domingo, 8 de febrero de 2015

El Eterno Femenino en la Escultura (IV) - GALERÍA: Escultura s. XIX-XX. Italia (1)





El Eterno Femenino en la Escultura
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Reflexiones esculturales
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Reflexión 2: La Presentación del hecho Escultórico

(II)

La cuestión del Estilo

.....Siempre hay un cierto condicionamiento del artista por el espíritu de su época. Realmente todo creador es, estilísticamente, hijo de su tiempo; aunque por definición —y ley de vida— también todo creador pretenderá siempre ir un paso más allá e innovar para ser padre de la próxima época. Uno nace y se cría inmerso en un entorno determinado, donde el arte tiene una expresión acorde a las necesidades de quien lo promueve, esto es una realidad demostrada a través de la historia. 
.....Pero ¿qué es el estilo? ¿cuáles son sus fundamentos? ¿por qué un tiempo es más proclive a una determinada estética y no a otra? Siempre hubo artistas incomprendidos, adelantados a su tiempo, o incomprensiblemente trasnochados que quisieron creer que su personalidad poseía el suficiente valor intrínseco como para revitalizar lo periclitado y abrir nuevas sendas al arte. A veces el estilo está ligado a una evolución técnica o tecnológica, o sociológica, o cultural, o religiosa. Como ya apunté más arriba, el artista se debe no sólo a su inspiración o personalidad, sino, sobre todo, a las necesidades del momento. El artista tenderá a crear sobre aquello que se demande, atendiendo al gusto imperante en su tiempo. De esta forma geniales artistas, en todas las épocas, han sido olvidados o dejados de lado, simplemente porque la moda ha cambiado periódicamente. El ser humano tiene, entre otras peculiaridades, la de necesitar cambiar continuamente. Necesita el cambio para sentirse estimulado. Una vez que lo nuevo llega a formar parte de lo habitual, y lo sorprendente se trivializa, el hombre, el artista que hay en él, sentirá la necesidad de dar otra vuelta de tuerca al estilo, a la expresión, a la presentación. Y esto es así en la escultura como en todas las demás artes. 

.....Vemos que la historia del arte suele estar jalonada, demarcada, clasificada, u ordenada, en definitiva, por los sucesivos movimientos estilísticos, y así: clasicismo, románico, gótico, renacimiento, manierismo, barroco, rococó, neoclasicismo, academismo, y los más modernos: romanticismo, realismo, impresionismo, simbolismo, surrealismo, abstracción,... etc. Todos estos estilos, y otros que no he nombrad,o bien sean ramificaciones de ellos o expresiones singulares sin ascendencia definida, respondían a esas necesidades que confluyen en eso que se llama El Espíritu de su Tiempo, que no es otra cosa sino la suma de una diversidad de variables inherentes a la evolución de la especie humana en un momento determinado, siempre en constante adaptación al entorno que lo rodea y contiene.
.....El estilo está unido, por un lado, al conocimiento de toda una cultura en un momento dado, pero, por otro, a la sensibilidad y genio de las individualidades que la conforman. El genio no crea sobre la nada, sino sobre lo ya conocido, y, a partir de esto conocido, innovando, abriendo ventanas y puertas a lo nuevo, en una progresión incesante, pero que a veces revisita y hace homenajes al pasado (caso del neoclasicismo; del postimpresionismo o del tardo romanticismo).
.....¿Cómo influye esto en la escultura, un arte por definición —y por objeto de su razón de ser: la representación de lo real en tres dimensiones—  menos proclive al cambio y la variación, por su menor dependencia de lo abstracto? Al fin y al cabo el cuerpo humano es el que es y los objetos son los que son. Es más admisible que en un entorno virtual, figurado e irreal como es la representación pictórica de una escena tridimensional en dos dimensiones, puedan admitirse ciertas licencias estilísticas, con su tremenda diversidad (individualización), que en la escultura, donde el contraste con lo real, desde lo mimético de lo real, puede ser más chocante y más difícilmente asimilado/admitido.

.....Hubo de esperarse a la tremenda eclosión del siglo XX para encontrar una verdadera revolución en la escultura, y ésta vino de la mano del plasticismo abstracto, el neo plasticismo, el conceptualismo, el minimalismo, el hiperrealismo o la posmodernidad, por citar algunos ejemplos de la libertad sin fronteras que en el universo del arte supuso el pasado siglo.
.....Ateniéndome a un punto de vista fundamentalmente particular y subjetivo, no obstante todas estas divisiones estilísticas, desde la perspectiva del simple observador aficionado, podría establecer, en cuanto al figurativismo se refiere y su representación del Eterno Femenino, la siguiente ordenación:

– Naturalismo.- Donde incluyo al clasicismo, al neoclasicismo y al academicismo, que son, los tres, vástagos del miso tronco, que yo ubico en la representación más o menos fidedigna de lo natural (a veces con un gran componente de idealización). En esta familia de estilos nos encontramos, en lo tocante a la representación del cuerpo humano y los objetos relacionados con él (o con su historia), con un alto grado de mimesis, cuya única enmienda o salvedad es esa tendencia a idealizar lo natural, puliendo o devastando los posibles defectos que no contribuyan al resultado final buscado que siempre será la belleza en atención a unos cánones casi invariables a través de los tiempos.
– Estilización, síntesis formal.- Aquí englobaríamos estilos como el bizantino, el románico y el gótico (y sus secuelas modernas, por supuesto, como ciertas veleidades del Art Nouveau o Art Deco, o la longilínea singularidad de un Giacometti). Las formas no se adecuan miméticamente a la realidad sino que sufren una transformación, bien una estilización y economía en los rasgos, bien un hieratismo alejado así mismo de lo real.
– Barroquismo.- Y aquí incluyo tanto el revulsivo primigenio renacentista como el manierismo, así como a sus secuelas rococós, platerescas y churriguerescas. Si cercano, desde el punto de vista figurativo, al clasicismo, pues, de hecho, es una vuelta al pasado formal de la escultura griega, sobre todo, se aleja de éste en que ahora la representación busca no la idealización de lo natural sino el efectismo, ya sea en las composiciones, ya en las figuras, a las que se somete a complejos tratamientos gestuales (escorzos, espirales, balanceos, equilibrios inverosímiles). Se busca no sólo imitar lo real, sino abarcar más realidad de la aparente, y para ello se intenta que las figuras sugieran más de lo que la simple acción demande. Ya no se trata de conmover desde la perfección formal de lo natural, sino desde una ampliación de la significación de lo representado.
– Impresionismo.- Las formas fuerzan aquí lo natural, conllevan cierto barroquismo, pero aparecen como irresueltas, sin acabar (parte de la obra de Rodin y Camille Claudel), dejando en el aire su finalización, dejándola en el aire que media entre la forma esculpida y el observador, claro. Participando del boceto clásico y de una expresión barroca se busca, ante todo, impresionar al observador, conmoverlo y turbarlo desde esa modelo expresivo que exige la colaboración intelectual del observador, y de su bagaje cultural, y de su sensibilidad desinhibida.

.....Entre estos cuatro grandes grupos estilísticos, creo yo, se mueve la representación escultórica del Eterno Femenino. A veces, formalmente, en estado puro, y a veces en una determinada proporción de  cada uno de ellos. Se puede de esta forma contemplar una escultura en base a estas referencias: si es más o menos naturalista, clásica o barroca; si presenta más o menos carácter impresionista o si hay una estilización o hieratismo en sus líneas.
.....El afán cartesiano occidental y el deseo de ordenamiento que a todo crítico del arte anima es el que nos lleva a "colocar" una obra en su ámbito concreto, y a conocer cómo era ese ámbito y cuáles las características socio-culturales que imperaban cuando esa obra se ejecutó de esa concreta manera. El estilo nos alumbra claves de la obra escultórica, y a su luz es más sencillo comprender, tanto la carga significativa de la misma, como del mismo carácter de su creador. La contemplación y el disfrute que conlleva, de esta manera, se enriquece, se completa, ahonda en sus raíces: en el puro acto creador, en el hecho artístico por excelencia: la necesidad de recrear belleza buscando satisfacer un ansia de eternidad a la que aspira la ilimitada conciencia del ser humano.


En cuanto a la adecuación a la Realidad

.....Básicamente, toda obra de arte, y por ende, toda escultura, puede ser contemplada en realción a su acercamiento o lejanía con la realidad que pretende representar. Si ésta es una realidad material (hecho o personaje histórico, o perteneciente a una leyenda o mitología más o menos concreta y cerrada, explicitada), la cuestión es meridianamente clara, y hablaríamos de un realismo formal; no así si el hecho escultórico se refiere a una representación imaginaria o ficticia, léase surgida de una concepción abstracta o intelectual (es el caso de las alegorías o encarnación de actitudes humanas y manifestaciones conceptuales), con lo que estaríamos hablando de una fantasía
– Realismo.- Todo aquello que nos remite a formas más o menos cercanas a las reales, las que nos rodean en nuestra vida cotidiana, ya sean individuos o seres orgánicos, ya se trate de objetos y cosas inanimadas, es decir, formas materiales reconocibles y asimilables a las de nuestra cotidianeidad, tendrán, en el sentido formal del término, su fundamento en lo real, y podrán denominarse realistas, sea cual sea su estilo o su escenografía compositiva, o se atenga a tal o cual modo expresivo.
– Fantasía.- Toda aquella forma escultórica cuya adecuación a una realidad objetiva es cuestionable, pues depende del punto de vista del creador y su singular modelo de representación. Difícil de calibrar su adecuación a una realidad que suele ser imaginaria, aquí cada cual puede poseer una determinada concepción sobre la misma, y la alusión a su mayor o menor adecuación a la idea preconcebida que todos y cada uno tenemos en nuestro magín sobre una alegoría, símbolo, signo o imagen, será eminentemente subjetiva. En lo que todos estarán de acuerdo es que como el motivo es imaginario, procedente de la fantasía y/o encarnación de una idea o concepto intelectivo —no material—, será difícil determinar el realismo de la representación, y, en todo caso, ello dependerá de su cercanía o alejamiento de esa nuestra idea preconcebida.

.....Con esta reflexión sobre la adecuación a la realidad completaríamos un mapa crítico para poder descifrar, sea de manera somera, las claves que toda escultura conlleva, para, de este modo, poderla disfrutar con mayor profundidad o conocimiento de causa. De una escultura eminentemente fantástica diremos que lo es porque representa un personaje, hecho, símbolo o concepto que no tiene correlato con la realidad material que conocemos o, en todo caso, que su reino es el de las ideas, un reino inmaterial de conjetura y especulación. En cambio una escultura realista siempre nos remite a una realidad reconocible, aunque sea en su más sublime versión (idealización)




Retratos escultóricos del Eterno Femenino

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La Mujer de Yeso

.....Victoria es una de esas chicas (pues aunque haya cumplido ya los treinta sigue teniendo el carácter jovial y despreocupado de una incipiente veinteañera) que uno apostaría para tener como amiga. Siempre de buen humor —que no especialmente graciosa—, siempre amable, condescendiente, tolerante, que sabe escuchar y adecuarse a las circunstancias... Es, básicamente, una mujer con gran capacidad de adaptación; por eso se la rifan, desde que acabó sus estudios de Comercio y RR PP, todas las empresas del ramo. Como también se la han rifado, desde su más tierna infancia, tanto compañeros de colegio como amigos del barrio, y, cuando de adolescente, también los pretendientes. Tenía encanto y era divertida, qué importaba que su cuerpo no fuese especialmente agraciado o que su rostro poseyera la gracia justa: su carácter compensaba con creces la ausencia de un cuerpo despampanante o una cara angelical. Era de esa personas que sabe imprimir a todo su ser el sello inconfundible de un amor a la vida fundado, no en un sentimiento estético de extracción elitista, sino en el disfrute sin complejos de lo dado, con total aceptación.

.....Más que conformista, era adaptable; más que carecer de personalidad, la característica de la suya era la de ser maleable y/o moldeable: como un fluido, era capaz de adaptarse al continente en el cual se hallase. Su capacidad para la empatía era tal que a veces asustaba la impresión que uno tenía de que te estuviera leyendo las intenciones o sintiendo tu propio sentir. Le resultaba fácil ganarse a todo el mundo. No se le conocían enemigos, mas allá de las envidias propias de quien no es capaz de aceptar que alguien disfrute, aparentemente sin esfuerzo, del beneplácito de la gente que a él se le niega (algo, por otra parte, común a todo hijo de vecino). En resumidas cuentas Victoria era un tesoro, si no de perlas y gemas y oro, sí de amistad y de ternura y de alegría de vivir. En su presencia uno se sentía rico, porque uno no sentía la necesidad de nada más: bastaba su compañía para deshacer toda angustia vital, toda preocupación (para ella no había problemas irresolubles, sino rigidez en su afrontamiento: "hay que saber amoldarse", decía, sin atisbo de sumisión, con esa sonrisa que era capaz de derrotar al más adusto de los contratiempos). Y lo mejor de todo, era que ella era un ejemplo viviente de lo que predicaba (no desde el púlpito, al que nunca osó subirse, sino desde la cercanía del compañero, la complicidad del colega, la intimidad del amigo o la postura responsable y honesta del ciudadano comprometido con su tiempo).

.....Victoria nunca tuvo problemas para encontrar trabajo, sí para decidirse por la mejor opción, aquella que mejor conectara con su ser natural, y que, por tanto, contuviera grandes dosis de tolerancia, respeto y honestidad. Tolerancia para comprender las intenciones ajenas y soportar las injurias sobrevenidas; respeto para todo el que a ella se acercara, admitiendo y adecuándose a su idiosincrasia; honestidad a machamartillo en su palabra y en sus obras. Los colegas se admiraban de que, cuando ocasionalmente realizó labores comerciales, obtuviera los mejores resultados y lograra el mayor índice de ventas, sin utilizar los típicos recursos del vendedor taimado, envolvente y retorcido. Ella iba siempre de cara, desplegaba todo su amplio arsenal de encantos actitudinales, y cobraba pieza sí o sí. Tenerla a ella de competidora, allí donde los precios no fueran arma infranqueable, era admitir una derrota de antemano. Sabía adaptarse a todo tipo de clientes, porque conocía, mejor que nadie, de qué está hecha el alma humana, y actuaba en consecuencia. Dejaba que la modelaran a su gusto, siempre colocando en la boca y en la mente de su interlocutor las palabras y las ideas que éste deseaba decir o tener. Esto que pudiera parecer una concesión a la despersonalización, lo que en realidad suponía, era la constatación de una rica personalidad, segura de sí misma y sin atisbos de engreimiento o vanagloria, sin la rigidez o el egoísmo más habitual entre los mortales. Se decía de ella, medio en broma, medio en serio, que era oro puro, no por su alto valor (que también), sino porque era tan dúctil como aquél, capaz de estirarse y estirarse, y adaptarse a cualquier forma. 

.....Acabaría casándose, tarde, con un geólogo que iba para soltero si Victoria no se hubiera cruzado en su camino. Él tenía cuarenta y cinco años cuando la conoció en Perú, mientras hacía unas prospecciones, en colaboración con el Departamento Arqueológico Nacional, de los valles anexos al Machu Pichu. Ella, que contaba treinta y cinco, estaba allí de vacaciones. Su primera conversación versó sobre su mutuo amor por la dureza de la piedra y su utilización como vehículo cultural por el hombre. En la piedra, se decían, estaba la inmortalidad. Allí, encerrada en sus rígidas y estables moléculas, el tiempo parecía no transcurrir. La erosión no sería, desde su singular y coincidente punto de vista, sino una sublimación de su pétreo ser, desparramándose y disolviéndose en el todo, para convertirse en éter, en planta, en insecto o en agua. Ella, tan adaptable, tan dúctil, tan maleable, ay, suspiraba —siempre en secreto lo hizo— por la perdurabilidad de la piedra. 
.....Tuvo un hijo, ya rozando los cuarenta, al que inscribió en el registro civil como Miguel Ángel Lorenzo Antonio Augusto (para que él mismo eligiera —como apuntaba Victoria— cuando tuviera uso de razón, el que más le convenía o le gustara). El geólogo, su marido, fue el hombre más envidiado entre las antiguas amistades de ambos. Y no había más que mirarle a la cara (a medio camino entre la del beatífico y la del fauno) para saber que la felicidad era el estado natural de su existencia.




GALERÍA

EL ETERNO FEMENINO EN LA ESCULTURA
Último tercio del siglo XIX y primero del XX

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ITALIA (1)
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GIOVANNI MARIA BENZONI
1809-1873

Diana, 1858. Worcester Art Museum
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Diana, 1858. Hermitage
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Flight from Pompeii, 1873
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Zephyr dancing with Flora


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Amore e Psyque
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The Veiled Rebecca, 1864
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The Veiled Rebecca, 1864
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The Veiled Rebecca, 1864
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Hope
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Hope
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Boy laying with Two Spaniel, 1867
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Young Girl and her Dog, 1855
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L'Innocenza Defetta dalla Fedetta, 1852 (MET)
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L'Innocenza Defetta dalla Fedetta, 1852
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L'Innocenza Defetta dalla Fedetta, 1852




FERDINANDO VICHI
1875-1945
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Sea Nymph
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La Fata
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La Fata
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Danse of the Peacock
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Psyche
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Female Figure (after F. Vichi)
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Female Figurer (side and back views)
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Nymph
(alabaster)
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The artist and his model
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RAFFAELLO ROMANELLI
1856-1928
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Woodland Nymph
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Sulamitide


Sulamitide
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Sulamitide
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Acquaiola
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Esmeralda (attributed)
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ANTONIO FRILLI
(¿?-1902)
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Aurora
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La Nascità di Venere (The Birth of Venus)
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The Three Graces
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The Three Graces (detail)
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The Heroine Suzanne (Susannah after the Bath)
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Bust of Young Woman (gilded bronze and alabaster)
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Bust of a Woman draped of garlans of flowers (marble)
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Bust of Young Woman
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Nude in a Hammock
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Click screen to close
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CESARE LAPINI
1848-1888/1898
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Flora and Child
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Cesare Lapini (Italian, 1848 - 1893) | Figure of Flora. Measurements: 37.00 in. (93.98 cm.) (height)
Flora
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Nymph entwined in rosebush
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Fior del Pensiero
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Fior del Pensiero
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Fior del Pensiero (detail)
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After the Bath 2
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Sorpresa, 1887
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Sorpresa




PIETRO TENERANI
1789-1869
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Psyche Svenuta (Psiqué Desvanecida) (left side)
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Psyche Svenuta (Psiqué Desvanecida) (right side)
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Psyche Svenuta (Psiqué Desvanecida) (front-left view)
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Psyche Svenuta (Psiqué Desvanecida) (front detail)
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Psyche Svenuta (Psiqué Desvanecida) (left side detail)
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Psyche Svenuta (Psiqué Desvanecida) (left side detail)
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Psyche Svenuta (Psiqué Desvanecida) (left side detail)
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Psyche abandoned
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Psiche abbandonata
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Psyche abandoned
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Flora
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Flora
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Flora
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Flora
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Flora (detail: Head)
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Cupid pulling a thorn out of Venus's foot
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Cupid pulling a thorn out of Venus's foot (front view)
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Cupid pulling a thorn out of Venus's foot (right view)
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Cupid pulling a thorn out of Venus's foot (left view)
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Pietro Tenerani - Psiche, età imperiale, Musei Capitolini, Palazzo Nuovo, Roma
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RAFFAELE MONTI

1818-1881
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The Sleep of Sorrow and the Dream of Joy. 1861. Raffaele Monti
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The Sleep of Sorrow and the Dream of Joy. 1861. Raffaele Monti
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The Sleep of Sorrow and the Dream of Joy. 1861. Raffaele Monti (detail)
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The Veiled Vestal
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The veiled Vestal
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The veiled Vestal
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The veiled Vestal (detail)
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The veiled Vestal (detail)
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Motherhood
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Angelica and Medoro, The Learner
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ALFONSO BALZICO
1825-1901
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Cleopatra
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La Sposa dei Cantici
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