lunes, 8 de abril de 2013

Sobre "La Inteligencia de las Flores" (1) - GALERÍA: Henri Fantin-Latour (Rosas 1)





Aristóteles escribe que la filosofía nace del asombro. Del asombro de ser,
del asombro de ser en el tiempo, del asombro de ser en este mundo
 en el que hay otros y animales y estrellas. Del asombro nace también la poesía.
Prólogo de Jorge Luis Borges
a La Inteligencia de las Flores, de Maurice Maeterlinck

Presentación
.....Y es este asombro el que nos va construyendo a todos los que andamos en una continua búsqueda: búsqueda de la belleza, búsqueda de uno mismo, búsqueda de las verdades --acaso inexistentes--, búsqueda de los paraísos --cada vez más improbables--, búsqueda del mismo asombro, pues en definitiva lo que busca el buscador es el hallazgo que le procure el asombro, la experiencia intensa, la reflexión o la sensación que lo haga sentirse, en el sentido más propio, exultantemente vivo. 
.....Y tras el asombro, a su sombra, aparece, cúpula misteriosa, la pregunta; y tras la pregunta la respuesta que uno mismo se da y que pueda justificar ese asombro. Así Aristóteles y Heráclito, pero también Esquilo y Píndaro; así Spinoza y Wittgestein, pero también Shakespeare y Cervantes; así Kant o Hegel o Nietzsche y Cioran o Bataille o Savater, pero también Quevedo o Bécquer o Lorca. Por no citar a tantos otros ilustres, o menos lustrosos, que en las diversas alas del arte sobrevuelan los cielos del asombro. 
.....Así también el lector, que es un buscador, devora páginas buscando ese asombro, y cuando lo encuentra se detiene; entonces no devora, degusta, paladea, asimila, absorbe la magia del asombro y la convierte en aliento encantado, aliento que puede, tal vez, condensarse en negro sobre blanco, dando así cuenta del asombro experimentado con una más o menos fructífera cosecha de impresiones. 
.....De eso se trata en este post. Con él inauguro la siguiente serie dedicada a Maurice Maeterlinck y una de sus obras más fragmentarias: La Inteligencia de las Flores. Esta obrita ha llegado a mi poder de la mano de la biblioteca personal de aquel genial escritor porteño, factótum de tantas otras compilaciones editoriales (como la fantástica Biblioteca de Babel, ya citada en anteriores posts). La Biblioteca Personal de Jorge Luis Borges es una exquisita selección, en 64 volúmenes, de algunos de los libros con especial significación para el bonaerense (es decir, aquellos que le han causado, por una u otra razón, el antedicho asombro). 
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....La Inteligencia de las Flores hace el número 24 de la colección, y lo he degustado mientras vacacionaba estos días de Semana Santa, en un retiro cuasi paradisíaco no lejano al fragor del turisteo --mas retirado como conviene a todo paraíso emboscado. Comencé a leer las primeras páginas con interés; su temática y estilo parecían inusuales: no era narración y lo era, era prosa pero mechada y nimbada de poesía, era ensayo y era estudio, era cuaderno de bitácora y era diario. Una vez finalizados los capítulos correspondientes al título que lleva el volumen, comenzaron a desgranarse diversas reflexiones sobre esto y aquello, todas cuestiones que interesan a un espíritu que se pregunta, que observa, que contempla, que medita, que vive en la sociedad de los hombres, en el mundo que nos contiene y sobre el que gravitan las estrellas por donde escapamos de él hacia horizontes inexcrutables e infinitos. A medida que se van desgranando los diversos capítulos, las diversas reflexiones, la lente va enfocando de lo general y externo hacia lo específico e interior.
.....Al final, quien comenzara por describir el asombro contenido en lo cotidiano, el de Los perfumes (espléndido preludio a la célebre obra de Patrick Suskind), el de La medida de las horas (la relativa calidad del tiempo), el de un inesperado Elogio del boxeo (el control de la violencia, su regulación en el cultivo del cuerpo sano, convertida en arte), el de la gran literatura de A propósito del Rey Lear (panegírico crítico literario de, quizá, la mayor obra maestra del bardo sajón), acabará por meditar en voz alta sobre asombros, no ya cotidianos, sino intemporales, eternos en el ámbito de lo humano, tales como El silencio, El despertar del alma, La bondad invisible, La vida profunda o La belleza interior, y hasta un capítulo dedicado expresamente a las mujeres, quienes, no obstante, como uno de esos hilos de oro abrazado a la trama multicolor, aparecen aquí y allá en varias de las reflexiones. Así, a medida que progresivamente nos adentramos en el alma de Maeterlinck, puerta que éste cortesmente nos franquea, parécesenos ir comprendiendo mejor lo que subyace en lo que nos cuenta de ese asombro con que la inteligencia de las flores parece actuar, asombro que no es más que el hallazgo, en nosotros mismos, de verdades que conectan con la Gran Verdad a la que debemos la existencia.

.....Al socaire de La inteligencia de las flores uno reacciona --tras el asombro-- emitiendo, como ya he apuntado antes, ese aliento encantado que no es sino respuesta a la pregunta (o preguntas) suscitada a renglón seguido del asombro experimentado, en forma, a su vez, de reflexiones, que si propias, no dejan de ser ondas provocadas por la piedra caída en el propio estanque; una piedra que en este caso toma la forma de carbonato regular de naturaleza diamantina.
.....Dos serán, así, los tipos de contenidos que nutrirán las entradas: las formas diamantinas causantes del asombro (las ondas en el alma propia), y las reflexiones a que dan lugar; es decir: citas textuales del texto de Maeterlinck, e impresiones mías surgidas a su estela, o por su bendita culpa. No glosaré todas las citas. Creo que es bueno que el lector no avisado de esta obrita tenga una lectura aséptica de la misma, no comentada, no interpretada, sino desnuda, en toda su rotunda brillantez. Y, al mismo tiempo, asista a cómo la lectura de esos textos suscitan en el alma receptiva --la mía, en este caso-- una asociación de ideas única --de cada lector--, referida siempre a la propia experiencia. Es un ejercicio no sólo curioso sino algo morboso, pues uno muestra desnuda, también, la propia alma ante los estímulos del asombro.

.....En los treinta más o menos breves capítulos que dedica Maeterlinck a describirnos la inteligencia de las plantas --más expresamente, la de las flores--, asistimos al increíble relato de un mundo fantástico que deja en mantillas toda fantasía salida de la mente del hombre. Se trata, obviamente, del reino más extenso que la naturaleza ha creado, dotado de vida, en la tierra: el ReinoVegetal, y en el que la inteligencia, que podríamos llamar Universal o General, no hace sino explayarse, manifestarse, expresarse, hacia un infinito alucinante. Las descripciones que el escritor-observador realiza (y que él tilda, con sincera modestia, de "algunas observaciones elementales") semejan una proyección fílmica --aumentada por tanto-- de pacientes observaciones realizadas, no sólo a lo largo del tiempo, sino a través de lentes que nos las hicieran perceptibles, pues las historias que se nos narran pasan desapercibidas para el común de la gente; sólo los botánicos y los curiosos suelen ser los pacientes y atentos observadores directos de esta inteligencia magmática, incesante y asombrosa que se expresa de continuo en las aparentemente anodinas, si bellas, plantas. Y uno de los valores de lo que allí se nos dice --y no el menos importante-- es la revelación que tenemos de que nuestra inteligencia, esa a la que damos tanta importancia, es apenas un reflejo de otra inteligencia inconmensurable, la de la Naturaleza (nos viene bien aquí la cercanía con los anteriores posts dedicados a Spinoza; cualquiera diría que las coincidencias no existen) que está obrando constantemente.
.....Nuestra inteligencia, veremos al leer estos textos, no debería sentir en absoluto la tentación del engreimiento, porque al fin y al cabo no somos más que el final de la cadena, quizá el último eslabón que sin duda, por muy sofisticado que nos parezca, un día será superado. Como bien nos dice Maeterlinck, lo que el hombre ha inventado, inventa o inventará, la naturaleza lo inventó antes en alguna de sus innumerables manifestaciones, y, con seguridad, de forma más perfecta y eficaz. Lo que caracteriza la inteligencia del ser humano, y que constituye su ventaja competitiva, es, si acaso, el carácter de punto de encuentro, de síntesis, de resumen compilatorio, de las muchas expresiones inteligentes que en los otros reinos (vegetal, mineral) se diseminan  y distribuyen en manifestaciones particulares. El ser humano parece ser el único espécimen capaz de establecer tal cantidad de analogías complejas que le permiten dar soluciones multinivel a los cambios que en su existencia se suceden; mas éstas soluciones, no nos quepa duda (nos dirá y demostrará Maeterlinck), ya han sido experimentadas con anterioridad en alguno de los muchos (¿infinitos?) ámbitos de la naturaleza.

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La INTELIGENCIA de las FLORES
Maurice Maeterlinck
(Fragmentos)

....."No tengo, inútil es decirlo, la intención de pasar revista a todas las pruebas de inteligencia que nos dan las plantas. Esas pruebas son innumerables, continuas, sobre todo entre las flores, en las que se concentra el esfuerzo de la vida vegetal hacia la luz y hacia el espíritu."
[Cap. I]
....."Sería superfluo trazar el cuadro de los grandes sistemas de la fecundación floral: el juego de los estambres y del pistilo, la seducción de los perfumes, la atracción de los colores armoniosos y brillantes, la elaboración del néctar, absolutamente inútil para la flor y que ésta no fabrica sino para atraer y retener al libertador extraño, al mensajero de amor, abejorro, abeja, mosca, mariposa o falena que debe traerle el beso del amante lejano, invisible..."
....."Si es difícil descubrir, entre las grandes leyes que nos agobian, la que más pesa sobre nuestros hombros, respecto a la planta no hay duda: es la que la condena a la inmovilidad desde que nace hasta que muere. Así es que sabe mejor que nosotros, que dispersamos nuestros esfuerzos, contra qué rebelarse ante todo. Y la energía de su idea fija, que sube de las tinieblas de sus raíces para organizarse y manifestarse en la luz de su flor, es un espectáculo incomparable. Tiende toda entera a un mismo fin: escapar por arriba a la fatalidad de abajo; eludir, quebrantar la pesada y sombría ley, libertarse, romper la estrecha esfera, inventar o invocar alas, evadirse lo más lejos posible, vencer el espacio en que el destino la encierra, acercarse a otro reino, penetrar en un mundo moviente y animado."
....."Veremos que la flor da al hombre un prodigioso ejemplo de insumisión, de valor, de perseverancia y de ingeniosidad."
[Cap II]
....."Venidos los últimos sobre la tierra, encontramos simplemente lo que siempre ha existido, y repetimos como niños maravillados la ruta que la vida ha hecho antes que nosotros."
[Cap. VII]

....."No podemos dejar las plantas acuáticas sin recordar brevemente la vida de la más romántica de ellas: la legendaria vallisneria, una hidrocarídea cuyas bodas forman el episodio más trágico de la historia amorosa de las flores.
.....La vallisneria es una hierba bastante insignificante que no tiene nada de la gracia extraña del nenúfar o de ciertas cabelleras submarinas. Pero se diría que la naturaleza se ha complacido en poner en ella una hermosa idea. Toda la existencia de la pequeña planta transcurre en el fondo del agua, en una especie de semisueño, hasta la hora nupcial en que aspira a una vida nueva. Entonces la flor hembra desarrolla lentamente la larga espiral de su pedúnculo, sube, emerge, domina y se abre en la superficie del estanque. De un tronco vecino, las flores masculinas que la vislumbran a través del agua iluminada por el sol se elevan a su vez, llenas de esperanza, hacia la que se balancea, las espera y las llama en un mundo mágico. Pero a medio camino se sienten bruscamente retenidas; su tallo, manantial de su vida, es demasiado corto; no alcanzarán jamás la mansión de la luz, la única en que pueda realizarse la unión de los estambres y el pistilo.
.....¿Hay en la naturaleza una inadvertencia o prueba más cruel? ¡Imaginaos el drama de ese deseo, lo inaccesible que se toca, la fatalidad transparente, lo imposible sin obstáculo visible!...
.....Sería insoluble como nuestro propio drama en la tierra; pero interviene un elemento inesperado. ¿Tenían los machos el presentimiento de su decepción? Lo cierto es que han encerrado en su corazón una burbuja de aire, como se encierra en el alma un pensamiento de liberación desesperada. Diríase que vacilan un instante; luego, con un esfuerzo magnífico --el más sobrenatural que yo sepa en los fastos de los insectos y de las flores--, para elevarse hasta la felicidad, rompen deliberadamente el lazo que los une a la existencia. Se arrancan de su pedúnculo, y con un incomparable impulso, entre perlas de alegría, sus pétalos van a romper la superficie del agua. Heridos de muerte, pero radiantes y libres, flotan un momento al lado de sus indolentes prometidas; se verifica la unión, después de lo cual los sacrificios van a perecer a merced de la corriente, mientras que la esposa ya madre cierra su corola en que vive su último soplo, arrolla su espiral y vuelve a bajar a las profundidades para madurar en ellas el fruto del beso heroico."
[Cap. VIII]

....."Pero el sistema más original y más caprichoso es el de la ruda (Ruta graveolens), una hierba medicinal bastante maloliente, de la banda mal afamada de las emenagogas. Los estambres tranquilos y dóciles en la corola amarilla esperan puestos en círculo en torno del grueso pistilo. A la hora conyugal, obedecen a la orden de la hembra que hace, al parecer, una especie de llamamiento nominal; uno de los machos se acerca y toca el estigma; luego viene el tercero, el quinto, el séptimo, el noveno, hasta que ha pasado toda la fila impar. Después , en la fila par, viene el turno del segundo, del cuarto, del sexto, etc. El amor a la voz de mando. Esta flor que sabe contar me parecía tan extraordinaria que un principio no di crédito a lo que decían de ella los botánicos y quise comprobar más de una vez su sentimiento de los números antes de atreverme a confirmarlo. Noté que rara vez se equivocaba."
[...]
....."Pero antes de terminar este capítulo, deseo señalar una última flor, no porque dé pruebas de una imaginación extraordinaria, sino por la gracia deliciosa y fácilmente comprensible de su gesto de amor. Es la nigela de Damasco (Nigella damascena), cuyos nombres vulgares son graciosos: arañuela o neguilla en castellano, y en francés: Cheveux de Venus (cabellos de Venus), Diable dans le bouisson (diablo en el matorral), Belle auz cheveuzx dénoués (bella de los cabellos sueltos), etc.; esfuerzos felices y conmovedores de la poesía popular para describir una pequeña planta que le place [...]. La flor es de un azul pálido, sencilla como una florecilla de primitivo, y los "cabellos de Venus, los cabellos sueltos" son las hojas enmarañadas, tenues y ligeras que rodean la corola de un "matorral" de verdura vaporosa. En el nacimiento de la flor, los cinco pistilos, sumamente largos, se hallan estrechamente agrupados en el centro de la corona azul, como cinco reinas vestidas de verde, altivas, inaccesibles. En torno de ellas se agolpa, sin esperanza la innumerable multitud de amantes , los estambres, que no les llegan a las rodillas. Entonces, en el seno de ese palacio de turquesas y zafiros, en la dicha de los días estivales, empieza el terrible drama, sin palabras y sin desenlace, de la espera impotente, inútil e inmóvil. Pero las horas, que son los años de la flor, transcurren. El brillo de ésta se empaña, los pétalos empiezan a desprenderse, y el orgullo de las grandes reinas, bajo el peso de la vida, parece replegarse. En un momento dado, como si obedecieran a la consigna secreta e irresistible del amor, que considera la prueba suficiente, con un movimiento concertado y simétrico, comparable a las armoniosas parábolas de un quíntuplo surtidor de agua que vuelve a caer en la taza, todas se inclinan a la vez y recogen graciosamente de labios de sus humildes amantes el polvo de oro de su beso nupcial."
[Cap. X]

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REFLEXIONES al SOCAIRE de La INTELIGENCIA de las FLORES

Reflexión 1: Evolución y Adaptación
.....Qué duda cabe que esto que hemos dado en llamar existencia, y que en el caso particular de nuestro mundo (es decir, planeta tierra) se expresa en forma de vida, tiene toda la apariencia de un ensayo. Un ensayo perpetuo, compuesto a su vez de multitud de ensayos continuamente evolucionando, imparables, incontenibles, como una reacción en cadena de existencia que quisiera experimentar todas las formas posibles en que el ser puede mostrarse bajo unas condiciones determinadas (atmósfera, presión, gravedad, elementos químicos constitutivos, leyes físicas que los interrelacionan, etc.). No sabemos, por más que barruntemos su muy probable posibilidad, si hay otras manifestaciones vitales en el universo; pero, de haberlas, es muy posible que no se diferencien mucho de lo que aquí conocemos. La existencia parece no haber tenido un origen, y parece no ir tras ningún fin. Simplemente, es. Esta concepción sería la que, a mi entender, ofrece una más plausible explicación, y dotaría al concepto de "Dios" de su más sublime significación: Dios es todo, Dios es Uno, por eso es Dios, sino, sería a lo sumo un dios. Y es en este Dios Uno que lo abarca todo, que lo contiene todo y que nada deja afuera, pues que nada existe fuera de él, donde tiene lugar ese bullir constante e infinito que es la existencia, y, en ella, todos los seres que no son sino particulares manifestacionbes de Su Ser. Atanor por tanto de su propia digestión, en su seno tienen lugar todas las maravillas, y también toda la sordidez de los experimentos fallidos, si es que algo puede considerarse fallido (pues todo es necesario, incluido el error o el lujo gratuito). No pudiendo ser Dios otra cosa que lo que es, parece como si se esforzara en demostrárselo a sí mismo ensayando sin fin la posibilidad de todo cuanto puede ser, su carácter infinito está impreso en este afán inagotable de evolución y adaptación constantes que su mismo proceso existencial recrea a cada paso.
.....Nuestra mente limitada nos limita, y tendemos a concebir lo que existe según nuestra inteligencia, que al estar sometida a los límites de su imperfección (naturaleza singular), será, por tanto falible, corta, parcial, para elucidar lo que la supera. Por eso nos viene bien la observación atenta de lo que acaece a nuestro alrededor y percibir ahí, donde no parece haber sino cotidianeidad, el sello infinito de Dios, esforzándose en crear maravillas y asombro.

.....¿Es la conciencia del hombre la única que se hace preguntas, que se cuestiona, que tiene noción de su mismidad en relación a todo lo demás? Al fin y al cabo si hay un sentimiento común a toda la especie a cerca de lo que la vida es y representa (memoria, afectos, inquietudes, etc.), ¿no ha de haberlo matizado en cada individuo? Cada individuo reacciona de una manera determinada a un estímulo, ofrece una respuesta al cambio necesario para adaptarse a lo que ese estímulo demanda (el cambio de escenario, de condiciones). La comunidad de individuos acabará por adoptar la respuesta individual más ventajosa, la más eficaz, la más útil para la mayoría. Así se ha construido la civilización humana, sus culturas diversas, su evolución. 
.....Es, la evolución, una adaptación feliz y exitosa de los seres a los cambios externos e internos que el propio devenir de la existencia va suscitando. Es la forma en que la naturaleza avanza en su infinito devenir, nunca idénticamente repetitivo, siempre experimental y posibilista.
Incluso en los florecimientos artísticos hay algo de adaptación a los estímulos de su tiempo (culturales, pero también sociales, del medio, etc.)

.....¿Evoluciona la mente bajo sus propios condicionamientos? ¿Hay un clima espiritual que, si bien influenciado por los estímulos materiales externos, induce sus opciones, administra sus soluciones, se adapta en base a referencias propias? ¿Existe una existencia propiamente espiritual, intangible, abstracta, una morada del alma? ¿O ese concepto no es más que una realidad virtual que la conciencia (inteligencia) del hombre necesita para justificarse a sí misma, y su ansia opuesta a la corrupción y el acabamiento? ¿Viven las almas en un medio propio o comparten el que vemos, el aparente, este al que la materia debe someterse, a modo como el aire, que es invisible, comparte tiempo y espacio, pareciendo ajeno a ellos, con lo visible? Contemplando ciertas manifestaciones físicas del reino vegetal no parece sino que una inteligencia sutil anduviera detrás de fenómenos de otra forma incomprensibles, ¿existen diversos planos de existencia que se permeabilizan recíprocamente? Uno llega a veces a la conclusión de que la inteligencia no sea sino una, la misma para todos los seres, manifestada de forma particular a través del filtro de cada ser (sólo así se podría explicar ciertas sincronicidades trans-temporales y trans-espaciales), o sea que esta inteligencia singular que todos creemos poseer, no sería en realidad más que una emanación de la Inteligencia General (o Universal) con que la naturaleza existe (es decir, Dios). La limitación en este caso sería la conciencia individual, el yo, que se atrincheraría ante este concepto generalista, despojador del orgullo y la conciencia de sí (de aquí el empeño de todas las opciones que preconizan la superación del yo y la disolución de lo individual en el todo, o para mejor decir, en el Uno; religiones y doctrinas iluministas, de carácter místico o fuertemente intelecutales como el yoga, pero donde siempre, siempre, se preconiza esa superación de los límites que supone la individualidad, en la que se deposita toda la desconfianza de lo imperfecto, de la tara, del error).

.....La Evolución en la música, la más espiritual y abstracta de las artes, ¿no se produce en mayor proporción en el ámbito espiritual, ideático, intelectivo y emotivo, del ser humano? Pero la emoción que el creador (compositor) experimenta al sentir la necesidad de componer de una determinada manera (modificando una manera de hacer previa), ¿no es también producto de su experiencia vital, del espíritu de su tiempo? (Stravinsky, Kandinsky, dixit); y este espíritu de su tiempo, ¿no lo marcan las relaciones de las circunstancias diferentes, suma de condicionamientos materiales e inmateriales, que en un determinado momento se dan?
.....El Espíritu de Su Tiempo es el estado de la atmósfera cultural --de la civilización-- en un momento dado, contemporáneo a los hechos a los que remite, donde se reune la historia anterior --y que sigue siendo útil en el presente-- y las nuevas respuestas que el ser humano va dando a las nuevas condiciones que imparablemente se suceden toda vez agotados los beneficios obtenidos en las adaptaciones previas. El Espíritu de Su Tiempo, por definición, es, como un río, algo que fluye y no se detiene, es como la brisa que en un momento está aquí y al siguiente allí, es como la llama  que surge e ilumina y devora una época y que, una vez consumido el comburente, desaparece, para renacer, cual ave fénix, constantemente de sus cenizas sobre un nuevo combustible. El Espíritu de Su Tiempo no es sino el Espíritu manifestándose, adaptado, en el Tiempo según las referencias de los seres que en cada momento le son contemporáneos. El Espíritu de Su Tiempo es el escenario propio en el cual transcurre la Posibilidad realizada a medida que lo va siendo, es la suma de voluntades, mutuamente interrelacionadas, corriendo hacia un devenir, como el horizonte, nunca alcanzado. El Espíritu de Su Tiempo es, en fin, el Espíritu General/Universal, que es intemporal e infinito, haciéndose tiempo con el alma/ser de las criaturas en las que habita y a través de las cuales se manifiesta; mero daguerrotipo o foto fija de lo que nunca se detiene, fracción de tiempo vencido, derrotado, en el círculo de tiempo que el Espíritu funda al condensarse en materia. 

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GALERÍA


Henri Fantin-Latour
1836-1904


FLORITURAS (2)

Rosas 1
1871-1885
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Flowers, White Roses, 1871  //  Roses, 1871
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White Roses in a Green Vase, 1871
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Vase of Roses, 1872
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Vase of Roses, 1872 //  Roses in a Tall Glass, 1873
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White Roses, 1873  //  Roses in a White Porcelin Vase, 1874
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Fairy Roses, 1874
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Rose Trees White Roses, 1875
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White Roses, 1875
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Roses in a Basket on a Table, 1876
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White and Yellow Roses in a Tall Vase, 1876  //  Flowers Roses Marechal Neil, 1883
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Bouquet of Roses, 1878
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Yellow and Red Roses, 1879
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Basquet of Roses, 1880
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White Roses, 1882
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Roses, 1883
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Roses, 1883
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Roses in a Bowl, 1883
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Roses, 1884  //  Roses in a Vase, 1884
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Roses, 1885
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White Roses in a Vase, 1885
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Roses, 1885
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Roses, 1885
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