domingo, 15 de diciembre de 2013

ARS BOREALIS (III): Nicolai Abildgaard, el Rafael del Norte





Semblanza Biográfica
.....Abildgaard, nacido en Copenhague en 1743, fue el pintor por excelencia de la historia de Dinamarca, diseñador y arquitecto de su día. Muchos de sus trabajos incluyen temas alegóricos y mitológicos, a menudo con un trasfondo político. Era, así mismo, adicto a la temática de las mitologías griegas, poseyendo tanta ambición como poder creativo; su estilo es grandioso y el color de su paleta violento. Curiosamente introdujo el neoclasicismo en su país, él que tanto se alejaría del rigor formal clásico en gran parte de su obra más celebrada. La influencia ejercida sobre él por el ecléctico Füssli, a quien conoció en su etapa romana, marcaría uno de sus dos estilos. La portentosa facilidad y creatividad de aquél para el dibujo, también la tomaría Abildgaard, si bien con un toque personal, que sobre todo desarrolla en sus ilustraciones a las obras de Shakespeare, quien, literariamente, sería su mentor. 
.....De Füssli es esa perspectiva inquietante de la realidad, su trasmundo, su submundo, lo amenazante que, en segundo plano, en un plano que puede llegar a ser de pesadilla, condiciona la actividad del ser humano. De hecho, el pintor danés no tuvo escrúpulos ni complejos para realizar una interpretación propia de uno de los cuadros más célebres del suizo: La Pesadilla, que, sin alcanzar el grado de desasosiego que adquiere en éste, Abildgaard es capaz de lograr que no desmerezca del original. Es Füssli quien, en este oscuro cuadro, anuncia una visión de la realidad cercana a la que desarrollará Goya en sus pinturas negras, pero el pintor de Copenhague se aleja de esta oscuridad (más cercana a un Bruegel o un Bosco) para adentrarse en el ambiente gótico, puramente romántico, becqueriano o edgardallanpoesco, siendo así, una aportación propia. Mas el modelo estaba ahí, señalando la senda: Füssli.
.....Como después le ocurriría a William Blake, este universo füssliano fue el hallazgo que marcaría una forma de entender la interpretación pictórica de la realidad, una forma psicológica, perteneciente al mundo onírico, arcano, límbico, que, como después se encargaría de desarrollar Freud, condiciona más de lo que parece las acciones de los hombres (y las mujeres: de hecho, la escena representada en el citado cuadro tiene a la mujer como protagonista, además de al súcubo, claro). 
.....De su etapa de aprendizaje también pueden hallarse restos, en su estilo, de un Nicolás Poussin, incluso de un Boucher (su maestro, Mandelberg, fue alumno de éste), en el trato casi caricaturesco de gesto y anatomía. Fue profesor y dirigió la Academia de Arte de Copenhague, y entre sus alumnos encontramos nada menos que a Bertel Thorvaldsen, Wilhelm Eckersberg o Caspar David Friedrich, lo que no dice poco de su capacidad didáctica y pedagógica.

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TEXTOS AMIGOS
.....Siempre se ha dicho que los cuentos, tanto de Andersen como de los Hermanos Grimm, poco tienen de relatos para niños, pues a veces es tal la truculencia que en ellos hay que más bien describen una cruda y despiadada realidad que muy poco de bueno dice de la sociedad de los hombres, por lo que necesita decir mucho de la fantasía que en ellos anida para hacer más soportable la crudeza de esta realidad.
.....En esta ocasión, traigo aquí a colación un cuento de este escritor boreal -Hans Christian Andersen- para glosar la pintura de Abildgaard, en parte por pertenecer al mismo ámbito geográfico, y en parte porque  la crudeza de este cuento (que mucho tiene de la miseria en que vivió su autor durante la infancia, y que, reconocido por él, dedicó a su madre) remite al mundo más fantástico, oscuro y torvo que el pintor refleja en sus cuadros. Además, nos acercamos a fechas navideñas, el clima está como está (y no me refiero al tiempo meteorológico) y no es descartable que lo que relata este cuento, pueda suceder no una sino muchas veces a lo largo y ancho de este mundo. 
.....Sí que me gustaría hacer la precisión de que, sintonizando con cómo el autor relata los hechos, y lo que en ellos hay de implícita denuncia, no sintonizo tanto en la apelación piadosa que da para ofrecer consuelo. No, yo creo que no hay consuelo, más allá del proporcionado por la fantasía, por ese recurso a lo subyacente, a la confianza en que lo que es es mucho más de lo que parece, pero que al ponerle nombres y apellidos, filiación religiosa, lo empobrecemos. Si hay consuelo (si es que lo hay), vendrá por un órdago a la grande, enmendando la realidad en su totalidad, tal y como se nos presenta (o se nos quiere representar). El consuelo ha de venir de dentro, si de algún lugar puede venir: de que ampliemos el horizonte de lo aparente y lo extendamos más allá de los confines de lo posible, márgenes siempre abiertos a la fantasía, que no es otra cosa que el recurso del ser humano ante la inevitabilidad del destino.
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LA CERILLERA
Hans Christian Andersen

.....¡Qué frío hacía!; nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de San Silvestre. Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña, descalza y con la cabeza descubierta. Verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¡de qué le sirvieron! Eran unas zapatillas que su madre había llevado últimamente, y a la pequeña le venían tan grandes, que las perdió al cruzar corriendo la calle para librarse de dos coches que venían a toda velocidad. Una de las zapatillas no hubo medio de encontrarla, y la otra se la había puesto un mozalbete, que dijo que la haría servir de cuna el día que tuviese hijos.

.....Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío. En un viejo delantal llevaba un puñado de fósforos, y un paquete en una mano. En todo el santo día nadie le había comprado nada, ni le había dado un mísero chelín; volvíase a su casa hambrienta y medio helada, ¡y parecía tan abatida, la pobrecilla! Los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían el cuello; pero no estaba ella para presumir.

.....En un ángulo que formaban dos casas -una más saliente que la otra-, se sentó en el suelo y se acurrucó hecha un ovillo. Encogía los piececitos todo lo posible, pero el frío la iba invadiendo, y, por otra parte, no se atrevía a volver a casa, pues no había vendido ni un fósforo, ni recogido un triste céntimo. Su padre le pegaría, además de que en casa hacía frío también; sólo los cobijaba el tejado, y el viento entraba por todas partes, pese a la paja y los trapos con que habían procurado tapar las rendijas. Tenía las manitas casi ateridas de frío. ¡Ay, un fósforo la aliviaría seguramente! ¡Si se atreviese a sacar uno solo del manojo, frotarlo contra la pared y calentarse los dedos! Y sacó uno: "¡ritch!." ¡Cómo chispeó y cómo quemaba! Dio una llama clara, cálida, como una lucecita, cuando la resguardó con la mano; una luz maravillosa. Parecióle a la pequeñuela que estaba sentada junto a una gran estufa de hierro, con pies y campana de latón; el fuego ardía magníficamente en su interior, ¡y calentaba tan bien! La niña alargó los pies para calentárselos a su vez, pero se extinguió la llama, se esfumó la estufa, y ella se quedó sentada, con el resto de la consumida cerilla en la mano.

.....Encendió otra, que, al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvió a ésta transparente como si fuese de gasa, y la niña pudo ver el interior de una habitación donde estaba la mesa puesta, cubierta con un blanquísimo mantel y fina porcelana. Un pato asado humeaba deliciosamente, relleno de ciruelas y manzanas. Y lo mejor del caso fue que el pato saltó fuera de la fuente y, anadeando por el suelo con un tenedor y un cuchillo a la espalda, se dirigió hacia la pobre muchachita. Pero en aquel momento se apagó el fósforo, dejando visible tan sólo la gruesa y fría pared.

.....Encendió la niña una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aún más alto y más bonito que el que viera la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante. Millares de velitas, ardían en las ramas verdes, y de éstas colgaban pintadas estampas, semejantes a las que adornaban los escaparates. La pequeña levantó los dos bracitos... y entonces se apagó el fósforo. Todas las lucecitas se remontaron a lo alto, y ella se dio cuenta de que eran las rutilantes estrellas del cielo; una de ellas se desprendió y trazó en el firmamento una larga estela de fuego.

....."Alguien se está muriendo" -pensó la niña, pues su abuela, la única persona que la había querido, pero que estaba muerta ya, le había dicho: -Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.
.....Frotó una nueva cerilla contra la pared; se iluminó el espacio inmediato, y apareció la anciana abuelita, radiante, dulce y cariñosa.

.....- ¡Abuelita! -exclamó la pequeña-. ¡Llévame, contigo! Sé que te irás también cuando se apague el fósforo, del mismo modo que se fueron la estufa, el asado y el árbol de Navidad. Apresuróse a encender los fósforos que le quedaban, afanosa de no perder a su abuela; y los fósforos brillaron con luz más clara que la del pleno día. Nunca la abuelita había sido tan alta y tan hermosa; tomó a la niña en el brazo y, envueltas las dos en un gran resplandor, henchidas de gozo, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña sintiera ya frío, hambre ni miedo. Estaban en la mansión de Dios Nuestro Señor.

.....Pero en el ángulo de la casa, la fría madrugada descubrió a la chiquilla, rojas las mejillas, y la boca sonriente... Muerta, muerta de frío en la última noche del Año Viejo. La primera mañana del Nuevo Año iluminó el pequeño cadáver, sentado, con sus fósforos, un paquetito de los cuales aparecía consumido casi del todo. "¡Quiso calentarse!," dijo la gente. Pero nadie supo las maravillas que había visto, ni el esplendor con que, en compañía de su anciana abuelita, había subido a la gloria del Año Nuevo.

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GALERÍA


Nicolai Albigaard
1743-1809

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David Anointed by Samuel, 1767
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Adrastus Slaying Himself at the Tomb of Atys, 1774-75
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 Standing nude, Rome, 1772-77
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The Wounded Philoctetes, 1775
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The Wounded Philoctetes, 1775
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Nu masculin assis avec le visage en partie couvert par les bras levés
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Chrsitian I Elevates Holstein to a Duchy in 1474, 1778-79
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The Archangel Michael and Satan Disputing about the Body of Moses, C. 1782
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Hamlet, 1778
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Richard III Awakening from his Nightmare, 1787
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 Richard III Before the Battle of Bosworth. From Shakespeare’s Richard III1780-89
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Culmin’s Ghost Appearing Before His Mother, C. 1794
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Nightmare, c 1800
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Nightmare, c 1800
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Audhumla, 1777
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Audhumla, 1777
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Fingal Sees the Ghosts of His Ancestors in the Moonlight, 1782
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Two Young Men confessing to Alexander the Great their Conspiracy, c 1800
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Apollo charging the Parcae to visit Ceres, who as  fled from Earth, 1809
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Ossians Swanengesang, c 1780-82
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Ossian's Swangsong, 1782
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Jupiter Weighing the Fate of Man, 1793
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The Temple of Fortune, 1785
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Catherine the Great departing this Earth, 1796-97
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Bosporus (Allegory), 1790-1800
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Julia y Fulvia, c 1800
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Papirus and His Mother, 1809
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Scenes from 'Niels Klim's Subterranean Journey' by Baron Ludvig Holberg, 1789
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Tryptich Satiric: Allegory of Theology
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Tryptich Satiric: Allegory of Philosophy
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Tryptich Satiric: Allegory of Jurisprudence
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Tryptich Satiric: Allegory of Jurisprudence, 1800
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L'Europe
(Allégorie d’une des quatre époques principales de l’histoire de la culture européenne)
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Allegory over America
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Allegory over Europe
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Allegory over Asia
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Allegory over Africa
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Nemesis, 1790
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Socrates i Faengsel, ca 1784
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Scene de Voltaire's Triumvirate, c 1800
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Diogenes and Alexander the Great, 1784
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Christian III Succouring Denmark, 1781
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...A11
Pamphilus and his servant Davus. From Terence´s Andria, 1802  ///  Simo and his former slave Sosia. From Terence´s Andria, 1803
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The Midwife Taking Leave of the girl from Andros. From Terence´s Andria, 1801
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A10
The Slave Davus and the Maid Mysis. From Terence's Andria, 1804
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Engraving Illustrations from Johannes Ewalds "Adam and Eve"
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Modellzeichnung, 1811
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