domingo, 11 de mayo de 2014

El Manierismo Nórdico (VI): Giambologna - RELATO: El Preceptor del Rey (VI)



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El Preceptor del Rey
Un relato incidental

VI
.....Rodolfo murió soltero. Este hecho que no prueba más que para el Emperador la Razón de Estado no estaba por encima de su Razón de Ser, también fue instrumentalizado por sus muchos enemigos para la elaboración de esa leyenda negra que contribuyó a su descrédito y defenestración. Ya lo dije anteriormente: desde el Vaticano, desde España, desde Francia, menos desde Inglaterra y Holanda, y, sobre todo, desde el propio seno de su familia, se orquestó una estrategia de acoso y derribo, que al final tendría éxito. Demasiados intereses pugnaban en Europa como para consentir que un gobernante, por muy Emperador que fuese del Sacro Imperio Romano Germánico, tuviera éxito en su intento de pacificación y casi, casi, de arcádica voluntad de confraternización entre los pueblos del mundo. Si esto se hubiera podido realizar, muchos que obtenían pingües beneficios gracias al mantenimiento de los conflictos (de religión, políticos, económicos) verían desaparecer sus fuentes de ingresos. El conflicto siempre ha sido una fuente generosa de beneficios para unos pocos, precisamente para esos que más interesados están en que su hontanar permanezca constantemente rebosante. Un Rodolfo no interesaba de ninguna manera, a nadie, salvo a los hombres de buena voluntad, y éstos, por definición, no suelen disponer del poder.
.....Si Rodolfo nunca se casó, aunque estuviera a punto, de joven, cuando aún no era completamente dueño de sí mismo, de hacerlo con su prima, la Infanta Isabel, hija de Felipe II, no fue, como se ha dicho malintencionadamente, por sus tendencias homosexuales. Rodolfo no fue homosexual, y no digo esto porque piense que serlo es un descrédito, algo pecaminoso o contra natura (como tantos sostienen), es que no lo fue, y doy fe de ello, como pueden dar fe las varias amantes que tuvo, las concubinas que disfrutó en sus búsquedas sensoriales, y, sobre todo su gran amiga, compañera y amante, Catherine Strada, con la que tendría varios hijos (uno, reconocido por Rodolfo, de infausto recuerdo). Pero lo cierto es que ese afán de búsqueda del Emperador le llevó a enfocar el tema sexual de una forma clásica, griega, por así decir. Y si disfrutó de efebos, no fue por un mero afán rijoso, devoto de la lujuria sodomita. Para comprender su actitud, no obstante, será aconsejable que aporte mi experiencia como testigo privilegiado, por mi permanencia junto a él hasta su muerte.

.....Ya en España, al entrar tumultuosamente en la adolescencia (como ya se dijo en su lugar, al comienzo de esta crónica), sufrió el primer choque entre su espíritu reflexivo y taciturno, tímido e introvertido, y unas potencias que despertaban, que lo apabullaban, que lo hacían hervir, y, al hervir, lanzarlo hacia los otros, hacia el otro. No era infrecuente, en aquel tiempo (de los trece a los quince años), verlo abochornado al sufrir súbitas e incontrolables erecciones. A veces éstas se producían cuando se quedaba extasiado contemplando algún  cuadro (y no necesariamente con contenido erótico). Le bastaba la blancura de la piel reflejada en el lienzo, un gesto especialmente emocionante en el rostro de una heroína, un torso masculino armónico, no digamos la desnudez natural del imaginario bosquiano reflejada en el Jardín de las Delicias. Su sexualidad había prorrumpido en su vida como un huracán, y como tal huracán lo había desarbolado. Su espíritu contenido poco a poco fue rebosando un cauce hasta entonces seguro y bien delimitado. Al tiempo que tímido, comenzó a hacer gala de una intrepidez y descaro propios de un pícaro, como si en esos momentos su personalidad fuera tomada por otro ser. Ese otro ser fue quien le acercó a su ayuda de cámara, quien le hizo levantar la mirada cuando se cruzaba con un miembro del sexo femenino (antes siempre esquiva). Rara mezcla la suya de timidez y descaro. Lo que, obviamente, le granjeó la atracción de ambos sexos. Esto, al principio, le confundió un tanto; digamos que lo abrumó, creándole cierta confusión, confusión que su ser tímido sufría, pero que su recién nacida personalidad desvergonzada gozaba con fruición. Todos estos cambios fueron aparentes, pero para alguien con un registro de sensibilidad suficiente. Quiero decir que para el común de la Corte, Rodolfo no habría cambiado, sino lo propio de la edad. Pero yo, que podía leer más profundamente su alma (por sentirla tan cercana, en lo sensible), bien me di cuenta que toda aquella tensión  que se liberaba, convenientemente gestionada y conducida, podía ser una fuente inagotable de creatividad, de impulso generador, de voluntad de realización. 

.....El tiempo me daría la razón, pero no completamente. Algo había allí dentro, en el interín del ser de Rodolfo que no acababa de ser dominado. Imagino que es lo que nos pasa a todos: siempre hay algo oscuro en nosotros, algo que se escapa a nuestro control, que no sabemos cuando surge ni cuando se retira, pero que está ahí, condicionando nuestros actos. Lo imagino como la inercia del Ser, que al individualizarse en cada una de las realizaciones que cada cosa es, deja traslucir ese impulso indefinible con que el Ser se hace posible, es; algo que rebasa la razón porque es anterior a la razón, y supra  la razón. Es ese algo quien nos sorprende y nos conduce al inexorable destino que cada cual es, aunque uno no se explique el porqué de una deriva que muchas veces se escapa a la voluntad o a la lógica. Esta inercia indefinible era en Rodolfo muy poderosa, y fue la que le obligó a seguir siempre el camino de la búsqueda incesante, de intentar hallar ese nexo de unión entre el intelecto, el alma y el cuerpo.
.....Rodolfo se pasó toda su vida intentando espiritualizar la materia y materializar el espíritu. De ahí su acercamiento a la ciencia que andaba tras este empeño: la alquimia, sí, pero también la astrología, la astronomía, la mecánica, todas las artes liberales en general, pues que en ellas el espíritu del hombre se explayaba y se condensaba en forma material. Recuerdo haberle oído decir alguna vez que la Belleza no es más que la más sutil forma de expresión del Espíritu, que era tanto como decir que la Belleza no era sino la expresión más genuina de la materialización de Dios. Es por eso que quiso hacer de Praga una especie de centro europeo de la Belleza, de la Espiritualidad, de la Ciencia, no por separado, sino en confluencia. Uno de sus grandes anhelos era poder descubrir la esencia de las cosas, esa que es una y la misma en todas. Masculino, femenino, desde este punto de vista, no son más que formas de expresión del Ser en virtud de las cuales el Ser se exalta a sí mismo en la continuidad de su impulso. Idea sublime de Dios, esta de poner en funcionamiento la gran rueda de la vida, proporcionándole sólo el impulso inicial y dotando a esa su creación de los mecanismos autónomos para su perpetuación: la vida en feliz coyunda con la muerte para generar una cadena eterna de posibilidades. Vida es muerte --decía, observando una planta seca que sería abono a su vez de la planta que nacería al año siguiente-, muerte es vida, al meditar sobre la función nutritiva de los organismos. Cadena sin fin, destino ilimitado.

.....Le hubiera gustado poder celebrar bacanales, festines como aquellos que sus pintores recreaban en los lienzos y que él animaba a representar: El festín de los dioses, o Las bodas de Peleo y Tetis, era un tema recurrente en su petición a los artistas, y de hecho todos los que trabajaron en aquel tiempo en Praga, realizarían su versión (o varias) de la escena. Ese ambiente de absoluta libertad, sin prejuicios ni prohibiciones, sin tabúes pacatos, sin vergüenza castradora: exaltación de los cuerpos y del gozo de vivir. ¿No era esto, acaso, lo que quería Dios, con su obra? ¿Por qué colocarlo en el haber del Ángel Caído? Una moral que se ceba en el odio a lo natural, que combate a muerte al que es diferente ¿Se puede concebir como de inspiración divina? ¿No sería al revés? Pero claro, estas ideas eran incompatibles con el estado de cosas en que se vivía. Chocaban de plano con la Iglesia, con la jerarquía Vaticana y con el Papa, con los valedores de las diferentes fes, con las estructuras de unos estados que recién se conformaban en torno a una sacralización de, Poder político. 
.....A pesar de no prodigar la risa en público, Rodolfo, al menos esa personalidad rodolfina suya surgida en la adolescencia por plétora sensual, poseía un fino sentido del humor, casi cínico, que era capaz de regocijarse con la procacidad de ciertas escenas legendarias, míticas o históricas. Otra de sus peticiones recurrentes a la camarilla de pintores de la Corte de Praga era el episodio mitológico en que un burlado Vulcano sorprende in fraganti  a su bella y promiscua esposa, Venus, encamada con el potente dios de la Guerra, Marte, aplicado en alancearla con lasciva saña. Lo peor del episodio es que el cojitranco dios herrero no los descubre furtivamente, sino que ha convocado a todo el Panteón olímpico al acto de descubrimiento como si de una función teatral se tratase. Y así, unos sorprendidos amantes (abochornado el Dios Guerrero; impertérrita la diosa del Amor -al fin y al cabo no hace sino lo que mejor sabe hacer) se convierten en foco de la atención, de dioses y observadores del cuadro.

.....Rodolfo animaría, sí, a sus artistas a representar escenas eróticas, a desnudar a sus personajes, a mostrar el cuerpo esplendoroso como ya hiciera la Grecia y la Roma Clásica, todo ello desde el seno de una Contrarreforma que se pretendía aún más virtuosa y rígidamente moralista que antes de aparecer Lutero en escena. Habiendo contemplado autos de fe en Madrid, se juró a sí mismo, buscar otro tipo de enardecimiento menos pestilente y más agradable: el de la sensualidad gozosa, que se regocija en el esplendor de los cuerpos, y que, al hacerlo, glorifica a Dios, creador de esos cuerpos, que otros, en cambio, se esforzaban en negar, en zaherir, en flagelar, en mortificar. Esto para Rodolfo era contravenir la más sagrada de las leyes divinas. Dios es vida y muerte, y dolor y sufrimiento --decía el Emperador--, pero es, ante todo, exaltación de la vida, una exaltación que no se agota en los cuerpos, que los trasciende, que va más allá de lo efímero de la materia corruptible. No había que negar el cuerpo, sino proyectarlo, desde la conciencia, hacia un tiempo sin tiempo, hacia un espacio que no ocupa lugar. El cuerpo es vehículo circunstancial, un vehículo más o menos bello, pero vehículo al fin y al cabo con las mismas virtudes y capacidades para sentir el latido de Dios en su seno. Negar esto era negar al dios que respira urbi et orbi en todas las cosas. Así pensaba Rodolfo, en ese pensamiento basó su actitud y sus actuaciones tendentes a la búsqueda infatigable de la felicidad, pero no sólo para él, sino para el género humano. Yo, sin ser él, siento y pienso de una manera muy similar. Yo, sin ser él, sé que participo con él de un mismo impulso que nos lleva a buscar, y, buscando, a experimentar lo hallado sin conformarnos jamas, sin desfallecer. Porque lo que buscamos no es otra cosa que el ser que nos constituye, y (incapaces los ojos de verse a sí mismos) lo buscamos en el reflejo que las cosas hacia las que tendemos nos devuelven. 

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GALERÍA



Giambologna 
(Jean de Bologna)
1529-1608

Rapto de las Sabinas, de la Loggia dei lanzi
Rape of the Sabine Woman at Loggia dei Lanzi
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Placa de bronce situada en el zócalo de la estatua
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Hércules y el Centauro Neso
Heracles Beating the Centaur Nessus

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Sansón golpeando a un Filisteo
Samson slaying a Philistine
1562-1566
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Grotta del Bontalenti, Terza Stanza: Venere e satiri

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Grotta del Bontalenti, Terza Stanza: Venere e Satiri (detail)
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Grotta del Bontalenti, Terza Stanza: Venere e Satiri (detail)
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Fontana del Bachino: Bacco
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Fontana del Bachino: Bacco
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Alegoría de la la Arquitectura
Allegory of Architecture

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El Diablillo
Il Diavolino


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Villa La Petraia. Fiorenza Fountain: Venus Anadyomenes

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Gesso di Firenze che domina Pisa

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Gesso di Firenze che domina Pisa
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La Fontana del Nettuno a Bologna

Vistas Generales

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Primeros Planos

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Neptuno y Cupidos con Delfines
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Cupidos con Delfines

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Alegoría de los Cuatro Ríos Principales del Mundo

(Danubio, Nilo, Ganges, Río de la Plata)



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Neptuno
(mármol)


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Grotto degli Animali
Villa Castelo, Firenze
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Heracles and Hydra

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Hercules cargando con el Jabalí de Erimanto

Heracles carryng the Erymanthian Boar

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Mercurio Volante

Mercury
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Louvre

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Pushkin Museum
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Pushkin Museum
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Budapest
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Oceanus

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Allegory of Astronomy
Venus Urania
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Triton


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