domingo, 20 de mayo de 2012

El Señor de la Guerra en Juan Eduardo Cirlot (2)




"...lo propio desconocido se aparece en una figura desconocida".
Sincronicidad Paracélsica. C.C. Jung

Sobre el simbolismo

Si, como dijo Salustio, el mundo es un objeto simbólico: ¿De qué lo es? ¿A qué entidad da cuenta el símbolo en que se constituye el mundo? ¿O es que quiso decir, más bien, que el mundo como tal, posee naturaleza simbólica? Si es un objeto, el mundo, ¿Cuál es su sujeto? ¿La Inteligencia Universal? ¿Lo Posible? ¿Dios (los dioses)?
Lo que sí podemos aseverar es que el ser humano vive inmerso en un magma de símbolos. Se me ocurre contemplar este simbólico mundo, objetivable y constatable, desde una doble perspectiva que expresaría su doble carácter: la del fluido, la del líquido, condición natural que aludiría a su naturaleza cambiante, dinámica, corriente, como una fuente, un río, un pantano, un mar; por otro lado la de un tejido, condición producto de una labor de encaje, de manufactura. En una y otra los símbolos vendrían a ser: en un caso, bien sustancias coloidales (y por tanto distintivas y distinguibles), o bien algo indistinto, totalmente diluido con el fluido que la vida -el mundo- es; en el otro caso, las entidades simbólicas serían hilos entramados a la urdimbre del tejido, o bordados más o menos ostensibles. En uno y otro caso los símbolos adquieren categorías: existen símbolos primordiales -primarios-, que afectan a actitudes muy amplias del ser humano y que pueden tener una presencia transcultural; y junto a éstos, como ramas u hojas de un mismo tronco, constelaciones simbólicas más locales que solo implican ámbitos y/o culturas particulares. Lo que está claro es que sin símbolos el ser humano no podría comunicarse, y, por tanto, hacerse entender por otros seres humanos; es más, sin los símbolos no sería posible la compasión, la empatía, eso que hace que exista algo conocido como especie humana, capaz de establecer analogías intelectivas y emocionales, y de compartir estados anímicos... mediante símbolos (palabras, gestos, figuras, emblemas).

Estos símbolos están tan imbricados en nuestro vivir cotidiano, estamos tan habituados a utilizarlos que, como la respiración, lo hacemos inconscientemente; y es por eso que, inconscientemente, a veces, algo -un hecho- nos impacta y no sabemos porqué: es el contenido simbólico que subyace lo que ha impactado nuestra conciencia, aunque no nuestra consciencia. Nuestro entendimiento -el intérprete del alma- capta mucho más del entorno de lo que lo hace nuestro percepción interesada, consciente. Es por eso que tenemos tendencia a adoptar ciertas actitudes, a tomar ciertas decisiones, que no nos explicamos muy bien, pero que, sin saber por qué, nos vemos impelidos, de una forma irrenunciable, a adoptar y tomar.
Los símbolos actúan en el plano del alma, no siempre en el de la consciencia. Es por eso que son tan poderosos. Han construido el entramado significativo humano. Hoy estamos insertos en una maraña tal, en una red tan inextricable, de signos simbólicos como nunca antes. La transversalidad cultural ha provocado una mezcolanza en el entramado simbólico de tal calibre que no nos equivocaríamos si dijésemos que nunca antes el ser humano ha sido, hasta tal grado, sujeto del objeto simbólico que el mundo es.
Curioso, muy curioso, este asistir a un desvelamiento de los símbolos que han transcurrido ante nuestros ojos sin nosotros tener consciencia de ello, sin enterarnos, descubriendo de esta forma la importancia que en nuestro día a día tienen; y, sobre todo, la amplitud y profundidad que aportan a la vida del ser humano: es un humanizar lo humano lo que hace un Cirlot cuando acomete la labor ensayística de interpretar El señor de la guerra a la luz de su contenido simbólico. Y al humanizar lo humano, al justificar y explicar nuestro proceder en base a unos supuestos tan elaborados y complejos, nos dota de autoestima y satisfacción, y nos amplía un horizonte que la muerte, ya, es incapaz de limitar; pues los símbolos poseen la naturaleza de lo eterno y son capaces de traspasar épocas y civilizaciones sin perder ni su vigor ni su vigencia.

En este post: la primera parte del Análisis de los símbolos de El señor de la guerra. En el siguiente: la segunda parte del contenido desarrollado bajo este epígrafe y, además, el intitulado Ideología de El señor de la guerra, que cierra el ensayo. Con ellos daré por finalizada esta transcripción, y, de momento, el tema.
Lo propio desconocido se aparece en una figura desconocida, nos cita Cirlot a Jung, y en esta reflexión-máxima nos expresa uno de los mayores prodigios que se dan en el devenir del ser humano: el que uno es, conectado a lo que es, que el otro le revela, en un descubrirse recíproco... ¿Existe un mayor y mejor canto a la esencia de las relaciones interpersonales, del amor, del azar capaz de sobrepasar lo necesario? Si el Horror es la cruz de la existencia humana (Kurtz dixit), el Amor es la cara. Esto es sabido, una perogrullada, se dirá; pero lo que no lo es, es aquello capaz de trascender la misma existencia humana (el cambio a otra moneda, o ya no-moneda): el amor más allá del amor, el amor-destino, el amor sacrificial por el que una nueva vida renace (y a veces en las mismas personas que lo protagonizan); coqueteo entre la vida y la muerte, relativización de estos estadios hasta confundirlos en una y la misma cosa: Chrysagón y Bronwyn, Bronwyn y Chrysagón: historia de una correspondencia en el devenir insospechado de dos almas brillando con el fulgor de una estrella doble.

La Galería recogerá una segunda entrega de Arnold Böcklin, que titulo Trascendencias, con su obra maestra más paradigmática -Die Toteninsel (la isla de los muertos)- en sus diversas versiones (5), y una selección de obras cuyo trasfondo bien podría considerarse lo trascendente, es decir aquello que es vecino a la fatalidad y a la muerte, y que, no obstante, no supone acabamiento sino misterio.

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BRONWYN
Simbolismo de un argumento cinematográfico
(Juan eduardo Cirlot)

Análisis de los símbolos de 
El señor de la guerra
(I)

...Para conocer el significado de los símbolos que van apareciendo en el argumento de Stevens no vamos a emprender una investigación probatoria de tales sentidos, ya que esto ha sido hecho por especialistas; nos atenderemos al principio de autoridad y a la confianza que determinados criterios nos merecen. Utilizamos para dicho análisis la bibliografía que se relaciona al final de este ensayo y remitimos a ella, en cada caso, por un número de referencia. En vez de estudiar los símbolos a medida que aparecen en el argumento, lo que, por su yuxtaposición, crearía un confusionismo de difícil solución, hemos preferido agruparlos por "constelaciones" que se refieren a personajes o a hechos, tratando primariamente de los símbolos substanciales para la "historia", de Chrysagón y Bronwyn y aludiendo luego a los secundarios
...Comenzaremos por especificar que "el ambiente de misticismo jamas visto..." nos conduce a un clima similar al descrito por Corbin (4), para quien los "hechos", los fenómenos terrestres, son "algo más que fenómenos; son hierofanías mazdeanas que nos revelan quienes son los seres y cosas". Agrega que en este mundo hemos de llegar allá, es decir, a vivir "el otro". Esto y no otra cosa es el misticismo. En cuanto al fondo de creencias sobre el que se dibujan los personajes y hechos de El señor de la guerra, se centran sobre todo en el preeminente valor dado a la fecundidad-fertilidad. que, según Hubert (9), era la principal inspiradora de la religión de los celtas. La cesión de las novias al "señor del lugar", y las orgías, según Eliade (7), tenían la finalidad de estimular la fertilidad agraria. Podríamos agregar que la vida de las plantas y de la tierra no dejaba de implicar una "animación" de la propia muerte, como se verá, concibiéndose el mundo de los muertos como una especie de "depósito" del que brota la vida, y al que se enriquece mediante sacrificios, incluyendo los sacrificios humanos, tal como explican las historias de las religiones.


...La condición de caballero de Chrysagón ya tiene valor simbólico, pues representa la sublimación del guerrero. Según Marx (16), la idea del caballero es céltica. Indica que Irlanda influyó en Gales, y Gales, por mediación de las cortes anglonormandas de Inglaterra, aportó la noción de caballero y del fatum del amor. Pero es fundamental que el "señor de la guerra" no aparezca solo, sino con un hermano. El mito de los dos hermanos (Dioscuros, sol levante y sol poniente, parte inmortal y parte mortal del hombre, espíritu e instintos) es conocido de todos los antropólogos y psicólogos (11). Schenider habla de un "hermano claro y otro oscuro", y señala que ambos hermanos, juntamente, , forma un dios doble (Géminis), que es a la vez el "dios de la guerra y de la fecundidad, de la muerte y del renacer, de ahí la necesidad de los ritos sangrientos para crear y mantener la vida" (19). Agrega que ese dios es un símbolo de la naturaleza, que crea y mata. También dice que la crisis que determina esa antítesis fundamental al Génesis, al producirse aparece como lucha y se expresa por el hecho de que "este combate se desarrolla entre hermanos". (19). Es interesante la connotación simbólica del "señor de la guerra" en tanto que tal, que lo asimila a Marte, quien, según Thevenot (21), "presidía lagos, fuentes y arroyos entre los celtas" apareciendo también como protector de grupos sociales.
...Es importante el significado simbólico de los nombres de los dos hermanos de El señor de la guerra. Éste se llama Chrysagón, del griego Chrysos (oro) y agonía (lucha), mientras que la asimilación de Draco a dragón apenas necesita comentarse. El oro, simbólicamente, es igual al color blanco. Savoret habla del "caballo blanco labrado en una roca en Berkshire Downs... A cierta distancia se halla 'la colina del dragón' y, según leyendas locales, San Jorge (caballo blanco, luchador de oro) mató en esa colina al dragón al que está tradicionalmente asociado" (18). Advertimos así un segundo significado simbólico de la lucha Chrysagón-Draco, que refuerza el primario del Géminis ya expuesto. Dragón simboliza la parte inferior del hombre (como el toro en la religión de Mithra) y también sequía, enfermedad, plaga o tiranía (20). De otro lado el dragón es el guardián del tesoro (Bronwyn), el obstáculo para su posesión (1), y el caballero habrá de vencerlo para lograr lo que anhela (15), incluso en el "lugar lejano..." para recoger los frutos del jardín paradisíaco, "el héroe ha de afrontar al monstruo guardián", según Eliade (7). Psicológicamente se diría que el dragón es la "sombra" del caballero. A la vez, el halconero enano es la "sombra" de Draco (11).
...Respecto al valor simbólico en sí mencionaremos ideas muy interesantes. Según Marx (16) el nombre puede constituir el origen de una leyenda o ésta concentrarse en el nombre. Vendryes (22) dice que "el nombre precisa el objeto". Puede "evocar sentimientos e implica cierto juicio de valor".


... Vamos a referirnos ahora a los símbolos del lugar donde se producen los "hechos" de El señor de la guerra. Resulta casi increíble la literalidad de las convergencias de sentido. Sabemos que el "señor" llega con su naturaleza dual (Géminis) a unas tierras que le han sido concedidas en feudo y que éstas son pantanosas. Apuntamos ya que el caballero parece hallarse en situación interior crítica, "maduro para la muerte", dice Marius Schneider (19). "El hombre, desilusionado y dolorido, después de haberse enfrentado con el monte de la culpa, se halla ante dos caminos para continuar. Puede seguir la región pantanosa, que visitan los cazadores y que se extiende hasta el río de la muerte, o puede intentar trepar la sierra del deber, del dolor y del sacrificio". Chrysagón sigue ante todo el primer camino y cuando, tras ser herido por Marc, quiere seguir el segundo, muere.
...La comarca es un "paisaje completo", es decir, el paisaje cósmico. Przyluski dice: "el lugar sagrado se descompone en tres elementos principales: piedra, agua, árbol. La parte sugiere el todo... El lugar santo es el paisaje completo: monte (torre), lago, río, bosque, mar, rocas, sentido como un todo... Fecundidad, fertilidad, nacimiento y muerte, muerte y renacimiento, estos procesos atestiguan la variedad y fuerza del dinamismo de que el lugar santo es la manifestación permanente". Y agrega esta tremenda afirmación: "en ese estadio, el lugar santo tiende a convertirse en una figura femenina". Luego, ella se convierte en Diosa y adquiere una leyenda" (17). El pantano, específicamente, se refiere al predominio del principio femenino, por ser la síntesis de los dos elementos femenino (tierra y agua).
...De otro lado, Vendryes (22) señala que "en el mundo céltico (como en el misticismo sufí) el universo es concebido como compuesto de dos mundos, no superpuestos, sino confundidos: el de los hombres y el de las hadas, uno visible y otro insivisible, salvo excepcionalmente" (22). Thevenot precisa (21) que "una corriente de agua, un lago, o la cima de un monte, era el lugar de residencia de una deidad o el de su aparición". Esta aparición es, en el plano más directo, un fenómeno, pero en el plano místico es una vibración producida por la brusca iluminación de este mundo por un factor que procede del otro. En la mística sufí habla de "la tierra de las visiones" , mundo en que tiene lugar los acontecimientos espirituales reales. Lugar donde el espíritu se corporeíza. Existe así una "geografía visionaria" en la qeu todos los elementos son símbolos. Cuando un ser humano ve seres de mundos superiores o ve seres de este mundo bajo la luz de lo superior, ha entrado en el barzakh, en el intermundo, ha penetrado en el país llamado Hurkalya, o "tierra del alma", que es la visión del alma. Dice Corbin, de quien tomamos estas nociones (4), que "ver las cosas en Hurkalya es verlas como acontecimientos del alma". Así los "hechos" que tienen lugar en el "paisaje completo" muestran ya la faz del más allá. De otro lado, se señala el peligro que para un ser vivo tiene ese acontecimiento, pues, como indica Caillois (2), "sacro es aquello a lo que uno no se aproxima sin morir". Y es porque lo sacro es lo absoluto. Lo absoluto linda siempre con la muerte porque en el mundo fenoménico no puede darse lo absoluto.
...Precisemos que en el "paisaje completo" donde se cumple el destino de Chrysagón el bosque es el templo céltico (14) y recordemos que, en él, la torre sustituye a la montaña, siendo el lugar de la boda de la tierra y el cielo. Eliade dice: "La hierofanía (y hierogamia) es simbolizada por un axis mundi (montaña, pirámide, torre) en la que se verifica una ruptura de niveles (7). Schenider confirma que la torre (o la montaña) es "el lugar en que se cruzan el cielo y la tierra (19), siendo la escalera del interior de la torre una ratificación del axis mundi a la vez que un símbolo del culto a los antepasados.


...Hemos analizado hasta ahora los símbolos del "señor de la guerra" y de la comarca donde tienen lugar los hechos que consuman su destino. Vamos a ver ahora los valores simbólicos de los hechos primordiales y los de la doncella misteriosa que surge para darle una rápida felicidad y causar su muerte sacrificial. Bronwyn está desnuda en el agua cuando Chrysagón la conoce. Existen en ese episodio crucial cinco símbolos esenciales. Las aguas simbolizan "la suma universal de virtualidades... son el depósito de todas las posibilidades de la existencia (7). Tienen un carácter a la vez virginal y materno (15). La inmersión en el agua simboliza, según Lengyel, "el retorno a lo preformal, igual que la salida del agua repite el gesto cosmogónico de la creación formal y diferenciada" (12). Loeffler precisa que "el agua regenera, provoca una resurrección  (15), es decir, un despertar, un cambio de naturaleza, lo que verdaderamente sucede en el caso de Bronwyn, que había vivido como oscura porqueriza hasta el instante y, repentinamente, parece iluminada por poderes nuevos. Rank halló, mediante un estudio estadístico, que la inmersión en el agua o el salvamento de ella son preponderantes en los mitos de héroes y semidioses.
...Bronwyn está desnuda en el agua. Prescindiendo de la belleza de su cuerpo, de su relativo efecto producido en el ánimo de un "señor de la guerra" (el carácter "místico" de los hechos resulta de lo evidentemente desproporcionado de sus consecuencias), según Corbin "desvestirse de la ropa material es anticipar el "cuerpo de luz" o de resurrección, pura incandescencia diáfana de las luces arcangélicas" (4). Vendryes se limita a señalar que "en las sociedades primitivas, la desnudez posee virtud mágica" (22) y Przyluski reitera exactamente lo mismo y agrega que "los velos, trajes, son pantallas que impiden la difusión del maná, de la potencia mágico-religiosa" (17). Por su parte, Loeffler alude al carácter trágico de la revelación al decir: "Venus Anadiomena, enteramente desnuda, representa el último momento de la vida, el instante de la inmersión en el agua-madre para un renacer" (15), dando aquí a la inmersión un sentido más radical y trascendente.
...Otro símbolo es la corona de flores blancas que alude a la pureza de Bronwyn y a su calidad e novia (3), apuntando a la probabilidad de conflicto real, como efectivamente se produce. Finalmente queda el "encuentro" como símbolo. Loeffler dice que ella (la durmiente, la que vivía sin saber quién era) "se despierta a veces por el encuentro con él" (15), y alude incluso al lugar  del encuentro en El señor de la guerra diciendo: "En los encuentros, con frecuencia, la princesa encuentra cercade una fuente a su hada protectora (un aspecto superior de su propia personalidad) (3), o al príncipe encantador" (15). En el más alto nivel el encuentro es una hierofanía, una revelación de lo sacro (7). Jung valorando un factor del encuentro, dice que "lo propio desconocido se aparece en una figura desconocida". es el momento en que se revela el Anima anunciadora del destino (10). Y Schneider explica mucho más concretamente el problema al decir: "Se alcanza el punto culminante (de una existencia) cuando una persona oye su propia melodía, es decir, la melodía de su propia alma, pero no cantada por ella misma, sino emitida por algo o por alguien 'que esté fuera del cuerpo físico de esa persona'. Nadie puede escapar al dictado imperioso de esa voz... Es la hora de la muerte" (19). Por eso Wagner puede llamar a la amada auténtica "mensajera de la muerte".


...Veamos ahora qué sucede con Bronwyn. Su carácter de "hija adoptiva" de origen ignorado permite hacer todas las suposiciones. El hecho de que, en el argumento, el hijo del rey frisio quede en poder de los celtas pudiera ser un indicio de que, años atrás, a Bronwyn le sucedió igual. Pero ¿hubieran llevado los frisios una niña a la guerra? De otro lado, la "ascensión" de su situación es vertiginosa y tiende a lo sobrenatural mejor que a la simple justificación de que un noble pase por alto su baja calidad social para desposarse con ella. El hecho de que toda mujer gozara de elevado prestigio espiritual entre los celtas (5) no bastaría para explicar nada. Se insinúan sus poderes ya en su relación con los animales: las abejas, mundo en el que la madre o reina es la que hace prosperar a su pueblo (15); las aves que apartan a Chrysagón en un momento dado (11) y son símbolo de espíritus malignos (15); los cerdos que ella cuida y que desempeñan papel importante, con el jabalí, en la mitología céltica (15) y que son animales que se sacrifican a la Gran Diosa (18), y los halcones usados en la caza por Chrysagón, "símbolo de la victoria sobre los instintos, con el consiguiente desgarramiento" (3). Es un caso patent ede Potnia theron (señora de los animales). de otro lado, la poesía céltica abunda en testimonios de una creencia  que expresaría ciertas síntesis de panteísmo y transmogración. Jean Markale, en Les Celtes (1969), transcribe estos versos del bardo Tuan mac Cairill: "Viví primero en la manada de los cerdos / heme aquí ahora en la bandada de los pájaros". A la vez su conocimiento de las propiedades de las plantas la convierte en druidesa y lleva una rama de muérdago atada al brazo en su segundo encuentro casual con Chrysagón. El muérdago (11) era empleado en ritos de fecundidad. La belleza deBronwyn es una caja de Pandora para el caballero normando, todos los bienes y males provienen de ella. Pero ¿cómo se somete tan pasivamente? ¿cómo no se reduce todo a un afán de posesión que el podía satisfacer con facilidad? ¿por qué ella precipita la crisis entre los dos hermanos? ¿por qué Chrysagón se casa con ella? Evidentemente "el plano" realista de la historia no puede explicar nada de esto. Bronwyn resulta ser un personaje de ambigüedades sumas, a la vez qeu capaz de desarrollar progresivamente un gran poder de sugestión. Chrysagon la acusa de haberle hechizado. Como "hija adoptiva" cabe suponer que no fuera una simple campesina. Sea como fuere se presenta con los rasgos que la mitología céltica atribuye a la ban shee (mujer hada), cuya aparición, en el libro de Grimal --convergencia con Schneider-- es "presagio de muerte". El hada es la conciencia humana en el cuarto estadio de evolución, cuando adquiere los primeros poderes supranormales (15) . el mismo autor, Loeffler, no deja de señalar que, con frecuencia, en leyendas y cuentos folclóricos, las hadas aparecen con la mayor ambigüedad, dotadas de altos poderes y trabajando en los menesteres más bajos (cenicienta, porqueriza). Es una princesa que se ignora --parcela del inconsciente que se une, para una acción fecunda y determinada, con la parcela correspondiente de la conciencia (príncipe)--, siempre según Loeffler. Pero hay más, volviendo a la obra de Grimal, se afirma que la mujer-hada no es sino la antigua diosa decaída de los goidélicos, "seres que aparecen y desaparecen sin que se sepa de dónde vienen ni a dónde van" (8). Por tanto, Bronwyn, tras la inmersión en las aguas primordiales "recobra" su verdadera naturaleza (que Draco no puede ver, pero que Chrysagón reconoce de inmediato y por esto se somete a ella). Él, a fin de cuentas, no es sino un componente del estamento feudal. ella es una deidad, es la diosa que preside la caza y la guerra, es la personificación del lugar santo, asociada alas aves (17). Siendo Marte el consorte de la gran diosa, Chrysagón ha de casarse con Bronwyn. La relación de ésta con las aguas, a parte de las explicaciones dadas, le da también carácter de "ninfa", situación intermedia entre el hada y la gran diosa. Posee un significado que rebasa cuanto podemos comentar. Dice Jung estas enigmáticas palabras (10): "El anhelo de la ninfa de una revivificación y salvación tiene su contrapartida en aquella substancia real que está oculta en el mar y clama por su liberación". Afrodita, naciendo del mar, también personifica esa "substancia real", auténtico arcano --¿materia de la transmutación universal y fuente de todo el devenir cósmico?
...Si preferimos no elevar a Bronwyn al rango de deidad, hipótesis sentada sobre su acción y los contextos de ésta, cabe hacerla derivar al rango de "arcángel femenino" del sufismo. Spenta Armaiti regenta la tierra, Hurvatat las aguas. Amertat las plantas, Bronwyn es la fravarti, la Daena de Chrysagón, su propia alma fuera de él, lo que nos retrae a cuanto dijimos sobre "el encuentro" a base de las afirmaciones de Marius Schneider sobre "oír la propia melodía", emitida por un ser que está "fuera del propio cuerpo". Esto y no otra cosa es lo que crea en El señor de la guerra el "ambiente de misticismo rara vez visto" y esto es lo que justifica que él se precipite, contra todo riesgo, en la destrucción, inmolándose por su amor a Bronwyn.

(Próximo capítulo: Análisis de los símbolos (II), e Ideología de El señor de la guerra)

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GALERÍA

Arnold Böcklin
(1827-1901)

Trascendencias
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Die Toteninsel I (1880, Basel) (La isla de los Muertos)
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Die Toteninsel  II (1880, New York)
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Die Toteninsel III (1883, Berlin)
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Die Toteninsel IV (1884, Berlin) Perdida en la 2ª Guerra Mundial
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Die Toteninsel V (1886, Leipzig)
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Die Lebensinsel (La isla de los Vivos)
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El Volcán
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Prometeo
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El ataque de los piratas
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Der Krieg
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La guerra
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Batalla en el puente
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Batalla en el puente (2)
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El Santuario de Hércules
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La muerte de Cleopatra
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La Plaga
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El Descendimiento
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María Magdalena llorando a Cristo muerto
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