechas,
dejará, pues, de ser niña
para ser una doncella;
...ganará categoría
y perderá la inocencia;
en la alcoba del Califa
se consumará la ofrenda;
...estará ya de por vida
para su Señor dispuesta,
en jaula de oro y marfil
avecilla prisionera.

...................III
...Pero el destino no atiende
las humanas providencias,
y a Zoraida, la abasí,
otra suerte la reserva.
...Zoraida bebe los vientos
que al Caíd traen y llevan,
y una tarde muy ventosa
hasta el serrallo lo acercan.
...Viene al mando de la guardia
que es del Califa defensa,
mientras entre los parterres
del jardín éste pasea.
...La muralla los separa
la mirada los acerca;
flechado también el Caíd
se siente por la doncella
...cuando sus ojos coinciden
y en el mirarse se encuentran.
En ese encuentro, fatal,
dicta el amor su sentencia.

...Una coral de suspiros
invade la helada Vega
del Guadalquivir, y allí
cuentan al río sus penas:
...las del Caíd por Zoraida,
las del Califa por ésta,
y las de ésta por aquél,
de quien se prendó primera.
...En la corriente del río
fluyen, disueltas, las quejas
de los amores cruzados
que padecen los omeyas.

 ..........(continúa)

*Caíd: en el cuadro organizativo del ejército musulmán de Al-Andalus, en tiempo de los Omeyas, rango correspondiente a un comandante al mando de mil hombres, tanto caballeros como infantes. Se caracterizaba por portar una bandera "alam" específica del regimiento. Podía ser, a un tiempo, gobernador y juez de un territorio.


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GALERÍA

El Harén en la Pintura
(1)

A Turkish bath provided for a harem, Jean-Jacques-François Lebarbier
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Harem Women Feeding Pigeons in a Courtyard - Jean-Léon Gérôme
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A Harem - Jean-Léon Gérôme
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Excursion of the Harem, Jean-Léon Gérôme
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A Harem Pool - Jean-Léon Gérôme
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The Terrace of the Seraglio, Jean-Léon Gérôme
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Inside the Harem - Francesco Hayez, 1867
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A New Atraction in the Harem, Frederick Goodall
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Light of the Harem, Frederick Leighton
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Femmes Turuqes (Harem), Ferdinand Max Bredt 
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Le Harem du Palace, Gustave Boulanger
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The Nubian Storyteller in the Harem, Frederick Arthur Bridgman
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The Harem, Frederick Arthur Bridgman
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In the Harem, Frederick Arthur Bridgman
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Harem Fountain, Frederick Arthur Bridgman
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The Harem Boat, Frederick Arthur Bridgman
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In the Harem, F. Fasce
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A Hour of Entertainment at the Harem, Ettore Simonetti
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Serenade in the Palace, Ettore Simonetti
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The Harem Dance, Giulio Rosati
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Picking the Favorite, Giulio Rosati
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Picking the Favorite, Giulio Rosati (detail)
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Inpection of the New Arrivals, Giulio Rosati
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In the Harem, Franz Xavier Simm
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The Harem Nath, Ernst Rudolph
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In the Harem - Jean Jules Antoine Lecomte du Nouy
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In the Harem, J Himmel
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In the Harem, J.G. Delincourt
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Harem Interior with dancing Women, Stephan Sedlacek
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Entering the Harem, Georges Jules Victor Clairin
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Harem Woman, Georges Jules Victor Clairin
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Harem Girls in a Aviary, Georges Antoine Rochegrosse
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Nouvelle Arrivée au Harem, Georges Antoine Rochegrosse
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Life in the Harem, Constantinopla // Life in the Harem, Cairo, John Frederick Lewis
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The Harem, John Frederick Lewis
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The Harem, John Frederick Lewis (details)
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Girl with Two Caged Doves, John Frederick Lewis
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An Intercepted Correspondence, John Frederick Lewis
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The Harem - Introduction of an Abyssinian slaveJohn Frederick Lewis
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La ReceptionJohn Frederick Lewis, 1873
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 In the Harem, Moritz Stifter
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Le Harem, Gyula Tornai
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Dans le Harem, Gyula Tornai
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Women of the Harem, Albrecht Frans Lieven Vriendt
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Harem Woman, Jean-Joseph-Benjamin Constant
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Harem Scene, Jean-Joseph-Benjamin Constant
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The Favorites of the Harem, Cesare Biseo
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