lunes, 9 de agosto de 2010

El Circo de la Mariposa


Todos somos bellos, todos podemos transformar la "fealdad"
en belleza si con ello nos abrimos a la solidaridad
que a todos nos hace más libres, más personas.
Musa de la Rire
(Gracias por la aportación del vídeo)


Decía ayer que The Butterfly Circus (2009, Australia) es un cortometraje de esos que hay que ver. Que en veinte minutos de duración es capaz de impactar en el observador para allí permanecer, en su retina, durante toda una vida. Que una vez visto sin prejuicios, ni dedos apuntando, sin análisis ninguno, hablando directamente al corazón de cada cuál sin intermediarios, sugiriéndole sentidos y emociones particulares -únicas-, yo expondría aquí mi particular visión, mis impresiones, mis sugerencias. Y que, también, haría una análisis comparativo con otra película que en su momento tuvo una fría acogida, cuando no horrorizada crítica: Freaks. En esas estamos; a esas vamos...

Nos dice Musa en su comentario:

"En una sociedad como en la que vivimos hoy en día ¿Qué hacen realizando cortos como esté?" -y asevera: "Vivimos para la 'belleza' y todo se esculpa si te empeñas en ello hasta la tiranía impuesta". Y tiene razón: el culto al cuerpo es uno de los ídolos al que se adora constantemente desde los medios de comunicación; es el santo y seña de nuestra época: cuerpos yogurines y figuras impecables, moda para vestirlos y joyas y perfumes para adornarlos; es, todos lo sabemos, producto de una sociedad desarrollada (¿?) volcada al consumo... de vanidades.

Pero más adelante nos sigue diciendo Musa: "¿qué de bello puede tener este corto? Porque la mayoría se espantará de los 'caprichos' que la naturaleza otorga al ser humano; hoy, que hasta una cana puede ser el mayor de los delitos. Muchos, al verlo, dirán esa frase lapidaria, y que me lapida: ¡pobrecito, qué pena!. Y en esta observación está todo el meollo de la película, de esta y de la que después citaré, Freaks. ¿Cómo transformar una sensación repulsiva, horrorizada, conmiserativa -en el mejor de los casos- en una sensación bella?, y ella misma lo resuelve a la recíproca cuando añade: " Y va a ser que el espanto es todo cuanto nos hemos creado alrededor: las falsas necesidades, las falsas bellezas,... el horror espantoso de la tiranía al diferente. ¡Cuánto espanto! ¡Cuánta ceguera!. Es un alma atormentada, la que así habla, al sentir tal inversión de valores, al sentir que el ser humano ha equivocado el norte.

Por eso nos conmueven estas películas, por eso, aprovechando la intimidad del salón de casa, la oscuridad de la sala de cine, el visionado individual ante la pantalla del ordenador -todo ello al abrigo de las miradas de los demás, del contrasentido común-, nos permitimos la emoción, la conmoción, la humedad en los ojos, el erizamiento del vello, le frison que recorre la espalda como una onda expansiva de un sentimiento escapado del pecho, recluso, necesario, humano, pero reprimido. ¿Cuento de Navidad? Puede ser, pero válido todo el año porque es intemporal, no sujeto a situaciones excepcionales; la situación excepcional es la propia propuesta, su propia trama y contenido, su mensaje imperecedero.

Y concluyendo con el hermoso alegato de Musa, esta pregunta que lleva implícita la respuesta: " La transformación, la metamorfosis de la larva en mariposa de color que vuela en cualquier atardecer, libre: ¿Será eso la Belleza? ¿Cuántas cosas nos atan para no comprenderlo? ". El Circo de la mariposa, el hombre pupa que vive como atracción de feria como un gusano-hombre, y que por arte de solidaridad, de amor, de esfuerzo, de afán de superación, de alegría, de perdón, de esperanza... muta, se transforma en mariposa de bellos colores, vuela, se hace libre y contagia esa su posibilidad -su excepcionalidad- en opción para el resignado: toda la carga significativa de la película reside en ese instante en que la recién metamorfoseada mariposa es visitada por un pobre niño minusválido, cojo y con muletas, quien, a la vista de la madre, agradecida y emocionada, se funde en un abrazo con él, con este hombre transmutado, ciñendo el cuerpo sin extremidades, pero con gran corazón irradiando esperanza -esa leve inclinación de cabeza que abraza más que mil brazos- y absorbiendo a su vez todo el amor del mundo.

El film fue premiado en el Doorpost Film Project, en 2009, por los valores implícitos en sus contenidos: Esperanza, Perdón, Humildad, Alegría, Libertad, Redención; a los que yo añadiría los de Belleza e Ilusión.
Film espléndido y superlativo, flor sorprendente en un mundo gris de propuestas previsibles y falsamente espectaculares.



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FREAKS (La Parada de los Monstruos)

No he podido resistir establecer un leve comentario/análisis con una película que cualquier cinéfilo relacionaría inmediatamente con esta maravillosa The Butterfly Circus (TBC), y esta no es otra que la en su día pretendida película de terror: Freaks, la Parada de los Monstruos, Todd Browning, 1932.
Como en TBC, la acción de Freaks se desarrolla en un circo, pero tanto la historia, como el clima, como el tratameinto dado a los fenómenos/monstruos ni es tan amable, ni tan esperanzadora, ni tan didáctica. Freaks surgió como un proyecto de película de terror que poco a poco se diluyó en las manos de un talentoso y atormentado Todd Browning para crear una obra personalísima que le daría a la Metro una obra maestra de culto y un fiasco comercial (pues apenas recaudó la mitad de lo que costó). Película controvertida y poco distribuída que acabaría en los anaqueles de la cinematográfica durante treinta años hasta que fue redescubierta en los festivales de cine europeos.

Uvds mismos pueden comparar, establecer semejanzas y diferencias, simplemente con observar este resumen de las escenas de esta Parada de seres fenomenales que acabarán convirtiendo la pantalla en un escenario de terror en el último tercio del film, cuando el código de honor no escrito de los mostruos se debe de aplicar para castigar a quienes, bellos y normales, lo han contravenido haciendo daño a uno de ellos... Entonces sí, el horror se presenta con toda su más horripilante apariencia... una pesadilla surgida de lo numinoso: la risa, la curiosidad, se transformarán en desasosiego y terror, hasta que al final, la bella convertida en otro ser más, deformado, será uno más de esta Parada de pesadilla.
Entrañable, curiosa, imprescindible. Muchas son las coincidencias formales con TBC, pocas las del ambiente emocional que recrean y los mensajes que cada una envía.

Quedémonos con TBC para hacer más soportable nuestra vida de todos los días y recordemos Freaks para disponer de una imagen muy ilustrativa de lo que puede ser realmente esta vida.
Como siempre, un placer.


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