miércoles, 5 de marzo de 2014

Lucrecia (2). "The Rape of Lucretia", de William Shakespeare (I). GALERÍA: El Suicidio (I)




Introducción

.....Hice bien. En colocar mi voluntarioso y esforzado, pero ligero, romance (Lucrecia. O el triunfo de la virtud inmolada) lejos de la fuerza de atracción de la ley de la gravedad de una obra superlativa, de un genio superlativo (¿el más literariamente superlativo?) como es The Rape of Lucretia (La violación de Lucrecia), de William Shakespeare. Sí, ley de gravedad, pues un tal poema, de masa y peso específico inconmensurable, un tal magníficamente denso poema, ejerce, sobre todo lo que se halla a su alcance, el poder de la atracción fatal, aquella que obliga a caer, y, cayendo, acabar subsumido por las formidables fuerzas telúricas presentes en su denso núcleo.
.....Es una ocasión especialmente entrañable para mí, pues es la primera vez que me atrevo a abordar y glosar al gran bardo sajón. Y lo haré poniendo en ello todo el interés, admiración y cariño que un espíritu sensible puede, y debe, dedicar a quien es capaz de regalar momentos tan sublimes como los experimentados leyendo esta obra.

.....La recreación shakespeareana de la violación de Lucrecia profundiza, como no puede ser de otra forma, tratándose del mayor creador de personajes de la historia, en los intersticios que en toda acción están presentes o subyacentes. El bardo, antes que nada, es un poeta, y como tal trata el episodio. No se conforma con glosarlo bellamente, no con describirlo de forma sublime, el genio de Shakespeare se introduce en ese lugar que no ocupa espacio, en ese tiempo sin tiempo, que son los momentos anteriores y posteriores a la decisiones; lo que pasa por las mentes, lo que sobrecoge o alienta a los corazones, lo que, en fin, justifica, sin explicarlo, que la acción se enfoque de una determinada manera, se aboque a un fatal destino: se ejecute.
.....Quien, poseedor de fina sensibilidad atenta disposición, haya estado en una tesitura así, quien sea suficientemente observador de los íntimos movimientos del alma, comprenderá y sabrá apreciar esa demora en, y de, lo que ya se sabe que va a ocurrir (además, lo anuncia el propio autor en el argumento inicial, donde se nos explica, de modo esquemático pero suficiente, lo que ha de acaecer, lo que ha de seguir, glosado en lírica manera). Y si se demora, no es sólo por afán de recrearse en la floritura de la palabra, no es sólo por desplegar un inaudito mapa psicológico, aforístico, sentencioso (que lo hace), sino porque el autor se está introduciendo en sus personajes, habita su alma mientras está en trance de desarrollarse la acción (o después de haberse desarrollado), y, desde allí, nos transmite, de la manera más hermosamente soberbia que le es dado al lenguaje, lo que muy posiblemente pasa por la mente de los protagonistas. Como si lo que menos importara es la acción en sí, como si lo verdaderamente interesante estuviera en sus aledaños, en los momentos anteriores, previos a la decisión, o en los momentos posteriores, cuando la decisión del otro ejerce su influencia sobre nosotros y provoca la reacción, armada de consecuencia, de la decisión propia en pertinente respuesta. Y allí donde quien habla no es el protagonista, sino la voz en off con que la vida se expresa, ese agente invisible, que siendo nadie cualquiera puede ser (que la suma de todos es, de ahí el porqué Shakespeare sea tan universal), lo hace como debe hacerlo la vida cuando establece un diálogo con lo sublime, con lo superlativamente bello que se esfuerza en florecer en el hombre: de forma sentenciosa, aforística, sabia, ilustradora de la conciencia humana.

.....Tres serán los post que versarán (nunca mejor dicho) sobre el exquisito y amplio tratamiento que Shakespeare dedicaría a la figura de Lucrecia. En el primer post (el que se está escribiendo mientras esto escribo), y al ser este un blog en castellano, abordaré la cuestión de la traducción, o, para mejor decir, traducciones, que sobre The Rape of Lucretia se han realizado a la lengua de Cervantes. Me parce aconsejable demorarme en el asunto capital y nada baladí de citar estas estaciones transformadoras (que no depuradoras) que nos ofrecerán, potabilizado, el prístino producto del hontanar original (pureza primigenia que, para el lego en la lengua sajona, puede resultar tan indigesta como el agua pesada o destilada) que indefectiblemente habremos de beber. Señalaré las más recurridas, me decantaré por la que estime más acorde con mi sentir, pero no renunciaré a reseñar las que merecen ser reseñadas.Teniendo en cuenta que quien esto escribe cree, con quien ya lo sentenció, que "traduttore, traditore", y que, por tanto, a un poeta (sobre todo a un poeta) hay que leerlo en la lengua en que intenta apresar y expresar la realidad, la suya, la íntima, esa que está indisoluble y fatalmente unida a su modo de expresión, no queda más remedio que elegir la traición menos traicionera de todas, aquella que a uno le parezca más acertada para transmitir el sentimiento que el autor deseaba compartir o inducir. He de erigirme así en intérprete de traductores, y escudriñador de traiciones, para optar por la que a mi modo de entender (y de sentir) más se acerque, y menos felona se muestre, al contenido inicial, al espíritu de tan excelsa letra.
.....En el segundo post dedicado a la recreación que Shakespeare hace de Lucrecia, realizaré un comentario del texto, tanto formal como de fondo, llevando a cabo un estudio, si somero, de la estructura y corpus de la obra, su estilo, su alcance, su intención. Después, realizaré la Primera Parte de un desarrollo secuencial del poema, realizando calicatas al texto para mostrar algunos de los paisajes más hermosos. El tercer post está íntegramente dedicado a la Segunda Parte de dicho desarrollo secuencial.
.....Para las obligadas citas que oportuna y necesariamente habré de hacer del texto original, en inglés, utilizaré la impecable y espléndida edición de W.J. Craig, que con el título de Complete Works of William Shakespeare (The Oxford Shakespeare), de 1914, es tenida como la mejor edición que del bardo se realizó en el pasado siglo XX.
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1. De las traducciones

.....Puesto que habremos de aludir a ellas en este pequeño estudio, me parece oportuno decir unas palabras sobre las traducciones al castellano (español) más utilizadas, y que están, de una u otra forma, a nuestra disposición (bien en la red, bien en las bibliotecas, bien en las librerías) de The Rape of Lucretia. Teniendo en cuenta la, a veces insuperable, dificultad que entraña la traducción del verso pentámetro yámbico inglés al castellano conservando el ritmo (casi siempre traducido en versos de 13-14 sílabas -alejandrinos), lo que sí debería exigirse en toda traducción poética es una adecuación estilística, intencional y, sobre todo, de sentido respecto el original, es decir, intentar trasladar no sólo lo que el poeta dice, sino el cómo lo dice, pues en ello radica no poca de su belleza y sí mucha de su eficacia expresiva. Poco importa aquí --creo yo-- la adecuación rítmica per se, e, incluso, la adecuación semántica, pues lo determinante debe de ser que el resultado en el oyente, en el lector, hispano se parezca al que experimenta el inglés (referido exclusivamente al idioma, obviamente un ciudadano hispano hablante o angloparlante, puede escuchar y leer en cualquiera de los dos idiomas, si los domina).
.....Siendo lenguas diferentes, su expresión será más o menos distinta, pero el sentido, la emoción, ésas deben de respetarse y conseguirse, sí o sí, de forma equivalente, y si para ello ha de forzarse la lengua en sus límites métricos y semánticos pues bienvenido sea, mientras se respete la intención del autor. Así el pentámetro yámbico inglés es más cercano rítmicamente a nuestro endecasílabo, aunque con ello pierda densidad semántica (la mayor proporción de palabras monosílabas en la lengua inglesa, con respecto al español, tiene la culpa), si la traducción es buena y se capta la intención del autor, será siempre preferible a la traducción semánticamente equivalente, pero con pérdida de ritmo y cadencia, de tempo y de emoción. De aquí que me parezca totalmente oportuno elegir esta opción, sobre cualquier otra.
Casi todas las traducciones a las que aludiré, lo son de las Obras Completas (Poesía); oportunamente se señalará cuando la traducción sea singular, sólo de The Rape...

.....La traducción más antigua y prodigada (de las que citaré) es la de Luis Astrana Marín, que realizara en 1929 para la editorial Aguilar (Obras Completas). Quizás sea la más traidora de todas, pues cometió el sacrilegio (no le disculpa la mejor de las intenciones), de verter a prosa una excelsa poesía. Sí, sí, ya sé que hasta Juan Ramón (Jiménez), al final de su vida haría algo similar: prosificar su verso, pero más formalmente que estilísticamente, la poesía sigue ahí; cosa que no puede decirse de la versión que Astrana Marín nos da. Por muy ceñida al texto que esté. La poesía debe de conservar siempre ese ritmo, esa música, ese encanto que la lírica ofrece y que la prosa, por bella que sea, por explícita que se muestre, no consigue más que muy raramente. Más que una traducción del poema es una interpretación del mismo, con eso está dicho todo. Pues, a pesar de lo dicho, ha sido la traducción recurrente y más repetida.
[Enlace a La Violación de Lucrecia, de Luis Astrana Marín. Texto completo]

.....La de Fátima Auad y Pablo Mañé Garzón, de 1975, la desconozco, luego no opinaré de ella a pesar de haber leído algo al respecto. Soy de aquellos a los que les gusta que el criterio proceda de la íntima resonancia y no de los ecos ajenos.

.....José Luis Rivas traduce una versión de La Violación de Lucrecia. La edita primeramente en Norma, Bogotá, en 2002; y posteriormente en la UNAM, México, en 2006. Su traducción la realiza en verso, pero de forma bastante libre, sin atenerse ni a ritmo ni tan siquiera, de modo formal, a la estrofa, pues convierte los siete versos pentámetros yámbicos de Rhime Royal, en estrofas irregulares de 7, 8 o 9 versos, cuya métrica varía de 7 sílabas a 13. Es una bella traducción, pero demasiado libre à mon avis. Es bueno reseñar que es la versión elegida por El Teatre Lliure, bajo la dirección de Miguel del Arco, e interpretación de Nuria Espert, para llevar a las tablas una obra que no estaba concebida para ellas. The Rape of Lucretia, como Venus and Adonis, es un poema para ser leído, no para ser interpretado. Su ritmo no le hace apropiado para la escena, y si en la escena el resultado es bueno, será a costa de desvirtuar en cierta medida el poema original. Sería como intentar llevar a escena el Polifemo de Góngora, no parece de recibo asistir a la representación de los amores de Acis, Galatea y el tan pronto enamorado como desairado cíclope declamando las perfectas octavas reales del Cisne del Betis. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
[Enlace a La Violación de Lucrecia, de José Luis Rivas --contenido limitado]

.....En 2003, Ramón García González traduciría para la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes una versión en verso de The Rape..., incluida en su Poesia de William Shakespeare. Es la que más circula en la red. Son varios los sitios web que la recogen. Es la más estructuralmente canónica, la más académica (traducción del pentámetro yámbico a versos de trece sílabas). Pero a mí me resulta la menos lírica de todas. Como la de Rivas, no se atiene ni a metro (predomina los versos de trece sílabas, tan poco habituales en castellano, por no decir inexistentes), ni a ritmo, aunque sí a la forma estrófica de siete versos, pero en su caso, además, de menos feliz resultado final. En cierto modo, me parece que el texto pierde parte de su garra y emoción, lo hace más asequible y menos denso, y por tanto, menos sublime, menos shakespeareano. Además, la división en cuatro partes que del poema hace (de forma arbitraria, por otra parte, pues no existe tal división en el original; creo que con intención meramente cuantitativa), no me parece la mejor; las cesuras yo las colocaría en otro lugar. Salvo el primer corte (que divide 1ª de 2ª parte), que me parece aceptable, las otras, realizadas en medio de un monólogo, o soliloquio, a mi modo de ver cortan o interrumpen la acción (del diálogo interior que tiene lugar).
[Enlace a La Violación de Lucrecia, de Ramón García González. Texto completo]

.....Y por fin la traducción que me parece más feliz de todas, la que más cerca se encuentra del tono lírico original (y, por ende, del ideal). Antonio Rivero Taravillo la llevó a cabo para Biblioteca de Literatura Universal (Ed. Almuzara, Córdoba), en 2009, dentro de su Poesía Completa (de William Shakespeare). Respeta tanto el ritmo como el metro (pentámetros yámbicos), pues está escrita íntegramente en endecasílablos blancos (libres, sin rima). La altura lírica de la traducción es mucha, creo que el mismísimo William la hubiera aprobado (y, quizá, con notable). Se lee con delectación, y para nada se echa en falta la rima (¿hasta se agradece?), pues el ritmo es impecable y suficiente para hacer la lectura, más que amena, subyugante. Ese demorarse en las consideraciones, ese avanzar a paso de tortuga en pos de una acción que ya se conoce, en vez de volver pesado el texto se disfruta como si verdaderamente las palabras acariciaran nuestro alma, pues lo hacen, tal es la mano de terciopelo que Taravillo aplica con maestría a recrear las imágenes y retórica del bardo. Quizás pueda parecer exagerado esto que digo, pero si no quiero traicionar los sentimientos experimentados con su lectura, me veo obligado a decirlo. Es la traducción que seguiré de preferencia.
[Enlace al blog de Antonio Rivero Taravillo, donde incluye las seis estrofas iniciales de su traducción de La Violación de Lucrecia. No existe versión íntegra en la red; sí en las librerías --o bibliotecas]

Para muestra dos botones. Veamos cómo traducen la estrofa 56 (versos 386-392) y la 73 (versos 505-511) Astrana, González y Taravillo:

(st 55; vs 386-392) William Shakespeare
Her lily hand her rosy cheek lies under,               
Cozening the pillow of a lawful kiss;      
Who, therefore angry, seems to part in sunder,             
Swelling on either side to want his bliss;             
Between whose hills her head entombed is:    
  Where, like a virtuous monument she lies,     
  To be admir’d of lewd unhallow’d eyes.

Luis Astrana Marín
...Su mano de lirio descansa bajo su mejilla de rosa,
frustrando un beso legítimo a la almohada, que,
colérica, parece dividirse en dos, inflándose de enojos
de ambos lados por carecer de su gloria.
En medio de estas dos colinas, su cabeza reposa
como en una tumba. Y así se ofrece, semejante
a una sagrada efigie, a los ojos libertinos y profanos.

Ramón García González
   En su mano de lirio, descansa su mejilla,                         
como impidiendo el beso de la legal almohada,                              
que airada ante el desprecio, se divide en dos partes,                 
buscando en las orillas la gloria que le falta.                      
Entre las dos colinas sepulta su cabeza
y tal así se ofrece, cual virtuosa estatua,
al libertino ojo del profano Tarquino.

Antonio Rivero Taravillo
...Mano de lirio bajo tez rosada,
a la almohada le hurta un beso puro;
la cual, airada, en dos partes se hiende,
henchida en ambos lados, desdichada;
entre esas lomas yace su cabeza,
donde ella alza su efigie virtuosa
para asombro de ojos licenciosos.
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(st 73; vs 505-511) William Shakespeare
This said, he shakes aloft his Roman blade,       
Which like a falcon towering in the skies,           
Coucheth the fowl below with his wings’ shade,            
Whose crooked beak threats if he mount he dies:        
So under his insulting falchion lies          
  Harmless Lucretia, marking what he tells
  With trembling fear, as fowl hear falcon’s bells.

Luis Astrana Marín
...Dicho lo cual, blande por encima de Lucrecia
su hoja romana, como un halcón cerniéndose
en los aires, cuya abatida presa cubre con la sombra
de sus alas y cuyo corvo pico la amenaza de muerte
si se remonta. Así, bajo la insultante espada
del romano, yace la inocente Lucrecia,
oyendo sus palabras con tembloroso espanto,
como el ave que escucha los cascabeles del halcón.
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Ramón García González
  Dicho esto, va y blande, su romano jastial,                      
como un halcón que extiende en el aire sus alas,                           
cubriendo así a la presa con la sombra del vuelo.                           
Su pico la amenaza si trata de elevarse                
y ella bajo el insulto de su espada romana,                       
oyendo lo que dice, se siente inofensiva,
como cuando las aves son presa del azor.

Antonio Rivero Taravillo
...Con el mortal mirar del basilisco,
él se yergue después y hace una pausa,
e, imagen de piedad pura, ella mientras,
en las garras del grifo, corza blanca,
ruega en erial donde la ley no impera
a la bestia que ignora la clemencia
y no obedece más que a su apetito.

Aunque en esta última estrofa, Taravillo, no aluda a un par de imágenes soberbias del bardo --sí descritas en las otras dos versiones: la del halcón que pende sobre su víctima, cubriéndola con la sombra amenazadora de sus alas desplegadas, y su no menos amenazador pico/puñal; y la de la víctima atemorizada al escuchar el cascabel del halcón (pues los halcones, en cetrería, llevan en sus patas cascabeles para que el halconero pueda ubicarlos fácilmente; y que aquí equivaldría a la amedrentadora voz del infame); aun así, digo, su versión, más libre, no pierde el lirismo original (se podría decir que, aquí, Taravillo, está gongorizando), con lo que la impresión nos acerca más a éste.
.....Dejo al lector elegir la versión que prefiera a su gusto, y eligiendo, si a él se acomoda no errará, pues que nadie es nadie para decir a qué altura vuela lo excelso, y menos aún si esa altura le está vedada. Yo, por mi parte, por sensibilidad y gusto, me arrimo a la última (la de Antonio Rivero Taravillo), y de ella tomaré en el próximo post las muestras. La de Astrana quede como traducción literal para los legos en inglés, los que gustan de notas a pie de página, o, simplemente, aquellos que desean una interpretación del, a veces, alambicado verso de Shakespeare (que en ocasiones, ¡me recuerda tanto a nuestro querido Don Luis de Góngora!)

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GALERÍA

LUCRECIA: El Suicidio (I)

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Suicide of Lucretia in front of memebers of her family
Miniature of a Manuscript Illuminated, Bruges (1490-1500
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Lucretia Commiting Suicide, Manuscript Illuminated sur La Cité de Dieu, de Saint Augustin
Book IX, illustrated by Maitre Francois, 1475-1480
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The Suicide of Lucretia
Scene of the Roman de la Rose, Manuscript Illuminated
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Scene: Lucretia commiting Suicide
Manuscript Illuminated: De Mulieribus Claris
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Lucretia, Israel van Mackenem, 1500-1503
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Lucretia announcing her Suicide, Agnolo di Domenico Mazziere, 1505-10
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The Suicide of Lucretia, Lucas van Leyden, 1514
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The Suicide of Lucretia, Lucas van Leyden, 1514 (imagen especular)
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Lucretia, Hans Baldung Grien, 1519-1525
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Lucretia, Hans Baldung Grien, 1520
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Lucretia, Sebald Beham (1531-1550)
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Suicide of Lucretia, Anonymous, 1st half of 16th Century
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Lucretia's Suicide. Albrecht Durer, 1518
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Lucretia's Suicide. Albrecht Durer, 1510-1520
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Death of Lucretia after Raphael. Marcantonio Raimondi (ca. 1510)
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Lucretia, Raphael (Raffaello Sanzio) a (ca.1483-1520)
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The Death of Lucretia. Il Sodoma, 1513
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Lucretia, Tiziano, 1516-1517
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Lucretia, Tiziano, 1516-1517
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Lucretia, First Wife of Lucius Colatinus Tarquinius. Ambrosius Benson, Early 16th Century
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Lucretia, Jacopino del Conte (1515-1598)
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Lucretia's Suicide. Joos van Cleve, 1520-25
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Lucretia's Suicide. Joos van Cleve, 1520-25
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Lucretia's Suicide. Master of the Lille Adoration, 1520-25
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Lucretia's Suicide, Meester met de Papegaai, 1525
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Lucretia's Suicide, Master of the Holy Blood, 1530
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Lucrezia Romana. Giampetrino, 1500-40
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Lucretia's Suicide. Jan van Scorel, 1535
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Lucrezia, Parmigiano, 1540
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Lucrezia, Parmigiano, 1540
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Lucretia. Michele Tosini, 1540's
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Lucretia preparimg to kill Herself, after Parmigianino, 1542-1543
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Lucrèce, Anonyme, 16th Century
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La Morte de Lucrèce, Anonyme, 16th Century
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Tarquin and Lucretia, Jan Sanders van Hamessen, 16th Century
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Death of Lucretia. Bartholomeus Spranger, 2nd half of 16th Century
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Death of Lucretia, Frans Floris (1517-1570)
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Lucas Cranach (or Workshop)
1472-1553


Artworks by Lucas van Leyden (272 работ) (1 часть)
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LucretiaMonogrammist I.W.(active in the Cranach Studio c. 1520-40)
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