miércoles, 19 de junio de 2013

La vida del revés (1): Los Culos Tristes





No se espantarán de que el culo sea tan desgraciado los que supieren que todas las cosas 
aventajadas en nobleza y virtud, corren esta fortuna de ser despreciadas de ella,
 y él en particular por tener más imperio y veneración que los demás miembros del cuerpo;
 mirado bien es el más perfecto y bien colocado dél, y más favorecido de la naturaleza,
 pues su forma es circular, como la esfera, y dividido en un diámetro o zodíaco como ella.
Gracias y desgracias del Ojo del Culo.  Francisco de Quevedo 

Había un par de muchachas de hermosas nalgas en Siracusa...
Cércidas de Megalópolis (versos yámbicos)

Culo non vè, né fuvvi may nel mondo...
Raffaele Petra, marchese di Carcavonne


LOS CULOS TRISTES
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I
.....Es posible discernir emociones en los culos. Emociones allí plantadas esperando florecer. Para ello es preciso regarlas, mimarlas, hablarlas, incluso acariciarlas como si fuesen rosas de terciopelo (esas que son encarnadas como la sangre de un dragón). La cara es el espejo del alma, se dice; y el culo su reflejo, digo. Muéstrame qué culo tienes y te diré cómo te mueves, cómo siente tu cuerpo, qué opinión te mereces a ti mismo. Por ejemplo: tener un culo abstraído o uno reflexivo, uno engreído o uno soberbio, uno radiante u otro taciturno, no sólo es posible sino que es real y cierto. Sé que estos son puros matices --y hay quien me tachará de loco histrión o de voyeur majara-- pero comprobables cien por cien.
.....Ciñéndonos al ejemplo más fácil, el que menos probatura necesita, me explayaré intentando elucidar qué cosa son y qué suponen, que diferencias existen y cuáles, si las tienen, son sus similitudes, entre los culos tristes y los alegres.

.....Todos sabemos qué es un culo, y más o menos para qué sirve. No obstante, a veces, el uso cotidiano y habitual de ciertos términos aplicados a ciertos objetos los suele dotar de un ropaje de superficialidad y reduccionismo que encubre cuál es su más profunda significación: el hábito vacía de sentido. Recuperémoslo, pues, en este caso, refresquemos la memoria, y, de paso, precisemos el mapa conceptual que nos será de gran ayuda para este ejercicio especulativo sobre un tema tan fútil y prescindible como otro cualquiera. Verán como lo agradecerán (el despliegue del mapa conceptual, digo). Cuando aquí, y en adelante, utilizo el concepto, término o palabra "culo", me refiero in extenso a la zona y región que por lo común se denominan nalgas o posaderas, pero abarcando, a su vez, los aledaños donde se encuentran tanto la puerta de salida donde se resuelve el tubo digestivo, como los órganos genitales (acepción más de uso común en el sexo femenino que en el masculino, pues en éste, el culo, se suele circunscribir a las posaderas, teniendo su límite en ese figurado tercer ojo que nada ve porque nada mira).
.....Un culo, anatómicamente hablando, es una amalgama de tejidos blandos y huesos, de nervios y vasos sanguíneos, que dando continuidad y fin a la espalda es, a su vez, zenit posterior de las piernas; por lo tanto, un culo es un alfa y un omega. En sentido figurado, formalmente, un culo es la conjunción de dos mitades más o menos convexas que si giraran por el gozne vertebral sobre sí mismas, llegarían a formar una, más o menos perfecta o irregular, esfera. Si eso pudiera hacerse --lo de girarse sus "dos mitades" sobre sí mismas--, el culo dejaría de ser lo que es para ser otra cosa, algo curioso, que, a pesar de los curioso, quizá no nos interesara lo más mínimo. Por cuanto dejemos las peregrinas analogías geométricas en el terreno especulativo y prosigamos con el despliegue cartográfico de conceptos relativos a la zona opuesta, geográfica y significativamente, a las témporas.
.....Desde un enfoque funcional, existen dos perspectivas: la propia o subjetiva y la relativa o ajena. En relación a uno mismo --es decir, en cuanto perspectiva subjetiva-- se podría considerar una doble función: una práctica y otra biológica: en cuanto a la práctica, el culo sirve para sentarse de forma cómoda --sobre él--; en cuanto a la biológica, dos son sus funcionalidades --siéndolo casi opuestas: 1) en su ámbito se ubica, en la comisura inferior de ambas mitades, la salida del colector de los residuos (apestosos) en que nuestro tubo digestivo convierte los apetitosos manjares que introducimos por la boca, y que tanto placer sensorial previamente nos han producido; 2) es su ámbito potencial escenario de gozo y disfrute sexual.
.....En relación a los demás --es decir, en cuanto a perspectiva relativa o externa-- el culo del otro puede tener un doble objetivo (lo que se sustancia en una doble función): o de malquerencias (función de castigo); o de más o menos insanos -o sanos- deseos (función de recompensa). En un caso, será blanco de patadas, pellizcos -de castigo- o azotainas sancionadoras; en el otro, de curiosas miradas -francas, tímidas o al sesgo-, caricias, pellizcos -de erótica estimulación- o azotitos -a modo de rijosillos aplausos de agradecimiento al placer que prometen o al que han tributado-, es decir, cumple una función de estimulación erótica y/o sexual.

.....Antes de proseguir, y habiendo realizado ya un bosquejo descriptivo de tan salva sea la parte, me parece oportuno hacer un excurso, una especie de consideración metafísica acerca de las características formales del culo, y su vinculación con la atracción que sobre el ser humano ejerce todo lo que es curvo, protuberante, convexo, sugerentemente turgente y sinuoso. ¿No se han dado cuenta que todo aquello que adolece de esta geométrica forma (que tiende a lo esférico) parece transmitir una impresión de plenitud, de satisfacción, de oronda salud? En cambio la línea, lo longuilíneo, lo plano, lo estrecho, lo paralelo, conlleva y contagia una sensación de austeridad, de carencia, de triste resignación. Aparentemente son cosas de la psicología inherente a la geometría, pero, a decir de Pitágoras, quizá la vida, la existencia y el universo mundo (y por ende la vida, la existencia y el mundo --incluido en el universo-- del ser humano), no sea sino una alocada sucesión, recombinación e interrelación de cuestiones matemáticas. Algo así como si Dios o lo Uno (o lo que sea que hubiere instantes antes del Principio) fuere en su origen no más que un punto infinitesimal, tan infinitamente pequeño que resultaría inconcebible para la mente humana, tan ilimitadamente insignificante que un día, cansado ya de tan agobiante consunción, estallase. Y ¿cómo podría estallar un tal ser infinito, harto ya de ser Todo y Nada sin podérselo a sí mismo mostrar siquiera? Pues estalló en un proceso imparable de posibilidad, consecutivo y expansivo ad infinitum, regido únicamente por leyes matemáticas (pues Dios -o el Uno-, en su infinito existir sin existencia, no habría podido concebirse a sí mismo sino fuere desde el punto de vista de lo abstracto). Aquellos pensamientos de Dios -o lo Uno-, por tanto, teniendo naturaleza abstracta, una vez arrojados a las dimensiones de lo existente, tomaron forma matemática, y mediante un desaforado desarrollo comenzaron a sustanciarse en todas las cosas. Nunca existió el Caos, pues. Lo que se concibe como Caos (lo que concibe el ser humano como Caos, todo hay que decirlo), no es más que la fórmula o la ecuación aún sin resolver, sin resultado, mera incógnita (teniendo en cuenta que en cada instante se están sucediendo ilimitadas sustanciaciones matemáticas del pensamiento divino, podemos colegir que las ecuaciones en trance de resolverse siempre son, así mismo, ilimitadas, y por tanto eso es lo que al ser humano, incapaz en su limitada razón para entender un tal proceso infinito en su totalidad, le transmite la idea de Caos); pero toda fórmula, toda ecuación, lo tiene --un resultado, sustanciado en posibilidad cumplida--, y en el momento que lo alcanza, exhibe su orden impecable. Pues bien, el sueño o pensamiento de Dios --o lo Uno-- mientras fue lo que nada era (siéndolo Todo), tenía tal grado de complejidad, era tal su magnitud, que una vez liberado su no-ser en un ser infinito e imparable necesitaría toda una eternidad para poderse llevar a cabo. Un paso más: la idea misma de Dios --lo Uno--, lo que es punto y posibilidad de todo, lo infinito, lo eterno, lo que no tiene principio ni fin, es el círculo, y por extensión aquello que contiene infinitos círculos: la esfera. Los vértices, ángulos, líneas..., todas las formas geométrica lineales, están contenidas en la cuerda de un círculo: el círculo es el germen de lo posible, de él surge todo. Por eso los astros son redondos, y los planetas también, y los óvulos, y los átomos... Todo está hecho desde la imagen de Dios -o lo Uno- y ¿cuál es esa imagen?: una esfera, una esfera que como una perla perfecta funcionara como un infinito -y redondo- huevo Kinder: de ella (de él) surge la sorpresa constante. Lo curvo, pues, y más concretamente lo que tiende a lo esférico, porta en su seno (significativo) la huella de Dios -o lo Uno. Lo plano, lo que tiende a lo lineal, sugiere lo anodino, lo yermo... el limbo. Dejo aquí esta doble consideración abierta, si suficientemente apuntada.
.....Hasta aquí el excurso


II
.....Retomamos el hilo. La conformación carnosa del culo, esa condensación de masa curva, que puja hacia lo esférico, contribuye a concitar en torno a él una corriente de satisfacción (entre sus muchas naturalezas figuradas se encuentra la del imán: un culo crea un campo mgnético a su alrededor). Mas esta satisfaccción es condicional, está condicionada por su grado de semejanza con la esfera (con la idea de Dios): el culo, cuanto más redondo sea, más satisface; cuanto más turgente, protuberante o respingón, más divino resulta. En cambio, cuanto más tienda a lo plano, cuanto más desinflado, cuanto más se aleje de ese ideal esférico (que remite a Dios -o lo Uno), más se alejará, así mismo, de la sensación de plenitud y bienaventuranza que la cercanía de lo deífico conlleva. Y, digámoslo ya (¿por qué no descubrir anticipadamente al asesino?), el Culo Triste es aquel que tiende a lo mesetario, a la llanura sin misterio, al horizonte sin fin que disuade de la excursión. Mientras que lo esférico en el culo cabe vincularlo a la loma tras la cual uno espera -o imagina- el asombro, y, por tanto, espera la alegría del hallazgo: un Culo Alegre es aquel que pregona una olímpica convexidad mistérica. El Culo Alegre es un culo ascendente, es un globo sonda surcando el firmamento, tiende a la levedad celeste, es una vela henchida que hace flotar al bajel alegremente sobre las olas de la vida; el Culo Triste, por contra, es el culo claudicado, caído, desplomado hacia la recta, es víctima de la gravedad, pura vela desinflada que sugiere envaramiento, calma chicha, vida fondeada.

.....Aquí creo conveniente hacer otro inciso, en este caso, categorizador, referente a la consideración relativa de su funcionalidad, es decir, en cuanto a la función que el culo lleva a cabo en la relación entre los diferentes individuos, entre los diferentes sexos. Hay culos hembras, sí, pero también los hay varones. Esto nos lleva a detenernos en otros considerandos nada baladíes que quizá nos ayuden a entender mejor la psicología propia de los Culos Tristes. No es lo mismo un culo varón que un culo hembra; ni anatómicamente, ni, por supuesto, funcionalmente. Ambos tienen sus propias características consustanciales a su distinto marco sexual: algo que es primordial en la concepción del culo del otro, ya se trate de uno u otro sexo (tanto para el culo que es objeto de atracción, como para el sujeto a quien atrae). Digámoslo ya: el culo atrae, tiene su más esencial significación, por lo que oculta, por lo que cela, por lo que guarda. Es decir: el culo no es culo por lo que es, sino por lo que es capaz de ofrecer; y ello -lo que puede ofrecer- está a buen recaudo, contenido en los márgenes sugerentes de su perfil (el bombón nos atrae por su forma, su visión nos causa satisfacción, pero lo deseamos porque sabemos que al degustarlo nos causará un placer que la simple vista sólo anuncia).
.....En el caso del culo del varón, lo oculto lo es, además, como en una muñeca rusa, por partida doble: siguiendo una ingeniosa idea de la naturaleza, en virtud de la cual lo que se muestra, y que el culo porta a su espalda (es decir, si consideramos el punto de vista del culo como frontal) como un apéndice lánguido, con una función meramente fisiológica de conducto o colector de excreción de fluidos, puede convertirse, sometido a la tensión emocional adecuada, en erecta ocasión propiciadora de placer, es decir, en sujeto de satisfacción (amén de necesario aventador de semilla); y se tiende, por una curiosa (y lógica) analogía, a relacionar la aparente potencia del culo varonil, con la más o menos poderosa capacidad de ocultamiento de dicho apéndice, es decir: se tiende a relacionar la orondez del culo masculino con el turgente vigor oculto de su apéndice genital. Cosas de la psique (que aquí sigue el dictado de la naturaleza: por la perfección de la esfera hacia la potencia del cilindro).

.....En cambio, el culo de la hembra, el culo femenino, siendo como es (y necesario que así sea), más perfecto (se acomoda y acerca más a la idea de lo divino, es decir: la esfera), por más esférico y más globular el poder de atracción le viene debido, no a que oculte -en su dorso- una prometedora erecta protuberancia, sino a esconder, en los límites postero-inferiores de su ámbito (si consideramos el, ya antes mencionado, punto de vista del culo como frontal) una oscura, misteriosa y preciada carencia, que en el extremo formal y estructuralmente opuesto (bendita complementariedad) al apéndice del varón, se resuelve en gozosa hendidura. Así, el culo de la hembra, cuanto más protuberante es más incita el deseo de cuantos ansían perderse e indagar en su carencia. Contradictio significante. El culo de la hembra sugiere la idea de Dios --o lo Uno-- no sólo por su formal redondez, sino porque en ella, en su redondez hendida, previa rítmica estimulación orgásmica, tiene lugar la gozosa creación, la gloriosa generación de lo posible. El culo de la hembra, concluimos por tanto, está más cercano que el del varón a la idea de Dios -o lo Uno. Aquí podemos establecer, de forma harto lógica, una analogía con una expresión irónicamente empleada que, como podemos deducir por todo lo antes dicho, quizá no sea tan irónica; la expresión en cuestión es: que el sexo, su estimulación recíproca entre dos (o más) seres hasta alcanzar el colmo del éxtasis, es una experiencia religiosa. Como acabamos de ver, si tanto en su forma (aspirante a esfera), como en las subsecuentes implicaciones (umbral generador), anda la idea de Dios por medio, nada de extraño tiene vincular la satisfacción que procura el culo --y sus aledaños-- con una experiencia religiosa (quod erat demonstrandum).


III
.....Vayamos concluyendo. Tras haber desplegado este mapa conceptual, podemos ya hablar con más conocimiento de causa a cerca de los Culos Tristes y su casuística. Los Culos Tristes, son tanto más tristes cuanto más se separan del ideal esférico, y cuanto más se acercan a la realidad de lo plano. Un Culo Triste es, pues, un culo llano, liso, raso, sin accidentes, un culo cuyo perfil desmiente su misma naturaleza. Si la alegría es curva, la tristeza es recta. Si la alegría es la sorpresa del tobogán, la tristeza es la rutina de la línea. Un Culo Triste es un culo que se siente dejado de la sinuosa mano de Dios, de su curvilíneo estro creativo. Un Culo Triste es un culo sin plusvalías, es un culo en recesión perpetua, un culo en crisis que no galopa sino que se mantiene al paso (un paso triste), un culo al que es imposible rescatar pues carece de la infraestructura necesaria para mantener una inflación adecuada que promueva el crecimiento. Al Culo Triste no le queda otra que la resignación; eso, y compensar la seducción que formalmente le falta con las potenciadas virtudes de otras partes del organismo (al cual pertenece), incluso con la nunca despreciable del genio, de la chispa y de la gracia, tanto gestual como verbal. Al Culo Triste le es imprescindible desmentir la aflicción inherente a su conformación con un plus de alegría generada en ámbitos distantes, le es preciso procurar desviar la mirada de su plana realidad para reconducirla a otra realidad más curva, que prometa la divinidad que su triste realidad planisférica desmiente. Sólo así será salvo, alcanzará la plenitud que un destino cruel le ha negado. Al fin y al cabo, al Culo Triste siempre le quedará el consuelo de encontrar un roto para su descosido; a parte de que, a fin de cuentas, un Culo Triste es tan capaz como uno alegre para realizar sus funciones biológicas de manera eficaz.

.....El culo, con el tiempo, tiende a entristecerse, a volverse grave, a descolgarse, a desinflarse; pierde la alegría con los años y su altiva consideración se va, poco a poco, decepcionando. ¿Quiere eso decir que el culo, al envejecer, se va alejando del ideal de Dios -de lo Uno, esférico? ¿Es acaso la infancia no sólo la verdadera patria del hombre, sino el imperio del Dios Naciente? Todo en el bebé tiende a la esfera: el culo, los mofletes, el cráneo, las mollas de piernas y brazos, todo es insolentemente sinuoso, lozanamente curvilíneo. Ciñéndonos al culo, en el culo del bebé la huella de Dios es tan prístina, tan clara y evidente, que huelga demostración alguna: en el culo del niño está impresa la divina proporción esférica, el número áureo de la curva metafísica de los cuerpos que certifica la existencia de Dios. Los culos de los niños, todos, casi sin excepción, son culos alegres, despreocupados, donde la vida, gozosa de sí misma, hace gala de frescura esferoidal. A medida que el cuerpo crece, se alarga, se va haciendo longuilíneo, lo esférico se transforma, la curva se abre, hasta a veces desaparecer convertida en ángulo y en recta (época de indefinición y perplejidad). Después, en la adolescencia, como si Dios retornara al cuerpo, lo esférico vuelve a ganar la partida: el cuerpo se hincha aquí y allá  siguiendo el patrón divino; en la mujer, qué duda cabe, es más patente esta manifestación que en el hombre. Pero el culo... el culo no siempre progresa esforzándose en su redondez perfecta, sólo en los casos más gloriosos el culo de la bebé, o la adolescente, es superado en perfección por el culo de la doncella. Es en estos casos cuando la vida sonríe en el ditirambo de unas nalgas donde la presencia de Dios es incuestionable. Mas, ley de vida, la materia se transforma, pierde lozanía, se aleja de la divina proporción para acercarse a la más humana decepción. El culo se precipita sin remedio de la oronda prominencia juvenil (que pregona la presencia de lo esférico-divino desde la convexidad de la carne) a la senil planicie (que ya no pregona nada, sino es silencio geométrico); a duras penas, entonces, mantendrá su funcionalidad amortiguadora, conservando, eso sí, la de contenedor del abyecto albañal por donde seguirá excretando los detritus, cada vez, ya, más inmundos (para el otro).

.....Acabaré con una pincelada de mordacidad. El humor de Dios --de lo Uno, de la Naturaleza-- está fuera de toda duda. Su temperamento histriónico, su inveterada ironía, alcanzó sus más altas cotas cuando decidió colocar el lugar más inmundo vecino del más placentero. ¿Quiso con ello sugerir que ambos extremos se tocan? ¿Que hay algo de sucio en el placer y algo de placentero en lo cochino? Más aún: ¿quiso Dios --lo Uno, la Naturaleza, la Causa Sui-- indicar la circularidad de todo el proceso biológico (por extensión de todo proceso vital) al cerrar el círculo uniendo el principio (la puerta de acceso al antro del nuevo ser) con el fin (la puerta de salida de la materia de desecho)? ¿Quiso, acaso, reírse de la soberbia que sin duda ya intuía en este ser forjado a su imagen y semejanza? Definitivamente, la mayor lacra que tuvo que arrostrar el ser humano al ser arrojado del Paraíso, no fue el tener que ganarse el pan con el sudor de su frente, ni tan siquiera la cruel existencia cotidiana del dolor, sino la humillante e inevitable necesidad de acudir diariamente al excusado; éste fue el peor castigo, la mortificación que día tras día ha de soportar la conciencia del mundo: el Pecado Original lo expiamos cotidianamente en el retrete. Algo de lo que el culo no puede librarse: ara pues del sacrificio, donde el culpable transgresor de la ley divina ha de sacrificar continuamente su orgullo en ofrenda a Dios --lo Uno, la Naturaleza, la Causa Sui, el Principio sin Principio, el Punto y Esfera en que toda Figura se Subsume.

Nota: Soy consciente que hay etnias en que por naturaleza y complexión los culos tenderían a ser todos tristes. No puede por ello pensarse que son pueblos alejados de lo divino. Posiblemente en esos pueblos a nadie se le ocurriría reflexionar sobre este tema, de esta forma. A valores estéticos diferentes corresponde un marco reflexivo distinto, con sus propias referencias. Este breve opúsculo, por tanto, debe tomarse referido a nuestro ámbito cultural y su marco referencial; o, en todo caso, como un ejercicio fútil y prescindible de una mente que gusta pasearse por peregrinos cerros escabrosos.


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GALERÍA

BREVE ANTOLOGÍA del CULO
 en la ESCULTURA CLÁSICA

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Venere Callipigi
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Aphrodite Kallipygos
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Aphrodite Kallipygos
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Aphrodite Kallipygos
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Venus of Cyrene (replica)
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Venus Capitolina
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Venus Esquilina
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Venus Esquilina
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Aphrodite of Cnidus
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Aphrodite of Cnidus
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Canova's Three Graces
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Canova's Three Graces
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Canova's Three Graces
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Canova's Three Graces
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Canova's Three Graces
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Canova's Cupid and Psyche
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Canova's Cupid and Psyche
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Canova's Cupid and Psyche
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Canova's Cupid and Psyche
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Canova's Psyche and Cupid
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Canova's Venus Itálica
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Canova's Sleeping Nymph
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Canova's Sleeping Nymph
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Canova's Reclining Naiad
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Canova's Reclining Naiad
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Canova's Reclining Naiad 
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Canova's RecliningNaiad 
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Canova's Adonis and Venus
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Perseus with Medusa's Head
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Perseus with Medusa's Head
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Perseus with Medusa's Head
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Canova's Adonis and Venus
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Canova's Paris
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John Gibson's Three Graces
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John Gibson's Hylas Surprised by the Naiads
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John Gibson's Hylas Surprised by the Naiads
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John Gibson's Hylas Surprised by the Naiads
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The Three Graces, 2nd eentury A.D.
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The Three Graces, Unknown
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The Three Graces, Unknown
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Jean-Jacques Pradier's Three Graces
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Jean-Jacques Pradier's Three Graces
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Jean-Jacques Pradier's Three Graces
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Jean-Jacques Pradier's Three Graces
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Jean-Jacques Pradier's Psyché
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Jean-Jacques Pradier's Bacchante Couchée
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Bertel Thorvaldsen's Three Graces
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Bertel Thorvaldsen's Three Graces
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Bertel Thorvaldsen's Three Graces and Cupid
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Bertel Thorvaldsen's Apple's Venus
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Bertel Thorvaldsen's Three Graces
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Bernini's Sleeping Hermaphrodite
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Bernini's Sleeping Hermaphrodite
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Bernini's Sleeping Hermaphrodite
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Bernini's Sleeping Hermaphrodite
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Bernini's Sleeping Hermaphrodite
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Bernini's Sleeping Hermaphrodite
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Jean-Baptiste Clésinger's Femme piquée par un Serpent
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Jean-Baptiste Clésinger's Femme piquée par un Serpent
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Jean-Baptiste Clésinger's Femme piquée par un Serpent
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Michelangelo's David
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Michelangelo's David
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Michelangelo's David
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Michelangelo's David
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Donatello's David
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Donatello's David
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Donatello's David
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Giambologna The Rape of the Sabines
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Giambologna The Rape of the Sabines
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Giambologna The Rape of the Sabines
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Giambologna The Rape of the Sabines
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Giambologna The Rape of the Sabines
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Giambologna's Venus
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Aphrodisia, Unknown
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Doryphoros of Polykleitos of Argos
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Los Luchadores (sobre una obra de Policleto)
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Elena Multinelli
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Elena Multinelli
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