viernes, 7 de febrero de 2014

Renée: un relato (des)concertante (IV) - GALERÍA: Salvador Dalí (Surrealismo 4)






Renée
Un relato (des)concertante

(IV)

11. It's My Life:  56:45
.....¿Qué... me que ha pasado? ¿Dónde he estado...? ¿Quién... eres tú, quién eres... realmente...? Una pregunta tras otra fueron aflorando entrecortadamente de mi boca, mientras me dejaba acunar mirando aquellos ojos donde cohabitaban el misterio, la belleza y la compasión. Como una Alicia de vuelta del espejo, así me sentía. Un espejo donde moraba la maravilla trenzada al horror, pero no porque el horror existiera allí per se, sino porque la maravilla podía reflejar el propio horror del visitante accidental. Fantástico lugar con propiedades de cámara oscura (inundada de luz) donde se revelaba el negativo de quien a él accedía. No sé cómo, pero me encontraba en brazos de Renée... en su casa, en su cama. Inundado de sudor, con la boca seca, como afiebrado. De hecho sentía una sensación de fiebre en mis entrañas. Me quemaba por dentro, y ese ardor provocaba mi licuefacción. Estaba acurrucado, abrazado al cuerpo de aquella mujer que me consolaba dulcemente como podría hacerlo con un niño que ha tenido un mal sueño.

.....Si bien no me explicaba cómo había ido a parar allí desde la ribera del río, tampoco me importó demasiado. Me encontraba bien, muy bien, sintiendo la cálida suavidad del cuerpo de Renée. Ahora ya, presumiblemente despierto, me estreché contra aquel cuerpo como quien se aferra a un salvavidas en medio de un mar embravecido. Ella me acogió. Sentí palpitar mi vientre. El contacto de su piel, la humedad de los cuerpos bañados en mi sudor, el olor de la desnudez compartida, la total desinhibición que Renée me hacía sentir, provocaron en mí una excitación irreprimible, manifestada de forma natural, sobrevenida, quizás surgida como reacción a la angustia soportada en la parte final de aquella especie de sueño. Más fuerte que mi curiosidad, más poderoso que mi deseo por saber, por conocer qué me había pasado, me abandoné a otro impulso más acuciante e inmediato que demandaba satisfacción.
.....Mar y costa, oleaje y acantilado, embates y espumas, ondas que lamiendo suavemente la línea de la playa, a medida que sube la marea se encrespan, azotan y arrebatan a la arena de su reposada redondez para hacerla viajera, erizándola de vértices suscitados por la fuerza incontenible del estremecimiento. Mar y costa, efervescencia de espumas escalando acantilados de placer. De la inconsistencia onírica, a la sensualidad manifiesta; de la evanescencia difusa de los sentidos, a la exacerbación de los mismos; de la conciencia como vehículo, al cuerpo como transporte. Sudor sobre el sudor, al mío se unió el suyo; a mi aliento galopante se sumó el suyo galopado; mi turgente desgarradura sellándose ceñida a su lúbrica herida... Los cuerpos, tras escalarse y alcanzar su cima, acabaron desplomados, remansados en sus mutuos valles, como nubes descolgadas, como aguas tranquilas, como brisas de verano; reposados, satisfechos, ahítos de sí mismos, ufanos con el potencial derrochado.

.....Perdí (yo al menos) la noción del tiempo: ni sabía cuánto había durado la experiencia alucinante de la noche anterior (en realidad hasta dudaba de que se hubiera producido), ni cuánto tiempo estuvimos haciendo el amor, ni cuánto dormidos. Bien podría descubrir que, como le ocurrió a aquel santo con el trino del pajarillo, para mí hubiesen transcurrido doscientos años; no me extrañaría, tampoco me importaba demasiado. O haber sido todo un sueño, un producto de la hipnosis, del efecto de una sustancia alucinógena ingerida al descuido... Me encontraba tan bien cuando desperté, que ni tan siquiera reparé en que estaba solo en la cama. Renée había desaparecido. Me incorporé de modo reflejo. Un ruido procedente de la cocina me tranquilizó. Me dejé caer otra vez sobre las húmedas sábanas (aún conservaban el producto de mis angustias y nuestros goces, prueba irrefutable de que la imaginación no era culpable, y de que mis sensaciones se fundaban en realidades). Venga dormilón, levántate, ¿No creerás que te voy a llevar el desayuno a la cama, verdad? Me llegó, apremiante, y risueña la voz de Renée. (¿Cómo diantres supo que ya me había despertado?). Me levanté, pero no me pude vestir porque no sabía dónde estaba mi ropa; así es que me fui a la cocina luciendo mi anatomía de lapita esculpido por Fidias en el frontón del Partenón. La encontré preparando té, tostadas y huevos revueltos con bacon. En la mesa de la cocina ya estaban colocados dos manteles individuales, tazas, cubiertos, servilletas, un tarro de mermelada, mantequilla y sendos vasos de zumo de naranja (el exprimidor en el seno de fregadero me lo evidenció). Ella también estaba desnuda, sólo parcialmente cubierta por un delantal de lino en tonos crudos con motivos mironianos.

.....Creo que esto es lo más parecido a una sensación paradisiaca que nunca haya experimentado, le comenté. Se rió (aquella risa fresca y refrescante, como una aurora en un cielo despejado). ¿Lo dices por nuestra desnudez? repuso. En parte, sí, pero no sólo, contesté mirando su hermoso cuerpo que me daba la espalda. Me refiero al conjunto de sensaciones que ahora mismo me embargan, añadí. Eso me gusta, me dijo sin girarse, atenta a la cocina. También me gusta sentir tu mirada en mi cuerpo, incluso de espaldas, o quizás, aún más cuando me miras desde atrás, porque entonces tu mirada se siente completamente libre, no mediatizada, no condicionada por la mía, y, por tanto, al sentirse de esta forma libre, acariciando de otra manera, observando de otra manera, apropiándose de mi cuerpo y haciéndolo suyo, haciéndolo tuyo, totalmente a merced de tu fantasía... es una sensación muy morbosa y placentera. Es como sentirse tomada mientras se duerme, experimentando la realidad como parte del sueño, transgrediendo esa frontera en el que sueño y realidad se funden por un instante, pero, en este caso, dilatado, haciendo de la estrecha línea fronteriza una ancha región habitada... es un placer estremecedor.
.....Cuando acabó de hacer expresas estas sensaciones se quedó pensativa, mirando los huevos revueltos, los cuales revolvía lentamente, creo que de forma automática e inconsciente, como esos muñecos articulados que intentan avanzar, sin conseguirlo, a través de la pared contra la que han topado. Me acerqué y la abracé por detrás. Su cuerpo de curvas suaves pero rotundas se acopló perfectamente al mío. Va, va, me dijo al notar cómo mi excitación comenzaba a despertar, irguiéndose y latiendo sobre su trasero, desayunemos primero. Se giró, me besó, se despojó del delantal y nos sentamos a desayunar sin perder de vista nuestros ojos. Nuestras bocas daban cuenta de los alimentos, nuestras miradas de nuestro deseo. Nunca antes hube experimentado una erección mientras comía. En aquella ocasión la tuve durante todo el desayuno. Realizamos una completa labor de nutrición, sí señor.

.....La pasamos todo el día desnudos: de la cama a la cocina, de la cocina a la cama, de aquí al baño, de éste a la chaise longue del salón o al mullido suelo sembrado de cojines y almohadones, y vuelta a empezar... Recordé lo que se cuenta de George Sand y Chopin, su primer encuentro amoroso en un hotel de París, una vez superadas las iniciales reticencias mutuas, donde parece ser estuvieron encerrados durante varios días en su habitación, dedicados única y exclusivamente a amarse.
.....Tras día y medio conquistando nuestros límites, el olor dulzón del amor imperaba por todos los rincones. Sonó el teléfono varias veces, no lo hicimos caso. Llamaron a la puerta, nos hicimos los ausentes. Alcanzamos tal grado de hipersensibilidad que bastaba el roce de una mirada para erizarnos el vello y poner en marcha el mecanismo que nos llevaría, de distinta forma cada vez, al mismo punto de destino: el éxtasis compartido de dos sensibilidades interpenetradas, sincronizadas, tan complementarias como lo puedan ser el hueco en la mano y el agua que lo llena. Hueco y agua: sustancia, la nuestra, llenando los huecos, resarciendo las carencias, suturando las heridas. Divina desmesura de sensaciones, donde a la vista seguía el tacto, al olor el sabor, al oído la excitación; sin nunca hartarse, retroalimentándose como el mar se retroalimenta con su mismo y sempiterno oleaje; mi onda incidiendo y provocando la suya que a su vez se fundía e impulsaba a la mía de nuevo... Mar, mar imparable, mar dinámico, de vida jubilosa, regocijada en su misma posibilidad inagotable, la de nuestros seres; cuerpo y alma dados a la conquista de lo ignoto, entregados al disfrute de lo placentero: la vida, la vida que en nosotros dos exhibía su cara y su culo más amables y gozosos.

.....También la palabra, reina del silencio, tuvo su lugar en esta orgía de los cuerpos y las almas. Una palabra tan libérrima que se descubría nueva, limpia y tan gozosamente desnuda como nosotros mismos. Plena de sentido prístino, transparente y luminoso. Sin equívocos, sin disfraces, sin subterfugios, sin temores. La palabra haciéndose sensación, hilvanándose a la emoción y sintiendo con ella: palabras sintientes, ya no meros códigos fríos, ya no meros signos comunicativos, sino significantes fundando posibilidad, abriendo horizontes, creando ámbitos para empujar los límites del disfrute más allá de los territorios conocidos. La palabra como conjuro para invocar sensaciones y emociones nuevas, y renovar las ya conocidas. La palabra como gesto, como caricia, como mirada, como aliento, como antena de un intelecto al servicio del placer, de la vida que es placer y creación. Los cuerpos sugiriendo la Palabra, la Palabra refundando los cuerpos. Palabra y Cuerpo abrazándose en el ámbito del alma, y con el alma, Santísima Trinidad, fundiéndose en un espíritu que lo es todo.

.....Mi mente quería saber, sentía curiosidad, pero por nada del mundo hubiera renunciado a todo aquello que se me ofrecía con tal prodigalidad. Odiseo apalancado en Oggia, junto a Calipso: así me sentía yo. Solo que a diferencia del héroe homérico, a mí no me esperaba ninguna Penélope, ni ningún Telémaco echaba de menos a su padre. Podría haberme quedado allí durante toda una vida, o más. Al fin y al cabo mi vida era eso; mi vida, siempre lo había sentido, había sido eso: amar. La Vida en mí había creado a un ser esencialmente amante, casi exclusivamente amante. Un amor que se expresaba en todas las facetas de mi ser, y que el mundo me había obligado a enmascarar, cuando no a arrumbar en apartados rincones de mi timidez. Renée me había proporcionado la oportunidad de despojarme de todas las máscaras, me había liberado de todas las cadenas, me había (no sabía de qué manera) puesto delante de mí mismo y, llevándome de la mano, transportándome con su cuerpo y su alma, obligado a contemplarme tal cual yo debía ser. Y lo fui. Lo fui durante aquel eterno día y medio, jalonado de eternos momentos de inmarcesible arrobo. .....Pero ya sabemos, que en esta vida, todo tiene su ciclo, y el péndulo, alcanzado su punto más alejado, retornará indefectiblemente. Y eso es lo que sucedió.


12. Such a Shame:  01:05:40
.....Es una lástima. Sí, lo es. Es una lástima que nuestros más bellos sueños choquen con una realidad demasiado dura, una realidad que parece no estar hecha a la medida de nuestra posibilidad. Una realidad rocosa, aparentemente flexible pero más rígida de lo que nuestro ser necesita para explayarse, para ser lo que quiere y puede ser. No fuera sino que la realidad es la membrana que separa al ser, que lo atomiza, que hace posible la división de funciones inherente a la vida. No fuera sino que la realidad estuviera ahí como estructura indispensable para hacer posibles los seres, sus diversificación, su particularidad. Sin la realidad, acaso nuestro ser se volvería a fundir con todos los demás seres, retornaría al Ser fundamental, al único, del que todo nace y al que todo vuelve. La realidad nos pone freno, nos marca límites, traza fronteras entre seres, acota posibilidades, a veces las cercena. La realidad... tan real ella, tan sórdida aparentemente, en cambio, nos posibilita el sueño, nos deja escuchar el eco del ser ilimitado, mas nos trata como a Moisés en el Sinaí: nos coloca ante una inalcanzable Tierra Prometida, esa que somos capaces de atisbar en sueños.
.....Olvidé, o quise olvidar, temeroso de perder un paraíso sobrevenido, preguntar a Renée por su naturaleza, por mi experiencia, por la de Carlos; demandarla explicaciones sobre lo acontecido. No quise, por miedo a que todo se volatilizara, a que pudiera despertar de aquel sueño, si es que sueño era. No podía estar seguro de nada, pero tras horas y horas de experimentar en mi cuerpo y en todo mi ser la superior dicha de una satisfacción nunca antes alcanzada, tuve que admitir que, si sueño, merecía la pena quedarse en él; y, si realidad, ¿a qué preguntarse por su origen?.

.....De todas formas, como la mente nunca está ociosa y siempre anda tendiendo celadas y buscando cuatro o cinco pies a todos los gatos, una idea insidiosa comenzó a tomar forma en la mía: ¿Y si este regalo de Renée, ese día y medio pasado junto a ella en el Paraíso Perdido, no era más que una maniobra táctica para erradicar de mí precisamente eso, el querer saber la verdad, la verdad sobre ella, la verdad sobre todo? A veces tiendo a confundir la intuición con esta dinámica inquisidora de una mente que nunca para, presta a elucubrar y especular hasta con el mismo hecho de su propio funcionamiento (Pienso luego existo, dijo un masculino René, éste Descartes, para tener un punto de apoyo a partir del cual construir todo su armazón discursivo), y mi mente intentaba hacer pasar por intuición lo que quizá no era sino producto de su imparable deriva. Pero lo cierto es que la sospecha se instaló, y, aunque no muy cómodamente, incómoda se quedó allí, tendida cuan larga -o corta- era, sobre mi conciencia.

.....Debíamos seguir viviendo, desgraciadamente había vida más allá de aquel apartamento, más allá de nuestra piel compartida y nuestro gozo inagotable. Eufórico, además, por esta satisfecha conciencia recobrada, deseaba hacer partícipe al mundo de mi hallazgo, mostrar quién verdaderamente era yo, hasta qué punto quien parecía asomarse en mí tímidamente, era mi verdadero ser, un ser hecho para amar y entregarse, y, al entregarse, recibir multiplicado por diez lo entregado. Volví a mi piso de estudiante, si bien esperaba no tener que decir que volvía a mi vida anterior. Renée me dijo que llamaría a Carolina, que seguro estaría preocupada por ella. La mañana siguiente al día de gozo nos despedimos, no sin una cierta sensación dolorosa, mitigada por la promesa de un próximo encuentro: quedamos para esa noche, en el Sotabanco. Un largo beso selló tal promesa y puso colofón a aquel primer episodio de un sueño que yo esperaba real y definitivo.

.....De vuelta a casa, mientras callejeaba, recordé cómo hacía tres días, tras una despedida muy diferente, salí de aquella casa con la sensación de un peligro eminente acechando a Renée. Ahora, sonreía pensando que quien verdaderamente corría peligro había sido yo. Aunque un pinchazo en no sé qué parte del alma me devolvió aquella impresión. Volví a  sonreír, diciendo para mí que qué ganas tiene una mente ociosa de buscar problemas donde no existen. Intenté descartar esa sensación de peligro improbable. No parecía Renée una persona en peligro en absoluto; ni tan siquiera, después de lo experimentado, podía colegirse que Renée pudiera sufrir el menor daño, no en esta vida. Pero el pinchazo, como aquella insidiosa sospecha, siguió ahí.
.....Cuando llegué a casa encontré una carta de Carlos sobre mi escritorio. En ella me decía que había decidido volver a su casa, al pueblo, que debía resolver cuestiones allí; decía algo de combatir con fantasmas del pasado; también decía que, de momento, abandonaba la carrera, que debía antes aclararse a sí mismo ciertos asuntos, sin los que veía difícil llegar a realizar nada positivo en esta vida. Me deseaba lo mejor y me pedía que lo comprendiera. Lo comprendí, aunque no sin tristeza; nunca es agradable perder, si sea temporalmente, a un amigo, a un compañero de fatigas. En fin, todo parecía precipitarse.
.....Es un lastima, sí, pensé, que la realidad pida tan caro peaje por dejar que los sueños aparquen de vez en cuando en sus calles. Una lástima que bajo el cielo de plomo y sobre el suelo de acero no florezcan, hermosas y lozanas, rosas de rubíes, orquídeas de zafiros, grama de esmeraldas o hierba de ágata; que no se extiendan, infinitos, mares de turquesa tachonados de islas de jade y alabastro; que no lluevan perlas, que no soplen zéfiros ambarinos, que no pasen, juguetonas, nubes de diamante y corindón... Una lástima, sí, una lástima.


13. (bis) Renée:  01:16:57
.....Días de mucho, vísperas de poco. Al exceso sucede la carencia, y a la calma gozosa, la tempestad angustiosa. Aquella misma tarde, la desolación. Fue Carolina el heraldo de las malas nuevas, la portadora de la desgracia. En otro tiempo, si yo hubiera sido César o Mandarín, eso le habría costado la vida. Me dijo que se presentaron a media mañana. Ella en ese momento se encontraba con Renée, que le había llamado para dar señales de vida y tranquilizarla. Era una delegación diplomática suiza, acompañada de la policía y personal sanitario. Los diplomáticos dijeron actuar en nombre de los padres de Renée; la policía pertenecía al departamento de la Interpol; los sanitarios venían a hacerse cargo de ella. Estaba desolada y desconsolada, Carolina, cuando entre sollozos intentaba, a trompicones, darme las malas noticias de forma coherente. ¡Se la han llevado!, me decía, inconsolable. ¡Se la han llevado, a la fuerza! Ella no se resistió. En la calle, parecía una procesión --me dijo: el coche de la policía, el de la embajada, la ambulancia y dos motoristas abriendo la comitiva, el llanto la interrumpió. Yo intenté tranquilizarla, para que me informara de forma clara, pero apenas escuchaba, así es que opté por desplazarme rápidamente al piso que hasta ese día había sido de Renée, mi benefactora Renée.

.....No entendía nada, no podía entender nada. Pero en ese momento salieron a primer plano, como corchos mantenidos a la fuerza bajo la superficie del agua a los que se deja libres, tanto el pinchazo del peligro presentido, como la sombra de la sospecha incómoda. En quince minutos me encontré llamando a la puerta. Me abrió inmediatamente Carolina, aún desconsolada, los ojos inyectados en sangre, la cara congestionada y el pelo revuelto. Se la han llevado, se la han llevado, me decía, de forma salmódica, mientras se abrazaba a mí, hipando. Tranquila Lina, tranquila. A ver, cuéntame, por qué se la han llevado, qué ha pasado. Nos sentamos en el sofá que apenas unas horas antes había sido campo de batallas de amor. Lina, nerviosa, secándose las lágrimas y sonándose la nariz, comenzó su relato:

....."Estaba hablando con Renée, me estaba contando la aventura contigo, sin entrar en detalles, ya sabes con qué discreción trata siempre sus cosas. Simplemente me dijo que fue una agradable experiencia, que lo pasasteis muy bien (¡que lo pasamos bien? ¿sólo eso? Pensé que sería una forma de hablarle a su amiga; aunque no por ello dejé de sentirme, hasta cierto punto, ninguneado). Entonces llamaron a la puerta. Fue a abrir. Una serie de personas que yo no conocía la precedían, detrás entró ella. Por la cara y la mirada que me obsequió imaginé que no era nada bueno. Tras las obligadas presentaciones, todos nos sentamos. Los de la embajada le dijeron a Renée que sus tíos estaban muy preocupados por ella. Que habían cursado la orden de búsqueda hacía dos meses. Dos meses de zozobra y pesquisas infructuosas, hasta que apareció una pista que les conducía a España, a Valladolid más concretamente. De eso hace tres días. Renée bajo la cabeza, lo sabía, masculló."

     "Después dijeron que debía regresar con ellos, que dónde iba a estar mejor que en la Residencia, donde recibía la atención y la vigilancia adecuada. Que gracias a Dios no había tenido otra crisis, pero que muy bien podría haber sucedido lo peor. Que intentarían atender todas sus peticiones, respetar su voluntad, hasta allí dónde sólo los médicos podían determinar qué era lo más aconsejable. Le rogaban que volviera de buena gana. Que no obstante tenían la ley de su parte para hacerla regresar. Yo no podía creer lo que escuchaba. Miraba a Renée, y ella me respondía a la mirada con una sonrisa inocente, como un niño al que se ha descubierto in fraganti cometiendo una travesura. ¡Se la querían llevar! Estaba, de alguna forma que ignoro, enferma, y ella sólo tenía una sonrisa inocente como contestación ¿Tú lo entiendes?"

....."No te preocupes Carolina, amiga mía, estaré bien. Tienen razón, he de irme. No quiero, pero... debo. ¿Y eso es todo? le repuse, medio indignada, medio descompuesta. Llegas arrasando, transformándolo todo y a todos, la primera a mí, haces que sea otra, me muestras el camino, me enseñas a descubrirme a mí misma, a sentir el valor y el respeto por mi propia dignidad, y ahora dices que es que pasabas por aquí, que has de irte, quién sabe a dónde, a una Residencia médica, ¡Dios mío, a saber por y para qué!, ¿y por única explicación sólo tienes una sonrisa inmaculada? Creo que nos debes una explicación, Renée... a todos. A todos a cuantos has deslumbrado."
....."Puede que tengas razón, me contestó sin alterarse. Pero sería fútil. Prefiero, ya sabes, es mi estrategia, que se hagan cábalas y especulaciones. ¿Recuerdas? Me divertían cuando llegué. Ahora, del mismo modo, preservan mi intimidad. Mejor así, que quede en vuestra memoria como alguien tocado por la magia. Si supierais la verdad, os serviría de menos; me convertiría en un caso raro pero vulgar. Perdería la impronta que os dejaré si no os revelo nada. Cuanto menos sepáis de mí, más mágica os pareceré. Y a eso es a lo que he venido: a traer magia."

....."Se levantó y, dirigiéndose a su multidisciplinar escolta, les dijo que en unos minutos estaría lista; en lo que recogía lo imprescindible. A los diez minutos ya estaban en la puerta, despidiéndose. Me abracé a ella con toda la desesperación que sentía (y que ella intentó consolar devolviéndome la fuerza del abrazo). Fue la primera vez que la vi llorar por algo distinto a su propio sentimiento ensimismado. Era un llanto sereno pero profundo. Creo que sufría más de lo que quería dar a entender. Sus últimas palabras fueron: quedaros con lo que habéis descubierto en vosotros, eso es lo importante; yo sólo he sido un medio, afortunado, pero medio al fin y al cabo. Y se fue. Se fue. Se ha ido y no ha dicho a dónde. No sé... no sabemos, a dónde se la han llevado... Carolina se deshizo en lágrimas. Incapaz de contenerse, se me tiró a los brazos. ¡Se ha ido, se ha ido! repetía sin parar, con la cara apretada contra mi pecho, como si allí se encontrara el antídoto contra su desconsuelo."

.....Estaba confuso. Me llevé a Carolina a casa y la dejé con José Luis y Pedro, pues no me pareció conveniente dejarla sola, no en ese estado. Yo salí. Me dirigí inmediatamente a realizar un par de llamadas (no quise hacerlas desde el piso, delante de mis amigos). La primera llamada tenía como destinatario a un antiguo compañero y amigo de instituto, que estaba en la Academia de Policía de Ávila. Le pregunté que si le sería posible averiguar las órdenes de búsqueda de la Interpol, por un caso de personas desaparecidas; debía saber, el origen de una de esas órdenes, procedente de Suiza, recién resuelta, quién la había cursado, su domicilio, y todo cuanto pudiera referirse a la persona en cuestión. Le recalqué que era muy importante para mí. Como todas las órdenes se cursan con fotografía no me sería difícil averiguar de quién se trataba en realidad, en el caso de que el nombre y apellidos con que la conocíamos no fuesen los reales. Mi amigo, Miguel, me contestó que eso estaba hecho, que no era difícil. Que hay un registro en todas las centrales provinciales. Que ya me diría algo en un par de días.
.....La segunda llamada fue para otra buena amiga de la infancia, cuya madre trabajaba en el Ministerio de Sanidad, en Madrid. ¿Sería posible obtener una lista de los centros médicos para residentes, en Suiza, donde se realicen curas de salud, psiquiátricos especiales, balnearios... ese tipo de lugares donde la gente rica envía a quien, a su criterio, no debe de andar suelto por ahí?. Gracias, Araceli, eres un sol. Ya nos veremos por el pueblo este verano. Descuida, te llamaré.
....Era consciente de que sería poco menos que encontrar una aguja en un pajar, pero estaba decidido a hallar a Renée, costara lo que costase. Tenía que hablar con ella, estar con ella, volverla a ver. Mi alma de paladín, mi espíritu de caballero andante, mi corazón enamorado, no cejarían hasta encontrarla, y cuando lo hubiese hecho, la liberaría de las garras del dragón, se la arrebataría al malvado de turno, la rescataría de su prisión. Me lo juré a mí mismo. Un mí mismo que, a su vez, le debía a ella, a Renée, la liberación.

Fin
de Renée: un relato (des)concertante



-o-


TALK TALK

Concierto de Salamanca


Traklisting:
1. Talk Talk:  00:27
2. Dum Dum Girl:  03:45
3. Call It the Nightboy:  07:29
4. Tomorrow Started:  14:08
5. My Foolish Friend:  21:57
6. Life is What You Make It:  26:39
7. Mirror Man/Does Carolina Know.  31:03
8. It's You:  39:16
9. Living In Another World:  43:10
10. Give It Up:  51:12
11. It's My Life:  56:45
12. (bis) Such a Shame:  01:05:40
13. (bis) Renée:  01:16:57

-o-

Comparativa Concierto de Salamanca
Versión Temas Grabados en Estudio (Discos Oficiales)


-o-o-

GALERÍA


Salvador Dalí
1904-1989

Surrealismo 4
1950-1981

.
Christ of Saint John of the Cross, 1951
.
Asummpta Corpuscularia Lapislazulina, 1951
.
Raphaelesque Head Exploding, 1951
.
...
The Fallen Angel. Illustration for Dante's "Divine Comedy" - A Logician Devil - Lucifer. Illustration for Dante's "Divine Comedy", 1951
.
Galatea of the Spheres, 1952
.
Arithmosophic Cross, 1952
.
Nuclear Cross, 1952
.
Madonna in Particles, 1952
.
The Disintegration of Persistence of Memory, 1952
.
Soft Watch at the Moment of First Explosion, 1954
.
Dalí Nude, 1954
.
Head Bombarded with Grains of Wheat 
(Particle Head Over the Village of Cadaques), 1954
.
The Maximum Speed of Raphael's Madonna, 1954
.
Microphysical Madonna, 1954
.
Crucifixion ('Corpus Hypercubus'), 1954
.
Crucifixion ('Corpus Hypercubus'), 1954
.
Young Virgin Auto-Sodomized by Her Own Chastity, 1954
.
Rhinocerotic Disintegration of Illissus of Phidias, 1954
.
Dos adolescentes, 1954
.
The Last Supper, 1955
.
Ascensionist Saint Cecilia, 1955
.
Nature Morte Vivante, 1956
.
Carne de gallina rinoceróntica, 1956
.
Skull of Zurbarán, 1956
.
Untitled (Landscape with Butterflies), 1956
.
Butterfly Landscape (The Great Masturbator in a Surrealist Landscape with D.N.A.), 1957
.
Celestial Ride, 1957
.
La Danza, Las Siete Artes, 1957
.
Modern Rhapsody - The Sevent Arts, 1957
.
Red Orchestra, 1957
.
Santiago el Grande, 1957
.
Sorcery - The Seven Arts, 1957
.
Illustrations for "Pages choisies de Don Quichotte de la manche", 
by Joseph Foret, published in The atomic era, 1957
.
The Ascension of Christ, 1958
.
Meditative Rose, 1958
.
Dionysus Spitting the Complete Image of Cadaques on the Tip 
of the Tongue of a Three-Storied Gaudinian Woman, 1958-60
.
The Virgin of Guadalupe, 1959
.
The Ecumenical Council, 1960
.
The Life of Mary Magdalene, 1960
.
Hyperxiological Sky, 1960
.
Gala desnuda, de espaldas, 1960
.
Muchacha desvistiéndose, 1960
.
Birth of a Divinity, 1960
.
Birth of a Goddess, 1960
.
Untitled, 1960
.
Hercules Lifts the Skin of the Sea and Stops Venus for an Instant from Waking Love, 1963
.
Untitled (St John), 1964
.
The Sun of Dali, 1965
.
Tna Fishing, 1967
.
Personaje subiendo una escalera, 1967
.
One of 14 graphics for "Dali illustre Casanova" (Dali Illustrates Casanova), 1967
.
The Cosmic Athlete, 1968
.
The Hallucinogenic toreador, 1968-70
.
Nude Figures at Cape Creus, 1970
.
Roger Freeing Angelica (St George and the Damsel), 1970
.
Ruggiero Freeing Angelica, 1974
.
Patient Lovers (Apparition of a Stereoscopic Face in the Ampurdan Landscape), 1970
.
The Second Coming of Christ, 1971
.
The Face, 1972
.
Pomona, Otoño, 1973
.
Sfumato, 1972
.
The Palace of the Wind, 1974
.
The Palace of the Wind, 1974
.
Tres Gracias hiperrealistas (Antirracismo), 1973
.
Enchanted Beach with Three Fluids Graces, 1974
.
Desnudo de calcomanía, 1974
.
Dalí levantando la piel del Mar Mediterráneo para enseñar a Gala el nacimiento, 1977
.
Les Vins de Gala et du Divin, 1977
.
Los vinos de Gala y de lo Divino, 1977
.
Les Vins de Gala et du Divin, 1977
.
La mano de retira un vellocino de oro en forma de nube para mostrar a Gala
la aurora completamente desnuda muy muy lejos detrás del sol, 1977
.
Tjhe Happy Unicorn, 1977
.
Searching for the Four Dimensión, 1979
.
The Path of Enigmas, 1081
.
Apparition of the Visage of Aphrodite of Cnide in a Landscape, 1981
.
-o-o-o-