viernes, 28 de junio de 2013

Historias Solares (VI) - GALERÍA: Toyohara Chicanobu (2)





El Dios alfarero
(2)

III
Los Personajes
(continuación)

.....En la cara de Kikomichi siempre había una mueca, un amago de sonrisa que daba a su semblante la inevitable apariencia de un sol radiante y sonriente. Algunos creían ver en ello el tercer dato que corroboraba una incipiente imbecilidad (cuan lejos estaban también éstos de la verdad. El ser humano suele mostrarse con excesiva frecuencia exasperantemente obediente a los estereotipos). Esa mueca risueña en el enorme rostro redondo y radiante fue lo que le valió el apodo de Taiyo-egao, es decir: sol sonriente; mote que conservaría durante toda la vida. Tardó en ponerse de pie, tardó en aprender a andar y más tardó en articular su primera palabra. Casi un año andaría a gatas, fueron necasarios dos hasta que dio el primer paso y hasta los tres años no comenzaría a emitir monosílabos. De todas formas, pocas veces se le escuchó hilavanar más de tres frases seguidas. Eso sí, siempre empleaba las palabras precisas; los circunloquios no estaban hechos para él. Una frase y un gesto eran suficientes para dar a entender lo que muchos no conseguían ni con farragosas explicaciones. Era Kikomichi un adalid de la síntesis, la quintaesencia expresiva, su forma de hablar era pura destilación del lenguaje. Siempre el término adecuado, la palabra justa, la frase austera y redonda, casi minimalista (si es que este concepto puede aplicarse a una tal época). Y sus gestos completaban la pauta oral: su economía de movimientos era tal que podría estar todo el día trabajando sin llegar a la fatiga.
.....Era raro verlo sudar, ni aun cuando se acercaba al horno, cuando lo cebaba o cuando sacaba las piezas ya cocidas. Un simple bol de verduras con arroz le era suficiente para conservar la energía necesaria para todo el día. No comía carne casi nunca (sobre todo desde que se enteró que debía sacrificarse un animal para proveer la carne que comía), y aún el pescado entraba en su dieta esporádicamente. Era frugal, pues, y nada goloso. Se alimentaba por necesidad, no por gusto. Hubo quien señaló que realmente se nutría del aire, del sol y de la energía que el propio movimiento le suministraba --como si su cuerpo fuese una dinamo. Su gran pasión, obvio es decirlo, era el horno y mirar a su padre mientras trabajaba en el alfar. Atento a todas las explicaciones de su progenitor, parecía registrar cuanto veía, aunque lo mismo podría decirse que simplemente miraba sin registrar nada: meras ventanas de su cerebro, sus grandes ojos, abiertas al mundo, a su mundo, al mundo de su padre, al alfar, al arte.



IV
Los hechos
.....Todos los años, con motivo de la entrada de la primavera, se celebraba en todas las cortes de los daimyos una ceremonia especial en la que tenían lugar diversas manifestaciones artísticas. Entre ellas: Ikebana -arreglo floral-, Shodo -caligrafía- y Cha-no-yu -ceremonia del té-, en torno a la cual giraban las demás. Esta costumbre implantada allá por el siglo XIII entre los samuráis, alcanzaría en la Era Muromachi -en las sucesivas cortes del Shogunato Ashikaga- un grado de refinamiento que lo convertiría en la ceremonia más solemne y distinguida de cuantas tenían lugar en la vida de las clases altas japonesas. En el tiempo que nos ocupa, periodo turbulento y azaroso, nunca dejó de celebrarse este rito casi litúrgico de exaltación de la elegancia y delicadeza, si los señores no andaban fuera de sus dominios guerreando. Había alcanzado especial significación y fama la que tenía lugar en torno al rico clan Tokugawa, la cual concitaba a los mejores artistas en cada especialidad. Por ceñirnos a lo que nos interesa, ese era el momento en que los ceramistas presentaban sus más exclusivas colecciones. Colecciones que incluían utensilios para Cha-no-yu, jarrones para Ikebana, incensarios y tinteros para Shodo. En los días previos al solemne acto de la Ceremonia de Primavera, los asistentes componían poemas que los diversos expertos transcribían con bella caligrafía; cada invitado podía presentar a su maestro en arreglo floral, cada clan al ceramista de su elección. A los premiados les cabría el honor de aportar sus obras para los diversos actos ceremoniales. Este hecho era el mejor reclamo comercial para un artesano. Quien ganaba un galardón en la ceremonia anual del clan Tokugawa tendría el éxito y reconocimiento asegurado, no sólo en todo el Japón, sino también en Corea e incluso China (posteriormente, el eco alcanzaría la lejana Europa). Ni qué decir tiene, que todos los ceramistas se esmeraban en su trabajo para este acontecimiento.

.....Cuando faltaba aún escasamente un mes para celebrarse el de aquel año (uno de los últimos del siglo XVI), ocurrió la catástrofe. Un malhadado día, Rizuo Kakiemon no despertó, como solía, con las primeras luces del alba. Kikomichi lo fue a buscar a su cuarto y lo encontró tendido en su tatami con gesto inexpresivo. Lo llamó, pero su padre no se movió. Había muerto. Así de simple. La noche anterior, tras despedirse de su hijo, se acostó y ya no despertó. Kikomichi permaneceió a su lado hasta que su aya los encontró a los dos: el padre tendido, como dormido; el hijo absorto, mirándolo, sentado en seiza sobre sus propios pies. Hubo consternación en toda la región. Aquel año, tanto el modesto clan propio, Ryuzoji, como el poderoso clan Shimazu tenían previsto acudir a la Ceremonia de la Primavera del clan Tokugawa -como ya era costumbe- presentando a competición las obras de Rizuo Kakiemon. La inesperada muerte del célebre ceramista parecía dar al traste con esa intención.
.....En el momento de morir Rizuo, el horno estaba cebado con un lote de cerámica en proceso de cocción (proceso que podía durar varios días, y que requería de una constante atención). Los familiares no querían dar por perdidas las obras a medio cocer, y discutieron sobre qué decisión tomar. Por lo grave del caso, se informó con urgencia al daimyo del clan Shimazu, Yoshihiro, quien tras recabar información y reunirse con sus asesores, optó por enviar al horno a un ceramista de su región, de Satsuma. Aunque eran conscientes que nadie podía suplir a Rizuo Kakiemon, al menos procuraría que la última hornada saliera bien. Nadie consultó a Kikomichi, nadie recabó su opinión. ¿Cómo hacerlo si lo tenían por retrasado?. Lo respetaban, lo querían, pero de ahí a considerarlo el heredero artístico de su padre había un trecho que se antojaba insalvable para todos... menos para su nodriza. Ella sabía, no, no lo sabía, intuía lo que existía entre Rizuo y su hijo Kikomichi. Al fin y al cabo, el convivir diariamente con ellos le daba esa ventaja que nadie más poseía: era capaz de entender su comunicación sin palabras, de escuchar el callado compás de sus almas, de sentir la vibración simpática de sus corazones. Pero ¿Quién era ella para dar su opinión? No era más que una sirviente, alguien invisible para los Señores de la Guerra. No obstante, y a pesar de todo, humildemente, transmitió al albacea de la familia su parecer, que era el parecer que hubiera expresado, escuetamente, el propio Rizuo: Kikomichi estaba preparado para hacerse cargo del alfar. Lo que era una incógnita, lo que estaba por descubrirse era qué tipo de talento o de genio artístico pudiera existir en el alma de aquel ser con cara de sol radiante. Por supuesto, el albacea escuchó con displicencia a la nodriza, y no la hizo mucho caso (cosas de aya enternecida y sentimental, pensó).

.....A todo esto, Kikomichi no dejó ni por un momento de atender el horno. Allí estaba la postrera obra de su padre, y debía cumplirse el proceso, debía culminarse para seguir siendo el asombro de todos. En este caso, además, la curiosidad y el morbo se multiplicaría, pues se trataba de la última obra realizada por un tesoro viviente de la cerámica, ejecutada con su aliento final, la consumación de toda una vida. Para cuando quiso llegar el ceramista enviado por el clan Shimazu --que tardaría dos días en recorrer la distancia que separaba su casa, allá en Satsuma, de la de Kakiemon, en Arita--, la última hornada estaba a punto de terminar su cocción. Precisamente el día de su llegada al alfar coincidió con el de extracción de las piezas del horno y su colocación en la parada de atemperado (una especie de balcón donde las piezas se colocaban al sol para que el descenso de su temperatura se hiciese de forma gradual, o para que el fuego mitigado del astro rey aportara su último toque a las obras).
.....Kikomichi ya tenía todo dispuesto: las pulidas baldas de madera donde debían reposar, asoleándose, las piezas recién cocidas, las relucientes pinzas de bronce y empuñadura de pino con que debía coger, con sumo cuidado y delicadeza, las piezas del horno para colocarlas en las baldas de reposo y asoleo, los pinceles y las brochas de suave pelo de corzo para limpiar las impurezas adheridas, y los sellos del alfar que se debían imprimir, con las piezas aún calientes, de forma disimulada en la base de cada pieza (y que era el marchamo de garantía de su original procedencia, su sello de autenticación, por más que no hiciera falta, pues las piezas Kakiemon era inconfiundibles).
.....El azar tenía dispuesto que ese mismo día coincidiera con una escaramuza no muy lejos de allí, que indicaba un movimiento por sorpresa del enemigo, Hideyoshi, quizá realizando un audaz movimiento envolvente sobre el ejército del clan Shimazu. Ni qué decir tiene que cundió el pánico en la aldea. El ceramista enviado desde Satsuma, tal y como llegó, sin despojarse de las sandalias, volvió grupas hacia su casa como alma que lleva el diablo. No llegó ni a conocer a Kikomichi (que se hallaba  pendiente de su labor, encerrado en el alfar).

.....Para cuando llegaron los soldados de Hideyoshi, apenas dos días después, Kikomichi ya había sacado las piezas del horno y las había sellado. Y no sólo esto, sino que se hallaba en el torno trabajando sus propias piezas. En el alfar sólo estaban él y su nodriza, quien le había ayudado en las tareas de amasado, en las de limpieza del horno y en las de ceba. Por suerte, el comandante en jefe de la expedición, el general Yoshiaka, sobrino de Hideyoshi, era un refinado y culto caballero samurai, tan diestro con la katana como con la pluma, amante del arte en general y un experto conocedor y entusiasta de la cerámica. Lo primero que hizo cuando llegó con sus tropas a la aldea fue preguntar por el alfar de Kakiemon. Tras ser informado de su localización, y, de paso, de la muerte del artista, hacia allí se dirigió, no sin cierta pesadumbre y decepción. Encontró a Kikomichi afanado en una de sus piezas, un jarrón para el ikebana. Tan absorto estaba el muchacho en su obra que no se apercibió (o no quiso apercibirse) de la presencia del guerrero, aún con la armadura de campaña. Yoshiaka, viendo a aquel joven de cabeza enorme tan concentrado en la ejecución de lo que parecía un bello jarrón de estilizada forma, mandó alejarse a sus guardia de corps y se quedó allí, observando cómo trabajaba. Los suaves y precisos movimientos de Kikomichi, su cadencia, casi acariciando el aire, modelando la arcilla con sutileza, eran hipnóticos.

.....El bravo general, allí, siendo testigo de excepción de cómo aquel artista creaba su obra, vivió una experiencia cercana a la meditación trascendental. Su espíritu se aquietó, su cuerpo se volvió ligero pese al cansancio del viaje y las muchas fatigas del guerrear; su corazón se vio envuelto en una paz difícil de describir, como pocas veces antes sintiera. Aquel muchacho poseía un don, un don que muy pocos, aun más maduros, detentaban. Aquel ser de cabeza desproporcionada y actitud más sutil que la brisa estaba tocado por los dioses, no le cabía duda al valeroso y culto guerrero. Allí delante, quién lo hubiera dicho, tenía a la misma encarnación del arte, el arte hecho carne celebrándose a sí mismo.
.....Ni qué decir tiene que el alfar no sólo fue respetado, sino custodiado. Que Kikomichi fue refrendado como digno heredero de su padre y continuador de la tradición Kakiemon. Que aquel año, un mes después de la vorágine de acontecimientos narrados (muerte de Rizuo, embajada del clan Shimazu, irrupción del ejército de Hideyoshi) el hijo de Rizuo ganó de forma clamorosa el certamen de cerámica del clan Tokugawa. Que, para celebrar la gozosa aparición de un tal nuevo artista, se compusieron bellos poemas, transcritos por el ganador del concurso de caligrafía sobre rollos de papel de arroz que presidirían futuras ceremonias del té.

Epílogo
.....Kikomichi siguió viviendo en la casa familiar, en Arita. A los tres años de los hechos narrados (es decir con veintidós) se casó con una linda muñequita de porcelana cuyo rostro rivalizaba con la luna pálida de Agosto, una joven de belleza irreal, inteligente y culta, que tañía el koto con maestría y que gustaba escribir sus pensamientos y guardarlos debajo de la almohada. Tuvieron tres hijos varones. La saga continuó, aunque ningún descendiente de Kikomichi heredó el rasgo de su desproporcionada cabeza, tampoco ninguno heredaría su increíble talento, sólo comparable al de su padre, Rizuo. También, como su padre, fue declarado tesoro viviente bajo el gobierno del, ya, Shogun Tokugawa. A las piezas de cerámica y porcelana que salían de su alfar les añadió un sol radiante al personal sello de autenticidad (son ávidamente buscadas por los coleccionistas). Quienes utilizan estas piezas refieren que infunden un efecto de calma, paz interior y bienestar inexplicable, más allá de lo razonable debido al valor de lo exclusivo o a la influencia benéfica de lo bello.
.....A él, a Kikomichi, se le siguió llamando Taiyo-egao, sol sonriente, hasta el día de su muerte, que ocurrió muchos años después del momento narrado.



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GALERÍA

Toyohara "Yōshū" Chicanobu
1832-1912

Selección 2

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Magician and Foreign Warriors
Magician and Foreign Warriors (detail)
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Discovery of Lord Moronao, 1884
Discovery of Lord Moronao, 1884 (detail)
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The Kyushu Conquest: A Scene of the Great Battle at the Sendaigawa
The Kyushu Conquest: A Scene of the Great Battle at the Sendaigawa (detail)
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Samurai Charging into Battle
Samurai Charging into Battle (detail)
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A Chronicle of the Battle of Ichi-no-Tani at Suma
A Chronicle of the Battle of Ichi-no-Tani at Suma (detail)
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Feudal Procession
Feudal Procession (detail)
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Festival to Celebrate the Thirtieth Anniversary of the Transfer of the Capital
Festival to Celebrate the Thirtieth Anniversary of the Transfer of the Capital (detail)
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Greeting a Guest, 1893
Greeting a Guest, 1893 (detail)
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New Year's Day Greeting
New Year's Day Greeting (detail)
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Mountain Village Teahouse 
Mountain Village Teahouse (detail)
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Writing Poems Slips
Writing Poems Slips (detail)
Tying a Poem Slip to a Cherry Tree 
Tying a Poem Slip to a Cherry Tree (detail)
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Teahouse Greeting
Teahouse Greeting (detail)
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Women Viewing Plum Blossoms and Children Playing in the Snow, 1887
Women Viewing Plum Blossoms and Children Playing in the Snow, 1887 (detail)
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Series: A Chronicle of the Rise and Fall of the Minamoto and Taira

Sato Tadanobu Leaping from a Balcony by Chikanobu (1838 - 1912)Ichi-no-Tani by Chikanobu (1838 - 1912)

Sato Tadanobu Leaping from a Balcony  //  Ichi-no-Tani
Sato Tadanobu Leaping from a Balcony by Chikanobu (1838 - 1912)...Ichi-no-Tani by Chikanobu (1838 - 1912)
Sato Tadanobu Leaping from a Balcony  //  Ichi-no-Tani. (details)
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Tomoe Gozen by Chikanobu (1838 - 1912)Yoshitsune Crossing a River by Chikanobu (1838 - 1912)
Tomoe Gozen  //  Yoshitsune Crossing a River 
Tomoe Gozen by Chikanobu (1838 - 1912)...Yoshitsune Crossing a River by Chikanobu (1838 - 1912)
Tomoe Gozen  //  Yoshitsune Crossing a River. (details)
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Priest Mongaku by Chikanobu (1838 - 1912)Yoshitsune at the Ataka Border by Chikanobu (1838 - 1912)
Priest Mongaku  //  Yoshitsune at the Ataka Border
Priest Mongaku by Chikanobu (1838 - 1912)...Yoshitsune at the Ataka Border by Chikanobu (1838 - 1912)
Priest Mongaku  //  Yoshitsune at the Ataka Border. (details)
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Miura Daisuke by Chikanobu (1838 - 1912)Kajiwara Kagetoki by Chikanobu (1838 - 1912)
Miura Daisuke  //  Kajiwara Kagetoki
Miura Daisuke by Chikanobu (1838 - 1912)...Kajiwara Kagetoki by Chikanobu (1838 - 1912)
Miura Daisuke  //  Kajiwara Kagetoki. (details)
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Princess Minazuru by Chikanobu (1838 - 1912)Taira no Kiyomori and Lady Tokiwa Gozen by Chikanobu (1838 - 1912)
Princess Minazuru  // Taira no Kiyomori and Lady Tokiwa Gozen
Princess Minazuru by Chikanobu (1838 - 1912)...Taira no Kiyomori and Lady Tokiwa Gozen by Chikanobu (1838 - 1912)
Princess Minazuru  // Taira no Kiyomori and Lady Tokiwa Gozen. (details)
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Minamoto no Yoshitsune by Chikanobu (1838 - 1912)
Minamoto no Yoshitsune
Minamoto no Yoshitsune by Chikanobu (1838 - 1912)
Minamoto no Yoshitsune. (detail)
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Inazuma of the Inagi-ro and a Geisha of the Nakanacho, 1883 by Chikanobu (1838 - 1912)Kokonoe and Otomusume of the Daimonji-ro and Momotaro of the Nakanocho, 1884 by Chikanobu (1838 - 1912)
Inazuma of the Inagi-ro and a Geisha of the Nakanacho, 1883  //  Kokonoe and Otomusume of the Daimonji-ro and Momotaro of the Nakanocho, 1884
Inazuma of the Inagi-ro and a Geisha of the Nakanacho, 1883 by Chikanobu (1838 - 1912)...Kokonoe and Otomusume of the Daimonji-ro and Momotaro of the Nakanocho, 1884 by Chikanobu (1838 - 1912)
Inazuma of the Inagi-ro and a Geisha of the Nakanacho, 1883  //  Kokonoe and Otomusume of the Daimonji-ro and Momotaro of the Nakanocho, 1884. (details)
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No. 24, Huang Tingjian: Personally Scrubbing His Mother's Chamber Pot by Chikanobu (1838 - 1912)No. 15, Zhu Shouchang: Resigning Office to Search for His Mother by Chikanobu (1838 - 1912)
No. 24, Huang Tingjian: Personally Scrubbing His Mother's Chamber Pot //  No. 15, Zhu Shouchang: Resigning Office to Search for His Mother 
No. 24, Huang Tingjian: Personally Scrubbing His Mother's Chamber Pot by Chikanobu (1838 - 1912)...No. 15, Zhu Shouchang: Resigning Office to Search for His Mother by Chikanobu (1838 - 1912)
No. 24, Huang Tingjian: Personally Scrubbing His Mother's Chamber Pot //  No. 15, Zhu Shouchang: Resigning Office to Search for His Mother. (details)
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No. 12, Yang Xiang: He Saved His Father from a Tiger by Chikanobu (1838 - 1912)Musashi, Moon over the Sumida River, No. 25  by Chikanobu (1838 - 1912)
No. 12, Yang Xiang: He Saved His Father from a Tiger //  Musashi, Moon over the Sumida River, No. 25 
No. 12, Yang Xiang: He Saved His Father from a Tiger by Chikanobu (1838 - 1912)...Musashi, Moon over the Sumida River, No. 25  by Chikanobu (1838 - 1912)
No. 12, Yang Xiang: He Saved His Father from a Tiger //  Musashi, Moon over the Sumida River, No. 25. (details)
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Izumi Province, Flowers of Nambu, Botange Shohaku, No. 24  by Chikanobu (1838 - 1912)Yamashiro, Snow at Fukakusa, Ono no Komachi and Shii no Shosho, No. 23 by Chikanobu (1838 - 1912)
Izumi Province, Flowers of Nambu, Botange Shohaku, No. 24  //  Yamashiro, Snow at Fukakusa, Ono no Komachi and Shii no Shosho, No. 23. (details)
Izumi Province, Flowers of Nambu, Botange Shohaku, No. 24  by Chikanobu (1838 - 1912)...Yamashiro, Snow at Fukakusa, Ono no Komachi and Shii no Shosho, No. 23 by Chikanobu (1838 - 1912)
Izumi Province, Flowers of Nambu, Botange Shohaku, No. 24  //  Yamashiro, Snow at Fukakusa, Ono no Komachi and Shii no Shosho, No. 23. (details)
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Yuu fuku: Wealth by Chikanobu (1838 - 1912)Kami fuku: Blowing Paper by Chikanobu (1838 - 1912)
Yuu fuku: Wealth //  Kami fuku: Blowing Paper 
Yuu fuku: Wealth by Chikanobu (1838 - 1912)...Kami fuku: Blowing Paper by Chikanobu (1838 - 1912)
Yuu fuku: Wealth //  Kami fuku: Blowing Paper. (details)
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Nakamitsu's Only Son Kojumaru Is Substituted, No. 33  by Chikanobu (1838 - 1912) Lord Sugawara Michizane, No. 48 by Chikanobu (1838 - 1912)


Nakamitsu's Only Son Kojumaru Is Substituted, No. 33  //  Lord Sugawara Michizane, No. 48
Nakamitsu's Only Son Kojumaru Is Substituted, No. 33  by Chikanobu (1838 - 1912) ...Lord Sugawara Michizane, No. 48 by Chikanobu (1838 - 1912)
Nakamitsu's Only Son Kojumaru Is Substituted, No. 33  //  Lord Sugawara Michizane, No. 48. (details)
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Yoshu-Peak of Prosperity of the Pleasure Quarters-Inamotoro
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A Collection of Contemporary Women
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Monkey Tehater in the Inner Court
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Unknown Spring Cherry Flower, Bijin Torii Child
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Chrisantemum Picnic
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Cherry Blossoms Party (Chiyoda Ooku Ohanami)
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Women Seving Party, 1885
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Tanabata Festival, 1885
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The Boys Festival Tango, 1885
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Garden Winter, 1893
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Snow Wiewing at Sumida
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Zensey Kuruwa No Oogon ?, 1886
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A Procession of a Feudal Lord Visit the Temple at Ueno
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A True View of Urami-no-taki Waterfall
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Ballad of Ushiwakamaru and Joruri
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