viernes, 31 de octubre de 2014

La Danza de la Muerte (4): Hans Holbein: Simulacros y Alfabeto de la Muerte




La tumba hizo al ser humano: el culto a los muertos, el homenaje a los que fueron,
indican señal inequívoca de humanidad. Los monumentos funerarios no son
si no el vano intento del hombre por estelar con memoria el infinito.
La muerte le horroriza al ser humano, pero no a la vida.
A la vida no le importa nada más que ser algo,
y serlo de manera continua e imparable;
y para ese propósito le es imprescindible
la intervención antiséptica que supone la muerte.
Entre patético, fútil e ingenuo se me antoja esa necesidad
que el ser humano siente por dejar constancia de su paso por la vida.
Sólo desde la conciencia de un ser que se sabe efímero puede concebirse la eternidad.
El único epitafio digno de un ser que se reclama inteligente: viví la vida, y continué el camino.


La Danse Macabre
Charles Baudelaire

A Ernest Christophe

Fière, autant qu’un vivant, de sa noble stature,
Avec son gros bouquet, son mouchoir et ses gants,
Elle a la nonchalance et la désinvolture
D’une coquette maigre aux airs extravagants.

Vit-on jamais au bal une taille plus mince ?
Sa robe exagérée, en sa royale ampleur,
S’écroule abondamment sur un pied sec que pince
Un soulier pomponné, joli comme une fleur.

La ruche qui se joue au bord des clavicules,
Comme un ruisseau lascif qui se frotte au rocher,
Défend pudiquement des lazzi ridicules
Les funèbres appas qu’elle tient à cacher.

Ses yeux profonds sont faits de vide et de ténèbres,
Et son crâne, de fleurs artistement coiffé,
Oscille mollement sur ses frêles vertèbres.
— Ô charme d’un néant follement attifé !
 

Aucuns t’appelleront une caricature,
Qui ne comprennent pas, amants ivres de chair,
L’élégance sans nom de l’humaine armature.
Tu réponds, grand squelette, à mon goût le plus cher !

Viens-tu troubler, avec ta puissante grimace,
La fête de la Vie ? ou quelque vieux désir,
Éperonnant encor ta vivante carcasse,
Te pousse-t-il, crédule, au sabbat du Plaisir ?

Au chant des violons, aux flammes des bougies,
Espères-tu chasser ton cauchemar moqueur,
Et viens-tu demander au torrent des orgies
De rafraîchir l’enfer allumé dans ton cœur ?

Inépuisable puits de sottise et de fautes !
De l’antique douleur éternel alambic !
À travers le treillis recourbé de tes côtes
Je vois, errant encor, l’insatiable aspic.

Pour dire vrai, je crains que ta coquetterie
Ne trouve pas un prix digne de ses efforts ;
Qui, de ces cœurs mortels, entend la raillerie ?
Les charmes de l’horreur n’enivrent que les forts !

Le gouffre de tes yeux, plein d’horribles pensées,
Exhale le vertige, et les danseurs prudents
Ne contempleront pas sans d’amères nausées
Le sourire éternel de tes trente-deux dents.
 

Pourtant, qui n’a serré dans ses bras un squelette,
Et qui ne s’est nourri des choses du tombeau ?
Qu’importe le parfum, l’habit ou la toilette ?
Qui fait le dégoûté montre qu’il se croit beau.

Bayadère sans nez, irrésistible gouge,
Dis donc à ces danseurs qui font les offusqués :
« Fiers mignons, malgré l’art des poudres et du rouge,
Vous sentez tous la mort ! Ô squelettes musqués,

Antinoüs flétris, dandys à face glabre,
Cadavres vernissés, lovelaces chenus,
Le branle universel de la danse macabre
Vous entraîne en des lieux qui ne sont pas connus !

Des quais froids de la Seine aux bords brûlants du Gange,
Le troupeau mortel saute et se pâme, sans voir
Dans un trou du plafond la trompette de l’Ange
Sinistrement béante ainsi qu’un tromblon noir.

En tout climat, sous ton soleil, la Mort t’admire
En tes contorsions, risible Humanité,
Et souvent, comme toi, se parfumant de myrrhe,
Mêle son ironie à ton insanité ! »

Como un viviente, arrogante de su noble estatura,
Con su gran ramillete, su pañuelo y sus guantes,
Ella tiene la indolencia y la desenvoltura
De una coqueta flaca de porte extravagante.

¿Se vio alguna vez en el baile un talle más delgado?
Su vestido exagerado, en su real amplitud,
Se vuelca abundantemente sobre un pie seco que oprime
Un zapato adornado, bello cual una flor.

El frunce que juega al borde de las clavículas,
Cual arroyo lascivo frotándose en el peñasco,
Defiende púdicamente de las chanzas ridículas
Los fúnebres encantos que ella sabe ocultar,

Sus ojos profundos están hechos de vacío y de tinieblas,
Y su cráneo, con flores artísticamente peinado,
Oscila lánguidamente sobre sus frágiles vértebras,
¡Oh, encanto de un fantasma locamente emperifollado!

Algunos te tomarán por una caricatura,
Sin comprender, amantes ebrios de carne,
La elegancia sin nombre de tu humana armadura.
¡Tú respondes, gran esqueleto, a mi gusto más caro!

¿Vienes a turbar, con tu imponente mueca,
La fiesta de la Vida? o ¿algún viejo deseo,
Acicateando aún tu viviente esqueleto,
Te impulsa, crédula, al aquelarre del Placer?

¿Con el cantar de los violines, y las llamas de las bujías,
Esperas expulsar tu pesadilla burlona,
Y vienes a implorar al torrente de las orgías
Que refresque el infierno encendido en tu corazón?

¡Inagotable pozo de necedad y de errores!
¡Del antiguo dolor eterno alambique!
A través del retorcido enrejado de tus costillas
Yo veo, todavía errante, el insaciable áspid.

A la verdad, temo que tu coquetería
No alcance un precio digno de sus esfuerzos;
¿Quién, entre esos corazones mortales, alcanza la burla?
¡Los sortilegios del horror sólo embriagan a los fuertes!

El abismo de tus ojos, pleno de horribles pensamientos,
Exhala el vértigo, y los bailarines prudentes
No contemplarán sin amargas náuseas
La sonrisa eterna de tus treinta y dos dientes.

Empero, ¿quién no ha estrechado entre sus brazos un esqueleto,
Y quién no se ha nutrido de cosas sepulcrales?
¿Qué importa el perfume, el vestido o el tocado?
El que hace ascos demuestra que se cree bello.

Bayadera sin nariz, irresistible trotona,
Diles, pues, a estos bailarines que se hacen los ofuscados:
"Arrogantes galanes, pese al arte de los polvos y del colorete,
¡Exhaláis todos la muerte! ¡Oh, esqueletos almizclados!

¡Antinoos marchitos, dandis de rostro glabre,
Cadáveres barnizados, lovelaces canosos,
El alboroto universal de la danza macabra
Os arrastra hacia lugares desconocidos!

Desde los muelles fríos del Sena a los bordes ardientes del Ganges,
El tropel mortal salta y se pasma, sin ver
La trompeta del Ángel en un agujero del techo
Siniestramente boquiabierto cual un negro trabuco.

En todo clima, bajo todo sol, la Muerte te admira
En tus contorsiones, risible Humanidad,
Y a menudo, como tú, perfumándose de mirra,
Mezcla su ironía a tu insensatez!"


HANS HOLBEIN
y La Danza de la Muerte

.....Para ser más precisos habría que hablar de las "danzas de la muerte" de Hans Holbein, y para ser más verídicos no cabría emplear siquiera la expresión "danza de la muerte", pues la llamada Gran Danza de la Muerte en realidad lleva por título: Les Simulachres et historiées faces de la Mort, y, en rigor, debería más bien considerarse un libro de emblemas. En cuanto al Alfabeto de la Danza de la Muerte, obra orginalísima, poco tiene que ver con comitivas danzantes, y mucho con una disputa de una serie de personajes con su destino, representado por especulares figuras esqueléticas que pretenden arrastrarlos a su fatal —y final— destino. En ambos casos, Simulacros y Alfabeto, se trata de grabados en madera (o xilografías), realizados con una minuciosidad y detallismo nunca antes vista en otras representaciones de la danza (no, al menos, las realizadas con esta técnica). Tanto las figuras como el escenario (los fondos) se hallan reproducidos con todo lujo de detalles. Algo, por otra parte, que resulta lógico si consideramos la excelencia del artista: Hans Holbein ha sido uno de los más excelsos creadores de grabados, y, además, un extraordinario pintor, sobresaliendo por la habilidad y verismo en el retrato. Características profesionales éstas que habrían, necesariamente, de notarse; y, por supuesto, se notan.

.....La primera edición de los Simulacros se debe a los hermanos Trechsel y está fechada en 1538, pero su ejecución habría que situarla entre diez y veinte años antes, es decir, ocho décadas posterior a la realización del mural de los dominicos de Basilea, que sería su modelo. Previa a esta primera publicación de los Simulacros, ya en libro, en 1538, se realizaron unas Pruebas de Impresión, a modo de hojas sueltas, sin texto, con los mismos diseños que tendrían después las ediciones impresas. Atendiendo al dato de la muerte del artista grabador, Hans Lützelburger, en 1526, es de suponer que la obra ya estuviera realizada antes de esa fecha. De hecho, el mismo año de la publicación de la edición princeps, uno de los diseños de los Simulacros, el de la Creación, aparece en una biblia editada también por los hermanos Trechsel e ilustrada por Holbein.
.....Habría, pues, dos versiones de Los Simulacros: las Pruebas de Impresión (realizadas entre 1522 y 1526) y la correspondiente a la edición impresa (la de 1538 y subsiguientes, pues se reeditaría constantemente). En las Pruebas sólo figuran los diseños acabados de los personajes, sin texto alguno, salvo la identificación del personaje. En la edición impresa, con cada pareja de personaje-muerto, figuran dos textos: uno, sobre la imagen, en latín, a modo de lema sustanciado por una o dos breves citas bíblicas, alusivas a la escena que se describe en la parte inferior; y otra, debajo de la imagen, que es un poema, en estrofa de cuatro versos rimados, de carácter moral, debidos a Gilles Corozet. El libro, así considerado, es antes un texto emblemático (formado por imágenes simbólicas —alegorías— acompañadas de textos explicativos, alusivos o moralizantes) que una danza secuencial.

.....El Abecedario de la danza de la Muerte es anterior a la Gran Danza de la Muerte (como también son conocidos los Simulacros), fechándose en 1524. Está formado por 24 letras sobre-impresas a una imagen-pareja alegórica mostrando a un personaje vivo y su muerte especular (al modo tradicional de las representaciones de las danzas). Originariamente, cada letra del alfabeto venía acompañada de una cita bíblica (otra vez el carácter emblemático, que habrían de tener poco después los Simulacros). Lo más curioso, por no decir, lo sorprendente, atañe a las dimensiones de la obra: en cada plancha cuadrada de 2,5 cm de lado, se incluye cada letra y su imagen alegórica, con un detallismo más propio de miniaturista que de grabador; prueba más que evidente de la talla de este artista augsburgués, capaz de los más grande en lo más pequeño (¿otra vez el coqueteo con el Corpus Hermeticorum?).
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Les Simulachres et historiées faces de la Mort

Hans Holbein
Hans Lützelburger (grabador)

PRUEBAS DE IMPRESIÓN
(anterior a 1526)

Secuencia de Woltmann
En esta secuencia se sigue un orden corporativo: primero las escenas de la Creación, la Caída y el Pecado Original que conllevaría el castigo de la muerte; a éstas les siguen, por orden jerárquico, los eclesiásticos varones; tras ellos los personajes de la Realeza, los de la Nobleza y la alta administración; tras éstos los representantes del pueblo llano; y, por último, las mujeres de la Realeza, la Nobleza y las eclesiásticas, para finalizar el desfile con el Niño. El Juicio Final y el Escudo cierran la obra.
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La Creación - En el Paraíso: La Caída
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La Expulsión - Tras la Caída
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Músicos Muertos en el Osario
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El Papa - El Cardenal - El Obispo
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El Canónigo - El Abad - El Sacerdote
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El Predicador - El Monje - El Médico
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El Emperador - El Rey - El Duque
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El Juez -El Abogado - El Conde
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El caballero - El Noble - El Senador
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El Usurero - El Mercader - El Vendedor Ambulante
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El Marino - El Campesino - El Viejo
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La Emperatriz - La Reina - La Duquesa
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La Condesa - La Noble Dama - La Abadesa
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La Monja - La Vieja - El Niño
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El Juicio Final - El escudo - El Astrólogo
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Les Simulachres et historiées faces de la Mort

Hans Holbein
Hans Lützelburger (grabador)

1ª Edición de 1538, Lyon.
(Edición de Melchior y Caspar Trechsel)

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La Creación - El Paraíso, La Caída
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La Expulsión - Tras la Caída
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El Osario: los Músicos Muertos
convocan (a la danza) a los huesos de todos los humanos
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El Papa - El Emperador - El Rey
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El Cardenal - La Emperatriz - La Reina
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El Obispo - El Duque - El Abad
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La Abadesa - El Noble - El Canónigo
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El Juez - El Abogado - El Senador
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El Predicador - El Sacerdote -El Monje
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La Monja - La Vieja - El Médico
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El Astrólogo -  El Usurero - El Mercader
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El Marino - El Caballero - El Conde
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El Viejo - La Condesa - La Dama Noble
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La Duquesa - El Vendedor Ambulante - El Campesino
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El Niño - El Día del Juicio Final - El Blasón (de la Muerte)
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Planchas añadidas a partir de la Edición de 1547
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El Soldado - El Carretero - El Jugador
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El Bandido - El Ciego - El Mendigo
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El Bebedor - El Loco
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El Joven - La Joven
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Abecedario de la Danza de la Muerte

Hans Holbein
Hans Lützelburger (grabador)
1524
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Los Músicos Muertos - El Papa - El Emperador
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El Rey - El Cardenal - La Emperatriz
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La Reina - El Obispo - El Duque
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El Noble - El Canónigo - El Médico
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Holbein Alphabet 1526: Initial P
El Usurero - El Monje - El Soldado
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La Monja - El Loco - La Joven
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Holbein Alphabet 1526: Initial W
El Borracho - El Caballero - El Eremita
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Holbein Alphabet 1526: Initial X
El Jugador - El Niño - El Día del Juicio Final
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LINKS DE INTERÉS

Hago expreso desde aquí mi reconocimiento y agradecimiento a Martin Hagstrøm, factótum de la página web dodedans.com, por su excelente, minucioso, soberbiamente documentado, e ingente trabajo, sin el cual estas cuatro entradas dedicadas a las Danzas de la Muerte, simplemente, no hubieran sido posibles, no al menos con el rigor con que están realizadas.

dodedans: más que completa, exhaustiva página sobre las Danzas de la Muerte
The Project GutenbergLa Gran Danza de la Muerte
 (Les Simulachres et Historiées Faces de la Mort...),
 con los textos originales en latín (lema) y el poema (estrofa de cuatro versos) en francés actual.
Hans Holbein: página sobre el pintor de la wikipedia
Holbein's Dance of Death: página de book-lover, con las reproducciones de la edición de 1538

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