jueves, 3 de mayo de 2012

Jesus blood never failed me yet



Versión original (1971)

Jesus blood never failed me yet
Never failed me yet
Jesus blood never failed me yet
There's one thing I know
For he loves me so
...


"En 1971, cuando yo vivía en Londres, estaba trabajando con un amigo, Alan Power, en una película sobre las personas que viven en la calle (homeless), en el área alrededor de Elephant and Castle y la estación de Waterloo. Al suponer que los estábamos filmando, algunos, borrachos, se pusieron a cantar --a veces trozos de ópera; otras, baladas sentimentales--, y uno, que de hecho no bebía, cantaba una canción religiosa: "La sangre de Jesús nunca me ha fallado todavía" (Jesus Blood never failed me yet), que en última instancia no sería utilizada en la película. Al final me dieron todas las grabaciones no utilizadas en el film, incluida esta.
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Cuando la escuchaba en casa me di cuenta que su canto sintonizaba con mi piano, entonces improvisé un sencillo acompañamiento. Me di cuenta, también, que la primera sección de la canción --de trece acordes--formaba un eficaz bucle que podría repetirse sin fin. Fui con la cinta a Leicester, donde estaba trabajando en el Departamento de Bellas Artes, y mientras lo copiaba en una cinta continua, pensando añadir un acompañamiento orquestado para ello, fui a tomar café. La puerta de la sala de grabación que comunicaba con una sala de pintura se quedó abierta. Cuando volví al estudio me encontré con que había en la sala un silencio inusitado. La gente se movía más lentamente de lo habitual, y algunos estaban sentados solos, en silencio, llorando.
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Yo estaba perplejo hasta que me di cuenta que la cinta seguía sonando y que habían sido impactados por el canto del anciano. Esto me convenció de la fuerza emocional de la música y de las posibilidades que ofrecía un simple, aunque gradualmente evolucionado, acompañamiento orquestal que respetase la nobleza y la fe sencilla del vagabundo. Aunque murió antes de que pudiera escuchar lo que había hecho con su canto, la pieza permanece como un testimonio elocuente, aunque incomprendido de su espíritu y su optimismo." 

Gabin Bryars

Diógenes pregunta a las estatuas por las almas


Intro
El contenido de este post, incluidas las referencias musicales, procede de una hoja manuscrita por Héctor e introducida en un sobre blanco cerrado cuya única leyenda decía: 

Flores en el muladar
Abrir en caso de necesidad

Obviamente, cuando di con él, mientras catalogaba y ordenaba aquel disperso archivo legado al que ya se ha aludido anteriormente en varias ocasiones, procedí a abrirlo y descubrir qué necesidad era aquella que merecía el honor del resaltado. Por toda respuesta encontré los textos aquí consignados. Nada más. Ni una explicación, ni una justificación, ni una alusión siquiera a su oportunidad. Así lo he respetado.
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Morceñas

En sus ojos mil mentiras,
en el alma una verdad:
indigente en apariencia;
opulento, en realidad.
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Vive el hombre en la miseria
extraviado su destino:
mendigo cuando se piensa,
cuando se sueña, divino.
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Este estigma con que nace
el alma, en su centro herida,
a pesar de los vendajes
sangrará toda la vida.
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Solo borracho de sueños
logra el hombre resistir
el mortificante tedio
que le supone vivir.
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Sale el sol cada mañana
ajeno a cualquier anhelo,
nada sabe de esperanza,
nada de humano consuelo.
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La existencia del dolor
es prueba definitiva,
de inexistencia de un Dios
con entidad compasiva.
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De nada sirven promesas
ni piadosas teologías,
de nada cruces sangrientas
ni vanas eucaristías.
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Si la vida es un milagro
más lo es sentirse vivo
sin sentirse, al mismo tiempo,
de una sinrazón cautivo.
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Conjuraba la desdicha
con rubíes en las venas,
cantando una letanía
que silenciaba sus penas.
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Trece compases repite
con tan sincera emoción
que el alma nos deja triste,
conmovido el corazón.
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Versión orquestal (2005)
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Enlace a Post relacionado: Homeless
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