miércoles, 8 de enero de 2014

Ficción y Realidad: Dashiell Hammett (1) - GALERÍA: Greg Hildebrandt (1)






A modo de Presentación

...De lo poético metafísico a lo prosaico metalírico. De la alucinación lúcida, desmitificadora, a la mistificación de la realidad, a su recreación, mediante la narración verosímil de lo ficticio. Tras dos posts en que cuestiono hasta la misma realidad que me funda y envuelve, ahora otros dos en los que, con la inestimable y voluntaria (atendiendo a mi voluntad, quiero decir) colaboración de los textos amigos, no intento levantar el velo de Isis con que la realidad cubre su rostro, sino visitar, imaginariamente, el reino de la fantasía y la ficción: al fin y al cabo, ésta no es falsaria, no trata de hacerse pasar por verdadera, siendo, pues, más verídica y honesta que la taimada realidad que nos vive. Pero no se trata aquí de una ficción cualquiera, nada de eso. La ficción que voy a presentar a lo largo de los siguientes dos posts, es una ficción verosímil, una que no se encuentra muy lejos del alma real del ser humano, pues suele brotar de su imaginario, de una región perteneciente al reino de los sueños posibles, de las sombras probables.

...El autor en esta ocasión de los textos amigos, Dashiell Hammett, es tenido como co-fundador de un estilo literario (junto a Raymond Chandler, quien acuñaría el término inglés equivalente, hard-boiled, al francés serie noire, de donde tomaría el nombre genérico), que si bien, en cierto modo, ya existía con anterioridad, con él (ellos) tomaría unos matices diferenciadores y una estructura distintiva (la novela policíaca, ya existente, con estos autores cambió el objetivo y el desarrollo: su fin ya no es la resolución de un misterio, ni la división entre buenos y malos es tan clara, además, siempre hay una búsqueda crítica o cuestionamiento de la verdad en la realidad que les toca vivir a los protagonistas; en resumen, todo resulta más oscuro y confuso. Podría decirse que el término crepuscular, que posteriormente sería utilizado en el cine, en lo literario podría aplicarse al estilo que tanto Hammett como Chandler forjarían con éxito).
Hammett es más lacónico, más directo (él mismo trabajó como agente en la famosa Agencia Pinkerton, cuya experiencia sería capital para su obra literaria), también más simbólico y, a un tiempo, más realista, más comprometido social y políticamente (estuvo en la lista negra del tristemente célebre senador Mcarthy). Chandler, en cambio, siendo poco más optimista, fue más preciosista y elegante en su estilo, más aséptico en su toma de postura social y política (apenas sí se deja traslucir en su obra este aspecto). Hammett creó varios detectives (entre ellos el agente de la Continental) pero es reconocido principalmente por Sam Spade, el protagonista de El Halcón Maltés, que tan magistralmente interpretara Humphrey Bogart en el cine; como también interpretaría con igual maestría al detective más famoso de Raymond Chandler, Philip Marlow, en El Sueño Eterno.

...¿Qué busco con este salto? ¿Qué liaison existe entre el delgado poemario de los dos posts anteriores y los relatos que serán expuestos aquí? Digamos que sigo el dictado de un azar que no es casual... un azar que se resuelve en una concatenación de estados de ánimo, aparentemente sin relación alguna, pero que indudablemente existe. No de otra forma puede explicarse el hecho en sí de haberme sido sugerido por el mismo estado que me sugiriera lo lírico anterior. Y creo, deduzco, colijo, que la relación está, simplemente, en la irrealidad en que me coloca la trascendencia sobrevenida: si nada es, si nada es lo que parece, si lo que parece nada es, todo tiene, en mi actual estado (de postración trascendental), el mismo grado de verosimilitud. No, no es que todo dé lo mismo, sino que todo, pese a pertenecer a planos diferentes, está disponible, en posición de igualdad, a la posibilidad. Y de entre todo, yo siempre buscaré y elegiré lo excelente, lo genial, sobre todo allí donde sé, de cierto, que se halla. Los torpes intentos de colocar mis propias creaciones al lado de lo ya consagrado como genial, no es sino un reconocimiento de las limitaciones que, constato, me cercan. Los textos amigos no son, pues, sino gratas compañías que me busco, aun a conciencia de que han de dejarme en un lugar comprometido, pero que asumo con el placer que también me supone ofrecerlos (a quien este espacio lea) a modo de obsequio por la atención y condescendencia dispensados.

...El primer relato, El camino de regreso, es un relato brevísimo, pero sustancioso, que apunta y da en el blanco de la importancia de las motivaciones más íntimas (y menos convencionales) en la actitud del ser humano, en su psicología. En el segundo relato (que irá en el siguiente post), Sombra en la noche, también breve, aunque no tanto como el anterior, juega el autor con una ventaja hilvanada a la trama, que hasta el final no se ha de descubrir. En ambos relatos, de estilo directo, de tema dispar, el maestro Hammett nos ofrece, quintaesenciada, su habilidad para recrear atmósferas en las que uno penetra a la segunda frase. No hay tiempo ni espacio apenas para la descripción, para la retórica, aquí la genialidad es la palabra justa, el enunciado preciso, la sugerencia directa. Para todos los que gustan de la economía efervescente de palabras, que al contacto con la lectura estallan en mil burbujas, picando y cosquilleando el intelecto, este autor les ha de gustar sobremanera. En Cosecha Roja, su primera novela --escrita como una concatenación secuencial de relatos-- de las cinco que escribió (además de una gran cantidad de relatos cortos, de tirada semanal, preferentemente para la revista Black Mask), una sucesión imparable, e impecablemente construida, de sucesos deja al lector sin opción al descanso, casi sin aliento; el clima violento domina la narración, no una violencia gratuita, sino la de una ciudad corrupta hasta el calcañal. En estos dos relatos que aquí presento, en cambio, aunque se sugiera un ámbito violento, éste no llega a exponerse, sino sólo a plantearse. La acción lo sugiere, pero lo deja fuera; su sombra se deja entrever, pero más como una amenaza que como una realidad a la que se asiste. Magistral, en todo, Hammett. A disfrutar.
...

...Greg Hildebrandt, es un gran pintor e ilustrador moderno, creador de iconos gráficos, que ha ilustrado junto a su hermano gemelo Tim, muerto en 2006, como las series sobre El Señor de los anillos, Star Wars, o cómics de la factoría Marvel, entre otros. De entre la obra enteramente propia puede destacarse la Serie de American Beauties, iniciada en 1999, que aquí se adjuntará. Se trata de una serie de Pin-Ups modernas, en el que el realismo del dibujo y las texturas lo colocan más cerca de la fotografía que los clásicos del género (más cercanos al diseño, la pintura o la caricatura).
El tratamiento del cuerpo femenino es impecable en su rotundidad e idealización (si realista); en su temática, variado, pero siempre presentando a una mujer menos frágil, ya no sólo mero objeto sexual de deseo, sino también sujeto de sexo deseante, muchas veces femme fatale, cercana a los postulados du cinema noir; en otras ocasiones, en cambio, sí es presentada como icono preciosista de no menos preciosistas automóviles, verdaderas joyas, como ellas, las mujeres que los acompañan, mas no limitándose a representar un papel decorativo, sino protagonista (podría decirse que están cambiadas las tornas: el automóvil ese el objeto decorativo que acompaña a la mujer, a veces sofisticada, a veces sensual, a veces pícara, siempre bellísima). Hay menos de sugerencia en las representaciones de Greg Hildebrandt que de presentación estética de la belleza (de la mujer y de los objetos que la acompañan). El cuerpo, sus rotundas y perfectas formas, puede ser protagonista, pero también lo es su actitud y su carácter, que aportan significación a la mera exhibición. Los títulos siempre buscan, de forma pícara, el doble sentido; en esto no deja de seguir el canon de sus antecesores. Para seguir disfrutando.
.

...La música, en este caso, como no podía ser de otra manera si liaison se busca, procede de las inagotables fuentes del jazz, pero de uno de sus surtidores más clásicos, todo un homenaje al ambiente que los relatos de Hammett recrean: el mundo en blanco y negro de aquellos años 30', 40' y 50', en que  brilló con luz propia la incomparable diosa del underground afroamericano, que encontraría en el jazz su más genuina, atormentada y creativa expresión melódica: Billie Holiday. Billie Holiday, pues, para el primer post, en un soberbio registro de dos discos, con temas remasterizados de impecable sonido, de sus años en la discográfica Verve Records: Lady in Autumn: The Best of the Verve Years (1946-1959) (es Verve Records, recién creado en aquellos años, un sello referencial de la grabación y producción del jazz). Etapa ésta donde se constata una "decadencia" vocal en Billie --voz quebrada por las drogas, el alcohol y la cárcel--, decadencia vocal , voz trágica como ninguna, que acabaría convirtiéndose en una seña de identidad añadida de su incomparable talento. Y, por otro lado, en el segundo post, un relativo trasunto suyo, solvente voz pero menos portentosa y desgarrada, menos atormentada, en este sentido menos vital, y más moderna, Madeleine Peyroux (con otros dos álbumes: Dreamland (1996) y Half The Perfect World (2006)). Con un timbre de voz vagamente similar (pero sin el dramatismo de aquélla), la Peyroux nos recuerda a Billie --sobre todo en Dreamland--, una Billie que no hubiera tenido la borrascosa vida que le tocó en (mala) suerte vivir, en un tiempo poco propicio para los negros y las mujeres independientes (y menos aún si se daban juntas ambas circunstancias). Época en la que aún el Kukux-Klan campaba por los campos de Georgia y Virginia; y en los clubs de moda de Chicago y New York se les prohibía la entrada (como espectadores o clientes) a estos eufemísticamente llamados hombres de color (negro), más propiamente denominados afroamericanos en la actualidad (lo que no deja de ser otro eufemismo), que copaban, no obstante, los escenarios con su arte (la excelente película Cotton Club, de Coppola, recrea perfectamente aquel paradójico ambiente).

Hard-boiled/le noir Jazz cherchez la femme = Ficción y Realidad: Dashiell Hammett.

-o-

TEXTOS AMIGOS


Dashiell Hammett
(1894-1961)

El camino de regreso 

[The Road Home, 1922]
Primera publicación en Black Mask

Publicado bajo el seudónimo de 
PETER COLLINSON 

...—¡Está loco si deja pasar esta oportunidad! Le concederán el mismo mérito y la misma recompensa por llevar las pruebas de mi muerte que por llevarme a mí. Le daré los documentos y las cosas que tengo encerrados cerca de la frontera de Yunnan para respaldar su historia, y le aseguro que jamás apareceré para estropearle el juego.
...El hombre vestido de caqui frunció el ceño con paciente fastidio y desvió la mirada de los inflamados ojos pardos que tenía frente a sí para posarlos más allá de la borda del jahaz, donde el arrugado hocico de un muggar agitaba la superficie del río. Cuando el pequeño cocodrilo volvió a sumergirse, los grises ojos de Hagerdorn se clavaron nuevamente en los del hombre que le suplicaba, y habló con cansancio, como alguien que ha contestado a los mismos argumentos una y otra vez.
...—No puedo hacerlo, Barnes. Salí de Nueva York hace dos años con el fin de atraparle, y durante dos años he estado en este maldito país —aquí en Yunnan— siguiendo sus huellas. Prometí a los míos que me quedaría hasta encontrarle, y he mantenido mi palabra. ¡Vamos, hombre! —añadió, con una pizca de exasperación—. Después de todo lo que he pasado, no esperará que ahora lo eche todo a rodar... ¡ahora que el trabajo ya está casi terminado!
...El hombre moreno, ataviado como un nativo, esbozó una sonrisa untuosa y zalamera y restó importancia a las palabras de su captor con un ademán de la mano.
...—No le estoy ofreciendo un par de miles de dólares; le ofrezco una parte de uno de los yacimientos de piedras preciosas más ricos de Asia, un yacimiento que el Mran-ma ocultó cuando los británicos invadieron el país. Acompáñeme hasta allí y le enseñaré unos rubíes, zafiros y topacios que le dejarán boquiabierto. Lo único que le pido es que me acompañe hasta allí y les dé un vistazo. Si no le gustaran, siempre estaría a tiempo de llevarme a Nueva York.
...Hagedorn meneó lentamente la cabeza.
—Volverá a Nueva York conmigo. Es posible que la caza de hombres no sea el mejor oficio del mundo, pero es el único que tengo, y ese yacimiento de piedras preciosas me suena a engaño. No le culpo por no querer volver... pero le llevaré de todos modos.
...Barnes dirigió al detective una mirada de exasperación.
...—¡Es usted un imbécil! ¡Por su culpa perderé miles de dólares! ¡Maldita sea!
...Escupió con rabia por encima de la borda —como un nativo— y se acomodó en su esquina de la alfombrilla de bambú.
...Hagedorn miraba más allá de la vela latina, río abajo —el principio del camino a Nueva York—, a lo largo del cual una brisa miasmática impulsaba al barco de quince metros con asombrosa velocidad. Al cabo de cuatro días estarían a bordo de un vapor con destino a Rangún; otro vapor les llevaría a Calcuta, y finalmente, otro a Nueva York... a casa, ¡después de dos años!.
...Dos años en un país desconocido, persiguiendo lo que hasta el mismo día de la captura no había sido más que una sombra. A través de Yunnan y Birmania, batiendo la selva con minuciosidad microscópica —jugando al escondite por los ríos, las colinas y las junglas— a veces un año, a veces dos meses y después seis detrás de su presa. ¡Y ahora volvería triunfalmente a casa! Betty tendría quince años... toda una señorita.
...Barnes se inclinó hacia adelante y reanudó sus súplicas con voz lastimera.
...—Vamos, Hagedorn, ¿por qué no escucha a la razón? Es absurdo que perdamos todo ese dinero por algo que ocurrió hace más de dos años. De todos modos, yo no quería matar a aquel tipo. Ya sabe lo que pasa; yo era joven y alocado —pero no malo— y me mezclé con gente poco recomendable. Aquel atraco me pareció una simple travesura cuando lo planeamos. Y después aquel hombre gritó y supongo que yo estaba excitado, y disparé sin darme cuenta. No quería matarlo y a él no le servirá de nada que usted me lleve a Nueva York y me cuelguen por aquello. La compañía de transportes no perdió ni un centavo. ¿Por qué me persiguen de este modo? Yo he hecho todo lo posible para olvidarlo.
...El detective contestó con bastante calma, pero toda la benevolencia anterior había desaparecido de su voz.
...—Ya sé... ¡la vieja historia! Y las contusiones de la mujer birmana con la que estaba viviendo también demuestran que no es malo, ¿verdad? Basta ya, Barnes; afróntelo de una vez: usted y yo volvemos a Nueva York.
...—¡Ni hablar de eso!
...Barnes se puso lentamente en pie y dio un paso atrás.
...—¡Preferiría morirme...!
...Hagedorn desenfundó la automática una fracción de segundo demasiado tarde. Su prisionero había saltado por la borda y nadaba hacia la orilla. El detective cogió el rifle que había dejado a su espalda y se lanzó hacia la barandilla. La cabeza de Barnes apareció un momento y después volvió a sumergirse, emergiendo de nuevo unos cinco metros más cerca de la orilla. Río arriba, el hombre del barco vio los arrugados hocicos de tres muggars que se dirigían hacía el fugitivo. Se apoyó en la barandilla de teca y evaluó la situación.
...«Parece ser que, después de todo, no podré llevármelo con vida... pero he hecho mi trabajo. Puedo disparar cuando vuelva a aparecer, o dejarle en paz y esperar a que los muggars acaben con él.»
...Después, el súbito pero lógico instinto de solidaridad con el miembro de su propia especie contra enemigos de otra borró todas las demás consideraciones, y se echó el rifle al hombro para enviar una andanada de proyectiles contra los muggars.
...Barnes se encaramó a la orilla del río, agitó una mano por encima de la cabeza sin mirar hacia atrás, y se internó en la jungla.
...Hagedorn se volvió hacia el barbudo propietario del jahaz, que había acudido a su lado, y le habló en su chapurreado birmano.
...—Lléveme a la orilla —yu nga apau mye— y espere —thaing— hasta que le traiga —thu yughe.
...El capitán meneó la negra barba en señal de protesta.
...Mahok! En esta jungla, sahib, un hombre es como una hoja. Veinte hombres podrían tardar una semana o un mes en encontrarle. Quizá tardaran cinco años. No puedo esperar tanto.
...El hombre blanco se mordió el labio inferior y miró río abajo... el camino a Nueva York.
...—Dos años... —dijo para sí, en voz alta—. Me costó dos años encontrarle cuando no sabía que le perseguía. Ahora... ¡Oh, demonios! Quizá tarde cinco. Me pregunto que hay de cierto en eso de las joyas.
...Se volvió hacia el barquero.
...—Iré tras él. Usted espere tres horas. —Señaló al cielo—. Hasta el mediodía, ne apomha. Si entonces no he vuelto, márchese: malotu thaing, thwa. Thi?
...El capitán asintió.
...Hokhe!
...El capitán aguardó cinco horas en el jahaz anclado, y después, cuando la sombra de los árboles de la orilla oeste empezó a cernerse sobre el río, ordenó que izaran la vela latina y la embarcación de teca se desvaneció tras un recodo del río.

-o-o-

GALERÍA


Greg Hildebrandt
(1939-  )

American Beauties
(1)

Shave and Haircut
.
Saturday Night Special
.
Storm Warning
.
Ebony and Ivory
.
After Hours
.
Going My Way?
.
Midnight Lace
.
Casting Couch
.
Time Out
.
Round 15
.
Mad Science
.
Crazy Horse
.
Thing Go Better With...
.
Alien Abduction
.
Night Life
.
Blonde, White and Blue
.
Fly Me To the Moon
.
Summer Breeze
.
Red Light Poker Tournement
.
Blue moon
.
Back Seat Baby
.
Brandy
.
Mahogany
.
Breathless
.
Mint Julep
.
Paint Me
.
Escape
.
Rendezvous at the Empire
.
Emerald Evening
.
Black Widow
.
Lady in Red
.
The Ledge
.
.
Sudden Danger
.
Zeppelin
.
Hotel Nights
.
New Orleams Nightlife
.
New Orleans Nightlife
.
Woody
.
Body and Soul
.
-o-o-o-