Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi –vueltas a lo moderno en una espléndida versión del compositor y pianista minimalista británico Max Richter– han servido de excusa para que Ilya Zhivoi, coreógrafo del Teatro Mariinsky, haya creado una maravilla de danzante música sustanciada en grácil y expresivo movimiento, recreando emociones al compás del significado estacional que ya Vivaldi insuflara en su composición original.
Ekaterina Kondaurova y Roman Belyakov se encargan, de forma sublime, de dar aleve cuerpo protagonista a un elenco de soberbios bailarines del celebérrimo cuerpo de baile petersburgués. Pura belleza danzante, evocadora de arcanos tiempos arcádicos, cuando gráciles ninfas y ágiles faunos encarnaban el más esbelto canon de belleza clásico que los helenos pudieran soñar desde sus apolíneas mentes.
Vivaldi-Richter-Zhivoi-Kondaurova/Belyakov-Mariinsky, son los lados de un poliedro artístico de inconmensurable belleza. Integral armonía fluyendo cual río de notas musicales encarnadas en espléndidos cuerpos expresivos. Torrente de emociones de un lirismo portentoso, donde las cadencias vivaldianas están interpretadas de modo orgánico con una fidelidad intachablemente evocadora e, incluso, seductora.
-o-