Por
aquel entonces se publicó un edicto de César Augusto,
por
el que se ordenaba que se empadronase todo el mundo […]
Todos
fueron a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También
José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret,
a
Judea, a la ciudad llamada Belén, por ser él de la casa
y
familia de David, para empadronarse con María,
su
esposa, que estaba encinta.
Mientras
estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento
y
dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales
y
lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue.
(Lucas 2:1-7)
Cuando ellos se fueron, el
ángel del Señor se apareció en sueños
a José y le dijo:
«Prepárate, toma contigo al niño y a su madre
y huye a Egipto, y estate
allí hasta que yo te diga.
Porque Herodes va a buscar al niño para
matarlo.» Él se preparó,
tomó de noche al niño y a
su madre, y se retiró a Egipto.
(Mateo, 2:12-15)
Muerto Herodes, el ángel del
Señor se apareció en sueños a José
en Egipto y le dijo:
«Prepárate, toma contigo al niño y a su madre,
y vete a la tierra de Israel,
pues ya han muerto los que querían
atentar contra la vida del
niño. Él se preparó, tomó consigo al niño
y su madre, y entró en
tierra de Israel
(Mateo, 2:19-21
Romance
de Navidad
2017
Sonrisas
Presentación
Voy
a contar una historia
ya de sobra conocida,
mas
lo haré desde mi propia
y singular perspectiva.
Al
fin y al cabo, si humilde,
fui
también protagonista
de
los hechos que se narran
en historia tan mirífica.
Mi
nombre es lo de menos
—casi
nadie me lo aplica—
aunque
uno me pusieron
de
referencia alusiva
al
rasgo de nacimiento
que
más me caracteriza:
mueca
que estira mis belfos
ligeramente
hacia arriba
y
que produce el efecto
de
permanente sonrisa.
Vine
al mundo en Nazaret,
en
la antigua Palestina,
en
el tiempo en que ésta era
una
romana provincia.
Vi
la luz en un establo
de
una emigrada familia
llegada
hasta Galilea
de
la aledaña Fenicia.
Fueron
testigos del parto,
por
orden de jerarquía:
dos
bueyes de curvos cuernos,
dos
viejas mulas tordillas,
un
perro grande de guarda,
cuatro
cabras saltarinas
y
una lechuza que tiene
allí
su albergue y guarida.
Tras
trastabillar torpón,
vacilante,
a la deriva,
logré
anclar entre la paja
mis
pezuñas indecisas.
Aún
me recuerdo tieso
—las
miradas en mí fijas—
contemplando
en derredor
el
mundo que me acogía:
allí
aperos de labranza,
arcas,
cestas, esportillas,
arneses
y correajes
en
confusa sintonía;
una
gran puerta atrancada,
con
herrajes guarnecida,
y
un tragaluz en lo alto
cerrado
con celosía.
Crecí
sano y vigoroso:
recias
patas, grupa erguida,
abombada,
como suele,
en
mi especie, la barriga;
la
actitud, más que dispuesta,
proclive
a la expectativa;
el
carácter, complaciente,
mas
no exento de energía;
obediente,
desmintiendo
la
fama que nos asignan
de
tercos antojadizos
las
lenguas más viperinas.
"El
orgullo del establo",
mis
amos me repetían,
mientras
rascaban mi frente
a
guisa retributiva.
Es
la capa que me adorna
de
tonalidad perlina,
tintadas
crines y cola
de
alternas mechas cobrizas;
poseo
los ojos zarcos
la
piel como rosa lívida
y
calzo coturnos pardos
que
me cubren las canillas.
Mis
roznidos, melodiosos,
causan
asombro y envidia,
pues
más parecen romanzas
que
no rebuzneras síncopas.
Tengo,
en fin, lo que se dice,
una
apariencia atractiva,
buen
talante y aptitudes
para
brindar alegría.
Encuentro
Un
día como otros tantos
que
alimentan la rutina,
mi
dueño entró en el establo
con
gente desconocida:
un
hombre de edad madura
y
una hermosa jovencita
que
con su abultado vientre
pregonaba
estar encinta.
Ambos
me miraban mientras
mi
dueño les refería
las
virtudes reseñadas
unos
versos más arriba.
Se
acercaron a mi vera,
me
colmaron de caricias
y
sellaron el acuerdo
con
sólo un gesto por firma.
Sería,
a tiempo completo:
ocasional
transportista,
montura
discrecional
y
animosa compañía.
En
dos días iniciamos
la
aventura recogida
en
ese libro de libros
que
lleva por nombre Biblia:
el
traslado hasta Belén,
el
parto, la Epifanía,
la
migración hacia Egipto
en
precipitada huida
por
escapar de Herodes
y
su despiadada ira,
y
el regreso años después,
sin
peligro, a Palestina.
Camino de Belén
Cuando
los rosados rayos
de
la aurora ya teñían
el
oscuro azul del cielo
y
las nubes denegridas,
nos
echamos al camino
que
a Belén nos llevaría:
veinte
accidentadas leguas
cruzando
yermas colinas,
poco
hospitalarios bosques
y
desoladoras cimas;
o
vadeando corrientes
de
pardo lodo embebidas,
cañaverales
frondosos
y
anfractuosas pedrizas.
Cinco
días, en total,
de
difícil travesía.
Cinco
días compartiendo
las
penurias y alegrías,
el
cansancio y el solaz,
que
todo viajar implica.
Cinco
días de dolores,
cinco
días de sonrisas,
cinco
de revelaciones,
cinco
de extraños enigmas:
incorpóreas
presencias
haciéndonos
compañía
—un
aletear de alas
sentidas
pero no vistas—;
o
la presencia radiante
de
una estrella peregrina
—refulgente
centinela,
de
nuestros sueños vigía.
Delante
de mí, José
lleva
un cayado con pica
que
marca sonoro el paso
y
de nuestro paso avisa.
O
caminando salmodia,
o
taciturno camina,
aunque
también intercambia
impresiones
con María.
Se
interesa por su estado:
si
el trayecto la fatiga,
si
los dolores informan
que
el parto ya se avecina.
Y
María le responde,
sonriendo,
con evasivas
(yo
la siento contraerse
cuando
el dolor se encarniza).
Sobre
mi lomo la llevo,
más
que sentada encogida;
vencida
por el dolor,
por
la ilusión sostenida.
Apenas
noto su peso
tal
su gravedad alígera,
como
si en su vientre el éter
tirase
de ella hacia arriba.
Cuando
el terreno es abrupto
o
la vereda se empina,
percibo
cómo su fuerza
de
toda carga me libra:
de las alforjas de paño
llenas
de ropa y comida,
de
la montura de esparto
que
porto a modo de silla.
El Nacimiento
A
la vista de Belén,
venciéndose
el quinto día,
la
frecuencia del dolor
ya
del parto notifica.
Busca
José, angustiado,
en
la aldea hospedería,
mas
no encuentra otro hospedaje
que
una austera boyeriza.
En
ella nos alojamos,
urgidos,
a toda prisa.
De
paja José un jergón
elabora
con pericia,
donde
María se tiende
a
alumbrar la nueva vida...
...Y
la alumbra entre sudores
que
su piel de estrellas nimban...
Allí
está el recién nacido
exhibiendo
una sonrisa,
tal
y como yo hace años
al
nacer también haría.
El
Niño, mientras sonríe,
de
hito en hito nos mira,
revelando
en su mirada
una
ternura infinita.
Como
José es carpintero
hace
una cuna deprisa
con
cuatro maderas viejas
y
cuerdas nuevas de guita;
un
relleno de heno seco
y
una manta por encima
serán
cómodo colchón
para
la crïaturita.
«Veinticuatro
de Diciembre:
Noche
Buena, noche fría,
noche
mágica inspirada
por
Natividad divina».
Coro
de voces blancas
desde
lo alto glorifica,
y
desde lo alto una estrella
toda
la escena ilumina:
recostados,
a los lados
de
la Sagrada Familia,
el
buey con gesto impasible
y
yo con mueca festiva.
María
y José al Niño,
prosternados
de rodillas,
adoran
embelesados,
emocionados
admiran.
Mientras
que el Niño, gozoso,
palmotea
sus manitas
y
da patadas al aire,
que
éste toma por caricias.
Epifanía
Desde
el exterior nos llega
disonante
algarabía,
producida
por pastores
que
vienen en comitiva.
Unos
cantan, otros bailan
y
otros, fisgones, se arriman;
quieren
ver al niño Dios
que
citan las profecías,
y
que un ángel ha anunciado,
dando
oportuna noticia.
Ante
el pesebre se agolpan,
pías,
las gentes sencillas.
Con
cara de asombro observan,
con
curiosidad atisban:
María,
José y el Niño
sonrientes,
les cautivan.
Al
embeleso le sigue
incontenible
alegría
que
estalla en bulla y jaleo,
romanzas
y tonadillas.
Con
las voces, los panderos,
las
zambombas, las esquilas,
los
caramillos de caña
y
los rabeles de tripa.
Todo
un concierto espontáneo
de
una gente campesina
que
tiene más noble el alma
que
otra con más hidalguía.
Ya
se atizan las fogatas,
ya
se apresta la comida,
ya
se prepara la cena
de
manjares bien provista:
dos
corderos recentales,
cuatro
cebadas gallinas;
los
frutos que el huerto ofrece
y
los que el campo prodiga;
dulces
caseros de almendras,
con
miel y clara batida;
pastelillos
de higos secos,
borrachos
de dulce miga;
y
para pasarlo todo
buen
vino de viejas viñas
y
agua clara de la fuente
que
allí brota fresca y limpia.
Un
auténtico banquete
que
en tradición devendría
(derivando
con los años
en
liturgia consumista).
Ya
preparadas las mesas,
dispuesta
la cena opípara,
nuevos
ruidos, en la calle,
se
oyen de caballerías.
Comitivas
son reales,
de
coronas eruditas:
tres
Reyes Magos que estudian
el
cielo y sus maravillas.
De
las monturas descienden
y
ante el Niño se arrodillan,
ofreciendo
tres regalos
que
son tres alegorías:
oro
al Rey, incienso al Dios
y
al Hombre fragante mirra;
la
triple naturaleza
que
al recién nacido asignan.
Hecho
lo cual se disponen
a
cenar en comandita
con
los pastores y pajes
en
alegre sintonía.
Allí
los Reyes comparten
con
los pastores sus cuitas:
el
peso de su corona,
la
gravedad de su insignia.
el desempeño del cargo
y
lo que ello significa
de
responsabilidad
y
de exigencia continua.
Aunque
también les revelan
muchos
momentos de dicha
que
los súbditos del reino
a
menudo les prodigan.
Y las monturas reales,
tan
hermosas como altivas,
de
oro y plata enjaezadas,
con
ricas telas vestidas,
compartirán
con nosotros,
compañeros
de fatigas,
trigo
duro, heno tierno
y
otras varias fruslerías
que
nos arroja al pesebre
la
alegre chiquillería
mientras
cenando rebulle,
corretea,
juega y brinca.
Así
pasamos la noche...
Y
así nos encuentra el día:
con
el cuerpo adormecido
y
el alma de gozo ahíta...
Huida a Egipto
A
José en sueños un ángel
muy
oportuno le avisa
que
debemos emprender
una
apresurada huida:
sanguinario, el rey Herodes
un
terrible edicto dicta,
por
el que a los neonatos
se
les segará la vida.
Así
pues nos preparamos
para
partir enseguida,
no
sin antes recibir
de
los reyes la consigna
de
alejarnos de los pasos
que
los soldados vigilan,
aconsejando
tomemos
las
sendas más escondidas.
Tras despedirnos de todos,
iniciamos
la partida:
muchas
leguas por delante
hasta
la frontera egipcia,
donde
esperamos hallar
descanso
a nuestras fatigas,
a
nuestro temor amparo
y
premio a nuestra porfía.
Sobre
mis lomos la carga
llevo
ahora dividida,
y
a pesar de que son dos
sigo
llevando la misma:
un
solo ser escindido
en
dos almas ya distintas;
misterio
que la existencia
en
sus entrañas cobija.
Durante todo el trayecto,
cogiéndome
de la brida,
un
ángel custodio hace
las
veces de paje y guía.
Va
José, pues, a la cola
cerrando
la comitiva:
con
un ojo se embelesa
y
con el otro vigila.
Muchos
serán los parajes
que
reciban la visita
de
nuestra entrañable, breve
e
insólita Compañía;
muchos
los días de marcha
sobre
la tierra amarilla,
muchas
las noches durmiendo
bajo
la luna argentina.
...
Después
de habitar tres años
en
una egipciaca villa
que
al lado de la frontera,
entre
palmeras, se ubica,
una noche a José en sueños
llegó
alada la noticia
de
la muerte, al fin, de Herodes,
tras
una larga agonía.
Y,
con ella, la ocasión
tan
esperada y prevista
—como
también postergada—
de
volver a Palestina.
El
viaje de vuelta fue
más
liviano que el de ida,
pues
regresamos llevados
en andas por la alegría.
Epílogo
Y
esta es la historia, contada
desde
mi asnal perspectiva.
Nadie
hallaréis más cercano
a
los tres protagonistas
que
el voluntarioso asno
que
este romance rubrica.
Perdonadme
la licencia,
tan
necia como atrevida,
de
dar pábulo a mi voz
y
a mi pluma la osadía
para
escribir estos versos
sin
la destreza precisa.
Espero,
al menos, dejaros
con
el alma divertida
y
en el rostro, dibujada,
una indulgente sonrisa.
|
(Fin)
.....NOTA: ¿No habría de merecer una mínima atención por mi parte el pobre burro que cargara con María durante unos 120 km, entre Nazaret y Belén, más otros 600 km, de ida y vuelta a Egipto?
.....Yo creo que es lo menos que debía hacer. Por supuesto, el mayor honor que le cabe al entrañable borrico es haber sido foco de tanta atención por parte de pintores, escultores e ilustradores de todas las épocas.
.....Faltaba, no obstante, una dedicación textual expresa. Sé que mi contribución lírica no estará a la misma altura artística que la obra gráfica aquí expuesta, pero es mi humilde aportación. Simplemente, es mi manera de rendir homenaje a "Sonrisa", que tal es el nombre que, de modo libre y ficticio, le he adjudicado a este célebre borrico para montar la trama sobre la trama ya conocida.
.....Las diversas licencias que me he tomado sobre los textos de las fuentes bíblicas originales —que siempre han sido referenciales, sobre todo los de los evangelios de Mateo y Lucas— pertenecen al ámbito exclusivo de la creación, que es lo más estimulante de todo este arduo y esforzado trabajo compositivo (sí, sí, aunque yo no sea un Góngora ni un Quevedo —por tomar dos de mis autores de cabecera— es muy probable que, por eso mismo, a mí no me cueste menos parir mis hijos literarios que lo que a estos les costara parir los suyos).
.....Probablemente, poco haya aquí de semejanza con el lirismo prosaico de aquel, siempre modélico ejercicio lírico en prosa, Platero de mi admirado Juan Ramón Jiménez. Pero ¿saben?, estoy seguro de que si existiese un limbo desde el cual las almas de todos los seres —reales o ficticios— pudieran observar a los seres humanos que fueron sus compañeros, coetáneos o creadores, el privilegiado asno que tuvo el honor de llevar sobre sí semejante sagrada carga, y servir de transporte a tales benditos protagonistas durante tan extremada aventura, se sentiría agradecido por esta sencilla y nada pretenciosa dedicatoria.
.....Y, ¿por qué no?, quizás, también muy probablemente, él habrá esbozado la misma sonrisa que yo deseaba en el Epílogo del Romance que fuera, cuanto menos, la impresión causada en todos aquellos que se hayan acercado a leer este Romance de Navidad 2017. Si así fuera... El círculo se habría completado.
GALERÍA
JOSÉ, MARÍA, EL NIÑO y EL BURRO en la ICONOGRAFÍA
.....En el Romance del año pasado, dedicado a la figura de José de Nazaret (el hombre), ya se incluyó una muy amplia selección de pinturas y obras de arte sobre el episodio de la Huida a Egipto, en la que aparecen invariablemente, en diferentes momentos, las figuras de María con el El Niño, José y el burro que les acompañó en aquel viaje/exilio. A aquel post remito para que puedan allí consultarse (enlace clickando aquí). En este post añadiré algunas más que allí no se encuentran, siempre considerando las obras eminentemente artísticas, no las diversas ilustraciones que también pueblan la red, más enfocadas a ilustrar el episodio religioso que a consagrarse al universo del Arte.
.....Estando, como está, el Romance de este año dedicado al sencillo y vulgar asno que fuera soporte y apoyo a la Sagrada Familia en las peripecias vividas en torno al Nacimiento de Jesús, su posterior huida a Egipto y su regreso a Galilea después, la GALERÍA debe de estar, así mismo, a él dedicada. Es por ello que aquí también se adjuntan las (escasas) obras que ilustran el primer viaje de María, aún encinta, y José desde Nazaret a Belén para el empadronamiento —lo que sería causa, al fin y al cabo, de que Jesús naciera en la pequeña aldea de Judea aledaña a Jerusalén (apenas 12 Km separa una de otra), en vez del pueblo de residencia de la pareja, la galilea Nazaret.
.....De entre esta nueva selección hay que destacar, en la obra relativa a la Huida a Egipto, una cantidad apreciable de imágenes miniadas, pertenecientes a Libros de Horas, Misales y diferentes manuscritos de pintura iluminista, de exuberante colorido y delicada factura (unos algo más toscos y otros más esmerados).
EL VIAJE DE NAZARET A BELÉN
Meister der Kahriye-Cami-Kirche in Istanbul
Mosaic of the Journey to Bethlehem (1315-1320)
Church of the Holy Spirit
Mosaic of the Journey to Bethlehem (1315-1320)
Church of the Holy Spirit
.
The Journey to Bethlehem, about 110-1120 AD (marfil). Amalfi, South Italian
(Cleveland Museum of Art)
(Cleveland Museum of Art)
.
Michael Rieser - Am Abend Vor Christi Geburt (1869)
.
James Jacques Joseph Tissot - St. Joseph Seeks Lodging in Bethlehem
Illustration for 'The Life of Christ', c.1886-94
Illustration for 'The Life of Christ', c.1886-94
.
James Jacques Joseph Tissot - St. Joseph Seeks Lodging in Bethlehem
Illustration for 'The Life of Christ', c.1886-94 (Watercolor)
Illustration for 'The Life of Christ', c.1886-94 (Watercolor)
.
Joseph Charles Brickey - Journey to Bethlehem
.
William Hole - Joseph and Mary arrive at Bethlehem, 1906
.
Margaret Tarrant - St. Joseph Seeks Lodging in Bethlehem
.
EL VIAJE A EGIPTO
Book of Hours, Use of Paris, in Latin and French
.
Flight into Egypt- Book of Hours
.
Flight into Egypt - Book of Hours
.
Flight into Egypt - Book of Hours, France, Paris
.
Gospels of Georg Alexief - The Flight into Egypt
.
Heures de Nostre Dame selonc lusaige de Rome, Flight into Egypt
.
Illuminated Manuscripts - The Flight into Egypt
.
La Fuite en Egypt - Heures de Notre-Dame de Pitié
.
Miniature of the Flight into Egypt from a French Book of Hours
.
The Visconti Book of Hours
.
Miniature of the Flight into Egypt, from a French Book of Hours
.
The Flight into Egypt (Holy Family and donkey), Illuminated manuscript. 1408-09,
Metropolitan Museum of Art, New York
Metropolitan Museum of Art, New York
.
The Flight into Egypt. Now at the Edinburgh University Library, Scotland
.
Flight into Egypt (Jesus, Mary, Joseph, Donkey)
Vintage Bible Illuminated Manuscript Prints
Vintage Bible Illuminated Manuscript Prints
.
Missale Salisburgense Around 1400 CE - 1499 CE
.
Guido da Siena - Fuga in Egitto
.
Harry Siddons Mowbray - The Flight into Egypt
.
La huida a Egipto (El_Greco)
.
Titian - between 1485 and 1490-1576 . Te flight into Egypt
.
Jean-Leon Gerôme - The Flight Into Egypt
.
Jean-François Millet - The Flight into Egypt, c. 1864
.
Alexandre-Gabriel_Decamps - The Flight into Egypt (Fuite_en_Égypte)
.
George Hitchcock - The Flight into Egypt
.
George_Hitchcock - The Flight into Egypt
Renwick Gallery
Renwick Gallery
.
George_Hitchcock - The Flight into Egypt (detail)
Renwick Gallery
Renwick Gallery
.
James Tissot - La Huida a Egipto
.
Eugene Alexis Girardet - Flight into Egypt
.
Robert T Barrett - Flight into Egypt
.
Notre Dame de Paris - Massacre of the Innocents - Flight into Egypt
.
Llorenc Matamala i Pinol - The Flight into Egypt. Sagrada Familia
.
Pierre Monnot - Flight into Egypt
.Llorenc Matamala i Pinol - The Flight into Egypt. Sagrada Familia