ERWIN BLUMENFELD
Del arte a la moda: un viaje de ida y vuelta
(II)
(II)
El color de la realidad: moda, publicidad y arte
.....Volvió a la casa del arte para continuar su búsqueda, ya sin condiciones. La búsqueda del absoluto imaginario que late en toda obra artística. Cada manifestación nueva, cada nuevo ángulo descubierto, cada perspectiva, cada parpadeo inédito, cada mirada original, es una ventana abierta por la cual mirar y contemplar otro aspecto de la realidad. Y así el cuerpo femenino, inundado de color, anegadas sus formas de policromía —carne irrealmente teñida de arco iris— se nos aparece intensamente sugerente, excitando partes de nuestra percepción sensorial antes no excitadas, pues que lo consigue por una simbiosis de color y forma no presente en la realidad convencional. Realidad nueva, la de este arte fotográfico de Blumenfeld que indaga e investiga, que ensaya y experimenta, la relación entre forma, color y significado. Y para ello a la forma la somete a un tercer grado: le interpone cristal esmerilado, la distorsiona recreando nuevos perfiles y deformando la figura conocida hasta hacerla casi irreconocible, pero manteniendo, no obstante su identidad: como todo ser individualizado que muestra sólo una cara de las muchas que posee. Fotografía Blumenfeld la realidad subyacente de los seres, la que son pese a la apariencia, como si pintara acasos de posibilidades. Y los seres así modificados penetran en el alma de quienes los contemplan para enriquecer su conciencia infinita con la infinitud que representan.
.....Desfilan ante su objetivo mujeres sofisticadas —la mujer sofisticada—, como modelos de una realidad coloreada: enmarca de belleza la apariencia, sublima la línea estilizada, resalta la expresión con pinceladas de color primario, sintetiza todos en partes de significación condensada, compone collages con formas y colores de orgánica hermosura, ruboriza a la realidad con el descaro de su genio, captura imágenes acondicionadas al florecer incesante de su imaginación, recrea arco iris en cada click de su imaginario, quintaesencia lo humano en lo femenino, destila la sensualidad de los cuerpos investidos de color y de los rostros desnudos de gestos,...
...
.....Antes (antes del siglo XIX), el que ahora llamamos artista no era más que un artesano que trabajaba por encargo. Habitualmente formaba parte del staff al servicio de un Señor (mecenas, Noble o Iglesia). Es en el siglo XIX cuando el artesano pasa a ser artista, se independiza de la servidumbre y
trabaja para sí y para el mercado del arte. Antes asalariados, los artesanos que devienen artistas, dependen ahora de su reconocimiento y éxito social para obtener un beneficio económico de sus obras. Siguen actuando por encargo, pero éste se produce en términos de negociación entre el patrocinador y el autor. El artista ya no necesita que siempre le indiquen qué obra ha de realizar, como le ocurría al artesano; ahora, habitualmente, realiza las obras que él quiere realizar, aquellas que surgen en su interior por un impulso creativo.
.....Esto, no obstante, puede producirse en las artes que no necesitan de medios costosos para realizarse; no así con aquellas otras (escultura, arquitectura) que, necesariamente, necesitan grandes inversiones. Pintura, música, literatura, permiten esa independencia de las fuentes de financiación a la hora de crear; la fotografía, cuando aparece en el siglo XIX, también. En todos los casos, el artista, lo que pone al servicio de la obra de arte, es su talento para crear. Un factor eminentemente de valor añadido; ya no es una mera habilidad artesana, sino una capacidad que no depende de un proceso de aprendizaje (aunque éste sea necesario) sino de un talento abstracto, una sensibilidad imaginativa, una manera de ser que es única e intransferible. Aquí reside su valor, un valor a veces difícil de tasar, pues no es la utilidad el fin de su realización, sino la satisfacción espiritual, anímica o emocional de quien lo ha de disfrutar (y, en último caso, de quien será su poseedor).
.....El mundo de la moda y el de la publicidad —que le es afín y necesario—, al poseer un factor creativo importante, se sirven del arte, de su capacidad de proporcionar placer estético para conseguir sus fines, que no son otros que las ventas de los productos que se crean/publicitan. Siendo el fin eminentemente económico, el arte es utilizado de forma mercenaria: en tanto en cuanto contribuya a aumentar las ventas, o en crear una imagen de marca que coadyuve al prestigio de un determinado producto (lo que a la postre redundará en el beneficio requerido). El arte, en este caso, está supeditado, sometido a las leyes del mercado; no es independiente ni autónomo: se debe al Señor Cuenta de Resultados, vuelve a su anterior categoría de artesanía servil.
.....La tradicional diferenciación entre Artes Puras y Artes Aplicadas, hoy en día tiende a desaparecer, desde el momento que unas y otras persiguen con semejante ahínco el beneficio económico. ¿Podría decirse que el arte era más puro cuando era el producto del valor añadido que un Señor, institución o grupo generaba con sus excedentes financieros? Podría, podría. Era menos libre, en tanto en cuanto dependía de la voluntad de un señor, no de un mercado. Pero era esa dependencia del gusto o de la sensibilidad del Señor (patrocinador) la que lo colocaba fuera del terreno comercial, la que lo infundía su valor más allá del precio.
.....La moda, y la publicidad inherente, tiene de valor añadido (estético, emocional, espiritual) la proporción de arte que posea. Lo demás es precio, en relación a la utilidad.
.....Erwin Blumenfeld indagó en esta relación entre un valor factible de ser tasado y otro cuya tasación pertenece al ámbito del gusto y la crítica —del reconocimiento, en todo caso. Existe una gran diferencia entre un retrato de moda meramente comercial y otro en el que, sin dejar de tener un objetivo mercantil, se plasma una expresión artística; es decir: a diferencia de aquél en éste se va más allá del mensaje práctico, para brindar otro gratuito, mucho más sugerente y satisfactorio, dirigido a la parte del ser no sometida a la tiranía de la necesidad. Es el mensaje enviado a la parte más ideal e imaginativa del individuo, aquella que proporciona una mayor sensación de plenitud y bienestar; parte donde reside la facultad para reconocer lo bello y que cuando es estimulada produce un sentimiento placentero.
.....Lo bello nos atrae porque su disfrute nos hace sentir fuera de la constricción de lo necesario, porque el placer que nos suscita no está atado a la necesidad, es gratuito, nos hace sentirnos como dioses. La publicidad de un producto del mundo de la moda (sea textil, cosmético, de complementos, etc), en última instancia, es lo que persigue: hacernos sentir bien, tan bien, tan ajenos a la necesidad, que nos haga olvidar nuestro sometimiento al dolor, al sufrimiento, a la desgracia o a la tristeza. El mensaje publicitario, cuando se vehicula adecuadamente (bellamente) por medio del arte, multiplica su poder de seducción, su capacidad de influir en la voluntad del consumidor. Éste puede ser que, en un primer momento, no sepa el porqué de la atracción que siente por el mensaje artísticamente realizado, pero acabará por descubrirlo, identificándose entonces con esa parte del mismo que va en andas del arte, y, al hacerlo, se sentirá satisfactoriamente recompensado, halagado y seducido; como resultado conectará con la marca que utiliza un tal (bello) vehículo para enviar sus mensajes.
.....La complejidad existente en este juego de voluntades, en este intercambio de transacciones anímicas donde los mensajes intercambiados son tan determinantes, hacen de la relación entre el arte y lo comercial un vínculo muy estudiado, que si bien avenido, peligroso. Peligroso por cuanto es capaz de sojuzgar las voluntades más débiles (y más sensibles). Esto lo llega a saber el artista, y, a veces, se rebela contra ello. Pues el artista, el verdadero artista, no quiere acólitos sojuzgados, ni quiere seguidismo ciego, sino que ansía compañeros de viaje en el reconocimiento, en la identificación con el talento volcado en la obra de arte, en el valor intrínseco de ésta y no en su utilidad.
.....Erwin Blumenfeld renunció a ser manejado por la industria de la moda, por el factor comercial del arte y por su servilismo a la cuenta de resultados. Regresó al mundo del arte. Su final en Roma (nada menos que en Roma) es todo un símbolo del artista emancipado y no servil... ni, incluso, hacia la misma vida.
-o-o-
GALERÍA
Erwin Blumenfeld
1897-1967
.
COLOR
ART and NUDITIES
COLOR
ART and NUDITIES
Untitled, 1942
.
.
.
.
.
.
The Picasso Girl (Lisette), 1947)
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Grace Kelly
.
Grace Kelly
.
Evelyn Tripp in Dior, 1949
Decollete, 1952
Victoria Von Hagen, 1952
.
.Lilian Marcusson for Vogue, January 1951
.
Diane de Houdon, 1948
.
.
Broken mirror
.
.
Harper's Bazaar
.