domingo, 6 de noviembre de 2016

Lawrence Alma-Tadema y John Godward: clasicismo, mujer y mármol (IV) - GALERÍA: John William Godward (1)





John William Godward: el semblante y la apariencia

.....Entre otras posibles consideraciones para comenzar a abordar la figura, como artista, de John Godward, la que establece una doble dimensión entre los rasgos, la fisonomía o la personalidad de las protagonistas casi únicas —siempre omnipresentes— de su obra, es decir, las mujeres, y su circunstancia temporal —también tercamente repetida—, es decir, su adscripción a la época clásica por antonomasia, la que fundamentan las culturas griega y romana, con su moda fácilmente reconocible, puede ser tan oportuna como cualquier otra.
.....El poco menos que inconsútil párrafo anterior pretende exponer el motivo del presente artículo introductorio sobre la femenina obra de John Godward. Semblante y apariencia son dos términos que se refieren a las características que seguidamente voy a tratar. Semblante como rostro, como fisonomía, como personalidad de la mujer, de cada mujer, retratada y/o representada. Y apariencia, como circunstancia accesoria, la que coloca a esta mujer en un ámbito determinado: el clasicismo grecorromano. Cada dimensión refuerza a la otra, viene matizada por ella: el semblante en la apariencia, y viceversa. Tan es así, que es fácilmente reconocible un cuadro de John Godward, a poco avisado que se esté, o que se sea. Por más que se le asocie con Alma-Tadema, la confusión sólo puede provenir de un conocimiento superficial de la obra de uno y otro. Si tomamos, por ejemplo, esta doble dimensión, la del semblante y la apariencia, las diferencias son notorias, y poco importa que ambos escojan sus motivos en la misma época, el clasicismo; ambos lo abordan desde diferentes perspectivas. Ya lo apunté en un anterior escrito, de los dedicados a introducir la serie que nos ocupa: Alma-Tadema es más extrovertido, Godward más intimista; y esta diferencia está patente en su obra.

.....John William Godward reproduce constantemente a la mujer, como si él mismo fuese un caleidoscopio, un prisma, un diamante, reflejando de mil formas diferente la luz (la mujer).El semblante, incluso, puede parecer repetido, pero cambia la apariencia, la tramoya, el escenario... y la mujer, siendo casi idéntica, se nos aparece otra. Quien habla, con peyorativo criticismo, de mujeres sosas en ambientes marmóreos (por lo pesados), no posee una acertada consideración sobre qué cosa sea clasicismo. Godward lleva este término a su más reincidente significación, como si quisiera agotar, también, al término "clásico" de su alcance significativo. Así como en música existen las variaciones para agotar las posibilidades armónicas de un tema o un motivo —o varios—, en pintura, en el motivo clásico de representación de la mujer, Godward realiza algo semejante: variaciones de la mujer en clave de semblante y apariencia. Y así nos encontramos que de sus más de trescientas obras conocidas, ninguna refleja un suceso concreto de aquel pasado grecorromano, sino que representa el alma de la mujer, en todo caso, su actitud en un entorno, su disposición en una escena cotidiana o específica (las sacerdotisas, por ejemplo).
.....Godward recrea la mujer, es su motivo último, y para conseguir que esa recreación sea entendida convenientemente, en clave estética, pero también en clave ética, coloca a la mujer en un ambiente privilegiado y aséptico: el de un clasicismo apolíneo, o atenéico, si se me permite el neologismo, por incidir en la representación casi exclusiva del sexo femenino por parte del pintor. La mujer según los cánones de la armonía que fundan la belleza. Armonía de la forma, pero también del color. Armonía del semblante, pero también de la apariencia. Armonía de los rostros y los cuerpos, pero de la no menos armoniosa reproducción del escenario, de los vestidos, del mármol, de las flores, del mobiliario. Los fondos pueden resultar naïfs, artificiosos (esos cielos irreales) pero es que los fondos en Godward están ahí para servir de contraste o subrayado cromático del primer plano: la mujer en su escena —a modo de aureola para un santo cristiano.

.....Los semblantes femeninos de Godward tienden a ser perfectos, incluso en los más característicos, o menos típìcos. Armonía es el lema y el criterio, y a ello se aplica el artista con virtuosa dedicación. Y elegancia en los trazos delicados, en los casi esfumatos con que representa la textura de la piel. En A fair reflection, por ejemplo, puede constatarse esto: delicadeza, elegancia, armonía de formas y colores, perfección formal de la gestualidad, preciosismo en el detalle.
.....Ojos grandes, narices rectas, labios carnosos, mejillas suaves, mentones pequeños, rostros clásicos en el más preciso sentido del concepto. La femineidad que Godward forja en sus cuadros, es una femineidad equilibradamente voluptuosa: la proporción allí reina, y cuando reina la proporción la pasión se eleva, levanta el vuelo de la tierra para surcar más espirituales firmamentos. Es la voluptuosidad de la armonía, que Godward representa y persigue, que se dirige al espíritu y no a la carne, aunque la carne sea el vehículo y el medio. El artista pretende agotar el sentido de lo clásico por iteración: las múltiples —quizá infinitas— facetas de lo bello que en la mujer anidan es su objetivo, y en él se vuelca obsesivamente, con delectación (la misma que sus obras expresan).

.....Se dice —los críticos del arte lo dicen—, que es difícil conjeturar el modo de trabajo del pintor porque no existen estudios o bocetos, es decir, el artista solía trabajar directamente sobre el lienzo; y en el caso de los pocos estudios que se han conservado, éstos no son tales, sino obras, casi acabadas, a escala. No obstante, los semblantes, pese a ese intento de abarcar lo indefinible —el alma de la mujer desde su cuerpo esplendoroso—, y que por definición es un ente abstracto, nos hablan de la mujer que hay en las mujeres, en las mujeres diferentes, con rostros diferentes, con actitudes diferentes. Aunque el observador tenga la impresión de que el motivo es repetitivo, de que todas las mujeres de Godward se parecen, uno no deja de contemplar ese ideal armónico expresado desde facetas distintas y distintivas.
.....La tendencia, por otra parte, a representar el ensimismamiento de la mujer en sus composiciones, delata la intención contemplativa con que el mismo artista aborda su representación: la mujer contemplándose a sí misma, vuelta hacia adentro la conciencia de sí, y el autor capturando este momento para mejor exponerlo a los ojos que, desde afuera, observan. Ensimismamiento desde el ensimismamiento, contemplación desde la contemplación, embeleso en el beso que la mirada prodiga, labios los ojos, en su contemplar. Las mujeres diferentes ensimismadas en su mismidad, en lo que todas tienen en común: su femineidad, ésa que el artista pretende capturar por medio de una temporalidad específica, imperecedera, que no se limita a lo contemporáneo sino que elige expresarse desde lo eterno, desde lo clásico. La diferencia entre las "mujeres" como mero accidente de la "mujer". Una y múltiple, única y varia, ensimismada y caleidoscópica; variaciones de lo femenino observado a través del prisma del artista.

.....Para ello se sirve de la apariencia. Consigue la distinción, la diferencia, la multiplicidad, desde la distinta apariencia —y todo, no obstante, desde el mismo ámbito clásico. Siendo una la moda (las gasas vaporosas, las cintas, los ceñidores, las sandalias imposibles) consigue Godward recrearla en su variedad (ya lo hemos dicho: variaciones de vestuario, de veteado de mármol, de peinados, de mobiliario). Aureola de santo, apuntaba más arriba. Señas de identidad clásica, marchamo de garantía, digo ahora. Es la apariencia, una apariencia fundada y fundamentada en la cultura clásica grecorromana, la que viene en ayuda del semblante —del rostro con significación y singularidad— para dotarle de aún más verosímil equilibrio y armonía, de una mayor autoridad estética.
.....Y son los semidesnudos, esas vaporosas sugerencias que enmarcan senos y caderas, las que equilibran la espiritualidad apolínea de los semblantes, dotándola de la necesaria materialidad exultante, plena de curva voluptuosidad, si contenida. De hecho es característico que los escasos desnudos en la obra de Godward desprenden menos erotismo que sus homólogos apenas velados. Como si en realidad fuese la veladura quien dotase de erotismo a la figura, a la expresión. La realidad atrae y seduce más por lo que esconde —lo que promete— que por lo que exhibe. Está en la esencia del ser humano imaginar, y si se le hurta el espacio a la imaginación, la experiencia se vuelve menos satisfactoria por menos completa. Mostrar escondiendo, sugerir en vez de enseñar, prometer en vez de cumplir... ése es el secreto del erotismo. Y esto Godward, quizás sin pretenderlo, es lo que consigue. Mas lo consigue —y creo que esto sí pretendiéndolo— desde la contención y la ponderación, desde la mesura y la proporción, desde la delicadeza y la elegancia, desde el clasicismo.
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.....El plan que se seguirá en la exposición de la obra de John William Godward, como ya quedó apuntado en el primer post de la serie, responde a criterios de composición. En este primer post dedicado al autor se recogerán los BUSTOS y la MUJER DE PIE EN MEDIO CUERPO. En el segundo post irán las composiciones de MUJER SENTADA y MUJER RECLINADA; en el tercero figurarán las composiciones de MUJER DE PIE EN CUERPO ENTERO y las MIXTAS (composiciones que incluyen varios personajes y en las que éstos figuran en diferentes posturas).

.....En cuanto a la música que acompaña al post, he elegido, por contraste con lo femenino pagano que Godward celebra, lo femenino sacro que constituyen Las Vísperas para la Virgen. Las más famosas, de lejos, son las Vespre della Beata Vergine, de Claudio Monteverdi, pero éstas Vespri Solenni per San Marco, también conocidas como Vespro per la Sacra Vergine, de Antonio Vivaldi, por menos conocidas, me parecen más indicadas. Sea como fuere, en el fondo —de lo femenino— se haya la misma esencia —de mujer—, sea ménade griega, matrona romana o vírgen cristiana. Esta magnífica interpretación que aquí se ofrece, de Le Choeur de Chambre de Namur y Les Agrémens, bajo la siempre solvente dirección de Leonardo García Alarcón, puede, además de escucharse mientras se pasea la mirada por la obra de Godward, disfrutarse visualmente, ya que la realización de los vídeos de este conjunto músico vocal en la Abadía de Notre Dame d'Ambronay —sede principal del famoso Festival de Música Barroca de Ambronay, a cuya edición de 2010 pertenece el registro que aquí se presenta— suele ser espléndida. 



GALERÍA


John  William Godward
1861-1922

LA MUJER CLÁSICA: BUSTOS
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John William Godward - Lycinna, 1918
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John William Godward - Lycinna, 1913
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John William Godward - A Classical Beauty, 1918
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John William Godward - Girl in a Dress Peach
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John William Godward - Reverie
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John William Godward - Far Away Thoughts, 1892
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John William Godward - Sabinella
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John William Godward - Cassotis, 1914
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John William Godward - A Classical Beauty
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John William Godward - A Classical Beauty in Profil
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John William Godward - A Classical Beauty, 1892
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John William Godward - A Classical Beauty, 1892
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John William Godward - Ophelia, 1889
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John William Godward - Atalanta, 1908
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John William Godward - A Grecian Lovely, 1909
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John William Godward - The Priestess
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John William Godward - A Lady
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John William Godward - Girl with Red Rose, 1902
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John William Godward - Girl with Red Rose, 1902
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John William Godward - A Classical Beauty, 1901
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John William Godward - A Classical Beauty, 1901
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John William Godward - A Beauty (study)
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John William Godward - A Classical Beauty (also known as Far-Away Thoughts)
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John William Godward - A Classical Beauty (also known as Far-Away Thoughts)
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John William Godward - A Classical Beauty, 1908
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John William Godward - A Classical Beauty, 1908
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John William Godward - A Classical Beauty, 1909
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John William Godward - A Classical Beauty, 1909_2
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John William Godward - A Pompeian Lady, 1901
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 John William Godward - A Pompeian Lady, 1904
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John William Godward - A Roman Beauty, 1904
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John William Godward - A Roman Beauty, 1912
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John William Godward - A Roman Beauty, 1912
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John William Godward - An Arcadian Beauty, 1909
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John William Godward - An Arcadian Beauty, 1909
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John William Godward - An Italian Beauty
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John William Godward - An Auburn Beauty, 1895
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John William Godward - An Italian Girl's Head, 1902
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John William Godward - Androclea, 1915
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John William Godward - Androclea, 1915
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John William Godward - Atalanta, 1892
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John William Godward - Bellezza Pompeiana, 1909
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 John William Godward - Lucilia, 1917
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John William Godward - Lucilia, 1917
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John William Godward - Byrsina
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John William Godward - Carina, 1910
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John William Godward - Carina, 1910
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John William Godward - Cleonice, 1913
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John William Godward - Contemplation, 1903
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John William Godward - Dora. 1887
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John William Godward - Dorilla, 1913
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John William Godward - Head of a Girl, Atalanta, 1902
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 John William Godward - Megilla, 1921
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John William Godward - Megilla, 1921
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John William Godward - Melissa, 1898
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John William Godward - Myrhinna, 1915
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John William Godward - Myrhinna, 1915
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John William Godward - Palmira, 1913
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John William Godward - Perilla, 1911
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John William Godward - Portrait of a Young Woman, 1911
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John William Godward - Praxilla, 1922
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John William Godward - Reverie, 1892
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John William Godward - Roman Beauty, 1908
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John William Godward - Sabinella, 1912
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John William Godward - Stesicrate, 1914
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John William Godward - The Letter (A Classical Maiden), 1899
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John William Godward - The Siesta, 1895
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John William Godward - Study of a Head in Drapery, Miss Ethel Warwick
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John William Godward - Study of a Head in Drapery, Miss Ethel Warwick
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John William Godward - Ethel. 1898
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John William Godward - Portrait of Lily Pettigrew, 1887
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John William Godward - Summer Day. 1897
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John William Godward - Portrait of Mary Frederica 'Nin' Godward
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LA MUJER CLÁSICA: MUJER DE PIE EN MEDIO CUERPO
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John William Godward - A Fair Reflection
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John William Godward - A Fair Reflection
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John William Godward - A Fair Reflection (detail 1)
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John William Godward - A Fair Reflection (detail 2)
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John William Godward - A Fair Reflection (detail 3)
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 John William Godward - A Red Rose
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 John William Godward - By the Wayside, 1912
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 John William Godward - Eurypyle, 1920
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John William Godward - Eurypyle, 1920
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John William Godward - Eurypyle, 1920
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John William Godward - Eurypyle, 1920 (detail)
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 John William Godward - In Pensive Mood, 1919
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John William Godward - Ione, 1896-98
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 John William Godward - Ione, 1896-98 (detail 1)
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John William Godward - Ione, 1896-98 (detail 2)
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 John William Godward - Ionian Dancing Girl, 1902
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 John William Godward - Leaning on the Balcony 1892
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John William Godward - Matrona Superba, 1920
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 John William Godward - Matrona Superba, 1920
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 John William Godward - Memories, 1910
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John William Godward - Nerissa, 1906
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John William Godward - Phyleis, 1908
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 John William Godward - Drusilla, 1906
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John William Godward - The Tambourine Girl, 1906
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John William Godward - The Tambourine Girl, 1906
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John William Godward - Reflections, 1893
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John William Godward - Reverie
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John William Godward - Sappho, 1910
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John William Godward - The Belvedere, 1913
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John William Godward - The Rendez-Vous, 1903
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John William Godward - The Ring, 1898
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John William Godward - Tympanistria, 1909
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John William Godward - Violets (study)
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John William Godward - Violets
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 John William Godward - Looking Seaward, 1890
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John William Godward - Looking Seaward, 1890_2
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John William Godward - Looking Seaward, 1890_2
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John William Godward - A Flowers Seller, 1896
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John William Godward - A Flowers Seller, 1896
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John William Godward - A Classical Beauty With A Peacock Fan (study)
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