miércoles, 16 de noviembre de 2011

Susana: La Hija de los Lirios (4)




Surcan los poderosos mitos, las sugestivas leyendas, las fábulas aleccionadoras,
el océano del tiempo, con las velas henchidas y las proas incisivas,
hendiendo el transcurrir de las épocas, transportando
su valioso cargamento de significación
para enriquecer la cultura.


Post 4

Estudio Iconográfico:
Cuantitativo: Distribución de obras por épocas y estilos. El autor y las versiones.
Cualitativo: a) La Figura de Susana. b) La Figura de los Viejos. c) El Marco
Iconografía: Obras comprendidas entre 1820 y la actualidad. 27 obras.
Música para Susana:
G.B. Pergolesi: Stabat Mater; Jordi Savall: El jorn del judizi. El canto de la Sibila
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Con la presente entrada, cuarta de la serie, se completa el panorama que sobre la Historia de Susana estamos llevando a cabo. (Pasaje bíblico incluido al final del Libro de Daniel, considerado como deuterocanónico, es decir, no de inspiración divina, pero sí de naturaleza edificante). He cambiado el orden expositivo en un principio consignado (adelantando al post 3 el Poema que figuraba en el 4; y trasladando al 4 el Estudio Iconográfico, que figuraba en el 3) por un motivo meramente lógico: si se ha de llevar a cabo un Estudio Iconográfico en base a la integridad de las obras aquí expuestas, preciso es que se conozcan todas, a mano se tengan, y se pueda, así, seguir los términos de lo que en este Estudio se diga.
Con la totalidad de las imágenes expuestas (112 cuadros, más las representaciones añadidas en los apéndices), puedo moverme por ellas con la seguridad de estar visitando espacios pictóricos que por todos pueden ser transitados, pudiéndose, así, cotejar datos y apreciaciones, pasear por esta selva ilustrada, ordenada y reordenada bajo diversos criterios, y realizar un entretenido y didáctico viaje de descubrimiento por un paisaje, ya, reconocible.
Un estudio de este tenor no se ha abordado nunca antes (que yo haya podido constatar), ni en la forma ni en el fondo; es decir, ni cuantitativa ni cualitativamente. La utilidad del mismo es lo de menos: dejémoslo en que será un a modo de ejercicio de estilo, una especie de diseño de una isla del tesoro cuyas joyas son la expresión artística que a lo largo de las épocas ha tenido un mismo hilo conductor: La Historia de Susana, y la influencia que ello haya podido tener. Sé que no es exhaustivo, no puede serlo: no están todas las reproducciones que del tema se hayan hecho, pero me atrevería a asegurar que sí está la mayor parte de las más representativas. Llegados a este punto, una cosa sí podemos constatar, y es que estamos ante uno de los motivos más reiterados de la historia del arte. En lo que sigue quizás encontremos las claves del porqué.
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ESTUDIO ICONOGRÁFICO

El presente estudio, que tiene como base las diversas representaciones de la Historia de Susana aquí referidas, está estructurado como un árbol, tiene raíces y tiene ramas, crecerá hacia arriba y hacia abajo: hacia abajo, detrminando su número y distribución, buscando la sustancia nutritiva que alimentará tronco, ramas, hojas, flores y frutos; hacia arriba, buscará la luz del conocimiento, su manifestación, su apreciación y reconocimiento, la reacción vital esencial que le permitirá crecer metabolizando la sustancia nutricia y procurando su reproducción, su pervivencia.
Raíces, pues, y ramas. Aleatoriamente, he asociado el sistema radicular al análisis cuantitativo y las ramificaciones aéreas al cualitativo. Podría haberlo hecho al revés -daría razones de igual valor-, pero el afán necesariamente gravitatorio de comenzar a construir por abajo, es decir, por los cimientos que nos permitirán, después, elevar el edificio sobre ellos (pues que sobre ellos se volverá una y otra vez a lo largo del estudio) es lo que me lleva a establecer esta analogía.

En el Estudio Cuantitativo se hará un cómputo de desglose y distribución de la obras referidas en orden a:
a) La obras y los autores: nº de obras y de autores, sus versiones.
b) Temporal:
b.1. su ubicación en el tiempo,
b.2. su ubicación en el orden pictórico correspondiente,
c) Formal y espacial:
c.1. las diversas versiones del tema atendiendo al contenido: los protagonistas,
c.2. las diversas versiones del mismo autor sobre el tema: intenciones y pretensiones,

En el Estudio Cualitativo, en cambio, se efectuará un análisis de lo representado, del contenido, tomando como referencia:
d) La figura de Susana: actitud y representación,
e) La figura de los viejos: actitud y representación
f) El Marco: la escenificación, el ámbito recreado.


Estudio Cuantitativo

a) La obras y los autores: nº de obras y de autores, sus versiones.

- Número de cuadros: 112 (P1 = 27; P2 = 29; P3 = 29, P4 = 27).
- Reproducciones complementarias (apéndices): 52 (P1 = 15; P2 = 18; P4 = 19).
- Número de autores (cuadros): 80 conocidos, 2 atribuidos (estudio), 4 anónimos. De los cuales, 17 tiene más de una versión (uno, 5; dos, 4; dos, 3; doce, 2).
- Número de autores Reproducciones Complementarias: 27 conocidos, el resto anónimos o colectivos.

b) Temporal:

b.1. su ubicación en el tiempo.
De los 112 cuadros, tomando como referencia el año de nacimiento del autor, el reparto por siglos y estilos es el siguiente:
- Reparto por siglos: s XV = 5; s XVI = 51; s XVII = 22; s XVIII = 3; s XIX = 21; s XX = 10.

b.2. su ubicación en el orden pictórico correspondiente:
- Renacimiento (hasta 1520, aproximadamente) = 9 (hasta Jan Sanders (7), inclusive; más la época temprana de Tintoretto (18))
- Manierismo (1520 - 1580) = 20 (hasta Goltzius (31) o Reni (34)).
- Barroco (1580-1750) = 45 (hasta Tiepolo (76)).
- Rococó (1720-1750) = 4
- Romanticismo (finales del s XVIII-1ª mitad del s XIX) = 8
- Impresionismo, Expresionismo (2ª mitad del s XIX) = 3
- Naturalismo, Realismo (2ª mitad s XIX) = 2
- Realismo Académico (2ª mitad s XIX) = 4
- Simbolismo (2ª mitad s XIX) = 3
- Art Déco (1º tercio s XX) = 1
- Surrealismo ( 1º tercio s XX) = 1
- Realismo contemporáneo (s XX) = 2
- Figurativismo (s XX) = 1
- Otros movimientos contemporáneos = 9
- Además, en las Reproducciones Complementarias, encontramos: libros miniados de los s XIII al XV, objetos suntuarios de los s XV al XVIII, y medallas y esculturas de lo s XVI al XX.

Conclusión: la más clara es que, aún siendo un tema recurrente, es en el renacimiento y, sobre todo, en el Manierismo y Barroco (más de la mitad del total se dan en estos periodos), con un repunte en el periodo romántico, cuando más se reproduce. Si bien, como veremos más adelante, la intención de los autores irá variando a medida que nos acercamos a la actualidad, desposeyendo casi totalmente al tema de su sentido original (edificante, moralizante) para representar, ante todo, su vertiente voyeurista, psicológica o meramente estética.

c) Formal y espacial:

c.1. Las diversas versiones del tema atendiendo al contenido. Los protagonistas:
En este apartado vamos a utilizar el criterio "protagonista", es decir, vamos a considerar una distribución de las obras por el modo en que se representa la acción, atendiendo a los implicados en los hechos:
- Susana (S)
- Viejos (V)
- Otros (O)
Vemos que las representaciones de los hechos (en los cuadros) se han realizado básicamente en orden a tres propuestas:
1. Historia de Susana. Secuencia completa de los hechos en obras diferentes, o en la misma obra (normalmente, de 7 a 9 escenas). Se pretende, obviamente, su función más edificante y moral.
2. Susana y los Viejos. Al menos aparecen los tres protagonistas principales (menos Daniel, claro). Situación que explota el dramatismo y el morbo de la escena -el voyeurismo del espectador-, en la que los viejos sorprenden a Susana, bien en el baño -lo más común-, en el jardín, o en otro escenario indeterminado.
3. Susana en el baño. Normalmente sola, o con asistentes, pero desapercibida de la presencia (lejana y secundaria) de los viejos. Aquí la intención es más abiertamente estética, recrearse en la belleza del cuerpo de la mujer; el cuerpo desnudo adquiere predominancia y la historia pasa a un segundo plano; se incita el voyeurismo carente de morbo, la recreación visual de la obra, si bien, en aquellos cuadros en que aparecen los viejos en posición secundaria, no deja de producirse una proyección del espectador (una distracción incómoda).

Pues bien, atendiendo a los anteriores criterios, estos son los números:
1. Historia de Susana. Secuencia. Las reproducciones en que se representa la secuencia completa corresponden a las primeras épocas: periodo paleocristiano y hasta el s XVI: camafeo en cristal de roca del s IX y peine de marfil, ambos en el apéndice del P1; grabados del s XVI, del apéndice del P2; relieve de la basílica de Nôtre Dame de Fourvière, del apéndice del P4.
2. Susana y los Viejos: la más representada con diferencia. Aquí distinguiremos:
2.1 Aparecen los tres personajes, los viejos abordando a Susana: 70 reproducciones.
2.2 Aparecen, además de los tres implicados, más personajes en la escena 10 reproducciones.
3. Susana en el baño. Momento inmediatamente anterior al abordaje de Susana por parte de los viejos que, o bien acechan o traman. Nosotros nos convertimos en observadores pasivos y activos de la escena-pues sabemos qué representa y lo que ocurrirá. Voyeurismo sin morbo. Y aquí:
3.1 Aparecen los tres personajes, pero los viejos acechan y Susana es ignorante de su presencia: 29 reproducciones.
3.2 Aparece solo Susana: 4 reproducciones. De éstas, en una aparece ensimismada (Lempicka (100)); en otra sitúa al/los voyeur/s en un lugar, fuera del cuadro, a su izquierda (Goodall (84)); y en las otras dos, Susana, mira directamente al espectador: en un caso, con temor y cubriéndose (Rembrandt (60)), y, en el otro, con un gesto turbador (Francesco Hayez (78)), interpelando al espectador.

c.2. Las diversas versiones del mismo autor sobre el tema. Intenciones y pretensiones:
En los 17 casos en que el autor ha repetido tema la intención suele ser el cambio de perspectiva, el matiz diferente y/o complementario, por ejemplo:
Jan Massys realiza dos versiones muy similares, (12) y (13), pero en una, Susana, aparece más vestida que en la otra: una rezuma más erotismo, la otra es más contenida.
Tintoretto vemos que cumple este afán complementario de una forma literal: en una (18), Susana aparece bella y desnuda -solo tocado el vientre con un velo-, con la atención puesta en un recipiente de bálsamo que una asistente le ofrece, los viejos no son más que unas lejanas presencias, casi ausentes; en (21), su representación más famosa, y una de las más valoradas, una esplendorosa y blanquísima Susana aparece acicalándose, pendiente de sí misma, de su belleza, mirándose al espejo, bella como una mujer segura de sí misma puede llegar a serlo; no hay sirvientes, solo un viejo a cada lado de una mampara natural de hiedra y flores que observan a la bella, ignorante de sus intenciones; en (20), la bella Susana está siendo atendida por sus dos sirvientes y mira casi sonriente hacia el espectador, se siente observada por el espectador, sin temerlo, pero ignora que al fondo dos viejos la acechan; en (19), en cambio, se nos presenta a Susana sola con los dos viejos, uno de los cuales la toca el pecho mientras el otro intenta disuadirla; Susana aparece como dejando hacer, su cara es ambigua. Las cuatro reproducciones tiene su matiz particular que las diferencia.
Veronese, por el contrario, nos representa la misma escena cuatro veces, y de una manera muy semejante: Susana aparece más cubierta (apenas nos muestra los hombros (22), parte del costado y las piernas en el cuadro más "atrevido"(23), un brazo y un tobillo (24), o el hombro derecho y media pierna en la sombra (25)), la cara siempre de perfil o en escorzo, y un perrito -fidelidad y amistad- ladrando a los viejos, que Veronese representa revestidos de dignidad, en todos los casos intentando persuadir a Susana mediante el empleo de su dialéctica. Como vemos aquí se trataba de recrear la misma escena con la misma intención, pero variando escenario y colocación de los protagonistas.
Ludovico Carracci nos da el ejemplo de tratamiento enteramente distinto en sus dos versiones. en una (29), una temerosa Susana se muestra acurrucada, tapándose y mirando hacia arriba, los viejos intentan desnudarla al tiempo que la persuaden; en (30), se da una de las versiones más atrevidas de todas la expuestas: Susana aparece tumbada, mirando hacia lo alto, uno de los viejos está afanado toqueteándola, mientras el otro mira también hacia lo alto con gesto compungido; la escena es equívoca, pues no se sabe si la azucena se está solazando con los viejos, y es interrumpida por un aviso de lo alto, o padeciendo su acoso.
Peter Paul Rubens es un caso curioso: de las cinco reproducciones, en tres sigue la pauta clásica de los viejos acosando a una Susana temerosa, (37), (38), (55c); pero, en las otras dos, (36) y, sobre todo (35), la protagonista mira con una sonrisa franca y pícara al espectador -pasando de los viejos que ya se lanzan a por ella-, como queriendo dar a entender con su actitud el carácter voyeurista de la escena, como diciendo: "mirad, picarones, lo que va a suceder..." En todos los casos, Susana, más o menos rotunda, voluptuosa u oronda, se nos presenta en su desnudo esplendor.
Caso aparte, Jordaens, es el histrión. Ampuloso y lujurioso en el color de su copia (51) (prodigiosos los metales, el pavo real, las texturas de los cuerpos: festín de color, en la gama cálida y neutra de rojos, dorados y ocres); en (52), y no digamos en (53), retrata la escena de forma casi caricaturesca: los viejos son sátiros y Susana una ninfa oronda, bien mofletuda y asustada, bien amorfa y divertida (como se puede comprobar, nada que ver con el relato).
Artemisia Gentileschi nos da dos versiones (aún tiene una tercera, más oscura y tenebrista) similares. La más conocida (59), pintada cuando la pintora caravaggista contaba menos de 20 años, es de una belleza y dramatismo insuperables. Escena bastante erótica, el espléndido desnudo de Susana contribuye a ello, la sensación de daño irremediable, de impotencia hace que el erotismo se contenga y no levante el vuelo, la actitud de los viejos contribuye a esa sensación de malestar que la protagonista expresa magníficamente por mano del pincel de quien llegaría a sufrir el mismo caso de abuso que aquí se representa, pocos años después. En la (60), Susana aparece en gesto de resignación y derrota (como representando ese dilema que en el anterior post se recogía en el romance a ella dedicado).
Y con este tenor se podría seguir con todos los casos en que un autor aborda el mismo tema en varias ocasiones (muy original la doble versión de Samsonov, por cierto, libérrima y bellísima (107) y (108)). Dejo a vuestro criterio el llevarlo a cabo.

Estudio Cualitativo

d) La figura de Susana: actitud y representación.

Susana representa la castidad, pero también la sensualidad; representa la fidelidad, pero también la tentación (quizás más en los ojos que miran o reproducen); la belleza de la mujer, y también su voluptuosidad. El baño, además, tiene un doble sentido: el de limpieza, sí, pero, también el de desnudez, el de morbosidad. ¿Ensalzar el cuerpo, bañarlo, untarlo de bálsamos, sentirlo limpio, bello, rotundo, no es en todos los sentidos una invitación al goce? ¿Al disfrute del festín de la sensualidad? ¿No es eso lo que ve quien mira un cuerpo hermoso abandonado a sí mismo, en el acto de bañarse y acicalarse, y, por tanto, al mero disfrute voluptuoso de su sensualidad?
Susana, en casi todas las reproducciones aquí presentadas, aparece como todo eso: bella, pura, deseable, no ya solo víctima de una injusticia. Y eso se sabe desde el principio, se la cubra más o menos; aparezca más o menos desnuda. Casi siempre inmaculadamente blanca, o, a lo sumo, sonrosada. Figura poderosa y evocadora, más sugerente aún por casta (ah, ese momento de dilema...). Desde luego, Susana es Susana, no es Salomé ni Mesalina.

¿Como se nos presenta Susana en las diversas propuestas pictóricas? Estas son algunas claves:
- Como alguien dedicado a lo suyo, ensimismado, ajeno al acontecer que se va a desencadenar: (8), (18), (21), (28), (42), (47), (64), (69), (83), (85), (86), (87), (88), (89), (91), (95), (96), (98), (100), (101), (102), (105), (108). Como podemos deducir, cuanto más nos alejamos en el tiempo de una sociedad imbuida de religiosidad, más hincapié se hace en el mensaje voyeurista y contemplativo. El ser humano, menos temeroso y determinado por la religión, desnuda al símbolo de carga moralizante, y se centra en el disfrute estético. Se trata, pues, de explotar la sensualidad que el momento descrito conlleva.
- Como alguien provocador, sensual, pero también incitador, ya no inocente, en cierto sentido, y en alguna ocasión, decididamente culpable; así: levemente en (14, Sustris parece indicar, la aquiescencia original de Susana al regalo y la persuasión); equívocamente en (19, ya lo hemos mentado: ¿Susana se deja hacer? no hay rechazo aparente, e incluso, parece esbozar una ligera sonrisa); el caso más claro es el (26), Allori nos presenta una Susana que acepta el envite y se muestra juguetona e incluso lasciva, el ya también mentado equívoco caso (30); en (33) (35) (36) (53) (58) (67) Susana no parece demasiado preocupada tampoco, sino más bien dominadora de la situación.
- La Susana fiel a la historia. Es el caso más reproducido. En él no obstante se producen diferencias: en unos casos, la heroína muestra sorpresa; en otros, casi todos, rechazo; en algunos ira; los hay en que aparece resignada y hasta desmayada (81), como hace Millet, casi representando un acto de violación. Muchas veces se la representa mirando hacia el cielo, dando a entender esa petición de intervención divina (la que al fin obtendrá en la persona del profeta Daniel) -pero desapareciendo a medida que avanzamos en el tiempo-. En este supuesto, fiel a la historia, siempre se la representa en trance de tapar su desnudez, entrando en pugna con uno o los dos viejos que quieren despojarla de las vestiduras.
Hay unos pocos cuadros en los que la turbación es máxima, por parte del espectador: son aquellos en los que Susana nos mira con gesto de invitación, de pregunta contestada (33, Cavaliere d'Arpino), (35), (36); turbadora al máximo es esa mirada de la Susana de Hayez (78), que no sabe uno si invita o desea, pero que en ningún caso censura ni rechaza. En otros, la mirada al espectador es acusadora (60) (61), parece ser ante nosotros ante quien la casta se asusta.

e) La figura de los Viejos: actitud y representación.

La representación y la actitud de los viejos es más unívoca e incuestionable. En todos los casos son culpables (aunque en algunos Susana parezca aprovechar esa culpabilidad). Pero, aún, puede establecerse, así mismo, tres actitudes, aunque no más sea por el momento o periodo temporal en que de la historia se hallen. Así:
- Los Viejos acechan, desde lejos, a veces solo sombras, solo siluetas, no más que manchas en la penumbra; como auras, presencias ausentes, amenazantes: (28), (69), (85), (86), (87), (88).
- En otros casos, su presencia acechante es patente, pero más o menos alejada (8), (12), (13), (18), (20, (21), (33), (64), (83), (89), (91), (95), (96), (98), (99), (101), (102), (105), y los casos singulares de Samsonov (107) y (108).
- Aquí, ya descubiertos, se dirigen a Susana (casi siempre uno de ellos, con un dedo en la boca, para pedir confidencialidad, silencio, evitar el grito o la alerta). Suelen emplear una actitud persuasiva (al fin y al cabo son jurisconsultos). Aunque a veces es amenazadora o abiertamente desafiante.
- Y por fin hay algunos casos en los que los Viejos están lanzados al ataque, acosan, tocan y violentan con total impunidad (en las reproducciones complementarias, en las esculturas, esto está más manifiestamente representado): (19), (22), (26), (30), (46), (51), (72), (81, sobre todo), (106), e, incluso, en dos casos ofrecen dinero a Susana (77) y (104).
Hay veces en que se les representa con total dignidad, y otras en las que aparecen como poco menos que buhoneros (35, Rubens) (52, Jordaens): Con gestos rijosos o lascivos (26, otra vez Allori), o bien con semblante de serenidad (las apariencias engañan, nos parecen decir Tintoretto y Veronese). En algunos casos la representación gestual de fingida bondad es de un realismo pasmoso (25, Veronese), (51, Jordaens), pero siempre que esto ocurre, el "bondadoso" es uno de ellos, no ambos, en el otro la malicia delata su celada, engaño y fingimiento. En otras ocasiones se retrata los gestos de imposible contención taimada (49), (50), (55),(58), (72), casi expresionista (82, Chassériau, claro).
En resumen, la figura de los Viejos, siendo la menos variable permite un tratamiento aún más diversa que la de Susana, sino en su actitud, sí en su representación.

f) El Marco: la escenificación, el ámbito recreado.

Puesto que se tiende a representar preferentemente la escena del baño de Susana, o la del paseo por el jardín, cuando es sorprendida por los viejos, el marco preferente donde se asienta la acción es una fuente (pilón, piscina, estanque), un curso de agua (arroyo), la bancada aneja a la fuente de agua, un jardín, una floresta, un solarium,... pero también hay quien sitúa la acción en la alcoba (35, Rubens), un claro del bosque (64, Jan Both), un lugar indeterminado (81, Millet) (106) (109), un sorprendente lugar enlosado (107, Samsonov), o el medio de una calle húmeda en la urbana versión de Joe Vélez (110).
En los cuadros del Manierismo y el Barroco abundan los fondos recargados (jardines, ciudades de arquitecturas ad hoc al estilo en cuestión); en los casos en que aparece el cielo, lo hace sembrado de nubes tormentosas. Predomina el fondo oscuro sobre el colorido, salvo excepciones como la de (5) un delirante Albrecht Altdorfer, en que representa una arquitectura fantástica más propia de Las 1001 Noches que de un relato bíblico; en el mismo estilo (45) Johann Koenig (una Babilonia demasiado persa, quizás). El paisajismo de Jan Both es explícito en su propuesta (64), como lo es también el simbolismo orientalizante y onírico de Gustav Moreau (86).

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Este estudio podría hacerse mucho más exhaustivo, más incisivo, más concreto, más comparativo, más descriptivo, incluso, más lírico. Esta ha sido mi propuesta para la ocasión. A lo largo de estas cuatro entradas les he ido descubriendo un mundo al tiempo que yo mismo lo hacía. Espero que haya sido del agrado de... aquellos a los que haya agradado.
Ya sabemos algo más de la casta Susana, y lo que debemos a su influencia. Quizás algún día vuelva sobre ello, para alumbrar nuevos territorios que aquí, ahora, no he hecho sino vislumbrar.
Ha sido un placer (y no es una frase hecha).

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ICONOGRAFÍA
Obras comprendidas entre 1820 y la actualidad. 27 obras


84. Frederick Goodall (1822-1904)
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85. Hugues Merle (1823-1881)
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86. Gustave Moreau (1826-1898)
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87. Gustave Moreau (1826-1898)
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88. Jean-Jacques Henner (1829-1905)
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89. Lovis Corinth (1858-1925)
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90. Lovis Corinth (1858-1925)
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91. Georges-Pierre Seurat (1859-1891)
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92. Franciszek Zmurko (1859-1910)
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93. Franz Von Stuck (1863-1928)
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94. Franz Von Stuck (1863-1928)
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95. Frank Brangwyn (1867-1956) (I)
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96. Frank Brangwyn (1867-1956) (II)
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97. Theodor Baierl (1881-1932)
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98. Thomas Hart Benton (1889-1975)
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99. William Roberts (1895-1980)
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100. Tamara de Lempicka (1898-1980)
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101. Edward Burra (1905-1976)
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102. Arthur Boyd (1920-1999)
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103. Vasiliy Myazin (1936- )
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104. Alexander Gurevitch (1944- )
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105. Michael Lee Patterson (1946- )
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106. Vadik Suljakov (1960- )
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107. Igor Samsonov (1963- ) (I)
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108. Igor Samsonov (1963- ) (II)
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109. Tinus Horn (Contemporáneo)
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110. Joe Velez (1978- )

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APÉNDICE

ICONOGRAFÍA Complementaria
Representaciones basadas en la Historia de Susana en otros soportes.

Susana después del baño. Orazio Andreoni 2ª mitad s XIX - Susana. Paul Manship, 1948 -Susanna surprised by the elders. Francis Charles Summers, 1825-1878




Susannah and the elders. August Saabye




Susanna and the elders. Frans van Bossuit.Talla de marfil - Susanna and the elders. Escuela Flamenca, s XVI - Susannah and the elders. John Sterling Calder 1870-1945




Suzanne et les vieillards. Panel de roble, s XVII - Suzanne et les vieillards. Jean Larrivée. (1971). Basílica de Nôtre Dame de Fourvière, Lyon, France




Susana y los Viejos. Vidrio estañado, 1520-25 - Historia de Susana. Cristal de roca tallado, s IX




Susanna and the elders. Medalla. Fred Nuss, 1973 - Susanna and the elders. Medalla. Paulus van Vianen, 1612

Enlace


Susanna and the elders. Broche de boina (oro y esmalte) 1510-1520 - Susanna and the eldersJuego de té. mitad s XVIII - Susanna and the elders. Jarrón de Majolica polícroma, Nevers, Francia 1640-1650 (hacer click en la imagen, o la descripción, para aumentar)





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