Beethoven y la Quinta Sinfonía
.....Anunciaría, Beethoven, una nueva época, y lo haría a golpe de intensidad musical, de una barahúnda de emoción dionisíaca como no se había conocido hasta entonces (así, su Séptima, calificada por Wagner como "el apoteosis de la danza"). Sería epílogo y heraldo a un tiempo, logrando fundir en sí mismo el más bello canto de cisne clásico y el más poderoso e influyente trino de ave fénix romántico, bajo cuyas flamígeras alas la música surcaría todo el siglo XIX hasta derramarse en el XX, sobrepujando modas y estilos, siempre actual, pues en su seno portaba el germen del modernismo más intemporal, la semilla de una planta feraz con naturaleza de enredadera capaz de poblar tout et partout.
.....1. Preámbulo y acercamiento. No fue Beethoven un innovador radical, ni un revolucionario rupturista, pero sí ejercería, desde dentro, un notorio y decisivo cambio de rumbo al clasicismo, que con él no sólo alcanzaría el zenit (algo difícil de concebir tras la precisa y pulida obra de Haydn y la ingente y prodigiosa de Mozart), sino que lo colocaría en un inalcanzable firmamento. Siendo el punto álgido y culminante de una música clásica hasta entonces cortesana, derivó, anunciándolo, hacia lo que sería el romanticismo, un estilo que ya no era privativo del fasto galante o espectacular de las Cortes ni de los nobles, sino que recogería parte --la más sublime-- del sentir popular de una pujante sociedad de extracción burguesa.
.....Con él la sinfonía, que Haydn exprimiera hasta la extenuación y que Mozart quintaesenciara, conseguiría una complejidad y una audacia expresiva sin parangón en sus antecesores, y que sólo podrían rozar algunos de sus sucesores (Bruckner, Mahler). Tras dos primeros ensayos en que apenas pudo despegarse del débito clásico, con la 3ª, Eroica, comenzó a plasmar su estilo: poderoso, imaginativo, audaz. La Cuarta sólo sería un ensayo, si digno anunciador, de la densidad que habría de venir; compuesta a caballo de la gran sinfonía por venir -la 5ª- le serviría de banco de pruebas donde ensayar algunas ideas que en ésta desarrollaría. Para la soberbia Quinta se tomó su tiempo, fue gestada y compuesta entre 1804 y 1808 (la 4ª le ocuparía dos años, de 1805 a 1807), en plena madurez creativa y personal del compositor que, a la sazón, contaba 38 años. A partir de aquí, ya pletórico de una poderosa e incontenible voz propia, encadenaría las cuatro últimas sinfonías, 6ª y 7ª cosechando éxito y entusiasmo de un público entregado, y tras una Octava de transición (soberbia para cualquiera; mero entremés para el de Bonn), abordar la impresionante 9ª, cuando ya la sordera era alarmante (de hecho el estreno, bajo su batuta, fue polémico).
.....2. Breve análisis y glosa de la Quinta. Quizá no haya cuatro notas más famosas en toda la historia de la música que las que introducen el 1º movimiento de la Quinta Sinfonía en Do Menor, Opus 67 de Beethoven. Dicen que Beethoven se inspiró para ellas en una tonadilla popular que alguien tarareaba en la calle, y que él oiría. Esta tonadilla se le quedaría, machacona, en la mente, y de ella surgiría la idea. A esta primera idea él la daría una significación, no obstante, más metafísica y trascendental. Eligió para ello la tonalidad en Do menor, de claras sugerencias dramáticas, oscuramente heroicas, y el desarrollo lo planteó como una especie de disputa o lucha: entre el modo Do menor y el modo Do Mayor, estableciendo un puente en Si bemol Mayor como transición del uno al otro: de la oscuridad y el dramatismo, a la lírica alegría y la esperanza, hasta alcanzar la exultación del guerrero victorioso, la gloria alcanzada tras la disputa y resuelta con prodigiosa simplicidad expresiva.
.....Esta primera frase musical tradicionalmente se ha asociado con "la llamada del Destino a la puerta". Fue el factotum y secretario de Beethoven, Anton Felix Schindler, quien lo recogería en un escrito haciendo referencia a una mención del propio compositor ante él, quien hubiera calificado las cuatro notas inaugurales como: "Así el Destino toca a la puerta" --ta ta ta taaa). A partir de esta introducción, a lo largo de todo el primer movimiento (Allegro con Brío), soberbio y majestuoso, uno de los más impresionantes y "redondos" movimientos sinfónicos de la historia, se establece un disputado fraseo entre el tremendo y dramático --casi trágico-- motivo inicial (tema A), en Do menor, y su contraste amable y luminoso (tema B), en Do Mayor. Todo este sublime primer movimiento oscila así entre ambas tonalidades y breves fases de transición en Mi b Mayor. El movimiento acaba volviendo a la tonalidad en Do menor. La batalla aún es indecisa, el tono dramático no desaparece ni prevalece, pero no está derrotado. El Destino sigue imperando, amenazando al ser humano, que se siente así, como en la tragedia griega, víctima de fuerzas que lo superan.
.....En el 2º movimiento la lucha continúa, pero es una lucha de posiciones, como dos contendientes que tras una colosal e igualada primera refriega se separan jadeando, mirándose a los ojos, manteniendo en sus agitados pechos la tensión y las opciones de victoria. Y, allí, las dudas, la reflexión, la incertidumbre; pero también la confianza, la serena determinación. El tempo lento Andante con moto, por momentos solemne, oscila entre la tonalidad La b Mayor, de notas graves, con un contrapunto de clarinetes en Si b que aporta esperanza y alegre confianza, hasta coquetear finalmente, de nuevo, con la tonalidad en Do Mayor, que anuncia así, anticipadamente, su voluntad de victoria. El oyente aquí ya sabe, de manera intuitiva, que la tonalidad mayor prevalecerá al fin. Aunque aún deberá celebrarse la batalla decisiva...
.....El Scherzo. Allegro del 3º movimiento comienza tímidamente con los contendientes, saliendo de su estado de tensa guerra de posiciones en que se sustanciaba el 2º movimiento, acercándose nuevamente para entablar un cuerpo a cuerpo (los metales sugieren los pasos de ambos titanes, el Destino y la Voluntad, avanzando hacia el decisivo encuentro). La tonalidad en Do menor, con la que empieza este movimiento, enseguida entra en contacto con el Trio en Do Mayor, con quien inicia la disputa... Luchan: sudor (de dioses) y polvo (de estrellas) se mezclan sobre los músculos tensos de las cuerdas y los metales que se acometen, enlazándose y separándose en continuo ir y venir, hasta que al final el Modo menor y el modo mayor, hincadas las rodillas en el suelo, vibrante el pecho, cobran aliento y se preparan para la acometida decisiva...
........Que llega sin solución de continuidad, en el Allegro final del 4º movimiento: los dos colosos se enzarzan, se golpean (metales, percusión atronadores), la tonalidad, no obstante determina quien habrá de ganar. El aire de marcha triunfal indica que el modo Mayor, tras un último e inútil esfuerzo del Scherzo en modo menor (que vuelve cuando ya parecía derrotado), está a punto de vencer: el Destino será al fin derrotado, la Gloria encumbrará al ser humano, que se habrá sobrepuesto de esta forma, a base de voluntad y fe en sí mismo, a la fatalidad que al principio lo llamaba (ta ta ta taaaa). Las trompas finales, los piccolos, con la aquiescencia de las cuerdas, y los vientos y metales insuflando a ratos un aire pastoral, a ratos otro cortesano, culminan con una subrayada resolución que es la expresión misma de la victoria, sin paliativos.
.....Sublime creación significativa, ésta de Beethoven, expresada en forma musical de manera tan majestuosa. Habrá que esperar a la Novena para asistir a un símbolo de tono semejante, pero ahora, ya, con la asistencia y participación de la voz humana; allí cobrará aún más luminosidad lo que aquí se nos ha transmitido en una batalla librada en claroscuros, como celebrada en las luces del ocaso (allí, en la Novena, la disputa será celebrada aún en la penumbra de la noche, a la luz de las estrellas, para resolverse con las luces del alba, en un lento, progresivo y melódico amanecer anunciado y proclamado al compás de la bella Oda a la Alegría de Schiller).
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Discografía de Referencia
.....Esta obligada sección será doble, distribuida en los dos posts que componen la propuesta:.....-(Post I) Por un lado, se adjuntarán una serie de links donde diversos directores darán su versión del primer movimiento de la Quinta Sinfonia en Do Menor, Op 67, de Beethoven. Tiene como fin exponer e ilustrar los diferentes versiones, en relación con el tempo de ejecución. Tendríamos así versiones más rápidas --más briosas--, y versiones más lentas --más solemnes--, y entre estos dos extremos se colocarían la mayoría de versiones. A las primeras pertenecerían las de Richard Strauss y Toscanini, sobre todo, seguidos por Kark y el gran Nikisch; a las segundas, una desmesurada y cadenciosa (larguísima) de Knappertsbusch, la de Klemperer, Bernstein o la del insuperable Furtwängler; entre ellos, la mayoría, quizá menos personales, pero no por ello menos acertados.
.....Además para poder establecer una comparativa con las versiones que se incluirán en el siguiente post (y que son tenidas como las de tempo más canónico), se adjuntará una lista con algunas de las versiones más rápidas, o de tempo más ágil (fuera del canon, pero no por ello, de menor calidad). entre ellas una de Arturo Toscanini, quizá el director más singular del siglo XX, genial y de fuerte carácter, su estilo particularísimo aquí está patente en una versión llena de fuerza (menos lírica, pero en varias fases más espectacular que casi todas las demás); como curiosidad también se adjuntan a la lista el primer registro grabado de la Quinta a cargo de Friedrich Kark, y la versión de Arthur Nikisch, ambas de pésimo sonido (procedentes de discos de pasta para gramófono de aguja de acero).
.....-(Post II) Por otro lado, como no podía ser menos tratándose de en un furtwängleriano convencido como yo, se ofrecen seis versiones de la Quinta dirigidas por el más beethoveniano de todos los directores, quien mejor supo recoger y expresar el espíritu del genio de Bonn: Wilhelm Furtwängler. Entre ellas están: un increíble registro de 1926 (así suena, incluido aquí más como curiosidad); una formidable y canónica interpretación de 1937 --la más lírica--; las de 1943 y 1944 --en plena guerra---, llenas de dramatismo y sonoridad, como si aquí la fatalidad fuera quien acabase venciendo, contra lo que sugiere la partitura; la de 1947, donde la victoria conseguida no parece sino pírrica, quizá la menos luminosa de todas las versiones aquí ofrecidas, por momentos incluso puede percibirse el oboe especialmente lastimoso; y la de 1954, solemne y majestuosa, glorificada, de fe recobrada, de esperanza renovada, de aceptación de una victoria que ha supuesto dolor y frustración, pero victoria al fin y al cabo: vida, vida que sucede a la fatalidad y a la muerte, surgida de la muerte, vida incontenible (que sería como una propia aceptación de la muerte generadora --la del director, que moriría ese año-- que ya dejaba oír los pasos tras la puerta).
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Versiones completas de la
Sinfonía No 5 en Do menor, op 67, de Ludwig van Beethoven
dirigidas por Wilhelm Furtwängler
(1937, 1943, 1944, 1954 y 1926 con la Berliner Philharmoniker, 1947 con la Hamburger Philharmoniker)
(1937, 1943, 1944, 1954 y 1926 con la Berliner Philharmoniker, 1947 con la Hamburger Philharmoniker)
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GALERÍA
Música y Pintura (1500-1620)
GALERÍA
Música y Pintura (1500-1620)
Two Musicians, 1504 - Albrecht Durer
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The Baptims of the Selenites, 1507 - Vittore Carppaccio
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Concert Champetre, 1508 - Tiziano Vecellio
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The Concert, 1510 - Tiziano Vecellio
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The Lute Player, c 1510 - Andrea Solario
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Saint Cecilia, 1514 - Raffaello Sanzio
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Music, 1529 - Hans Baldung Grien
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Concert of Women, 1530-40 - Master of Female Half-Lengths
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Unknown Gentleman with Music Book and Lute, 1534 - Hans Holbein
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Portrait of a Woman with a Book of Music, 1540 - Francesco Bacchiacca
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Venus with Organist and Cupid, 1548 - Tiziano Vecellio
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Music 1556-57 - Paolo Veronese
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The Infancy of Jupiter, 1560 - Andrea Schiavone
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Marriage of Cana, 1563 - Paolo Veronese
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Marriage of Cana (detail), 1563 - Paolo Veronese
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Marriage of Cana (detail), 1563 - Paolo Veronese
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Allegory of the Four Seasons, 1610 - Bartolomeo Manfredi
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The Concert, 1615 - Lionello Spada
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Tavern Scene with a Lute Player, 1621 - Bartolomeo Manfredi
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The Theorbo Player, 1615 - Antiveduto Gramatica
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Dives and Lazarus, 1595 - Leandro Bassano
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The Musicians, 1595-96 - Caravaggio
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Palace with Musicians, 1596 - Hans Vriedeman de Vries
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The Pleasure of the Prodigal Son, 1600 - Unknown Flemish Painter
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Lute Player, c 1600 - Caravaggio
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Cupid, 1602 - Caravaggio
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St Francis consoled by an Angelic Music, 1610 - Guido Reni
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Apollo and the Nine Muses, c 1610's - Hendrick van Balen
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St Cecilia and the Angel, 1610 - Carlo Saraceni
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