ConSentido Propio: PARPADEOS DE ETERNIDAD (VI) - Eves whitout leaves: A Photographer's Trilogy (III): Walter Bird, La Luz al Desnudo

Walter Bird

La Luz al Desnudo

.....Fue Walter Bird un artista imaginativo reconvertido en retratista de personalidades. Probablemente, con el cambio mejoró su situación social (por supuesto la económica), pero el mundo del arte perdió a un buen creador. Sus retratos nada reflejan del antiguo genio creativo, aunque sí mucho del talento técnico. No ha sido el único —y no sólo en el universo de la fotografía— que en un momento determinado de su vida da un giro y toma otro rumbo distinto al de la más pura creación para seguir derroteros más convencionales o, simplemente, dedicarse a otra ocupación menos azarosa y mejor recompensada (es el caso paradigmático e incomprensible de Rimbaud, talento genial y precoz, que precozmente abandonaría la creación literaria por una vida aventurera, alejado ya de la escritura).
.....Quizás, como Pablo de Tarso, Bird tuviera su caída del caballo artístico para convertirse al dios único de la convención y el bienpensantismo acomodado. Lo cierto es que el arte fotográfico del desnudo perdió a uno de sus más eximios talentos.

.....Ya se apuntó en el anterior post, al poner a Bird —el Bird de la primera época, el Bird artista— en relación con Everard, que ambos bien podrían considerarse, desde el punto de vista estilístico y formal, polos opuestos de un mismo imán: Everard pinta con sombras; Bird lo hace con luz. En aquél prevalece lo misterioso y subrepticio; en este la claridad y el destello. En Everard la insinuación, en Bird la constatación. Las composiciones en Bird buscan una significación, las poses de las modelos, en algunas de sus series, interpretan dramáticamente su papel, el título de las obras se hace metafísico, las obras hablan, describen con su pose, una pose que es mímica detenida, un significado abstracto, una actitud, una función, un fenómeno o manifestación natural. El cuerpo de la modelo interpreta, dramatizando, más que los otros dos miembros de la trilogía; se vuelve histrión representativo de una clave: energía, meditación, renunciación, miedo, mañana, despertar, tormenta,... serán términos explicitados mediante la desnudez de un cuerpo elocuente; esos cuerpos, del mismo modo, se expresan en ocasiones por medio de composiciones cuasi mímicas (distorsionados, retorcidos... sobreactuados) en los que la luz y las sombras son una parte más del cuadro, no ya como manera de perfilar y modelar la forma orgánica —la desnudez en contorsión barroca— sino formando parte del escenario (Devil Dance, Mathea Meeryfield No 4, Mathea Merryfield No 2, Buttefly,...).

.....En Dancing Torso o en April, es el scorzo quien detenta el protagonismo: el escorzo es cuerpo en movimiento, cuerpo que diseña su espiral hacia el observador, cuerpo tensionado como un muelle, y, como un muelle, con posibilidad de proyección. Pero es sobre todo en Meteor o en Adolescence donde el aserto anteriormente enunciado de que Bird pinta con la luz (lo que Everard pintaba con sombras) se pone más de manifiesto: en Meteor, el vislumbre de la cadera; el suave declive hacia el ombligo, que una curva cresta de luz enmarca; la cara sur de las turgentes laderas de los senos, sus cimas apuntadas por pinceladas de luz: bien curvamente concentrada, bien flotando en medio de la oscuridad convexa; luego la "y" del cuello como un delta desembocando en un mar de rostro —mejilla en penumbra— adivinado tras la luminosa línea del mentón.

.....En Adolescence, en cambio, el cuerpo baila su lozanía a los cuatro vientos: las caderas perfectamente femeninas, generosas en su función de dilatado paréntesis donde reposarse, como centro: hacia abajo las piernas a medio cruzar, los muslos ligeramente superpuestos, como sujetando un íntimo temblor; hacia arriba la cintura esbelta, más no encorsetada, la pandórica caja torácica, los senos semi ocultos por la línea central de sombra, los brazos, a medio flexionar, alzados hasta los hombros que se alzan a su vez, como sobrecogidos por un sentir extático subrayado por la inclinación de la cabeza hacia atrás —quizás provocado por la misma causa del íntimo temblor que ya originara el trenzado de los muslos. Expresividad sensual, en suma, que denota un sugerente erotismo de alto voltaje, un erotismo que trasciende la morbidez de la carne para desplegarse en los más turbadores ámbitos del alma.

.....Y es en Energy donde el cuerpo se dispone como un arco tendido hacia el observador... a punto de disparar una aguda flecha de significación: curva sensualidad guiada por alas de erotismo aleve.
.....Y es en Astarte donde Bird celebra la potencia telúrica que habita en el cuerpo femenino, donde exhibe su naturaleza de oscuro objeto de deseo: la luz modelando el perfil sinuoso de las adorables y armoniosas curvas, allí donde el bien combado culo señala la concavidad del codiciado pubis, allí donde el altiplano del pecho muestra los proporcionados senos, allí donde el vientre, badana de sonoroso tambor, se alabea en torno del ombligo.
.....Y es en la sedente figura de Sprite donde el artista condensa el duende de la femineidad: las piernas flexionadas, los tobillos estirados, el torso en semipenumbra con los fabulosos pechos, perfectos en su proporción, esculpidos por la luz con amoroso cincel, con asombrado buril, con delicado escoplo. Marmórea la efigie, estatuario el ídolo que representa ese duende femenino que la luz arrebata a la sombra de la forma anónima —y fácilmente reconocible— que simboliza todas las formas de mujer.

.....Y algo hay en la circundada serie de Rosemary Andree (1, 2 y 3) que alude a la matriz de lo esférico como síntesis y resumen de lo femenino. Inserta en la circunferencia que toda mujer es y representa, ésta aparece vista como a través de un objetivo, como a través del borde palpebral del ojo de cíclope que para la cámara es el objetivo que le permite enfocar: ojo, a la vez, del artista y del observador que mira —y ve— ya un cuerpo de luz emergiendo de la sombra, ya un cuerpo de luz flotando en la luz que la sombra perfila. Lujoso camafeo cuyo labrado marfil representa lo más valioso que la vida posee, la más excelsa joya que el tesoro de la vida pueda ofrecer: el cuerpo geométricamente perfecto —en todos los sentidos, desde cualquier enfoque— de la mujer.

.....Y es en la serie intimista de Beauty's self, sobre todo en sus Design I, II y III, donde la belleza aparece encarnada en su más excelsa expresión: el desnudo torso de la mujer, en perspectiva antero-lateral, enarcado como un paréntesis; o en el sublime corchete representado en Study for a wood carver, capaz de albergar cuantos gozosos paréntesis a uno le pueda sugerir su contemplación.
.....Y es en la variada gama de Nudes —de este mismo trabajo, Beauty's self— donde Bird despliega las muchas vistas que ofrece esa habitación infinita con que lo femenino, la mujer, puede manifestarse. Habitación con vistas al embeleso, al pasmo, al arrobo, al aturdimiento, a la estupefacción, al sobrecogimiento y a la fascinación, al hechizo y al encantamiento sin los cuales la vida carecería de sentido y la existencia, entonces sí, no sería sino un despropósito.
.....¿Desde cuántas perspectivas es posible contemplar la más sublime de las bellezas, la que ofrece y prodiga la desnuda figura de la mujer? Walter Bird se encarga de responder parcialmente a esta pregunta desplegando ante nuestros ojos una variada muestra de ellas. Una respuesta más completa indicaría, probablemente, un número ilimitado de enfoques diferentes.

.....Una pena, sí, que Walter Bird cambiara el arte, que con tanto talento recreó entorno a esa maravilla que es el cuerpo femenino desnudo, por la más prosaica y menos imaginativa labor del profesional retratista. Una pena.

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