Surcan los poderosos mitos, las sugestivas leyendas, las fábulas aleccionadoras,
el océano del tiempo, con las velas henchidas y las proas incisivas,
hendiendo el transcurrir de las épocas, transportando
su valioso cargamento de significación
para enriquecer la cultura.
Introducción
Hoy voy a hablaros de un archivador muy especial. Estaba localizado en una de las cajas que Héctor me dejó como parte de su legado literario. Se trata de uno de esos contenedores de cartoné plastificado, en este caso, negro, en el que se inserta una de esas carpetas con los vértices metálicos, que disponen en su interior de anillas para archivar documentos a los que previamente se les habrá de horadar; lo que permite, sin duda, una gran ventaja sobre los cuadernos a la hora de ordenar información variada que se obtiene a salto de mata, en tiempos diversos, y no lineales; linealidad preceptiva en un soporte que no permite el intercalado. Como ya era habitual, por todo título, en la tapa figuraba una, dos o, a lo sumo, tres, palabras; en este caso, dos: Mujeres Iconos. Ni qué decir tiene que cuando lo descubrí entre el diverso y heterogéneo material captó mi atención de inmediato. Siempre que nos sorprende el azar sucede que nos sentimos en cierta medida manipulados por él: unas veces de forma negativa, y otras con resultados positivos, ésta fue una de esas veces. El legajo se componía -muy a su aire, como ya nos tiene acostumbrado nuestro amigo- de un florilegio de diversas sub-carpetas, cada una dedicada a una mujer legendaria -a veces histórica, pero elevada a mito por la cultura popular, debido a la trascendencia de su actitud, de su gesto o de su proceder, cuando no directamente a su proverbial belleza-. No era un catálogo exhaustivo. Allí estaban: Eva y Lilith, Salomé (la hija de Herodes), Judith, María Magdalena, Susana, Lucrecia (la romana coetánea de Lucio Tarquinio el Soberbio), Cleopatra... Y así una variada lista; no más de veinte nombres. Todas poseían algo en común: su valor como iconos, en su sentido más gráfico; es decir, aquellas mujeres que tuvieron -y tienen aún- una influencia o han portado una carga significativa tal, que han sido representadas gráficamente de forma repetida a lo largo del tiempo. Se podría decir que el criterio para aquella selección era, ante todo, un criterio pictórico, pero con un determinante matiz significativo: mujeres con un interés más allá de su mera figura, mujeres-sentido, mujeres-mensaje, mujeres-símbolo, capaces de evocar un universo de connotaciones psicológicas, sociológicas y emotivas con su sola presencia gráfica.
A cada mujer correspondía una carpeta de color diferente; las había más y menos voluminosas. En cada dossier venía consignada, al lado de la biografía o la información pertinente a su determinado y específico valor, una relación de representaciones gráficas a ellas dedicada: pintura, escultura, música, e, incluso, obras literarias que hubieran inspirado; y, como siempre: notas, poemas, referencias. Me extrañó descubrir que uno de los más voluminosos era el dedicado a Susana. Cuando hube leído su contenido me dejó de extrañar...
Las cuatro siguientes entradas del blog estarán dedicadas a esta figura bíblica-a-su-pesar -o, por lo menos, a su pasar heterodoxo-, ya que la Historia de Susana es un capítulo que suele incluirse dentro del Libro de Daniel, pero no se considera un texto canónico -es decir, de inspiración divina- sino que es un libro añadido posteriormente a este "corpus" por su carácter ejemplarizante. La figura de Susana va más allá de su estricta delimitación religiosa, obviamente; extremo que descubriremos enseguida.
Se ha dicho hasta la saciedad -aunque no siempre sea cierto-: una imagen vale más que mil palabras... sobre todo cuando las palabras están escritas y, o no se sabe leer, o no se dispone de soporte textual, añadiría yo. La imagen habla por sí misma sin retórica, o grita retóricamente por la forma y el estilo en que se exprese -también añado yo. Si se pretende comunicar una sensación de temor, de sorpresa, de contrariedad, de enfado, de violencia; o, al contrario, de alegría, ensoñación, admiración, embelesamiento, felicidad, no hay más que imprimir los signos adecuados al rostro, los miembros, el cuerpo, representados en una imagen y se habrá conseguido el efecto requerido. Si, además, se emplea con sabiduría y maestría la técnica pictórica o escultórica adecuada -atendiendo al color, a la forma, a la disposición, al juego de luces y sombras, a la relación entre los volúmenes, al esfumato o las gruesas pinceladas, etc.-, estaré ejerciendo la retórica de la imagen que refuerza el mensaje. Un mensaje que todos comprenderán de un vistazo. Esto hay que entenderlo así y tenerlo en cuenta, si queremos aprovechar adecuadamente un estudio iconográfico como el que se va a exponer; si no queremos caer en un deambular mudo, sordo, e incomprensible ante un catálogo de imágenes que a primera vista puede abrumar. El bosque, de lejos, se ve como una mancha verde, informe y difusa, inabarcable; mas cuando uno se adentra y descubre la suma de singularidades: plantas grandes y pequeñas, flores de colores, árboles diversos, arbustos, musgos, líquenes, helechos, pájaros que uno oye pero no ve, insectos que uno ve y siente,... toda una sinfonía de melódico equilibrio se despliega ante nosotros; y, además, si uno reconoce cada ser, sabe de su historia, de su morfología, de sus necesidades, de su proezas vitales,... entonces, el bosque se convierte en una entidad pasmosa y atrayente, fascinadora y entretenida; una especie de galaxia polimorfa a descubrir. Es por eso que quiero exponer este trabajo, que Héctor realizó para mayor gloria de sí mismo, tal y como él lo dejó escrito. Jamás me habló de ello en los meses que pasé con él en París. Por ello ha sido para mí tan nuevo como lo será para todos aquellos que accedan a él. Espero que les descubra aspectos desconocidos de algo, ocasionalmente, demasiado familiar.
Habrá que servirse de los ojos, sí, con preferencia, pero también de la memoria sensorial y sensitiva, de la emocional e intelectiva. También será necesario echar mano de la función analógica y de la transversal, abrir el horizonte, interconectar ámbitos y espacios; y, sobre todo, será necesario tener confianza, confianza en uno mismo, en la capacidad para maravillarse, para descubrir tesoros ocultos, confianza en que la propuesta merecerá la pena. Eso espero.
Al mero disfrute de la contemplación pasiva de la Belleza intrínseca de los cuadros, se añadirá esa otra contemplación activa, cual supone poseer las claves de lo que allí se nos quiere contar. Belleza visual, pues, y Belleza intelectiva. Una emoción estética, sumada a otra reflexiva. Imágenes, ya no mudas, sino clamorosas por mor de la técnica pictórica, de la magia del arte de la representación simbólica de lo que es con vocación de querer seguir siendo. Recojo aquí la cita con la que Héctor comenzaba su estudio de Susana:
"112 cuadros de un mismo tema, y más de 50 reproducciones en otros soportes/formatos, puede considerarse mucho o poco dependiendo de la importancia del tema, de la habilidad representativa y de la belleza de las imágenes. 112 reproducciones de una patata, pongamos por caso, puede ser útil para un estudio específico sobre la técnica pictórica en bodegones o naturalezas muertas, estudio para especialistas, curiosos o coleccionistas, en todo caso. Pero exponer 105 imágenes que recogen un mismo hecho, realizadas a través de diversas épocas -lo que es muestra, sin lugar a dudas, de la actualidad del tema en cuestión y el valor del mensaje representado-, siendo ocasión para desarrollar la habilidad de los diversos artistas mediante el abordaje de un tema conocido por todos pero del que se quiere -y se puede- realizar la propia versión atendiendo a un estilo propio; y exponerlo, además, en orden consecutivo, permite disfrutar de una ocasión única para realizar un viaje, sin salirse del tema -sin cambiar de vehículo-, a través del tiempo y los movimientos artísticos que han caracterizado a una determinada cultura. Es más, nos dará las claves del pensamiento y costumbres de las diversas épocas reflejadas en esa imagen reiterada. Lo importante es el contenido significativo que la imagen comporta, su interés intrínseco, su valor absoluto, sobre el que se colocará, como si de un vestido se tratase, las características del movimiento artístico que represente a un determinado momento histórico.
112 imágenes realizadas sobre el tema de la Historia de Susana, y que invariablemente se titulan "Susana y los viejos" o "Susana en el baño", dan para mucho: son todas las que están, pero no están todas las que son recogidas en este catálogo, aunque sí las más importantes. En todo caso las suficientes para poder establecer este estudio comparativo y realizar con éxito este viaje por el arte a través del tiempo.
El estudio sobre el hecho de la Historia de Susana, realizando un enfoque desde diversos ángulos me parece necesario para explicar el porqué de esta tozuda reiteración a lo largo de más de dos mil años."
Con Ustedes: Susana, La Hija de los Lirios.
El Plan
El Plan de la exposición, y los contenidos de la misma es el siguiente:
1. La Historia de Susana. Escenario y circunstancias.
2. Sobre el nombre de Susana. Simbología y psique.
3. Presentación, Representación y Alegoría. El modelo "Susana", y el modelo "Viejos".
4. Estudio Iconográfico:
....4.1. Cuantitativo: Distribución de obras por épocas y estilos. El autor y las versiones.
....4.2. Cualitativo: a) La Figura de Susana. b) La Figura de los Viejos. c) El contexto.
5. La virtud de la azucena. Poema.
6. Exposición Iconográfica: 112 cuadros, más otras 50 reproducciones: grabado, vidriera, escultura, artes ornamentales (platos, vajillas, medallas).
7. Música para Susana. G.F. Haendel, J.A. Hasse, D. Scarlatti, G.B. Pergolesi, Jordi Savall.
8. Enlaces de Interés.
La necesidad de repartir el texto entre las cuatro entradas nos obligará a un ejercicio de revisión a medida que transcurran los posts para así considerar las obras ya vistas a la luz de los datos que progresivamente irán apareciendo. Viaje de ida y vuelta que redundará en un conocimiento mayor, y, por tanto, en un más amplio disfrute de la contemplación de cada cuadro. La mirada virgen, sin prejuicios, absoluta, del primer visionado, se irá tornando así -como si de una paradójica labor de desnudamiento se tratase- más y más voluptuosa a medida que la luz -del conocimiento- incida sobre la representación revelada.
Los contenidos en cada entrada se distribuirán como sigue (la adscripción pictórica se realizará en orden a la fecha de nacimiento del autor):
Post 1
Introducción
Plan de la exposición
La Historia de Susana. Escenario y circunstancias.
Iconografía: obras comprendidas entre s. XV y 1550. 27 cuadros.
Música para Susana:
G. F. Haendel: Susana, Oratorio.
Post 2
Sobre el nombre de Susana. Simbología y psique
Presentación y Representación. El modelo "Susana", y el modelo "Viejos"
Iconografía: obras comprendidas entre 1560 y 1600. 29 cuadros.
Música para Susana:
G.F. Haendel: Il Pianto di María; J.A. Hasse: Regina, Mater Misericordiae.
Post 3
La virtud de la azucena. Poema
Iconografía: obras comprendidas entre 1600 y 1820. 29 cuadros.
Música para Susana:
Domenico Scarlatti: Ottavia restituita al trono
Post 4
Estudio Iconográfico:
Cuantitativo: Distribución de obras por épocas y estilos. El autor y las versiones.
Cualitativo: a) La Figura de Susana. b) La Figura de los Viejos. c) El Marco
Iconografía: Obras comprendidas entre 1820 y la actualidad. 27 cuadros.
Música para Susana:
G.B. Pergolesi: Stabat Mater; Jordi Savall: El jorn del judizi. El canto de la Sibila
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La Historia de Susana
Escenario y Circunstancias
La historia transcurre en algún momento durante los 70 años de exilio judío en Babilonia, durante el reinado de Nabucodonosor, y tiene lugar en el seno de la comunidad hebrea. Una joven, casta y bella mujer, casada con un rico hombre, Joaquín, es sometida a chantaje por dos viejos jueces -parece que enamorados al unísono de ella- que quieren aprovecharse de su cargo para obtener sus favores sexuales (esto sucede, según unos, mientras toma un baño; según otros, mientras pasea por el vergel de su casa; en ambos casos, está sola). Ella se niega y los rechaza. Los jueces, desairados, llevan a cabo sus amenazas y la acusan de adulterio ante la autoridad competente. Se celebra el juicio, y el tribunal la declara culpable haciendo valer la palabra de autoridad con que se invisten tan probos ciudadanos que juran haberla visto amancebada con un joven bajo un árbol de su jardín. Se la condena a morir lapidada -el castigo ad hoc para tal falta-. Pero hete aquí que, cuando la llevan camino del lapidarium, un jovenzuelo, aprendiz de consejero y profeta, llamado Daniel, exhorta a la comitiva a hacer verdadera justicia, para lo que pide al tribunal le consienta interrogar por separado a los testigos del adulterio. Éstos -los viejos prevaricadores- se contradicen en su declaración, pues cada uno nombra un árbol distinto como lugar en que vieran a Susana cometer su lascivo delito (uno, un lentisco; una encina, el otro), además de otras contradicciones. Se hace por fin justicia y el tribunal cambia el sentido de su condena, siendo los jueces concupiscentes los ahora lapidados. Vence la pureza y es derrotado el engaño y la falsedad.
Detrás de esta historia de aparentemente facilona moralina se esconde una simbología que va más allá de las apariencias. Pero quedándonos en lo fácil, ¿quién hoy día no se sentiría incumbido porque algo así sucediera? No es de extrañar que el judío Teodoción incluyera esta historia en su propia versión de la biblia, procedente de Biblia Septuaginta (LXX, o de los Setenta, es una traducción de los textos hebreos y arameos anteriores a la Biblia Judía -o Tanaj- al griego), como un texto digno de servir como modelo de conducta recta y justicia divina (hay que destacar que es un niño quien interrumpe una sentencia; y se le hace caso, por muy Daniel que fuere: se acaba condenando a dos jueces y se salva a una mujer ¡¡!!).
Hay que tener en cuenta que: el Pueblo Judío, entonces, estaba en el exilio, en Babilonia (había que dar ejemplo y persuadir de corruptelas si se quería mantener la disciplina y la conciencia de pueblo unido); había que persuadir, también, que la Justicia Divina -infalible- está por encima de la humana -falible-; la fidelidad y la lealtad -encarnados en la castidad y pureza de Susana- siempre serán premiadas por Dios (el Poder supremo = la Conciencia de Pueblo).
Por otra parte se tiende a considerar a Joaquín, el esposo de Susana, como al rey Joaquim, hijo de Josías, llevado a Babilonia como cautivo por Nabucodonosor (algo común en la época, el que los nobles de los pueblos conquistados permanecieran en la corte del conquistador, siguiendo esa máxima que dice: "ten cerca a tus amigos, pero más cerca aún a tus enemigos"), por lo que el adulterio sería aún más alevoso; y el engaño subsecuente, por testificar en falso quien debiera ser garante de la justicia, fulminantemente ejecutado sin paliativos.
También será bueno considerar que sean dos jueces judíos los que obren de manera tan sesgada y aviesa, tan innoble (quizás esta sea la razón del porqué no se considera el texto de la Historia como canónico). Demasiadas felices coincidencias para ser cierto. El poder evocador de tales conductas es extraordinario. Curioso también sería el saber cómo o por qué se hubiera podido nombrar juez a unos sujetos con una moral tan cuestionable (¿será que la vida se empeña, tozuda, en repetir una y otra vez los esquemas del endiablado carácter del ser humano?).
El caso es que esta es la historia, este el argumento, que ha hecho correr ríos de pintura en representaciones iconográficas desde el mismo instante de su aparición (allá por el siglo I d.d.C.). Si bien es en el periodo final del Renacimiento y, sobre todo, en el Barroco cuando más profusamente se reproduce en el arte, no ha dejado de ser tema de toque hasta la actualidad; se ciña o no de modo fiel a la Historia original.
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ICONOGRAFÍA
Obras comprendidas entre el s. XV y 1550. 26 obras
1. Jorge Inglés. Manuscrito Miniado Español (S XV)
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10. Vidriera (Stained glass panel) Nuremberg, Germany (S XVI). Hermitage
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17. Frans Floris (1516-1570) (II)
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21. Tintoretto (1518-1594) (IV)
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24. Paolo Veronese (1528-1588) (III)
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26. Alessandro Allori (1535-1607)
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APÉNDICE
Iconografía Complementaria
(Desde el periodo Paleocrsitiano hasta el s XV)
1. Susana acusada por los Viejos. Capilla Griega, Catacumba de Priscila. Siglo III. Roma
2. Susana (fragmento pequeño). Resto de cuenco de cristal. Finales del siglo IV. Colonia, Alemania. The British Museum.
3. Historia de Susana. Camafeo de Lotario II (artes suntuarias). Siglo IX. Francia. Museo Británico.
2. Susana (fragmento pequeño). Resto de cuenco de cristal. Finales del siglo IV. Colonia, Alemania. The British Museum.
3. Historia de Susana. Camafeo de Lotario II (artes suntuarias). Siglo IX. Francia. Museo Británico.
4. Historia de Susana. Biblia de Roda. Siglo XI. España. París, Bibliothéque nationale de France.
5. Historia de Susana. Libro de Horas. Siglo XIII. Bamberg, Alemania. Nueva York, Pierpont Morgan Library.
6. Susana. Biblia de Clemente VII. Siglo XIII. Bolonia, Italia. París, Bibliothéque nationale de France.
7. Susana y los Viejos. Biblia. Bohemia o Praga, República Checa. 1391. Nueva York, Pierpont Morgan Library.
5. Historia de Susana. Libro de Horas. Siglo XIII. Bamberg, Alemania. Nueva York, Pierpont Morgan Library.
6. Susana. Biblia de Clemente VII. Siglo XIII. Bolonia, Italia. París, Bibliothéque nationale de France.
7. Susana y los Viejos. Biblia. Bohemia o Praga, República Checa. 1391. Nueva York, Pierpont Morgan Library.
8. Susana acosada por los Viejos. Bible Historiale. Guiard des Moulins. Siglo XIV. Francia. París, Bibliothéque nationale de France.
9. Susana y los Viejos. Confort d’ami. Guillaume de Machaut. Siglo XIV. París, Francia. París, Bibliothéque nationale de France.
10. Susana y los Viejos. Oraciones a los Santos. Ca. 1420-1425. Alemania. Londres, The British Library.
9. Susana y los Viejos. Confort d’ami. Guillaume de Machaut. Siglo XIV. París, Francia. París, Bibliothéque nationale de France.
10. Susana y los Viejos. Oraciones a los Santos. Ca. 1420-1425. Alemania. Londres, The British Library.
11. Susana y los Viejos. Libro de Horas. fin de s XV. Le Mans - Postilla in Bibliam. Nicolaus de Lyra. Ca. 1480. Troyes. Francia.
12. Susana y los Viejos. Libro de Horas. Ca. 1480. París, Francia. Nueva York, The Pierpont Morgan Library.
13. Susana y los Viejos. Fleur des Histoires. Jean Mansel. Siglo XV. Francia. París, Bibliothéque nationale de France
14. Susana y los Viejos. Libro de Horas. Ca. 1495-1505. Tours (?), Francia. Nueva York, The Pierpont Morgan Library.
15. Susana y los Viejos. Peine de marfil. Siglo XV. Francia. Florencia, Museo Nazionale del Bargello.
13. Susana y los Viejos. Fleur des Histoires. Jean Mansel. Siglo XV. Francia. París, Bibliothéque nationale de France
14. Susana y los Viejos. Libro de Horas. Ca. 1495-1505. Tours (?), Francia. Nueva York, The Pierpont Morgan Library.
15. Susana y los Viejos. Peine de marfil. Siglo XV. Francia. Florencia, Museo Nazionale del Bargello.
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Enlaces de Interés
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