INTRODUCCIÓN
.....El mito de Venus y Adonis pertenece al grupo de los mitos emparejados; aquellos que implican la relación entre dos dioses, o entre un/a dios/a y un/a mortal. Algunos dioses --como Zeus-- constituyen por sí mismos un grupo de estos emparejamientos (Zeus con Leda, con Ganímedes, con Europa, con Dánae, etc; Apolo con su corte de Musas: Calíope, Terpsícore, Urania, etc, con Arsinoe, con Dafne, con Hécuba, etc.; Venus con Marte, con Dionisos, con Efestos, con Hermes, con Adonis, con Anquises), otros, en cambio, se ha de conformar con una única relación (Eco y Narciso, Salmacis y Hermafrodita, Eros y Psiqué). Unas veces estas relaciones acaban mal y otras, las menos, bien; lo que ocurre es que, al estar implicados dioses (cuando lo están), éstos, en un último gesto de piedad, suelen transformar a los/las desdichados amantes en símbolos orgánicos donde pervivirán en la memoria, igualándose así a los inmortales (caso de Dafne, en laurel; de Eco en voz siempre presta a replicar; Narciso, en flor, lo mismo que el caso que nos ocupa, Adonis).
.....Mito antiguo, este que une la diosa del amor a la representación ideal de lo bello, que en ella puede engendrar lo sublime. Es el eterno mito de la regeneración, del resurgir cíclico, de lo primaveral que el diente afilado de lo caduco e invernal ha de segar. Según unos, Adonis nunca tomará a Venus; según otros, sí, se darán al amor, incluso cazarán juntos; en ambos casos, el amor se trunca antes de tiempo, antes de que lo bello engendre en el amor. Venus quedará desconsolada, y este interruptus de la relación que ansía la diosa del Amor tendrá funestas consecuencias: a partir de dicha relación truncada, al amor siempre acompañará el dolor, y su guardia de corps que son los celos.
.....El caso de Venus y Adonis es, en cierto modo, un contra punto al caso de Lucrecia, la romana. A la violación de la mujer por parte del hombre mediante el uso de la fuerza y la amenaza, de la confianza defraudada y del uso del poder como dominio e imposición, se contrapone, en el extremo opuesto, a la mujer asaltando al hombre, aún un adolescente, para obtener su amor. En el primer caso se ejercía violencia, en el segundo se utiliza la persuasión y la seducción. Mientras que Sexto Tarquinio deshonra a Lucrecia para saciar su desenfrenado deseo carnal, Venus requiere a Adonis, lo abruma, lo intenta seducir con todo el poder que le es dado a la diosa del amor, para obtener de éste su entrega voluntaria al juego del amor, en el cuál él debe de tomar su puesto como agente, y no como paciente. Aquél arrebata, despoja; ésta suscita, induce. Allí es la lujuria desatada que cobra su pieza tras arrinconarla; aquí es la lujuria inmarcesible que abruma con su batir de voluptuoso oleaje contra la dura piedra de la inmadurez. Allí, la violación de quien se resiste; aquí, la subyugación de quien se muestra renuente. Allí anulación; aquí, potenciación. Allí, el dominador anulando la voluntad del dominado, en la lucha desigual de los sexos; aquí, intento por que el dominado torne su voluntad para que se convierta en dominador del que se ofrece, en el juego de los sexos.
.....De Venus mucho se sabe, parte de ello ya ha sido tratado en este blog con anterioridad en varias ocasiones. Desde su nacimiento en el mar, de la espuma formada por los genitales de Urano, cortados por Crono y arrojados al Ponto en Pafos, cerca de Chipre (aunque hay quien defiende que lo fuera en las cercanías de Citera; de ahí dos de los nombres con que se la conoce: Cipria y Citérea). También se sabe que su culto, de origen semítico y oriental, se asocia a Astarté y a Inanna. Es la diosa del amor y la belleza, de la sexualidad y la lujuria, de la reproducción y la renovación.
.....Pero menos, por no decir muy poco, se sabe de Adonis. Nunca antes tratado aquí, salvo en alguna representación escultórica o pictórica, siempre de modo incidental. El culto de Adonis es, así mismo, de origen oriental. Lo traen a Grecia los fenicios, que a su vez lo recibieron tanto de Asiria como de Babilonia. La Biblia recoge un culto que corresponde a este Adonis, allí llamado Tammuz (Adonai, El). Por otro lado también se asocia su culto a Osiris. A Grecia llegará tardíamente, nunca antes del siglo VI a. C. En el corpus mitológico griego, Adonis es hijo de Mirra, hija de Cíniras, rey de Chipre, que a su vez sería el propio padre de Adonis, pues Afrodita castigó a la esposa de éste por una falta de soberbia e impiedad (hibris) al pretender que su hija, Mirra, era más bella que la diosa del Amor. El castigo no sería otro que infundir en la inocente hija, su pretendida rival, una pasión --lujuria-- desmedida por su padre, con quien, tras una falaz estratagema, pudo yacer y concebir, así, en su vientre al futuro Adonis. Cíniras al descubrir la añagaza, persiguió a su hija con intención de matarla, pero los dioses se apiadaron de ella y la convirtieron en el árbol del mismo nombre, que periódicamente llora apreciadísimas lágrimas esenciales. El hijo siguió gestándose en el interior del tronco de su aromática madre hasta el momento del parto, que se produciría con ayuda de la ninfa Lucina, la comadrona, y otras ninfas oréades, que lo criaron en los bosques.
.....En extremo hermoso, causaría tal conmoción entre ninfas y diosas que atrajo la atención de la misma Afrodita (Venus) que se encaprichó de él, al sufrir un pequeño accidente: su hijo Cupido, celosillo él por el interés de su madre por aquel hermoso recién nacido, al besuquearla la hirió en el costado con una de sus flechas mientras ésta bebía los vientos por el efebo, y ya sabemos qué quiere decir eso, ya sabemos del tipo de ponzoña que portan las flechas del hijo de la diosa del Amor. Cayó ésta inmediatamente tan prendada de aquel muchacho (que crecía a ojos vista, como suele ser habitual, si así es conveniente, en el mundo mitológico), que no pudo esperar a verlo madurar y convertirse en hombre hecho y derecho, lanzándose a por él cuando éste no era más que incipiente adolescente, más dado a la caza que a las cosas del amor. Afrodita, así, recibió una buena dosis de su propia medicina. De esto trata el mito y la historia, que acaba relativamente mal, pues Adonis morirá prematuramente víctima de su pasión cinegética: un jabalí (animal simbólico) lo acabaría matando al hundirle los temible colmillos en la ingle (hay quien dice que castrándolo). Venus lo llorará, y de sus lágrimas sobre el cuerpo, que se hará éter, surgirán las flores blancas y rojas, efímeras como su vida, de las anémonas.
.....Mito antiguo, este que une la diosa del amor a la representación ideal de lo bello, que en ella puede engendrar lo sublime. Es el eterno mito de la regeneración, del resurgir cíclico, de lo primaveral que el diente afilado de lo caduco e invernal ha de segar. Según unos, Adonis nunca tomará a Venus; según otros, sí, se darán al amor, incluso cazarán juntos; en ambos casos, el amor se trunca antes de tiempo, antes de que lo bello engendre en el amor. Venus quedará desconsolada, y este interruptus de la relación que ansía la diosa del Amor tendrá funestas consecuencias: a partir de dicha relación truncada, al amor siempre acompañará el dolor, y su guardia de corps que son los celos.
.....El caso de Venus y Adonis es, en cierto modo, un contra punto al caso de Lucrecia, la romana. A la violación de la mujer por parte del hombre mediante el uso de la fuerza y la amenaza, de la confianza defraudada y del uso del poder como dominio e imposición, se contrapone, en el extremo opuesto, a la mujer asaltando al hombre, aún un adolescente, para obtener su amor. En el primer caso se ejercía violencia, en el segundo se utiliza la persuasión y la seducción. Mientras que Sexto Tarquinio deshonra a Lucrecia para saciar su desenfrenado deseo carnal, Venus requiere a Adonis, lo abruma, lo intenta seducir con todo el poder que le es dado a la diosa del amor, para obtener de éste su entrega voluntaria al juego del amor, en el cuál él debe de tomar su puesto como agente, y no como paciente. Aquél arrebata, despoja; ésta suscita, induce. Allí es la lujuria desatada que cobra su pieza tras arrinconarla; aquí es la lujuria inmarcesible que abruma con su batir de voluptuoso oleaje contra la dura piedra de la inmadurez. Allí, la violación de quien se resiste; aquí, la subyugación de quien se muestra renuente. Allí anulación; aquí, potenciación. Allí, el dominador anulando la voluntad del dominado, en la lucha desigual de los sexos; aquí, intento por que el dominado torne su voluntad para que se convierta en dominador del que se ofrece, en el juego de los sexos.
.....De Venus mucho se sabe, parte de ello ya ha sido tratado en este blog con anterioridad en varias ocasiones. Desde su nacimiento en el mar, de la espuma formada por los genitales de Urano, cortados por Crono y arrojados al Ponto en Pafos, cerca de Chipre (aunque hay quien defiende que lo fuera en las cercanías de Citera; de ahí dos de los nombres con que se la conoce: Cipria y Citérea). También se sabe que su culto, de origen semítico y oriental, se asocia a Astarté y a Inanna. Es la diosa del amor y la belleza, de la sexualidad y la lujuria, de la reproducción y la renovación.
.....Pero menos, por no decir muy poco, se sabe de Adonis. Nunca antes tratado aquí, salvo en alguna representación escultórica o pictórica, siempre de modo incidental. El culto de Adonis es, así mismo, de origen oriental. Lo traen a Grecia los fenicios, que a su vez lo recibieron tanto de Asiria como de Babilonia. La Biblia recoge un culto que corresponde a este Adonis, allí llamado Tammuz (Adonai, El). Por otro lado también se asocia su culto a Osiris. A Grecia llegará tardíamente, nunca antes del siglo VI a. C. En el corpus mitológico griego, Adonis es hijo de Mirra, hija de Cíniras, rey de Chipre, que a su vez sería el propio padre de Adonis, pues Afrodita castigó a la esposa de éste por una falta de soberbia e impiedad (hibris) al pretender que su hija, Mirra, era más bella que la diosa del Amor. El castigo no sería otro que infundir en la inocente hija, su pretendida rival, una pasión --lujuria-- desmedida por su padre, con quien, tras una falaz estratagema, pudo yacer y concebir, así, en su vientre al futuro Adonis. Cíniras al descubrir la añagaza, persiguió a su hija con intención de matarla, pero los dioses se apiadaron de ella y la convirtieron en el árbol del mismo nombre, que periódicamente llora apreciadísimas lágrimas esenciales. El hijo siguió gestándose en el interior del tronco de su aromática madre hasta el momento del parto, que se produciría con ayuda de la ninfa Lucina, la comadrona, y otras ninfas oréades, que lo criaron en los bosques.
.....En extremo hermoso, causaría tal conmoción entre ninfas y diosas que atrajo la atención de la misma Afrodita (Venus) que se encaprichó de él, al sufrir un pequeño accidente: su hijo Cupido, celosillo él por el interés de su madre por aquel hermoso recién nacido, al besuquearla la hirió en el costado con una de sus flechas mientras ésta bebía los vientos por el efebo, y ya sabemos qué quiere decir eso, ya sabemos del tipo de ponzoña que portan las flechas del hijo de la diosa del Amor. Cayó ésta inmediatamente tan prendada de aquel muchacho (que crecía a ojos vista, como suele ser habitual, si así es conveniente, en el mundo mitológico), que no pudo esperar a verlo madurar y convertirse en hombre hecho y derecho, lanzándose a por él cuando éste no era más que incipiente adolescente, más dado a la caza que a las cosas del amor. Afrodita, así, recibió una buena dosis de su propia medicina. De esto trata el mito y la historia, que acaba relativamente mal, pues Adonis morirá prematuramente víctima de su pasión cinegética: un jabalí (animal simbólico) lo acabaría matando al hundirle los temible colmillos en la ingle (hay quien dice que castrándolo). Venus lo llorará, y de sus lágrimas sobre el cuerpo, que se hará éter, surgirán las flores blancas y rojas, efímeras como su vida, de las anémonas.
...
.....Esta es la historia que será motivo de este y los dos siguientes posts. En este primero: las fuentes, los textos más antiguos que recogen el mito: Bion de Esmirna (en sus Idilios) y Ovidio (en sus Metamorfosis). Fuentes de las cuales procederá toda la tradición literaria posterior: el espléndido poema Venus y Adonis, de --otra vez-- William Shakespeare --que será el motivo del segundo post, junto a la cita de las referencias literarias internacionales (francesa --Lafontaine, Ronsard-- e italiana --Marino--, especialmente). Por fin, en el tercer post de la serie, la huella dejada por el mito en la literatura hispana: Garcilaso de la Vega, Diego Hurtado de Mendoza, Lope de Vega o un anónimo del Romancero General de Amberes.
.....Las imágenes que ilustrarán la iconografía, corresponden tanto a la reiterada representación de Venus y Adonis en su efímera relación expresa, como al nacimiento de Adonis, o su muerte; además se incluirá la representación escultórica, tanto de ambos, como de Adonis solo.
.....La música que acompañará será: el Nabucco de Michel Angelo Falvetti, para este primer post; en el segundo post, acompañando el poema Venus y Adonis, de Shakespeare, la ópera homónima de John Blow; y otra ópera, Dido and Eneas, de Henry Purcell, pondrá la banda sonora al tercero.
.....Las imágenes que ilustrarán la iconografía, corresponden tanto a la reiterada representación de Venus y Adonis en su efímera relación expresa, como al nacimiento de Adonis, o su muerte; además se incluirá la representación escultórica, tanto de ambos, como de Adonis solo.
.....La música que acompañará será: el Nabucco de Michel Angelo Falvetti, para este primer post; en el segundo post, acompañando el poema Venus y Adonis, de Shakespeare, la ópera homónima de John Blow; y otra ópera, Dido and Eneas, de Henry Purcell, pondrá la banda sonora al tercero.
-o-
VENUS y ADONIS
El Origen: Bion, Ovidio
.....Si bien es en Teócrito donde encontramos la primera referencia literaria al mito de Adonis y Venus, no es sino una cita transversal, en su Idilio XV, sobre las Adonías, o festividad en que se celebra el mito de Adonis. Festividad del amor y la renovación, de la belleza y el renacimiento primaveral. Festividad desarrollada en dos partes: una fúnebre, de la muerte de todo lo vivo; otra alegre y jovial, de cambio (transformación) y regeneración. Es, en cambio, Bion de Esmirna quien dedica el primer poema al mito, en su Primer Idilio: El Canto fúnebre de Adonis. Posteriormente Ovidio completaría esta parcial mención, y en sus celebérrimas Metamorfosis, le dedicaría una más amplia mirada (que no más profunda), recogiendo el origen del más bello de los hombres en el anterior epígrafe de dicha obra, dedicado a su madre Mirra.
Seguidamente consignaré una selección de estos textos, traducidos, obviamente, al castellano. La de Bion de Esmirna y sus Idilios, a cargo de Joseph Antonio Conde, de la Universidad de Alcalá, llevada a cabo en 1796 (en una obra conjunta, con otros textos de Teócrito y Mosco). La de Ovidio en la excelente traducción coordinada por Antonio Ramírez de Verger para la Biblioteca de Literatura Universal (Espasa) de las Obras Completas de Publio Ovidio Nasón.
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Bion de Esmirna
Último poeta bucólico griego de que se tiene noticia. Vivió a finales del siglo II a. C.. Escribió en exámetros, en dórico literario. Se han conservado diecisiete fragmentos. Se cree que haya podido tener influencia en poetas latinos clásicos como Virgilio y Ovidio; al menos su tratamiento del mito de Adonis ha tenido influencia en la literatura Europea y Americana desde el Renacimiento. Es posible que se trasladara a Roma, bajo el mecenazgo de algún noble patricio.
IDILIOS
Idilio Primero
El Canto Fúnebre de Adonis
Yo lloro a Adonis: el hermoso Adonis
Falleció: el bello Adonis ha finado.
Los Amores lamentan. No ya, Cypria,
En purpúreas alfombras te reclines;
Levántate, cuitada, enlutecida,
Y hiere el pecho, y di por todas
partes:
Falleció, falleció el hermoso
Adonis.
A Adonis lloro, lloran los Amores.
Yace el hermoso Adonis en los
montes,
Herido el blanco muslo con el
diente,
Con el cándido diente, ya cuitada
Fue Cypria de su aliento delicado.
Pero la negra sangre se desliza
Por los nevados miembros, y los ojos
Se entorpecen debajo de las cejas,
Y la rosa los labios abandona,
Y con él muere el beso que Cytere
No olvidará jamás, que a Cypria el
beso
Aun del que ya no vive es agradable.
Mas Adonis no siente que besado
Por ella fue quando muriendo estaba.
A Adonis lloro, lloran los Amores.
Cruel, cruel herida tiene Adonis
En el muslo; mas tiene Cyterea
Herida muy mayor en las entrañas.
En torno del doncel los caros canes
Aullaron, las Ninfas Oreades
Lloran, la misma Venus esparcidas
Las bellas trenzas, vaga en la
floresta
Llorosa, descompuesta, sin calzado,
Y hiérenla al pasar los espinales,
Y tíñense de la sagrada sangre:
Grita con alta voz por largos
valles,
Vocea al Syro esposo, al doncel
llama;
Y en torno al vientre denegrida
sangre
Altamente brotaba, y desde el muslo
Purpureaba el pecho, y los costados
De Adonis antes blancos roxeaban.
¡Ay! ¡Ay! Cytere, lloran los Amores.
Perdió su dulce esposo, y juntamente
Su divina hermosura; quando
Adonis Vivió, gentil belleza en
Venus era,
Mas murió con Adonis la hermosura.
¡Ay! ¡Ay! de Cyterea! las montañas
Todas, los encinares, ¡ay Adonis!
Dicen; los ríos al quebranto lloran
De Cytere, las fuentes en los montes
Por Adonis lamentan, y las flores
De dolor enroxecen; mas Cytere
Por todas las ciudades, y por todos
Los valles forma doloroso canto:
i Ay! ¡Ay! Venus! murió el hermoso
Adonis.
Eco resuena, el bello Adoni es
muerto.
¡Quién será que de Cyprea el amor
fiero,
Ay, ay, no llore! Como vio de
Adonis,
Luego que conoció la mortal llaga,
Al ver, del mustio lado la purpúrea
Sangre, los brazos extendiendo, en
llanto
Decía: espera, Adoni, espera,
guarte,
Adonis infeliz, que ya siquiera
Última vez te estrecharé en mis
brazos:
Que yo te abrace, y a lo menos junte
Mis labios con tus labios: ea,
Adonis,
Tórnate un poco, y los postreros besos
Me da; bésame en tanto que se siente
El besar delicioso de tus labios,
De tus purpúreos labios, mientras
sale
Del ánimo a mi boca, y a mi pecho
Tu aliento con el último suspiro.
Así recogeré tu dulce encanto,
Y beberé tu amor, y aqueste beso
Guardaré como al mismo, al mismo
Adonis.
¡Por qué, infeliz, tú me huyes! Huyes
lejos
Adonis, y a Achéronte vas al fiero,
Al triste Rey... ¡Mas yo, cuitada,
vivo,
Y Diosa soy, y ni seguirte puedo!...
A mi esposo recibe, o Proserpina:
Eres pues tú muy mas afortunada
Que yo, y todo lo bello a ti se
torna.
Yo soy muy infeliz: dolor furioso
Me aflige, y lloro a mi finado
Adonis,
Y te temo. ¡Dulcísimo, o yaces!
Voló mi amor qual sueño, y Cyterea
Abandonada queda, y despreciados
Conmigo los Amores, juntamente
Contigo se acabó el cinto de Venus.
¿Por qué cazabas, temerario, y
siendo
Tan bello, con las fieras contendías?
Así lloraba Venus, y lloraban
Los Amores también. ¡Ay! ¡Ay!
Cyterea,
Falleció el bello Adonis. Derramaba
Tantas, lágrimas Paria, quanta sangre
Adonis esparcía, y esparciera...
Toda ella, en flores convertida;
Nacen de sangre rosas, y amapolas
Así, De las lágrimas fueron levantadas.
Yo lloro Adoni, el bello Adoni es muerto,
No ya en las selvas llores al esposo
Cyterea, esle ornado un bello lecho
A Adonis bien frondoso o Cyterea,
Yace en tu lecho tu finado Adonis.
Aunque finado hermoso y qual dormido
El bello muerto está: ponle en los
blandos
Paños en que dormía; en que contigo
Por la noche gozaba el dulce sueño
En colcha de oro: al triste Adonis
ama:
Reclínalo en guirnaldas, y entre
flores,
Todas con él, después qué ha
fallecido,
Todas las flores mustias han
quedado.
Cúbrele de arrayan, báñale en myrra,
Y ungüentos; todos bálsamos se acaben,
Que tu bálsamo, Adoni, es acabado.
El delicado Adonis en purpúreos
Mantos yace, y en torno suspirando
Los llorosos Amores, sus cabellos
Cortados por Adoni; uno las flechas,
El otro el arco huella, aquel la
aljaba
Alada despedaza, otro el calzado
De Adonis desenlaza, otro en dorados
Vasos el agua lleva, otro le lava
Los muslos, y otro el lado con sus
alas
Refresca a Adonis. Los Amores
lloran,
¡Ay! ¡Ay! Cytere! y Hymeneo apaga
La tea toda en el umbral, y esparce
La corona nupcial, no ya Hymeneo,
De Hymeneo no más la cantinela
Se cantará, y tan solamente, ¡Ay!
¡Ay!
¡Ay! ¡Ay! aun mas Adoni, ¡Ay,
Hymeneo!
Las Gracias lloran de Cynira al
hijo:
Murió el hermoso Adoni entre sí
dicen,
Aun con mas alta voz que tú, Dione,
Lo dicen, y las Musas tambien lloran
A Adonis, Adonis; y le llaman,
Y él no las oye, no porque no
quiere,
Mas Proserpina no se lo concede.
Da fin al llanto, Cypria, y hoy
freqüenta
Los convites: llorar otra vez debes,
Que en otro tiempo tornarás al
llanto.
Publio Ovidio Nasón
Metamorfosis
vs 503-559 y 708-739
.....Poniendo colofón al Libro X de sus Metamorfosis, Ovidio aborda el personaje de Mirra, quien, poseída por un deseo irreprimible producto de una pasión inducida por la misma Venus, según algunos, cometiera incesto con su propio padre, Cíniras, y cuyo fruto sería, a la postre, Adonis. Así nos cuenta el sulmonesi el final de la desdichada Mirra, su metamorfosis y la leñosa gestación que finalizaría con el parto del bello efebo:
Mirra
495
Y ya el árbol creciendo había apretado su útero grávido,
había cubierto el pecho y se
disponía a cubrirle el cuello:
no soportó ella la espera y,
saliendo al encuentro de la madera
que se acercaba, se asentó en ella y
sumergió en la corteza
su rostro. Aunque ésta perdió con
su cuerpo sus antiguos sentidos,
500 sin embargo, llora y manan del árbol tibias gotas.
también las lágrimas tienen
dignidad y la mirra destilada
del tronco tiene el nombre de su
dueña y ninguna edad la callará.
Adonis
Pero el niño mal concebido había crecido bajo el tronco
y buscaba el camino por donde,
abandonando a su madre, pudiera
505
salir: el vientre grávido se hincha en el centro del árbol,
la carga pone tensa a la madre, y
ni los dolores tienen
sus propias palabras ni se puede
invocar a Lucina con la voz
de la parturienta. Sin embargo, se
parece a quien da a luz
y el árbol, al doblarse, lanza
frecuentes gemidos humedeciéndose
510
con las lágrimas caídas. Se detuvo junto a las ramas doloridas la
propicia Lucina, acercó sus manos y
pronunció palabras que aligeran
el parto. El árbol se agrieta y
hendida la corteza devuelve su carga
viva y el niño llora; las Náyades
ungieron al niño, colocado
sobre blandas hierbas, con lágrimas
de su madre.
.....Y, ya nacido, las ninfas y el mundo entero contempla al varón más hermoso que vieran las edades, tan bello era, nos dice el poeta, que:
515
También la Envidia habría alabado su belleza: pues como
se pintan en un cuadro los
cuerpos de los desnudos Amores,
así estaba, pero, para no
establecer diferencias en su aspecto,
o añade al uno o quita al otro las
ligeras aljabas.
.....Y ahora, prodigio del escenario mitológico y los seres que lo pueblan, con la inestimable licencia de los poetas, como en una sucesión de imágenes a cámara rápida se sucede el paso del tiempo a velocidad de vértigo, y...
Se desliza ocultamente, engaña a la edad volátil
520
y nada hay más veloz que los años: aquél, hijo de su hermana
y de su abuelo, que hacía poco que
estaba oculto en el árbol,
hacía poco que se había engendrado,
ya es un niño bellísimo,
ya un joven, ya un hombre, ya es
más hermoso que él mismo,
ya gusta incluso a Venus y venga
los fuegos de su madre.
.....Soberbia imagen del sulmonesi: ya es más hermoso que él mismo. ¿Puede realizarse un epíteto aumentativo más apropiado para designar lo superlativo? Tan bello era, que con cada nueva etapa de crecimiento se superaba a sí mismo en belleza, pues a nadie más podía compararse.
.....Y hete aquí que Cupido, el veleidoso vástago vendado de la diosa del amor, al besar efusivamente a su madre,
.....Algo así como el cazador cazado. Tomó Afrodita de su propia medicina, con la que gusta zaherir, si deleitosamente, a los mortales. Cautivada por la belleza de aquel dudoso ser mortal, herido su pecho por las flechas de Amor, caerá rendidamente enamorada, hasta olvidar el cuidado de sí misma que antes era su principal quehacer (¿nos suena de algo este estado?). Todo se le vuelve a la diosa estar absorbida por el amor que por Adonis siente, que, como no puede ser de otra manera, es un amor superlativo [Este será el punto de arranque del poema de Shakespeare, donde nada de lo anterior aparece. Es costumbre en el Bardo comenzar sus historias ya comenzadas, para introducirse/nos directamente en la acción].
.....Y sigue el poema de Ovidio, diciéndonos cómo ella, Venus/Afrodita, se aboca a costumbres más propias de Diana que de la diosa del Amor, yendo a cazar, con su adorado, ciervos, y liebres y gamos, a los que azuza los perros, mientras remangada hasta las rodillas corre sobre sotos y riberas. También le previene a su amado de que se guarde de cazar otras fieras más peligrosas, sobre todo el jabalí, de agudo diente,
.....Y preguntada la diosa por Adonis acerca de su temor por las fieras armadas (temor que él no siente), ya sean éstas leones, osos, lobos o jabalíes, Venus le responde que le resultan odiosos por su afán violento y cruel, que no para en mientes ni ante la edad o la belleza de sus presas. Y le cuenta a Adonis reposada en su regazo, entre beso y beso, la historia de Atalanta, más veloz en la carrera que todos los hombres [y aquí aprovecha Ovidio para relatar el mito de Atalanta, la más veloz de las mujeres, y su metamorfosis, junto al amante desagradecido (para con Venus) Hipomenes, en fieros leones].
.....Este mito dice que Atalanta, más bella aún que veloz, estaba destinada a ser virgen, mas para darle una justificación (pues no era vestal), estableció que quien con ella quisiera casar y compartir el tálamo, debiera ganarle a la carrera. Quien perdiese, por contra, sería ejecutado. Tan bella era que muchos se arriesgaron a perder la vida por ganar a Atalanta. Hipomenes, bello efebo, digno hijo de Apolo, primero se mostró remiso a poner su vida en juego por una mujer, pero cuando la conoció, pujó también por ella; mas el muy ladino pidió la ayuda de Venus, y ésta compadeciéndose de él le entregó tres manzanas de oro. Ya lanzada la carrera, y viendo Atalanta a Hipomenes, su planta de buen mozo, inasequible no obstante al amor, pero no así a la simpatía, juega con él ya adelantándolo, ya rezagándose; en esto Hipomenes hace uso del regalo de la diosa para vencer, y va dejando caer, una tras otra, las bellas manzanas de oro, que Atalanta no puede resistir pararse a recoger. Hipomenes vence y se lleva a Atalanta, olvidándose de agradecer a la diosa del Amor su intervención. Ésta, en venganza, les tiende una celada, y suscitándoles un irreprimible deseo por satisfacer su pasión hace que profanen un lugar sagrado con el acto amoroso. Los culpables serán castigados y transformados en leones por impiedad hacia los dioses.
.....Y tras su relato, vuelve Venus a prevenir a Adonis de que no cace a toda la especie de fieras que no da la espalda a la huida, no sea que su valor les dañe a los dos.
.....Pero la juventud es como es, y Adonis contravino toda prevención: su corazón valeroso no podía seguir un consejo que abonaba la cobardía, por más que cuidara el amor:
.....Y hete aquí que Cupido, el veleidoso vástago vendado de la diosa del amor, al besar efusivamente a su madre,
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Y es que, mientras el niño con su aljaba besa a su madre,
sin saberlo le rozó el pecho con
una flecha que sobresalía:
la diosa, herida, rechazó con su
mano a su hijo; la herida había sido
más profunda de lo que parecía
engañando en primer lugar a ella misma.
Cautivada por al belleza del varón,
ya no se preocupa por las
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costas de Citera, no vuelve a ir a Pafos, rodeada por un mar
profundo, ni a Cnido, abundante en
peces, ni a Amatunte
rica en metales; también se aleja
del cielo: prefiere a Adonis al cielo.
.....Algo así como el cazador cazado. Tomó Afrodita de su propia medicina, con la que gusta zaherir, si deleitosamente, a los mortales. Cautivada por la belleza de aquel dudoso ser mortal, herido su pecho por las flechas de Amor, caerá rendidamente enamorada, hasta olvidar el cuidado de sí misma que antes era su principal quehacer (¿nos suena de algo este estado?). Todo se le vuelve a la diosa estar absorbida por el amor que por Adonis siente, que, como no puede ser de otra manera, es un amor superlativo [Este será el punto de arranque del poema de Shakespeare, donde nada de lo anterior aparece. Es costumbre en el Bardo comenzar sus historias ya comenzadas, para introducirse/nos directamente en la acción].
.....Y sigue el poema de Ovidio, diciéndonos cómo ella, Venus/Afrodita, se aboca a costumbres más propias de Diana que de la diosa del Amor, yendo a cazar, con su adorado, ciervos, y liebres y gamos, a los que azuza los perros, mientras remangada hasta las rodillas corre sobre sotos y riberas. También le previene a su amado de que se guarde de cazar otras fieras más peligrosas, sobre todo el jabalí, de agudo diente,
545 No seas, joven, temerario por mi
propio peligro
y no hostigues a las fieras, a las
que la naturaleza ha dado armas,
no sea que tu gloria me vaya a
costar a mí mucho.
.....Y preguntada la diosa por Adonis acerca de su temor por las fieras armadas (temor que él no siente), ya sean éstas leones, osos, lobos o jabalíes, Venus le responde que le resultan odiosos por su afán violento y cruel, que no para en mientes ni ante la edad o la belleza de sus presas. Y le cuenta a Adonis reposada en su regazo, entre beso y beso, la historia de Atalanta, más veloz en la carrera que todos los hombres [y aquí aprovecha Ovidio para relatar el mito de Atalanta, la más veloz de las mujeres, y su metamorfosis, junto al amante desagradecido (para con Venus) Hipomenes, en fieros leones].
.....Este mito dice que Atalanta, más bella aún que veloz, estaba destinada a ser virgen, mas para darle una justificación (pues no era vestal), estableció que quien con ella quisiera casar y compartir el tálamo, debiera ganarle a la carrera. Quien perdiese, por contra, sería ejecutado. Tan bella era que muchos se arriesgaron a perder la vida por ganar a Atalanta. Hipomenes, bello efebo, digno hijo de Apolo, primero se mostró remiso a poner su vida en juego por una mujer, pero cuando la conoció, pujó también por ella; mas el muy ladino pidió la ayuda de Venus, y ésta compadeciéndose de él le entregó tres manzanas de oro. Ya lanzada la carrera, y viendo Atalanta a Hipomenes, su planta de buen mozo, inasequible no obstante al amor, pero no así a la simpatía, juega con él ya adelantándolo, ya rezagándose; en esto Hipomenes hace uso del regalo de la diosa para vencer, y va dejando caer, una tras otra, las bellas manzanas de oro, que Atalanta no puede resistir pararse a recoger. Hipomenes vence y se lleva a Atalanta, olvidándose de agradecer a la diosa del Amor su intervención. Ésta, en venganza, les tiende una celada, y suscitándoles un irreprimible deseo por satisfacer su pasión hace que profanen un lugar sagrado con el acto amoroso. Los culpables serán castigados y transformados en leones por impiedad hacia los dioses.
.....Y tras su relato, vuelve Venus a prevenir a Adonis de que no cace a toda la especie de fieras que no da la espalda a la huida, no sea que su valor les dañe a los dos.
.....Pero la juventud es como es, y Adonis contravino toda prevención: su corazón valeroso no podía seguir un consejo que abonaba la cobardía, por más que cuidara el amor:
710 […] Casualmente los perros que seguían un rastro
seguro hicieron salir de su guarida
a un jabalí, y cuando
se disponía a salir del bosque, el
joven hijo de Cíniras le había
herido con un disparo transversal;
al momento se sacudió el fiero
con su curvado hocico el venablo
teñido con su sangre,
715
persigue al tembloroso Adonis que se dirige a un lugar seguro,
clavándole todos los colmillos bajo
la ingle y derribándole
moribundo en la amarilla arena.
Conducida Citerea en su ligero
carro por los aires, todavía no
había llegado a Chipre con las alas
de los cisnes; reconoció de lejos el
gemido del moribundo,
720
desvió a las blancas aves hacia allí y, cuando desde el alto
éter vio el cuerpo sin vida y
tendido en su propia sangre,
saltó a tierra, se rasgó el regazo
al tiempo que los cabellos,
se golpeó sin merecerlo el pecho con
las manos
y, quejándose al destino, dijo: “Pero
no todo será de tu propiedad.
725
Siempre permanecerá el recuerdo de mi dolor,
Adonis, y la imagen repetida de tu
muerte
hará una imitación anual de mi luto.
Y tu sangre se transformará en flor, […]
731 […] Después de estas palabras salpicó
la sangre de néctar oloroso que, al
tocarla aquél,
se hinchó como se suele levantar en
el cieno amarillo
una burbuja reluciente, y no pasó
más de una hora entera,
735 cuando la flor, de mismo color que la sangre, surgió
como las que suelen producir los granados
púnicos, que ocultan
el grano bajo una corteza tarda; con
todo en aquélla la vida
es breve, pues mal sujeta y caduca
por su excesiva ligereza,
la arrancan los mismos vientos que
le dan nombre.
.....Hasta aquí el mito de Venus y Adonis según Ovidio. Allí quedará la diosa compungida, regresará a Pafos y durante un tiempo se retirará de su ajetreada vida amorosa en duelo por su amado.
GALERÍA
Venus y Adonis en la pintura
1. Nacimiento de Adonis. Venus y Adonis (1)
EL NACIMIENTO DE ADONIS
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after Giulio Pippi, called Giulio Romano, 1499-1548
.
Benedetto Montagna, 1515-20
.
graficus:Philips Galle - ontwerper: Adrian van Blocklandt, 1500-1600
.
Urbino, Italy, 1550 (Plate of Maiolica)
.
Bernard Picart (1673-1733)
.
Guillaume T. de Villenave (1762-1846)
.
Tiziano, c 1510
.
Marcantonio Franceschini, 1684
.
Marcantonio Franchesquini, 1685-1690
.
Marcantonio Franceschini, 1692
.
The Birth of Adonis and the transformation pf Myrrha, Luigi Garzi (1638-1721)
.
Unknown
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-o-
VENUS Y ADONIS (1)
.
Attic red-figure squat lekythos, ca. 410 BC
.
Mosaic at Lyxus (ancient Mauretania Tingitania roman provence), c 50 A.C.
.
Tintoretto, 1543-1544
.
.
Mosaic at Lyxus (ancient Mauretania Tingitania roman provence), c 50 A.C.
.
Tintoretto, 1543-1544
.
Tiziano, 1554 (Museo del Prado, Mad)
.
Tiziano Vezellio, (National Gallery, UK)
.
Tiziano, 1554 (MET, N.Y.)
.
Tiziano, 1555-1560 (Getty Museum, L.A.)
.
Tiziano Vecellio Galleria Nazionale d'Arte Antica), 1550's
.
Tiziano Vecellio (Dulwich Gallery), 16th Century
.
Paris Bordone, 1st half of 16th Century
.
Paris Bordone, 1st half of 16th Century
.
Paris Bordone, 1st half of 16th Century
.
Tiziano Vezellio, (National Gallery, UK)
.
Tiziano, 1554 (MET, N.Y.)
.
Tiziano, 1555-1560 (Getty Museum, L.A.)
.
Tiziano Vecellio Galleria Nazionale d'Arte Antica), 1550's
.
Tiziano Vecellio (Dulwich Gallery), 16th Century
.
Paris Bordone, 1st half of 16th Century
.
Paris Bordone, 1st half of 16th Century
.
Paris Bordone, 1st half of 16th Century
.
PaoloVeronese, 1580
Paolo Veronese, c 1586
.
Paolo Veronese, and workshoop, before 1580
.
Joseph Heintz, 1580
.
Bartholomaeus Spranger, 1587
.
Bartholomaeus Spranger, 1597
.
Paolo Veronese, and workshoop, before 1580
.
Joseph Heintz, 1580
.
Bartholomaeus Spranger, 1587
.
Bartholomaeus Spranger, 1597
.
Annibale Carracci, 1590
Hendrick Goltzius, 1614
.
Hendrick Goltzius, 1614
.
Hendrick Goltzius, 1614
.
Cornelis van Haarlem, 1614
.
Jacopo Palma il Giovane (1548-1628)
.
.
.
Jacopo Palma il Giovane (1548-1628)
.
Cornelis Cornelisz (Cornelis va Haarlem) (1562-1538)
.
Anthony va Dyck, 1618-1621.
Hendrick de Clerck, Flemish, 1570-1629
Peter Paul Rubens, 1614
Peter Paul Rubens, 1610
.
Peter Paul Rubens, c 1635
.
Peter Paul Rubens, c 1635
.
Paulus Jansz. Moreelse (Utrecht 1571-1638)
.
Nicolas Poussin, 1624
.
Francesco Albani, 1616-17
.
Peter Paul Rubens, c 1635
.
Paulus Jansz. Moreelse (Utrecht 1571-1638)
.
Nicolas Poussin, 1624
.
Francesco Albani, 1616-17
.
Abraham Bloemaert, 1632
.
Joachim Wtewael (1566–1638)
.
Gerrit van Honthorst (1590-1656)
.
Jacques Blanchard, 1631-1632
.
-o-o-o-Joachim Wtewael (1566–1638)
.
Gerrit van Honthorst (1590-1656)
.
Josse de Pape, 1629
.Jacques Blanchard, 1631-1632
.