viernes, 19 de julio de 2013

Relatos de Julio 2013 (2): Especulaciones (III) - GALERÍA: Gustave Courbet (2)






Especulaciones
 III

El Hombre Lunar
.....Tesis: considero por mí probado que existe un tipo de individuo, a priori perteneciente a la especie humana, que no he dudado en llamar hombre lunar (por extensión, englobo en tal término a ambos sexos, obviamente. Y de aquí en adelante), en base a las singulares características de su constitución, personalidad y actitud ante la vida, el cual, en gran parte, sino en todo, es contrapuesto al que llamo, por contraposición, hombre solar, es decir: el hombre común y corriente, el ser humano convencional.

.....Así como hay diversos planos de la realidad [sic], o, si mejor se quiere, diversas realidades solapadas en esta aparente que conocemos, no una solo indivisa sino varias, quizá infinitas, yuxtapuestas unas a otras, independientes en su decurso, mas de alguna forma conectadas, de la misma manera, digo, no hay una unívoca manifestación (individuo o tipo de individuo) de los seres en cada una de las realidades, sino que cada ser puede encarnarse de una forma variable en cada una de las realidades en las que esté presente; lo que dicho de otro modo vendría a expresar que el ser -cada ser, o monada existencial- perfundiría los diferentes planos de la realidad multiversa, pero manifestándose en cada una de ellas con unas características propias, coherentes con las que rigen y determinan cada una de las realidades existentes. No habiendo así un solo tipo de individuo en cada ser, sino varios, tantos como realidades diferentes, que ocasionalmente puede ser atrapados por una realidad que no se corresponde con la ubicación precisa y adecuada de su ser a la realidad determinada que les es propia.
.....Es en el marco de esta realidad nuestra, la que nos acoge y que reconocemos, la realidad aceptada por todos (mas, sostengo: no única), donde se incluye el tipo que denomino hombre lunar. Y lo denomino así porque, siendo hombre y perteneciendo a la estirpe de los hombres, posee unas características singulares que lo asocian y emparentan especialmente con el ser que llamamos luna, con su luz y su carácter, con su misterio y su influencia. Es posible que este tipo, denominado lunar, no sea sino un transmigrado desde otra realidad que no es la aparente, la nuestra (o convencional para el común de los humanos), sino otra en la que las relaciones entre los seres, tal y como las conocemos en esta realidad, con respecto a ella, estén trastocadas o difieran ostensiblemente.

.....Así, el hombre lunar, por ejemplo, se caracteriza por desarrollar una mayor actividad durante la noche (especialmente dinámica, creativa y extrovertida en periodos de luna llena; y más soterrada, fantástica e incomprensible en los de luna nueva), adoptando por el día una especie de estado letárgico, en el que parece vivir de forma automática, como anuladas sus facultades de autonomía.
.....Está el hombre lunar especialmente predispuesto a la ensoñación. Lo onírico es su patria. Pareciera que ese aspecto taciturno con que a veces se muestra, no fuera sino un ensimismamiento, un estar subsumido en la nostalgia de la realidad de la que procede, del mundo al cual pertenece. Perplejo, no sabe cómo se ha colado en esta, la nuestra, donde predomina lo solar, el fuego, la hoguera, la luz deslumbrante que quema los ojos y las conciencias y que dota de ineludibles sombras a todas las cosas. Él está hecho de y para otra luz, más blanca y menos intensa, una luz pálida y argentina, una luz que revela cuerpos y figuras -pero que no proyecta sombras-, revelándolos nítidos y francos, hechos de noche transfigurada, de sueños donde todo es posible, y donde los límites solares se borran y pierden sentido.
.....Es el hombre lunar, realmente, un transfigurado, su figura parece estar traspasada por la misma luz por la que suspira. Una luz fría, cómplice de la noche y de la espesura, allí donde no llega el sol. Su intensidad es la del reflejo más que la de la radiación, y quizás esto se deba a que en el hombre lunar brilla la luz de otra realidad -aquella a la que pertenece-, al igual que la luz de la luna no es sino reflejo de la del sol. Aun así, si la luz que nos refleja el hombre lunar procede de otra realidad, esto no querría decir otra cosa que estaríamos ante la prueba fehaciente de la multiplicidad del Ser, de la existencia de universos inmersos en otras realidades, y de que los hombres -esos que en contraposición al lunar he denominado solares- cuando imaginan cosas que parecen no existir, cuando recrean ficciones, cuando se creen imbuidos o víctimas de lo fantástico, puede ser que no estén haciendo otra cosa que presentir esas otras realidades, a las cuales esas ficciones, esas fantasías o esas cosas aparentemente inexistentes pertenecen. Quizás la intuición no sea sino eso: una apertura a otras realidades que están aquí, imbricadas de alguna forma a ésta, aunque esa apertura esté como cubierta con alabastro: deja pasar la luz, pero no deja ver con claridad lo que hay al otro lado.


.....Gusta el hombre lunar, en las noches calurosas del verano, pasearse por las playas solitarias, y exponer su cuerpo a la luz de la luna; su piel, extrañamente blanca y satinada, parece entonces destellar con reflejos plateados. Gusta, así mismo, bañarse en las aguas que, negras como el vacío, están revestidas por la luz viva de millones de estrellas. Gusta pasearse sobre el rielar de la luna en las olas, e incluso dicen haberlo visto subir por una escalinata de plata que desde el mar asciende hasta el faro de la noche (semejante a aquella que Jacob soñara, por la que ascendían y descendían criaturas angelicales), quizás, como si éste fuese puerta de acceso (puerta estelar) a la realidad que le es propia.
.....Gusta también el hombre lunar pasearse por campos, bosques y montes, en las noches de luna llena. Dicen que su visión está dotada de una sensibilidad y agudeza desconocidas e inasequibles para el hombre solar (quien, debido al continuo deslumbramiento, estaría incapacitado para ver a la sutil luz de las estrellas; situándose, por tanto, su umbral sensible muy por encima del de aquél, siendo así más grosero, más vasto, más impreciso). Por eso se dice que el hombre lunar es capaz de orientarse en la noche, no por la situación de los astros, sino por esa su -para nosotros- débil luz; aunque también hay quien sostiene que su capacidad de orientación, su visibilidad nocturna (allí donde nosotros, los individuos solares, no alcanzamos a divisar más que oscuridad y aprensión) se debe a un sentido radiestésico, a una especie de escucha activa, capaz de detectar los objetos para nosotros invisibles. Esto también sería una especie de maldición para ellos en nuestra realidad solar, hecha de grandes contrastes y poca sutileza. Por lo que padecerían, pues, como les ocurre a los canes con los ruidos excesivamente agudos o los estrépitos demasiado altisonantes, una cierta incomodidad con nuestro fragoroso vivir de crepitantes llamaradas, de incendiaria y horrísona confusión. Es por eso que se encuentran más cómodos durante la noche, más en su ámbito, el del silencio sonoro de las cosas que son y están sin anunciarse.

.....Físicamente, el hombre lunar, posee una constitución delicada, suelen ser invariablemente delgados y longuilíneos (aunque de forma excepcional se pueda dar el caso de algún incipiente obeso, pero siempre dentro del canon delicado); puede haberlos fibrosos o nervudos, pero nunca hasta el punto de resultar atléticos; ni demasiado grandes, ni menudos en exceso; sus ojos habitualmente presentan tonos claros: grises, verdes o azules, siendo raro el marrón en ellos; su extraordinaria flexibilidad hace que se muevan como si fluyeran. Cada movimiento en ellos, cada gesto, lleva la firma de su origen: la ausencia de gravedad, la ligereza, la liviandad. Sufren, sí, la gravitación que a todos nos aplasta contra el suelo, pero en ellos parece ser menos gravosa, menos irremediable. Sometidos a las leyes de esta realidad (que muy probablemente no sea la suya), en ellos ese sometimiento, lejos de ser fatalista, es contingente, no parecen padecerlo como una carga inevitable, sino como algo azaroso, aleatorio, algo así como una tirada de dados. Es por ello que exteriormente parecen despreocupados o ajenos al devenir de este mundo. Dan la sensación de estar aquí de paso, como de visita. Aunque haciendo honor a la verdad, nada más lejos de la realidad el que se muestren insensibles a lo que aquí acaece: esa su extrema sensibilidad perceptiva y sensorial se extiende así mismo al ámbito emocional, y por ello, todo cuanto viven, lo que a su alrededor sucede, en ellos incide de una forma más intensa, les ocasiona mayor turbación, les mueve más el ánimo. Son extraordinariamente susceptibles a los detalles, y las emociones fuertes, por el contrario, los embotan (lo que les hace parecer fríos ante las desgracias devastadoras). En ocasiones parecen escuchar los pensamientos e intenciones de los demás antes de que éstos los exterioricen. Necesitan pocos datos para crearse una opinión certera y adecuada a los hechos. Están dotados de una gran intuición y poder de penetración. En ellos la lucidez alcanza grados desconocidos entre los hombres solares: son capaces de discernir el polvo de la paja, incluso en plena noche del alma.

.....Pero también, por contra, en el marco de nuestra realidad solar, son frágiles y están aquejados de una extraña debilidad: no parecen hechos para un mundo de groseras apariencias; incapaces para admitir que ésta nuestra realidad solar sea la mejor de las realidades posibles, no pueden adaptarse a un estado de lucha continua, de competencia feroz por alcanzar un estatus o un nivel de vida que para él no tienen sentido, basado en el disfrute de bienes materiales, haciendo depender la felicidad de las cosas que se poseen y de la habilidad con que uno se desempeñe para poseerlas. Se puede asegurar, sin temor a equivocarnos, que en el hombre lunar está extraordinariamente desarrollado el sentido del escrúpulo, de la conciencia inmaterial de la existencia, de la preeminencia de lo ético -o moral en el más noble y menos sectario sentido de la palabra. Tan es así, que prefieren llegar a la indigencia antes que traicionar su forma de ser y de sentir. Si todos los seres humanos -pertenecientes a esta nuestra realidad solar- tienen tendencia al sueño, al anhelo, al deseo, como paso previo a la acción que los conduzca a la satisfacción (es , pues, una actitud ambiciosa), es en el hombre lunar donde este presupuesto a toda acción se convierte en razón central de sus existencia: no sueñan, anhelan o desean para lograr la consecución de una satisfacción (es decir, no son medios para lograr un fin, como en el caso de los hombres solares), sino que es ese mismo soñar, ese mismo anhelar, ese mismo desear, lo que en ellos conforma su satisfacción a medida que se va devanando (es decir: son el fin en sí mismos). Dicen, los que se lo han oído decir -entre ellos, yo mismo- que la satisfacción es la muerte del anhelo y el deseo, que la satisfacción es para individuos limitados, sujetos y reos de la materia, de las percepciones groseras; que quien es capaz de satisfacerse con un sueño, o un deseo, o un anhelo, es porque éstos eran suficientemente insignificantes; que, cuando se está dotado de una refinada sensibilidad, hay más goce y disfrute en el soñar, desear y anhelar, que en el conseguir; ellos parecen pensar que sus sueños, deseos y anhelos deben de ser proporcionales a su capacidad de sentir, y puesto que ésta no parece tener límites, sus sueños, anhelos y deseos tampoco deben de tenerlos. Lo que me reafirma en la tesis de que el hombre lunar no es de este mundo, no pertenece a esta nuestra realidad (que llamo solar), sino que son seres traslocados, aparecidos en nuestro mundo por un fallo recombinatorio en las relaciones inter-reales, en las asignaciones del ser a cada individuo que ha de representarlo en cada una de las realidades posibles. Imagino lo que pueda experimentar un hombre solar en una realidad lunar. Muy posiblemente se comportará como un disminuido sensorial y cognitivo, incapaz de ver lo que todos ven, de oír lo que todos oyen, de sentir y percibir lo que todos sienten y perciben, pero eso sí, dotado de una ausencia de escrúpulos y una dureza de corazón que quizá compensen su desventaja en un tal sutil mundo.

.....Para apoyar y probar esta tesis que nos habla de múltiples realidades, del ser que las penetra a todas, de su diversa manifestación en cada una de ellas, en fin, que dibuja el marco y escenario en el que representar y dar soporte verosímil a la existencia de mi especulación a cerca del hombre lunar, me sirvo del pensamiento y teorías tanto de autores clásicos como de otros más modernos -con especial relevancia del de Spinoza. Así, la teoría del Ser de Parménides, la atomista de Demócrito, las sugerentes de los elementos, el microcosmos y la relación de semejanza de Empédocles, la abstrusa y oscura especulación Cabalística, el valiente pensamiento de Giordano Bruno (sobre todo el desarrollado en sus obras: Del universo infinito y los mundos y Sobre la causa, el principio y el uno), incluso la audaz perspectiva -rayana en el panteísmo- de Meister Eckhart, y, por supuesto, sobre todas, conteniéndolas y estructurándolas a todas, las teorías de Baruch Spinoza, condensadas en su obra Ética demostrada según el orden geométrico.

[A lo que sigue un desarrollo secuencial de conceptos filosóficos tomados de unos y otros, cuyo resultado es un sólido edificio conceptual y posibilista, donde ese hombre lunar goza de tan plausible realidad como quien en ello especula o el lector que, escéptico, lo lee. Yo mismo, sin ir más lejos. ¿Puede ser todo una alegoría? ¿Puede ser una codificada guía de iniciación? Está claro que hay en esta especulación mucho de hermético, si así se quiere ver, mas también hay intuiciones poderosas y audaces que, sin ir más lejos, conectan con lo que hoy conocemos a cerca de la Teoría de Cuerdas, la del Caos Ordenado y la Fractalidad, o los multiversos que ya William James, en 1895, entreviera.]

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GALERÍA


Gustave Courbet
1819-1877

Échantillon 2

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The Bathers, 1857
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The Bathers, 1857
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The Bathers, 1857
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Valley of Ornans, 1858
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View of Ornans and Its Church Steeple, 1858
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Le Dame de Fanckort, 1858
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The German Huntsman, 1859
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The Fox in the Snow, 1860
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The Fox in the Snow, 1860
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The Village Girl with a Goatling, 1860
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Spring, Stags Fighting, 1860
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Woman with Stockings, 1861
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Bouquet of Flowers, 1862
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Sleeping nude Woman, 1862
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The Trellis (Young Woman Arranging Flowers), 1862
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Basquet of Flowers, 1863
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Horse in the Woods, 1863
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Rocks at Mouthier, 1862-62
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Cumbling Rocks, 1864
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Landscape Bald Rock in the Valley of Ornans, 1864
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The Oak of Flagey (Le chêne de Vercingetorix)
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Femme couchée, 1866
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The Sleepers, 1866
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The Sleepers, 1866
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L'Origin du Monde (El Origen del Mundo), 1866
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L'Origin du Monde, 1866
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Woman with parrot, 1866
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The Young Bather, 1866
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The Woman in the Waves (The Bather), 1868
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The Source (Bather at the Source), 1868
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Reclining Nude
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The Source
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Reclining Nude
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Bather Sleeping by a Brook
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Female Nude with a Dog (Portrait of Leontine Renaude)
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martes, 16 de julio de 2013

Relatos de Julio 2013 (2): Especulaciones (II) - GALERÍA: Gustave Courbet (1)





Especulaciones
 II

.....Comenzaré diciéndoles --prosiguió Pietro del'Alba, bajando del estrado y deambulando lentamente de uno a otro lado, al tiempo que gesticulaba de modo enfático con las manos-- que el opúsculo de marras, a modo de justificación, en su primera página, aclaraba el porqué de semejante título y no otro. Para situarles les diré que el sustantivo especulación, como bien conocen, admite dos acepciones, una que tiene que ver con el pensamiento, y otra, más moderna, que incumbe a la esfera de lo comercial. En el tiempo en que la obrita se escribió, esta segunda acepción aún no existía, y, en cuanto a la primera, no tenía exactamente el valor significativo que en el momento presente se le da. Si atendemos al significado literal, el diccionario nos dirá que especulación es es el acto y efecto de especular, por lo que deberemos acudir al verbo para saber sobre qué se actúa y qué efecto se sigue de ese actuar. En cuanto al término especular, vemos que nos vuelve a remitir a dos acepciones, si diferentes en un primer momento, relacionadas en su lejano origen semántico. Por un lado, tenemos la acepción adjetiva "especular", referida al espejo o cosa semejante a él, es lo que en él se refleja, luego una imagen especular, o algo que tiene el atributo especular, es algo reflejado de una imagen original. Por otro lado, la forma verbal especular, como acción o efecto, de la que deriva especulación, incluye las dos acepciones primeramente referidas, es decir: la de meditar, reflexionar o pensar; y la de aplicación comercial, antes mencionada, y que obviaré al no ser de aplicación en nuestro caso. Quedémonos pues con estos dos significados: el de meditar, reflexionar o pensar, por un lado (verbal); y el de imagen reflejada de un original -como en un espejo (adjetiva). Cuando se medita o reflexiona, se hace en base a imágenes mentales de cosas, conceptos y sus relaciones (proyectadas por el mundo sobre el espejo que es el alma), luego el resultado de esa reflexión, de ese teorizar, nos dice Hydrargyros, no es sino una imagen especular de las ideas y cosas que he barajado en mi mente (y que he tomado de las imágenes originales reflejadas en mi alma). De aquí se deduce que -cito del texto manuscrito:

.... "Especulación sería el resultado de reflexionar, pensar, meditar y teorizar sobre imágenes originales proyectadas, desde el mundo, en el espejo de (que es) mi alma y que mi mente reelabora y baraja. El ser humano no tiene capacidad de crear imágenes de la nada, todas le son sugeridas por el mundo (ya sea el mundo material, ya el de las ideas). El ser humano sólo es un receptor que capta y recombina, que reelabora, que juega a crear, cuando lo que verdaderamente hace es descubrir lo ya creado. Todo está en la Naturaleza, pero, estando todo, no lo está de la misma forma, ni lo está en el mismo plano (¡sic!), ni lo está a la vez. Mejor dicho, lo está, pero en potencia, y es de ahí, de esa potencia, de donde lo puede captar (lo toma) el hombre, haciéndole creer que él es el creador, al materializar en acto lo que ha captado en potencia, ya que, como he dicho anteriormente, el alma del ser humano es el espejo donde se refleja constantemente el mundo, o, dicho de otra forma, el espíritu de lo que es y de lo que puede ser."

.....Hasta aquí la cita.
.....O sea que el contenido del texto que tenemos entre nuestras manos son especulaciones de la realidad del mundo, en el sentido de que son imágenes sugeridas al autor por el mundo, que las ha reflejado en su alma. Aquí es nada, caballeros. No dice que sean reflexiones propias o deducciones singulares debidas a su ingenio -producto de sus conocimintos y experiencia-, sino que no hace otra cosa -señala-  que trasladar una realidad (del mundo) a la que él es sensible (la reflejada en su alma, que en este caso también actuaría de negativo fotográfico, que no es por otra parte sino una forma más sofisticada y permanente de registrar una imagen especular), y lo hace, no sólo volcando la imagen especular sugerida, sino -y aquí la segunda acepción del término de marras- intentando explicar y demostrar el porqué de ese reflejo, de esa manifestación especular. ¿Y de qué echa mano para llevar a cabo esa labor probatoria? De los conocimientos disponibles en ese momento: discursivos,  filosóficos, matemáticos y aun físicos; todo un desarrollo epistemológico transversal. Así ese singular personaje abordará las diversas especulaciones que componen el opúsculo, de las que he elegido, como ya he anunciado, tres para ilustrarles convenientemente y hacerles partícipes de un hallazgo, cuanto menos, curioso. El valor intrínseco que se quiera ver en esta obrita (su mayor o menor credibilidad), se lo dejo a cada cual. Yo me limitaré a relatarles estos tres ejemplos y a indicarles, o sugerirles, la posible autoría (por más que encubierta) que se esconde tras el evocador --por hermético-- seudónimo mercurial Hydrargiros.



De la naturaleza de las olas
.....Tesis: sostiene el autor que las olas del mar no son sino reflejos de pensamientos, ideas o imágenes mentales de la Inteligencia Universal, trasunto y correspondencia de todas cuantas se han manifestado, se manifiestan y se manifestarán en las mentes de todos los hombres, pasados, presentes y futuros. Su número tiende al infinito, por cuanto su génesis es dinámica (como las ideas en el pensamiento), generando cada una a la siguiente, y ésta a la que le sigue, así una y otra vez por toda la superficie (y aun en las profundidades) de los diversos océanos. Llegando a la conclusión de que:

  La suma progresiva de todos los pensamientos, ideas o imágenes mentales de la Inteligencia Universal, tienen su correspondiente reflejo en las fluidas e incesantes ondas de los mares, y coincide matemáticamente con el número de pensamientos, ideas e imágenes mentales que constantemente fluyen sin cesar en los cerebros (que no serían sino receptores de esa misma Inteligencia Universal) de los hombres que fueron, son y serán. Esta suma progresiva tiende al infinito (del cual procede, es decir la Inteligencia Universal, El Uno o Dios). Esta tesis puede demostrarse matemáticamente. 
Consciente de lo atrevido de este pensamiento, para su demostración me valgo del cálculo infinitesimal, y de sus derivados: el cálculo integral y el diferencial, ampliándolo con el álgebra relacional cuando así la demostración lo requiriese. Todas estas pruebas matemáticas, relacionadas entre sí de modo secuencial y progresivo, corroborarán lo anunciado en la tesis, llegando a la conclusión de que es imposible determinar que mi demostración -y por consecuente mi tesis- sea refutable (al menos matemáticamente, a la luz de los conocimientos actuales). 

.....Y le siguen una serie de fórmulas matemáticas que desarrollan y prueban la tesis apuntada. Cálculos de superficies oceánicas, lacustres y fluviales (bastante aproximada por cierto a los que hoy en día se disponen), constante de extensión (es decir: cálculo proporcional, a la supeficie del planeta, de la masa de agua existente), acotaciones asumibles para calcular el número aproximado de olas por unidad de superficie y por unidad de tiempo, su desarrollo y su representación Funcional, su tendencia y derivada (al ser una entidad de naturaleza dinámica), cálculo final, que será no un número concreto (imposible de definir por su carácter dinámico y ¿eterno?), sino una fórmula que determine, para un valor o momento dado, un resultado factible y plausible, real. Por otro lado, cálculo del número de ideas o imágenes mentales que una mente sana (incluso una insana) puede tener por unidad de tiempo (atendiendo a simultaneidades posibles, sincronicidades y solapamientos -tal y como sucede con las olas del mar), número aproximado de seres humanos (tanto contemporáneos al autor como un calculo aproximativo de los existidos anteriormente y una audaz aproximación a los que serán en un futuro --también aquí, con una sombrosa precisión a lo que hoy día se conoce), tendencia demográfica futura y hasta variación en el funcionamiento mental en atención a su grado de desarrollo y evolución (¡sorprendente! ¿Cómo se puede calcular la actividad cerebral de un futuro cerebro evolucionado que, el mismo autor cree, ganará en complejidad?), fórmula relacional que determine una constante del proceso y desarrollo del cálculo en un momento o para un valor dado, factible de ser comparado con la fórmula determinada para la otra entidad estudiada. Al final ambas fórmulas desarrollan la misma derivada, y sorprendentemente, a un valor o momento dado, se halla un idéntico resultado (¿¿¿!!!)

 .....Consultado un colega matemático para que examinase dichas fórmulas, desarrollo y resultado (sin decirle a qué correspondían), su contestación ha sido taxativa: un complejo y bien estructurado desarrollo, de impecable y original factura, y no menos exacto resultado. En líneas generales, me ha dicho, se trataba de una argumentación matemática muy original, y que según todas las trazas parecía conducir a un claro presupuesto: la demostración de que dos conjuntos o entidades, aparentemente diferentes, tenían en su desarrollo interno un similar ordenamiento, lo que les hacía ser copartícipes de un insospechado grado de equivalencia. Muy curioso, me dijo el colega matemático, sí muy curioso; quizá expresado de una forma un tanto arcaica, pero impecable. Según lo que se prueba ahí, de forma harto ingeniosa y veraz, éstas dos entidades o conjuntos de diferente naturaleza, parecen seguir un mismo patrón, tanto de génesis numérica, como de interrelación, algo que nosotros conocemos como efecto cascada, en el que cada paso origina el siguiente, pero, a la vez, dentro de la misma matriz, como en el caso de un torrente, en el cual el agua que salta de escalón en escalón es siempre el mismo agua, pero es cada escalón el que la hace precipitarse sobre el siguiente. Por seguir con el simil de la corriente de agua, esta cascada incesante parece querer buscar un  mar que nunca alcanza (tiende al infinito en ambos casos), o mejor dicho, como si la cascada formara parte de ese mar y no pudiera nunca alcanzar el nivel de equilibrio. Muy original, sí señor, mucho, me remachaba el colega, alucinante e increíblemente bien desarrollado. ¿De quién es, o qué significa? fue la pregunta lógica que yo ya esperaba de un matemático curioso. Aún no lo sé, pero espero averiguarlo, respondí, y añadí: ¿alguna sugerencia?. Sin duda se trata de un buen matemático, o físico, uno excelente, a quien me gustaría conocer. No le revelé nada más. Prefería hacer mis propias pesquisas primero, antes de que la comunidad científica supiera nada de mi hallazgo.

.....Allí tenía un documento que afirmaba -y demostraba- que las olas del mar eran un trasunto de la actividad mental del ser pensante, de todos los seres pensantes que en el mundo han sido, son y serán, del océano del pensamiento que emana directamente de la Inteligencia Universal. Que estas olas sobre y bajo la superficie del mar no eran sino imágenes especulares, correspondientes y equivalentes a ideas o imágenes mentales del pensamiento universal fluyendo sin descanso. ¿Quería esto decir que habría una relación entre la dinámica incesante de un cuerpo fluido como el agua de los océanos y la de la actividad cerebral? ¿Una correlación como esas tan queridas por la ciencia hermética, que busca comparar lo infimo con lo inmenso, lo de abajo con lo de arriba, lo de dentro con lo de fuera ? ¿Sería su autor alguien afecto a esta visión de la existencia? Se sabe que en el siglo XVIII aún eran muchos los que, ya científicos, seguían coqueteando con los postulados de Hermes Trismegisto. Quizá no era sino una mera especulación analógica, una inmensa fábula o alegoría de la existencia del ser humano, o un simple ejercicio especulativo con en el que ensayar nuevos modelos matemáticos aplicados a entidades aparentemente concretas que encubrían supuestos más abstractos. El autor, de todas formas, habría de ser alguien con grandes y avanzados conocimientos matemáticos, uno de los varios que en aquel tiempo florecieron (¿un Newton, un Leibniz, Francis Bacon, quizá?).

Tendríamos que avanzar un poco, y leer la proxima especulación, antes de especular, por nuestra parte, con la autoría...

(Continuará)

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GALERÍA


Gustave Courbet
1819-1877

Échantillon 1

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The Forest in autumn, 1841
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The Draughts Players, 1844
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The Hammock, 1844
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The Hammock, 1844
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The Wounded Man, 1844-45
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The Desperate Man, 1843-45
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The Cellist (Self-Portrait), 1847
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Marc Trapadoux is Examining the Book of Prints, 1848
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Peasant Wearing Madras, 1948
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After Dinner at Ornans, 1848
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Portrait of Charles Baudelaire, 1848-49
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Self-Portrait, The Man with a Pipe, 1848-49
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The Stone Breaker, 1849
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The Stone Breakers, 1849
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The Valley of the Loue in Stormy Weather, 1849
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A Burial at Ornans, 1849
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Hector Berlioz, 1850
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The Village Maidens, 1851-52
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The Wrestlers, 1852-53
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The Wrestlers, 1852-53
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The Bathers, 1853
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The Houses of the Chateau D'Ornans, 1853
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La Fileuse endormie, 1853
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The Home Comming, 1854
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The Meeting (Bonjour monsieur Courbet), 1854
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Dressing the Dead Girl, 1854
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Entering the Forest, 1855
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Portrait of a Spanish Lady, 1855
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Rocky Landscape near Flagey, 1855
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The Approuching Storm, 1855
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The Chateau d'Ornans, 1855
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The Peasants of Flagey Returning from the Fair, 1850-1855
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The Wheat Sifters, 1854-55
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The Artist Studyo, 1855
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Dog from Ornans, 1855
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La Bretonnerie in the Department of Indre, 1856
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Woman with Garland, 1856
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Portriat of Madame Jacquet, 1857
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Seacoast (Souvenir of les Cabanes) 1854-57
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The Dead Doe, 1857
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The Quarry, 1857
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Les Demoiselles des bords de la Seine, 1856-57
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