Un Acercamiento a
THE RAPE of LUCRETIA
de William Shakespeare
(1)
(1)
.....De entre las obras literarias sugeridas por esta heroína-a-su-pesar que fue Lucrecia la romana, destaca, sobre todas, el homenaje que le hiciera en verso William Shakespeare. En el último post de la serie (el cuarto, subtitulado Ecos y Resonancias: las huellas de Lucrecia) haré un repaso por las más representativas de estas obras, pero hoy toca centrarse en esta, la más feliz de todas ellas.
.....En el anterior post ya introduje el tema. Aquí, ahora, se trata de centrarse en él. De hablar acerca del poema, de conocerlo mejor, de ofrecer, en fin, algo que no existe, en castellano al menos, en la red: una dedicación exclusiva al qué y al cómo, al cuánto y al para qué, de esta obra superlativa. Será, más que un comentario o un análisis de texto, un acercamiento a él, un observarle, un describirle (sus partes, su forma, sus perfiles, sus oquedades), un preguntarle y un aventurar una respuesta. Intentaré hacerlo del modo más ameno y didáctico. Y para ello, nada mejor que ser convenientemente cartesiano, proceder con un mínimo orden buscando siempre la orientación de la claridad.
Tipo de obra. Edición.
.....Sexto Tarquinio: soldado romano, hijo del rey. Violador de Lucrecia.
.....Colatino: soldado romano, esposo de Lucrecia, de la cual presume públicamente .
.....Lucrecio: padre de Lucrecia
.....Junio Bruto: soldado romano, primo de Sexto Tarquinio y amigo de Colatino y Lucrecio.
.....Mensajero: que llevará el mensaje de Lucrecia a su esposo.
.....Doncella: ama de Lucrecia que la atenderá tras la violación.
.....Lucio Tarquinio el Soberbio: rey de Roma, padre de Sexto Tarquinio (sólo aparece en la introducción argumental, en prosa, del poema).
.....Servio Tulio: suegro de El Soberbio, a quien éste mató para acceder al trono (sólo aparece en la introducción argumental, en prosa, del poema).
.....Publio Valerio: amigo de Colatino y Lucrecio, presente al final, tras la violación, cuando Lucrecia urge la presencia de esposo y padre, con testigos de cargo (sólo aparece en la introducción argumental, en prosa, del poema).
.....Así podemos hablar de temas clave y de temas accesorios que a lo largo del texto se irán desarrollando.
..Serán temas clave:
- La cosificación de la mujer. La mujer tratada como un objeto de satisfacción.
- Las emociones desenfrenadas. Y entre ellas el deseo desmedido, la lujuria, la soberbia. Tanto que son capaces de anteponer la satisfacción de los deseos a todas las demás consideraciones.
- La deshonra, la humillación, la vergüenza.
- Sentimiento de culpa, los remordimientos.
..Serían temas accesorios:
- La violencia
- El engaño
- La envidia, la codicia
- La prepotencia. el poder mal entendido como dominio y no como autoritas.
- El desprecio
- El miedo
- La virtud
- La propiedad, y el equívoco uso de su concepto (atribuido a las personas)
- El orgullo y el coraje
- La determinación.
Etc...
Siguiendo de este tenor, reprochándose la acción que piensa cometer, hasta llegar a cuestionarse la ganancia a obtener con su acto,
»¿Y qué gano si alcanzo lo que busco?
Un sueño, un soplo, un goce pasajero.
¿Llorar, por un instante, una semana?
¿Vender la eternidad por un antojo?
¿Por una uva, arrasar toda una viña?
¿Qué pobre, por tocar una corona,
quiere ser aplastado por el cetro?
[st 31ª]
Y desglosa, así, los contras de su decisión, incluidos la culpa, la ignominia, la traición al amigo... Hasta que se topa con el amor, y se le ocurre que quizás apelando a él, a un sentimiento noble y poderoso como el amor, pueda trastocar su acción vil por una, si cuestionable, al menos admitida y compartida por Lucrecia (creyendo que puede convencerla de que se le entregue implorándole por amor). Para después, irse al otro extremo, buscando culpables para su deseo fuera de sí... en la misma que lo ha suscitado, en Lucrecia, por ser tan bella y deseable. Su capitán será quien ordene y guíe su acción, y ese capitán ese el deseo,
»¿A qué buscar excusas y pretextos?
Se calla el orador ante lo bello;
y el mísero lamenta naderías;
huye el amor al corazón medroso.
Él es mi capitán, y me dirige;
bajo su pabellón resplandeciente,
lucha el cobarde y nunca desfallece.
»¡Adiós miedo pueril! ¡Cesad, dilemas!
¡Marchad con la vejez, serios escrúpulos!
No se opondrá mi pecho a mi mirada:
la duda y la razón son de los sabios.
De joven, mi papel copa la escena.
El deseo es mi proel, y la belleza
mi presa, y naufragar rico no temo.»
[sts 39ª y 40ª]
Según ceden reacios los portones,
por pequeños resquicios y rendijas
el viento hiere a su antorcha por frenarlo,
y le sopla en la cara el humo de ésta,
apagando a su guía en esta empresa.
Mas su hosco corazón, que el fuego abrasa,
echa bocanadas que la encienden;
[st 45]
Pérfido va orgulloso por la alcoba
y observa el lecho aún no mancillado.
Cerradas las cortinas, merodea,
y los ojos le saltan de las órbitas.
Por ellos traicionado, el corazón,
pronto ordena a la mano que disipe
la nube que la luna argéntea oculta.
[st 53ª]
Allí la encuentra deslumbrante como un sol al que las nubes dejan paso. Cierra los ojos cegado por el resplandor, y por un último resquemor, para después abrirlos y contemplar la belleza inmaculada, inocente, de Lucrecia, descuidada. Sus manos, lirios; sus cabellos hilos de oro; sus senos, globos de marfil. Todo lo que ve lo arroba, y más desea, alimentando sus ojos la lascivia. Después se siente como un león que juega con su presa. Retumba el corazón, nos dice el poeta, y toca a rebato, y,
Anima su tambor al ojo ardiente,
el cual pone a la mano en la vanguardia;
y ésta, envanecida por su honor,
echando humo de orgullo, marcha erecta
sobre el desnudo seno, plaza fuerte,
cuyas filas de venas azuladas
desertan de sus torres macilentas.
[st 63ª]
«El color de tu cara», le responde
«de rabia hace que el lirio palidezca
y sonrosa a la rosa avergonzada;
que él abogue por mí y por mi pasión;
pues no tiene color, por és escalo
tu inexpugnado fuerte. Es por tu culpa:
tus ojos te traicionan a los míos.
[st 69ª]
Descargándose así de culpa, el muy cobarde, y colocándola en la víctima. La presa, por serlo, es culpable de que el predador la cace. Curiosa forma de traslocar sujetos y predicados. Después Tarquino le comenta que es inútil resistirse, que él ya ha reflexionado sobre el hecho, que de nada le servirá resistirse, pues él ya se ha anticipado a los reproches que pueda hacerle, y de nada ha servido. Su resolución es firme, y para subrayar su determinación,
Entonces, blande en alto su falcata,
lo mismo que un halcón qu se remonta
y cubre con la sombra de sus alas
al ave que amenaza si alza el vuelo.
Así yace Lucecia, la inocente,
oyendo lo que él dice, horrorizada
como el ave el cascabel de la rapaz.
«Te gozaré esta noche. Ven, Lucrecia,
que lo haré por la fuerza si te niegas:
a matarte en el lecho estoy dispuesto.
A un siervo tuyo mataré después,
y con él a tu honor, junto a tu vida;
colocado en tus brazos, juraré
que al vil asesinara al sorprenderos.
[sts 73ª y 74ª]
«No recompenses la hospitalidad
con un pago tan negro como intentas;
no enfangues la fuente en la que bebes;
no eches a perder lo irreparable;
no yerres antes de lanzar la flecha;
que no es un cazador quien tiende el arco
para herir a una gama sino es época.
[st 83]
Y así continúa, rogándolo, Lucrecia, por su esposo, Colatino, por él mismo, a quien no reconoce en quien ahora le amenaza funestamente; apela a él, si no es tan duro como la piedra; le coloca delante un espejo al describirlo tal y como lo conocía, porque él mismo se vea reflejado, y desista de su empeño restando autoridad a quien no es (el mal que lo habita). Apela a su buen nombre, al oprobio de llegar a la vejez sin honra. Después intenta poner ante él a quien parece ahora, porque lo juzgue como un magistrado. Si tiene poder, le dice, a él atienda, no para proteger el mal, sino para combatirlo. Y le clama con la manos levantadas a que aleje de sí la lujuria y vuelva de su majestad revestido. Cuando él ante lo incisivo y largo del discurso, la interumpe,
«Termina», exclama él, «que mi marea
no vuelve atrás, sino que más se crece.
La vela es breve, más la hoguera dura,
y con el viento aumenta su arrebato:
los riachuelos que pagan su tributo
de agua dulce a su salado rey
alteran su caudal, no su sabor».
[st 93ª]
Dicho esto, aplasta con su pie la luz,
enemiga mortal de la lujuria,
que, envuelta la vergüenza en noche ciega,
cuanto menos se ve, más tiraniza.
Cobra su presa el lobo, la borrega
grita, pero el vellón hunde su voz
en el aprisco dulce de sus labios.
Con la camisa de dormir que viste,
él amordaza los dolientes gritos,
y refrescan su faz las castas lágrimas
como nunca vertieran ojos púdicos.
¡Que la lujuria ensucie lecho puro
Si a las manchas pudieran ungir el llanto,
sus lágrimas serían sempiternas.
Como saciado can o halcón ahíto,
de tosco olfato o demorado vuelo,
persigue lento o deja que se escape,
la presa que a su instinto da deleite,
Tarquino, lleno, así pasa la noche:
grato al gusto, de digestión amarga,
devora su deseo, vil, voraz.
[sts 97ª, 98ª y 100ª]
Hasta que, ya pleno, hastiado, pues sin amor no hay dicha satisfecha, agotadas las fuerzas que desde el Deseo tanto pujaron en pos de la conquista, queda
Y entonces, lacio, flaco, demudado,
con los ojos pesados, sin vigor,
cobarde, manso, y lívido, el Deseo
como un mendigo llora por su estado.
Cuando la carne puja, a la Virtud
ataca, pues le excita, y cuando cae
el rebelde clemencia solicita.
[st 102ª]
Cautivo invicto que al ganar más pierde,
él se escurre en la noche esto pensando,
llevándose la herida que no sana,
cicatriz que sin cura permanece,
dejando a su botín perplejo y roto.
Ella carga con la lujuria de él,
y él el fardo de saberse culpable.
Como un perro ladrón se marcha serio;
ella, cansada oveja, allí jadea.
Él refunfuña y se odia por su crimen;
ella, desesperada, se desgarra.
Él huye y suda con culpable miedo;
ella se queda y clama a las tinieblas;
él corre, y riñe al disipado goce.
[sts 105ª-106ª]
*La traducción del poema The Rape of Lucretia utilizada en esta parte, es la perteneciente a Antonio Rivero Taravillo, incluida en su edición de Poesía Completa, de Wiiliam Shakespeare, para la Biblioteca de Literatura Universal (Ed. Almuzara, Córdoba). La cual recomiendo encarecidamente, pues allí uno ha de encontrar, a parte de la obra citada, toda la poética del Bardo.
.....En el anterior post ya introduje el tema. Aquí, ahora, se trata de centrarse en él. De hablar acerca del poema, de conocerlo mejor, de ofrecer, en fin, algo que no existe, en castellano al menos, en la red: una dedicación exclusiva al qué y al cómo, al cuánto y al para qué, de esta obra superlativa. Será, más que un comentario o un análisis de texto, un acercamiento a él, un observarle, un describirle (sus partes, su forma, sus perfiles, sus oquedades), un preguntarle y un aventurar una respuesta. Intentaré hacerlo del modo más ameno y didáctico. Y para ello, nada mejor que ser convenientemente cartesiano, proceder con un mínimo orden buscando siempre la orientación de la claridad.
Tipo de obra. Edición.
.....The Rape of Lucretia es un poema narrativo, extenso --1855 versos--, que trata de la violación, perpetrada por el hijo del rey de Roma (el séptimo y último rey de la monarquía romana, Lucio Tarquinio El Soberbio), y posterior suicidio, de una noble romana, de nombre Lucrecia, cuya consecuencia inmediata sería la venganza, en forma de revuelta, de los nobles patricios, secundados por todos los ciudadanos, que pondría fin a la monarquía y daría paso a la República.
.....La acción transcurre en el año 509 a. C., y sus escenarios son Roma, Ardea y Collatia (estas dos últimas situadas en un radio de acción de no más de 20 km de Roma).
.....La obra fue registrada el 9 de Mayo de 1594 en el Hall Book of the Worshipful Company of Stationers, o Registro de libros pre-publicados del Gobierno Inglés. El mismo año fue editada, en cuarto, por Jim Harrison, de Londres, y tuvo un gran éxito popular. El título con que se registró originalmente (en el HBWCS), fue el de The Ravyshement [Ravishment] of Lucrece, siendo el título de publicación el de Lucrecia. El título definitivo, The Rape of Lucrece, lo tomaría posteriormente.
.....Es el segundo gran poema del autor, tras Venus y Adonis (1593), pero en contraste con éste, de un tono que le acerca más a la comedia, el de The Rape... vibra más con el grave diapasón de sus grandes tragedias.
.....La acción transcurre en el año 509 a. C., y sus escenarios son Roma, Ardea y Collatia (estas dos últimas situadas en un radio de acción de no más de 20 km de Roma).
.....La obra fue registrada el 9 de Mayo de 1594 en el Hall Book of the Worshipful Company of Stationers, o Registro de libros pre-publicados del Gobierno Inglés. El mismo año fue editada, en cuarto, por Jim Harrison, de Londres, y tuvo un gran éxito popular. El título con que se registró originalmente (en el HBWCS), fue el de The Ravyshement [Ravishment] of Lucrece, siendo el título de publicación el de Lucrecia. El título definitivo, The Rape of Lucrece, lo tomaría posteriormente.
.....Es el segundo gran poema del autor, tras Venus y Adonis (1593), pero en contraste con éste, de un tono que le acerca más a la comedia, el de The Rape... vibra más con el grave diapasón de sus grandes tragedias.
Fuentes
.....Las fuentes clásicas más probables de las cuales Shakespeare obtendría la información y detalles del episodio fueron Tito Livio (Historia de Roma desde su fundación o Ab urbe condita; Libro I) y Ovidio (Fasti, Libro II, versos 685-852).
.....Pero también existieron otras fuentes más cercanas en el tiempo y el espacio, como fueron Geoffrey Chaucer, en sus Legend of God Women (obra en verso escrita alrededor de 1380); y en el contemporáneo de éste, John Gower, que escribiera su monumental Confessio Amantis, de 33.000 versos, entre los años 1386 y 1390.
Dedicatoria
.....Algo habitual y obligado para un gran poeta que se preciase, era buscar el soporte (mecenazgo) de los nobles, dedicándoles sus composiciones; algo común en todas las épocas y lugares, pero especialmente en Europa a partir del Renacimiento y el Barroco. En España, nuestro Don Luis dedicaría sus más importantes (y extensos) poemas a nobles amantes de las letras (sus Soledades, al Conde de Niebla, por ejemplo).
.....Shakespeare dedicó The Rape of Lucretia a Henry Wriothesley, el tercer Conde de Southampton (quien acabaría cayendo en desgracia por participar en una revuelta de palacio, contra Isabel I, conocida por el nombre de su protagonista, Deveraux --amigo del Conde--, en 1601, y por la que sería sentenciado a cadena perpetua).
Métrica
.....El formato elegido por el Bardo para componer este poema de 1855 versos, agrupados en 265 estrofas, es el de Rhyme Royal, que es una estrofa (creada por Chaucer) cuyas estancias están compuestas por siete versos, generalmente pentámetros yámbicos, es decir, versos de cinco pies (de dos sílabas cada uno, una fuerte y otra débil), con rima preferente en ABABBCC. Es la forma utilizada preferentemente en la poesía solemne y épica en la poética inglesa, utilizada hasta el barroco (Shakespeare sería uno de los últimos en utilizarlo, Milton, otro). Sería el equivalente a nuestra Octava Real (ocho versos endecasílabos con rima consonante), o a la Ottava Rima italiana.
Personajes/Protagonistas
.....Lucrecia: noble romana, ejemplarmente virtuosa y de extraordinaria belleza......Sexto Tarquinio: soldado romano, hijo del rey. Violador de Lucrecia.
.....Colatino: soldado romano, esposo de Lucrecia, de la cual presume públicamente .
.....Lucrecio: padre de Lucrecia
.....Junio Bruto: soldado romano, primo de Sexto Tarquinio y amigo de Colatino y Lucrecio.
.....Mensajero: que llevará el mensaje de Lucrecia a su esposo.
.....Doncella: ama de Lucrecia que la atenderá tras la violación.
.....Lucio Tarquinio el Soberbio: rey de Roma, padre de Sexto Tarquinio (sólo aparece en la introducción argumental, en prosa, del poema).
.....Servio Tulio: suegro de El Soberbio, a quien éste mató para acceder al trono (sólo aparece en la introducción argumental, en prosa, del poema).
.....Publio Valerio: amigo de Colatino y Lucrecio, presente al final, tras la violación, cuando Lucrecia urge la presencia de esposo y padre, con testigos de cargo (sólo aparece en la introducción argumental, en prosa, del poema).
La Introducción argumental
.....Es el recurso de que se vale el poeta para , no sólo informar del ámbito en que se desarrolla la acción, sino dejarse las manos libres para centrarse en lo que realmente le interesaba desarrollar: el drama humano, íntimo de sus dos principales protagonistas: violador y violada. A Shakespeare no le interesaba la perspectiva histórica del episodio, nada sus connotaciones políticas (más allá de las implícitas, soterradas, en los monólogos de los actores y los excursos en off sentenciosos y aforísticos que pueblan, a modo de pausas o cesuras o glosas de la acción, todo el texto).
.....Esta introducción argumental está realizada en prosa; y hasta es posible que no fuera escrita por el mismo poeta. En ella se nos informa del escenario de los hechos, el momento histórico, el suceso en sí y las consecuencias en que derivaría.
Los temas intrínsecos
.....Pero el poema, en realidad, trata menos de la cuestión específica del hecho en sí, de su historicidad, de su contenido político, que de lo que de humano hay en la acción. El hecho es la excusa, el detonante. A través de esta excusa, Shakespeare recrea su visión de los acontecimientos, que no es otra que la visión interior de los protagonistas. Ese mundo interno donde acaecen todas las cuestiones previas, reflexiones, razonamientos, que abocarán en la toma de una determinada decisión, y donde, así mismo, tiene lugar la batalla de consecuencias emocionales y morales, que dicha acción acarrea......Así podemos hablar de temas clave y de temas accesorios que a lo largo del texto se irán desarrollando.
..Serán temas clave:
- La cosificación de la mujer. La mujer tratada como un objeto de satisfacción.
- Las emociones desenfrenadas. Y entre ellas el deseo desmedido, la lujuria, la soberbia. Tanto que son capaces de anteponer la satisfacción de los deseos a todas las demás consideraciones.
- La deshonra, la humillación, la vergüenza.
- Sentimiento de culpa, los remordimientos.
..Serían temas accesorios:
- La violencia
- El engaño
- La envidia, la codicia
- La prepotencia. el poder mal entendido como dominio y no como autoritas.
- El desprecio
- El miedo
- La virtud
- La propiedad, y el equívoco uso de su concepto (atribuido a las personas)
- El orgullo y el coraje
- La determinación.
Etc...
Estilo
.....No descubro nada si digo que la lengua inglesa tiene a su más insigne mentor y modelo en el ilustre Bardo. A decir de los mismos ingleses, nadie ha hecho un mejor uso de ella, nadie le ha dado tanto brillo y esplendor, nadie la exprimido tanto y destilado tan bien, nadie ha obtenida de ella tan puras esencias. Yo, que no soy inglés, sino castellano, sólo diré que allá a donde la vista, las entendederas y la sensibilidad me alcanza, lo que contemplo quita la respiración y deja el alma en suspenso. Tampoco descubro nada si afirmo que Shakespeare es ante todo poeta, y que esa vis poética suya contamina de pureza lírica indefectiblemente hasta los sainetes que escribió, cuanto más sus excelso edificio dramatúrgico (cuánta poesía en Hamlet, en Macbeth, en Romeo y Julieta). Cójase cualquier libreto de él, léase cualquier párrafo al azar, y si no se encuentra un aroma lírico en lo que se lee, hágase mirar la vista, o el olfato, o la sensibilidad, porque algo no funcionará bien en su organismo. Shakespeare transpira poesía, y la transpiración no sabe de géneros, sólo de dedicación y esfuerzo, de íntima fisiología (fisiología del espíritu, en este caso) en sublime acción.
.....En el presente poema, Shakespeare utiliza todo el arsenal retórico de que es capaz (y lo es mucho). Las metáforas, los símiles, las alusiones, las anáforas, los oxímoron, las aliteraciones, la personificación, y un largo etcétera de figuras del lenguaje que con maestría irá utilizando a lo largo, largo, del poema. Hasta utilizara un recurso no demasiado frecuente en poesía, tal es la écfrasis, o representación verbal de una representación visual, en este caso de un cuadro sobre la Guerra de Troya, que el Bardo utilizará para recrear símiles e imágenes con que Lucrecia asimilará su desgracia.
.....Ya se ha apuntado anteriormente que uno de los rasgos que definen estilísticamente a Shakespeare es la introspección de sus personajes, los largos monólogos consigo mismos, ese escudriñar en sus mentes la problemática inherente a toda existencia, previa a toda acción. Y para ello, el Bardo utiliza todo el arsenal alusivo de que dispone, que no es poco: a la mitología, a la filosofía, a la ética, a la historia por supuesto. Sólo con un dominio tal de la lengua y una perspicacia tal para establecer analogías entre diversos y multidisciplinares conocimientos se puede entender que de un suceso que dura apenas un día, se sea capaz de desarrollar un poema de 1855 versos, y que no resulte, además, farragoso o pesado, por más que en ese perpetuo demorarse uno se sienta como azotado por vientos y oleaje de tempestades interiores; no hay lugar para el tedio.
.....Ya se ha apuntado anteriormente que uno de los rasgos que definen estilísticamente a Shakespeare es la introspección de sus personajes, los largos monólogos consigo mismos, ese escudriñar en sus mentes la problemática inherente a toda existencia, previa a toda acción. Y para ello, el Bardo utiliza todo el arsenal alusivo de que dispone, que no es poco: a la mitología, a la filosofía, a la ética, a la historia por supuesto. Sólo con un dominio tal de la lengua y una perspicacia tal para establecer analogías entre diversos y multidisciplinares conocimientos se puede entender que de un suceso que dura apenas un día, se sea capaz de desarrollar un poema de 1855 versos, y que no resulte, además, farragoso o pesado, por más que en ese perpetuo demorarse uno se sienta como azotado por vientos y oleaje de tempestades interiores; no hay lugar para el tedio.
Desarrollo. Sumario*
......Esta, que es la parte principal del trabajo, la abordaré en base a la secuencia y progresión del texto en sus momentos determinantes. El cómputo utilizado será el del número de estrofas que a cada parte corresponda, precisando en número del verso cuando así se estime oportuno. Daré comienzo, primero, este acercamiento como lo haría un ave de presa que ve al objeto de su interés en el suelo: con una vista general del panorama, para después iniciar el descenso, y reducir el campo de visión, de enfoque, a los detalles más significativos.
....Hay dos momentos clave, tanto en el episodio legendario, como en el poema, que lo escinden en dos: la violación y el suicidio; los prolegómenos y las consecuencias son momentos menores comparados con estos dos principales. A la violación correspondería algo más del primer tercio de la obra (se produce entre la estrofa 97ª y 101ª, de las 265 totales), y en esta parte el protagonista principal es el agente ejecutor, Tarquino, el violador, que duda, reflexiona, argumenta, decide, amenaza y ejecuta su decisión tras resistir a las súplicas de su víctima. A partir de este momento comienza el tiempo del suicidio. Tras la marcha del infame, el protagonismo bascula hacia la violada, Lucrecia, que pasa de ser sujeto paciente de la violación, a ser sujeto agente de su suicidio, al que se dirige inevitable y fatalmente tras lamentos, reflexiones y consideraciones varias, en la estrofa 246ª. De aquí hasta el final (19 estrofas) corresponde a la parte de las consecuencias, la venganza, que tomará la forma de revuelta contra el poder despótico y la monarquía por él encarnada.
.....En este post desarrollaré la secuencia de la primera parte, es decir, la referente a la violación (hasta la estrofa 98ª, o, lo que es lo mismo, hasta el verso 686); en el próximo post incluiré el resto, tanto lo que atañe al suicidio, como lo que se refiere las consecuencias.
.....En este post desarrollaré la secuencia de la primera parte, es decir, la referente a la violación (hasta la estrofa 98ª, o, lo que es lo mismo, hasta el verso 686); en el próximo post incluiré el resto, tanto lo que atañe al suicidio, como lo que se refiere las consecuencias.
Secuencia. 1ª Parte:
La Violación
Introducción: en Árdea (sts 1ª-7ª)
La Violación
Introducción: en Árdea (sts 1ª-7ª)
.....La acción que nos narra el poema nos sitúa con el episodio comenzado, nos coloca en medio de los acontecimientos. Tras un corto preámbulo de 7 siete estrofas, en el que nos enteramos por boca de Colatino, esposo de Lucrecia, de las bondades de ésta (presunción que le saldrá cara, pues ya induce en Sexto Tarquinio el deseo de su posesión; él, como hijo del rey, como heredero, no puede consentir que un súbdito, por noble que sea, pueda gozar de algo que él no tenga)
La víspera en la tienda de Tarquino
abrió el tesoro de su fausto estado:
qué riquezas los cielos le otorgaran
al darle tan hermosa compañera;
diciendo que era tanta su fortuna
que más fama alcanzar pueden los reyes,
mas jamás una dama comparable.
[st 3ª]
Prolegómenos: Tarquinio en casa de Lucrecia (sts 8ª-18ª)
tenemos ya, en la estrofa 8ª, a Tarquinio (pero una idea importuna instigó), en Colacia, en casa de Colatino, ante Lucrecia, dispuesto a hacerla suya. Allí, al verla, comprueba que los halagos que de ella hiciera su esposo se quedaban cortos...
Cuando este falso noble va a Colacia,
le da la bienvenida la romana,
en cuya faz belleza y virtud luchan
por cuál de ellas le dé más nombradía.
Ésta alardea, y se sonroja aquélla;
y su ufano rubor, a pesar suya,
lo tapa la virtud con blanca plata.
[st 8ª]
Dudas de Tarquino (sts 19ª-26ª)
Tarquino entra en casa de Lucrecia como zorro en el gallinero, mas un zorro encubierto en plumas, ganándose la confianza de la bella virtuosa. Tras dialogar con ella, se retira, pretextando cansancio, a sus aposentos, donde le asaltarán las dudas, y realizará toda una labor de introspección, calibrando contras y pros de su malvada intención.
Como uno más, Tarquino le da vueltas
a los riesgos que entraña su capricho,
decidido a lograr lo que desea,
por más que débil sea su esperanza.
La zozobra a menudo lleva al éxito,
y cuando un tesoro es la recompensa,
aunque implique la muerte, ésta se olvida.
[st 19ª]
Y Shakespeare, fiel a su agudeza, nos sugiere por qué Tarquino ha tomado una tal decisión, pues
Quienes mucho codician son tan fatuos
que lo que no poseen, lo que tienen,
lo abandonan y sueltan, y queriendo
más alcanzar se quedan con lo menos;
porque, si obtienen más, el beneficio
les da la saciedad, y tanto sufren
que, pobres ricos, quiebran aun ganando.
[st 20ª]
En la estrofa 24ª Tarquino abandona su lecho para ir a cometer su acción ignominiosa, mas el miedo y el deseo lo asaltan a un tiempo,
...
el uno lo halaga, el otro teme daño,
mas el miedo, al que hechiza la lascivia,
se retira a menudo, golpeado
por el frenético y brutal deseo.
[st 25ª]
Tarquino medita los pros y los contras de su acción (sts 27ª- 40ª)
A partir de la estrofa 27ª Tarquino, que ya tiene una antorcha en la mano, premedita su decisión, pensando en los riesgos que corre, y las desdichas que pueda acarrearle, y no comienza mal su meditación,
«Apaga tu luz, tea, no des sombra
a aquella cuya luz clara te excede;
y apagaos, malvados pensamientos,
no tizne vuestra infamia lo divino.
Ofreced puro incienso a su sepulcro.
Que odie la humanidad toda ese acto
que mancilla el veste albo del amor.
[st 28ª]
»¿Y qué gano si alcanzo lo que busco?
Un sueño, un soplo, un goce pasajero.
¿Llorar, por un instante, una semana?
¿Vender la eternidad por un antojo?
¿Por una uva, arrasar toda una viña?
¿Qué pobre, por tocar una corona,
quiere ser aplastado por el cetro?
[st 31ª]
Y desglosa, así, los contras de su decisión, incluidos la culpa, la ignominia, la traición al amigo... Hasta que se topa con el amor, y se le ocurre que quizás apelando a él, a un sentimiento noble y poderoso como el amor, pueda trastocar su acción vil por una, si cuestionable, al menos admitida y compartida por Lucrecia (creyendo que puede convencerla de que se le entregue implorándole por amor). Para después, irse al otro extremo, buscando culpables para su deseo fuera de sí... en la misma que lo ha suscitado, en Lucrecia, por ser tan bella y deseable. Su capitán será quien ordene y guíe su acción, y ese capitán ese el deseo,
»¿A qué buscar excusas y pretextos?
Se calla el orador ante lo bello;
y el mísero lamenta naderías;
huye el amor al corazón medroso.
Él es mi capitán, y me dirige;
bajo su pabellón resplandeciente,
lucha el cobarde y nunca desfallece.
»¡Adiós miedo pueril! ¡Cesad, dilemas!
¡Marchad con la vejez, serios escrúpulos!
No se opondrá mi pecho a mi mirada:
la duda y la razón son de los sabios.
De joven, mi papel copa la escena.
El deseo es mi proel, y la belleza
mi presa, y naufragar rico no temo.»
[sts 39ª y 40ª]
Tarquino va a la alcoba de Lucrecia (sts 41ª-47ª)
Superados los momentos de duda y vacilación, emprende Tarquinio la marcha hacia la alcoba de Lucrecia. Aquí Shakespeare alcanza gran altura en su vuelo inspirador, al considerar los ruidos que la noche produce como reproches a la perfidia de su acción, pero no intimidan a quien es señor de la noche, y en ella se ampara,Según ceden reacios los portones,
por pequeños resquicios y rendijas
el viento hiere a su antorcha por frenarlo,
y le sopla en la cara el humo de ésta,
apagando a su guía en esta empresa.
Mas su hosco corazón, que el fuego abrasa,
echa bocanadas que la encienden;
[st 45]
En la alcoba de Lucrecia, dormida (sts 49ª-63ª)
En la estrofa 49ª lo tenemos ante la misma puerta de la alcoba; sólo un pestillo lo separa de su imaginado paraíso; tal es su inadvertida impiedad, que reza Tarquino porque los cielos lo asistan en su empresa, dándose cuenta, después, del contrasentido. Se enroca en su determinación, abre la puerta y penetra. Lucrecia, ajena a la iniquidad que sobre ella se cierne, está dormida,Pérfido va orgulloso por la alcoba
y observa el lecho aún no mancillado.
Cerradas las cortinas, merodea,
y los ojos le saltan de las órbitas.
Por ellos traicionado, el corazón,
pronto ordena a la mano que disipe
la nube que la luna argéntea oculta.
[st 53ª]
Allí la encuentra deslumbrante como un sol al que las nubes dejan paso. Cierra los ojos cegado por el resplandor, y por un último resquemor, para después abrirlos y contemplar la belleza inmaculada, inocente, de Lucrecia, descuidada. Sus manos, lirios; sus cabellos hilos de oro; sus senos, globos de marfil. Todo lo que ve lo arroba, y más desea, alimentando sus ojos la lascivia. Después se siente como un león que juega con su presa. Retumba el corazón, nos dice el poeta, y toca a rebato, y,
Anima su tambor al ojo ardiente,
el cual pone a la mano en la vanguardia;
y ésta, envanecida por su honor,
echando humo de orgullo, marcha erecta
sobre el desnudo seno, plaza fuerte,
cuyas filas de venas azuladas
desertan de sus torres macilentas.
[st 63ª]
Lucrecia despierta, Tarquino la culpa y la amenaza (sts 64ª-82ª)
Y esto es lo que despierta a Lucrecia, que perpleja abre los ojos, ofuscados por la antorcha que porta Tarquino. Imaginemos, por un instante, el sentir de la joven virtuosa, ante tal panorama., creyendo ver una pesadilla a la que ha despertado dentro del sueño. Terror siente, cuando comprueba que no es sueño la realidad a la que despierta; aturdida y atemorizada, tarda en reaccionar; después llena de rabia lo interpela, como trompeta que convoque a parlamento al enemigo, e inquiere a su atacante del por qué de este su ataque. Y éste, «El color de tu cara», le responde
«de rabia hace que el lirio palidezca
y sonrosa a la rosa avergonzada;
que él abogue por mí y por mi pasión;
pues no tiene color, por és escalo
tu inexpugnado fuerte. Es por tu culpa:
tus ojos te traicionan a los míos.
[st 69ª]
Descargándose así de culpa, el muy cobarde, y colocándola en la víctima. La presa, por serlo, es culpable de que el predador la cace. Curiosa forma de traslocar sujetos y predicados. Después Tarquino le comenta que es inútil resistirse, que él ya ha reflexionado sobre el hecho, que de nada le servirá resistirse, pues él ya se ha anticipado a los reproches que pueda hacerle, y de nada ha servido. Su resolución es firme, y para subrayar su determinación,
Entonces, blande en alto su falcata,
lo mismo que un halcón qu se remonta
y cubre con la sombra de sus alas
al ave que amenaza si alza el vuelo.
Así yace Lucecia, la inocente,
oyendo lo que él dice, horrorizada
como el ave el cascabel de la rapaz.
«Te gozaré esta noche. Ven, Lucrecia,
que lo haré por la fuerza si te niegas:
a matarte en el lecho estoy dispuesto.
A un siervo tuyo mataré después,
y con él a tu honor, junto a tu vida;
colocado en tus brazos, juraré
que al vil asesinara al sorprenderos.
[sts 73ª y 74ª]
Súplicas de Lucrecia, que Tarquino no atiende (sts 83ª-96ª)
Mas si cede, le dice, (parco consuelo), seré tu amigo --incógnito, eso sí--, puesto la falta oculta es inexistente (según él, claro). Le conmina a que se le entregue, pensando en su esposo y sus hijos. Y se dispone a consumar su acción. Mas los ruegos de Lucrecia intentan demorarlo, intentando que Plutón se adormezca ante el tañido de Orfeo. Él, como gato que juega con el ratón, le deja hablar, aceptando su oído el ruego, mas no su pecho. Y comienza entrecortada, suspirando, suplicante, un discurso rogatorio, Lucrecia,«No recompenses la hospitalidad
con un pago tan negro como intentas;
no enfangues la fuente en la que bebes;
no eches a perder lo irreparable;
no yerres antes de lanzar la flecha;
que no es un cazador quien tiende el arco
para herir a una gama sino es época.
[st 83]
Y así continúa, rogándolo, Lucrecia, por su esposo, Colatino, por él mismo, a quien no reconoce en quien ahora le amenaza funestamente; apela a él, si no es tan duro como la piedra; le coloca delante un espejo al describirlo tal y como lo conocía, porque él mismo se vea reflejado, y desista de su empeño restando autoridad a quien no es (el mal que lo habita). Apela a su buen nombre, al oprobio de llegar a la vejez sin honra. Después intenta poner ante él a quien parece ahora, porque lo juzgue como un magistrado. Si tiene poder, le dice, a él atienda, no para proteger el mal, sino para combatirlo. Y le clama con la manos levantadas a que aleje de sí la lujuria y vuelva de su majestad revestido. Cuando él ante lo incisivo y largo del discurso, la interumpe,
«Termina», exclama él, «que mi marea
no vuelve atrás, sino que más se crece.
La vela es breve, más la hoguera dura,
y con el viento aumenta su arrebato:
los riachuelos que pagan su tributo
de agua dulce a su salado rey
alteran su caudal, no su sabor».
[st 93ª]
Clímax: la violación (sts 97ª-101ª)
Ella procura hacer un último intento, pero Tarquino no admite más demora y reclama su presa. Tras soltarle un ¡Se acabó!, culmina su execrable acción, la violación, clímax del poema al que Shakespeare dedica den dos estrofas de manera harto elíptica,Dicho esto, aplasta con su pie la luz,
enemiga mortal de la lujuria,
que, envuelta la vergüenza en noche ciega,
cuanto menos se ve, más tiraniza.
Cobra su presa el lobo, la borrega
grita, pero el vellón hunde su voz
en el aprisco dulce de sus labios.
Con la camisa de dormir que viste,
él amordaza los dolientes gritos,
y refrescan su faz las castas lágrimas
como nunca vertieran ojos púdicos.
¡Que la lujuria ensucie lecho puro
Si a las manchas pudieran ungir el llanto,
sus lágrimas serían sempiternas.
Como saciado can o halcón ahíto,
de tosco olfato o demorado vuelo,
persigue lento o deja que se escape,
la presa que a su instinto da deleite,
Tarquino, lleno, así pasa la noche:
grato al gusto, de digestión amarga,
devora su deseo, vil, voraz.
[sts 97ª, 98ª y 100ª]
Hasta que, ya pleno, hastiado, pues sin amor no hay dicha satisfecha, agotadas las fuerzas que desde el Deseo tanto pujaron en pos de la conquista, queda
Y entonces, lacio, flaco, demudado,
con los ojos pesados, sin vigor,
cobarde, manso, y lívido, el Deseo
como un mendigo llora por su estado.
Cuando la carne puja, a la Virtud
ataca, pues le excita, y cuando cae
el rebelde clemencia solicita.
[st 102ª]
Marcha de Tarquino
Antes del canto de la alondra, antes de que el alba alumbre y delate los perfiles de la infamia, Tarquino abandona el teatro de sus oprobiosas operaciones. La ignominia lo perseguirá en adelante,Cautivo invicto que al ganar más pierde,
él se escurre en la noche esto pensando,
llevándose la herida que no sana,
cicatriz que sin cura permanece,
dejando a su botín perplejo y roto.
Ella carga con la lujuria de él,
y él el fardo de saberse culpable.
Como un perro ladrón se marcha serio;
ella, cansada oveja, allí jadea.
Él refunfuña y se odia por su crimen;
ella, desesperada, se desgarra.
Él huye y suda con culpable miedo;
ella se queda y clama a las tinieblas;
él corre, y riñe al disipado goce.
[sts 105ª-106ª]
(continuará)
-o-
GALERÍA
LUCRECIA: El Suicidio (II)
LUCRECIA: El Suicidio (II)
.
Lucretia, Vincent Sellaer (1500-1589)
.
.
Le Suicide de Lucrèce, Simon Vouet, 1625-1626
.
.
The Death of Lucretia, Giovanni Battista Pittoni, The Younger (1687-1767)
.
La Morte de Lucrèce, Claude Vignon (1640)
.
Lucretia, Guercino (1591-1666)
.
Death of Lucretia, Guercino, 1640
.
Lucretia, Francesco Trevisani (1658-1746)
.
The Death of Lucretia, Italian School. 17th Century
.
La mort de Lucrèce. Jacques Blanchard, début 17ème
.
Lucretia, Sir Godfrey Kneller, 1672-1675
.
.
Death of Lucretia. Follover of Titian, 1st half of 16th Century
Lucretia's Suicide, Veronese, 1580
.
Le Suicide de Lucrèce, Simon Vouet, 1625-1626.
Le Suicide de Lucrèce, Simon Vouet, 1625-1626
.
Lucretia. Artemisia Gentileschi (ca. 1621)
.
Lucretia. Artemisia Gentileschi, ca 1621
.
Lucretia, Artemisia Gentileschi, ca 1621
.
Artemisia Gentileschi, 1642
.
Death of Lucretia, Guido Reni (Follower), c 1630
.
Death of Lucretia, Guido Reni (Follower), c 1630
.
Lucretia. Guido Reni, 1636-1638
.
Death of Lucretia, Guido Reni, 2nd half of the 17th Century
.
Death of Lucretia, Guido Reni, 2nd half 17th Century
.
Lucretia, Guido Reni, 1640-1642
.
The Death of Lucretia, Italian (Roman) School. 17th Century.
Death of Lucretia, Guido Reni (Follower), c 1630
.
Lucretia. Guido Reni, 1636-1638
.
Death of Lucretia, Guido Reni, 2nd half of the 17th Century
.
Death of Lucretia, Guido Reni, 2nd half 17th Century
.
Lucretia, Guido Reni, 1640-1642
.
.
The Death of Lucretia, Giovanni Battista Pittoni, The Younger (1687-1767)
.
La Morte de Lucrèce, Claude Vignon (1640)
.
Lucretia, Guercino (1591-1666)
.
Death of Lucretia, Guercino, 1640
.
Lucretia, Francesco Trevisani (1658-1746)
.
The Death of Lucretia, Italian School. 17th Century
.
La mort de Lucrèce. Jacques Blanchard, début 17ème
.
.
Lucretia, Sebastiano Ricci, 1685
.
Lucretia, Rembrandt van Rijn, 1664
.
Lucretia, Rembrandt van Rijn, 1666
.
Lucretia, Guido Cagnacci, 1st half of 17th Century
.
Lucreziia, Guido Cagnacci (1601-1663)
.
Death of Lucretia, Guido Cagnacci, 17th Century
.
Death of Lucretia, Guido Cagnacci, 17th Century
.
Death of Lucretia. Antonio Carneo, 2nd half of 17th Century
.
Lucretia se poignardant (version "chaste" Guido Reni), Anonyme. 18th Century
.
Lucrèce, Sebastiano Ricci, 1700
.
La Mort de Lucrèce, Ludovico Mazzanti (1686-1775)
.
La Mort de Lucrèce, Ludovico Mazzanti (1686-1775)
.
Lucretia, Jean François de Troy (1679 - 1752)
.
Lucrèce pleurant sa disgrâce, Andrea Casali, 1761
.
Lucrèce, Sebastiano Ricci, 1700
.
La Mort de Lucrèce, Ludovico Mazzanti (1686-1775)
.
La Mort de Lucrèce, Ludovico Mazzanti (1686-1775)
.
Lucretia, Jean François de Troy (1679 - 1752)
.
Lucrèce pleurant sa disgrâce, Andrea Casali, 1761
.
Portrait of Giuliana Pubblicola Santacroce as Lucretia, Angelica Kauffman, 1761
.
Lucretia. Andrea Casali, 1750
.