domingo, 3 de noviembre de 2013

Comentarios a Kafka (V) - GALERÍA: René Magritte (5)


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COMENTARIOS
Selección V
(En rojo el texto del escritor; en negro mis comentarios)

Consideraciones sobre el Pecado,
el Sufrimiento, la Esperanza
y el Camino Verdadero

95.* A veces el Mal se encuentra en la mano como una herramienta. Lo hayas reconocido o no, permite que le dejes a un lado sin resistencia, si posees la voluntad para hacerlo.

...Pero sólo a condición de que poseas la voluntad para hacerlo. El Mal como el medio y como una herramienta... ¿no será el Mal como herramienta? El medio convertido así en herramienta; el medio, es decir, el mundo de los sentidos, es decir, el ámbito del Mal, como un utensilio necesario para la obtención de un fin; o, también, como ¿vehículo? para transitar hacia la meta. ¿Quiere esto decir que el Mal tanto puede considerarse un obstáculo como un ocasional instrumento facilitador? Esto parece querer decirnos Kafka. Y como una herramienta uno puede utilizarlo o dejarlo a un lado, sin resistencia. Mas esa voluntad necesaria ¿de qué tipo ha de ser? ¿qué debe de suponer? ¿qué debe de querer, para querer dejar a un lado el Mal --es decir, el mundo de los sentidos? Una voluntad que tal cosa pretenda debe de estar fundada --y sólidamente fundamentada-- en la convicción, y la obtención, de un Bien mayor; pues la renuncia (que es, en realidad, lo que supone ese dejar a un lado sin resistencia) al mundo de los sentidos sólo puede ser posible desde la certeza de la posesión de lo indestructible, de la prevalencia del mundo espiritual --al que se pertenece, el único real-- sobre el de los sentidos. Podría identificarse, pues, esa soberana voluntad con la visión luminosa de nuestra más sutil (y verdadera) naturaleza: la espiritual.


100. Puede haber un conocimiento acerca de lo demoníaco, pero ninguna fe en ello, pues no puede haber más demoníaco que lo que hay aquí.

Reconocimiento explícito de lo que tantos han dicho antes y después de Kafka, a saber: el infierno existe, sí, pero está aquí, entre nosotros, y ejemplos no nos faltarán para avalar este aserto en la historia de los hombre. Lo demoníaco como encarnación de lo infernal: lo demoníaco está entre nosotros, obra desde dentro, es facultad del ser capaz de imaginar una tal entidad: el ser humano. Y como está entre nosotros, aquí, no puede ser objeto de fe, sino sujeto de conocimiento. Fe es creer en lo que no se ve, en algo que esta sobre, o infra, la conciencia. Mas lo demoníaco no precisa fe, sólo ojos, y una vista franca, sin prejuicios, no velada por cataratas crecidas por influjo de creencias interesadas. Por otro lado, lo demoníaco no necesariamente es moralmente reprobable: simplemente es. El término daimon, en su origen, significaba tanto ángel como, propiamente, demonio. Eran entidades suprasensibles, muchas veces benefactoras, intermediarias ente los dioses superiores y el hombre, no siempre de carácter divino sino también con significación de poderes naturales (mal llamados sobrenaturales), casi todas las culturas los identifican con fuerzas primigenias, aunque después derivarían en el cristianismo, pero no sólo, en la encarnación del Mal, de lo que obstaculiza al ser humano en su camino hacia la bienaventuranza, hacia el bien, o hacia la perfección en el budismo (demonios fueron los que tentaron a Jesús en el desierto, pero también los que lo hicieron a Buda bajo el árbol bodhi; en ambos casos, los tentados dejaron a un lado la herramienta por soberana decisión voluntaria: alejaron de sí la posibilidad de ser víctimas de lo demoníaco).


102. Padeceremos todos los sufrimientos que se encuentran a nuestro alrededor. Todos nosotros no tenemos un cuerpo común, pero sí un crecimiento y eso nos hace pasar por todos los dolores, ya sea de una o de otra forma. Del mismo modo en que el niño se desarrolla a través de todos los estadios de la vida hasta la ancianidad y la muerte (y este estadio le parece al primero, ya sea por deseo o miedo, inalcanzable), así nos desarrollamos (unidos con la humanidad no con menos profundidad que con nosotros mismos) a través de todos los sufrimientos de este mundo. No hay lugar para la justicia en este contexto, pero tampoco para el miedo ante el sufrimiento o para la interpretación del sufrimiento como un premio.
103. Puedes mantenerte apartado de los sufrimientos del mundo, la libertad para hacerlo te ha sido dada y además esa actitud corresponde a tu naturaleza, pero quizá sea ese alejamiento el único sufrimiento que podrías evitar.

El sufrimiento, el dolor... La cara oscura de la existencia, su mayor objeción, la expresión más hiriente, y demoledora, de que el mundo de los sentidos está gobernado por el Mal. Y si el dolor y el sufrimiento son obra del Mal, no lo son desde una perspectiva moral, sino desde una realidad amoral. El dolor y el sufrimiento están íntima e indisolublemente ligados al mundo de los sentidos, de la materia, de lo corruptible, de lo efímero y caduco. Dadme un punto de apoyo en la eternidad y mitigaré el dolor y el sufrimiento hasta hacerlos desaparecer. No otra cosa han intentado tantos puros que en el mundo han sido (los antedichos Jesús o Gautama, entre ellos): colocar un punto de apoyo en la eternidad para aliviar el dolor y el sufrimiento en el mundo (de los sentidos), el éxito de su intento a la vista está: limitado, cuando no cuestionable o contradictorio: en nombre de la propia creencia en (de) lo eterno, se inflige dolor y sufrimiento a otros congéneres con otras creencias...
Pero, algo muy importante: nos dice escritor/pensador checo que, si bien no poseemos todos un mismo cuerpo, sí estamos todos sometidos a un idéntico proceso de crecimiento, proceso abonado con todos los dolores, por tanto --nos dice-- es fácil concluir arguyendo que es el dolor (y el sufrimiento) la prueba fehaciente de la unión profunda de toda la humanidad: nadie se salva, a todos nos une el dolor y el sufrimiento por semajantes (sino idénticas) causas. La distinción, la diferencia, es pues de conveniencia, no esencial, no sustancial, no existencial. Desde este punto de vista, Kafka da un paso más hacia la paradoja y la clarividencia: no hay lugar para la justicia en este contexto, ni para el miedo (está ahí, es incuestionable e inevitable), ni para considerarlo como un premio (algo que sólo las mentes más retorcidas, tortuosas o equívocas pueden concebir). El dolor y el sufrimiento es un hecho, parte consustancial de la vida en el mundo de los sentidos (¿hay otra?), una parte necesaria, por más que no sea deseable.
En el aforismo 103 nos precisará que, aun a pesar de la necesidad con que se manifiesta el dolor y el sufrimiento en el mundo de los sentidos, el ser humano puede intentar apartarse de ellos, es más, casi todo su afán en la vida es apartarse de ellos, pero si lo logra (y más en cuanta mayor medida lo logre) no hay duda (por esa unión esencial con el resto de la humanidad) de que ello le supondrá un nuevo sufrimiento (no puede enajenarse de lo que le une a la especie, y, por despiadado que sea, siempre existirá la posibilidad del remordimiento: la vida, en esto, siempre aplica la justicia inexorable, y con más dureza cuanto más se aparte uno de su cauce natural. De este sufrimiento, nos dirá el autor, quizás sea el único del que el ser humano se pueda alejar (aceptando así el destino común de la especie que pasa por esta sometido al dolor y el sufrimiento).
Bello canto a la igualdad, pero, también, canto de cisne a la esperanza de un mundo sin dolor (ni sufrimiento). No queda sino aceptar nuestra condición y las condiciones que la vida impone.


105. El medio de seducción de este mundo y el signo de garantía de que este mundo sólo es un tránsito son lo mismo. Con razón, pues sólo así nos puede seducir el mundo y se corresponde a la verdad. Lo peor es que después de la exitosa seducción nos olvidamos de la garantía y así el Bien nos seduce para el Mal del mismo modo en que lo hace la mirada de la mujer a su cama.

Es inevitable que, de entrada, el mundo nos seduzca: está en su dinámica y naturaleza, pero esta seducción, en el ser humano, no se siente como un automatismo, sino que está íntimamente ligada a otro sentimiento a veces imperceptible, pero real, que es que este mundo es sólo un tránsito; la garantía de que esto es así (la conciencia, aunque sea en ocasiones inconsciente, de que este mundo es sólo tránsito), es identificada por Kafka con la seducción con que el mundo se nos ofrece (entrega). Sería, entonces, el valor de la promesa lo que daría valor al presente; sería, pues, el convencimiento de que existirá un goce futuro lo que otorgaría carta de naturaleza al goce presente (del mundo). De análoga manera en que una mujer nos hace gozar aun antes de tocarla siquiera: es la promesa de la satisfacción aplazada la que nos hace gozar (aún más, incluso, que la consumación), y ese sentimiento es real, es verdad, y nos subyuga, nos gana para vivir hasta un presente adverso, amenazado por dolor y sufrimiento. Y esta analogía es empleada para concluir la reflexión: lo malo es que la embriaguez de la exitosa seducción nos hace olvidar la garantía --el Bien-- quien nos estará, así, seduciendo para el Mal, para aceptar y gozar el mundo de los sentidos que tan seductoramente se nos ofrece, del mismo modo que lo hace el embeleso de la mirada de la mujer (con todo su bagaje poético incluido) hacia su (prosaica) cama. Ahora bien, si las batallas de amor son consideradas por Kafka como parte de la naturaleza del Mal, no es de extrañar esa su difícilmente resistible atracción (algo que, no obstante, y con unas sinceridad y lógica desesperantes, siempre recomendará el Buda para superar el dolor, acabar con la rueda del sufrimiento, y alcanzar la Iluminación).


106. La humildad otorga a cada uno, también al solitario desesperado, la relación más fuerte con el prójimo y, además, de inmediato, si bien sólo en caso de una humildad completa y duradera. La humildad puede conseguirlo porque es el verdadero lenguaje de la oración, al mismo tiempo adoración y fuerte vínculo. La relación con el prójimo es la misma que la de la oración; la relación consigo mismo, la de la relación de la aspiración; de la oración se saca la fuerza para la aspiración.
* ¿Puedes conocer algo que no sea otra cosa que engaño? Si el engaño fuese destruido una sola vez, no podrías mirar o te convertirías en estatua de sal.

Definiciones heterodoxas de términos cuya significación es muy otra para el común, o, al menos, Kafka extrae matices o ahonda en raíces que permanecen ocultas en el habla y consideración convencionales. La humildad como oración, la humildad como nexo con el otro. ¿Qué es pues la oración? Un ejercicio de humildad, nos dice Kafka, su verdadero lenguaje (cuando uno es y se siente humilde está realizando un ejercicio de oración, un ejercicio que es al mismo tiempo sólido puente hacia el otro: la relación más fuerte con el prójimo la establece  el ser humano mediante la humildad, y ¿por qué? Porque, mediante ella, uno levanta todas la barreras, abre todas las puertas, salva todos los abismos, que lo separan del otro. Ser humilde es reclamarse uno más dentro de la especie. El engreimiento, el orgullo desmedido, conduciría así (como en realidad lo hace) al aislamiento, al encastillamiento, a la separación. En la oración uno sale de sí-mismo para buscar fuera --en todo--, y al salir uno deja abierta la puerta, se expone, se ofrece, se disuelve... en lo otro (incluido el otro). Uno sólo ora verdaderamente desde la humildad (reconociendo su impotencia). Fuerte vínculo y adoración, nos dirá Kafka, es la oración que se expresa mediante su verdadero lenguaje, que es la humildad: vínculo y adoración con lo que de humano hay en el Hombre, con lo que de divino existe en su divinidad (ese convencimiento de que éste que ahora ora no es más que tránsito; oraría, pues, como el que conversa con su ser indestructible, esa garantía de divinidad que barrunta en él, y que supera, está más allá, de su aparente --pero circunstancialmente real-- individualidad).
Pregunta demoledora para acabar: ¿Puedes conocer algo que no sea otra cosa que engaño?. [Todo es nada, que nos diría nuestro poético alter ego de posts anteriores]. Si el engaño desapareciese una sola vez, no podrías mirar o te convertirías en estatua de sal, tal es la necesidad del engaño, tal es la naturaleza de la existencia (de este mundo de los sentidos). Sólo por medio del engaño no es soportable... Demoledor.



108. «Entonces regresó al trabajo como si nada hubiera ocurrido.» Esta observación se ha tornado usual porque procede de una gran cantidad oscura de relatos, aunque probablemente no aparezca en ninguno de ellos.

Obviamente más genérico, pero no menos inquietante que el microrrelato de Monterroso ("cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"). Hay en este "entonces regresó al trabajo como si nada hubiera ocurrido" el reconocimiento implícito a que lo excepcional en el ser humano pueda ser asimilado con la facilidad de un trago de agua. También en este hecho se basa toda la fantasía de que el ser humano es capaz para sobrellevar (o complementar) lo anodino de su cotidianeidad. Frase que funda albures, historias, que es hontanar de innumerables historias, por no decir que está entramado a todas (al menos, todas las que no se refugian en una expectativa infantil).


109. «No se puede decir que nos falta fe. Sólo el hecho simple de nuestra vida es inagotable en su 
valor para la fe.» «¿Habría aquí algo digno de fe? Pero no se puede no-vivir.» Precisamente en este «pero no se puede» se esconde la fuerza demencial de la fe; en esta negación cobra forma.
* No es necesario que salgas de casa. Permanece en la mesa y escucha. No escuches, espera 
solamente. No esperes, permanece tranquilo y solo. El mundo se te ofrecerá para que le arranques la máscara, no puede hacerlo de otra manera, se retorcerá arrebatador ante ti.

Porque no hay más remedio que vivir (no se puede no-vivir) hemos de echar mano de la fe, se hace necesaria su existencia. Una vida sin fe es invivible, insoportable: prerrogativa e imprescindible herramienta del ser humano, la fe le es tan necesaria como el aire, aunque sea una fe encubierta o disfrazada. Sin la fe en nuestra indestructibilidad la vida se nos haría insufrible, inexplicable. Es por lo que a tantos individuos extremadamente inteligentes, cuando una peculiar lucidez los despoja de la fe, los deja inermes, sin fuerzas ni motivos para seguir viviendo. Perdido todo el sentido de una existencia sin justificación, el sentimiento (que es insoportable sufrimiento) de la más absoluta y fútil vacuidad se apodera de ellos, la vida, entonces, se les torna irrespirable: no hay motivo para seguir su juego, y sí muchos, demasiados, motivos para, siendo dueños de ella, acabar con su doloroso engaño...
Por eso, un último consejo: no actúes, no busques, no inquieras, no esperes... permanece tranquilo y solo; entonces ocurrirá el prodigio, el mundo se te ofrecerá para que le arranques la máscara, no puede hacerlo de otra manera, se retorcerá arrebatador ante ti. El Buda, Gautama, alcanzando la iluminación. Derrotado, el mundo de los sentidos, se disolverá en la luz de tu propia inmovilidad; tu voluntad de quietud saldrá triunfante: el mundo a tus pies, desnudo, desenmascarado, desvelado. El espíritu danzará, de esta forma, la sublime danza del desengaño, en la que Bien y Mal, disueltos, aportarán la banda sonora.


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GALERÍA



René Magritte
1898-1972

Periodo de Madurez
1948-1960

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Delusions of Grandeur, 1948
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Freedom of Mind, 1948
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Memory, 1948
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Memory, 1948
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Rape, 1948
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The Song of Love, 1948
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The Taste of Sorrow, 1948
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The Voice of Blood, 1948
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The Voice of Blood, 1948
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Elementary Cosmogony, 1949
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Perspective: Madame Recamier by David, 1949
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The Domaine of Arnheim, 1949
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The Forbidden World, 1949
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Fashionable People, 1950
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Manet's Balcony, 1950
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Mental Complacency, 1950
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Perspective: Madame Recamier by David, 1950
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Sherezade, 1950
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Sherezade, 1950
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The Art of Conversation, 1950
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The Art of Conversation, 1950
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The Art of Conversation, 1950
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The Arts of Conversation, 1950
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The Hesitation Waltz, 1950
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The Ignorant Fairy, 1950
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The Labours of Alexander, 1950
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The Legend of the Centuries, 1950
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The Survivor, 1950
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The Wasted Footsteps, 1950
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Almayer's Folly, 1951
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Pandora's Box, 1951
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Song of Violet, 1951
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Memory of a Voyage, 1952
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Personal Values, 1952
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The Blow to the Heart, 1952
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The Explanation, 1952
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The Listening Room, 1952
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The Magician (Self-Portrait with four Arms), 1952
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Golconda, 1953
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The Happy Hand, 1953
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The Seducer, 1953
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The Seducer, 1953
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Invisible World, 1954
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The Empire of Lights, 1954
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The Empire of Lights, 1954
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The Evening Gown, 1954
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The Great Century, 1954
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The Schoolmaster, 1954
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Banquet, 1955
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Memory of a Journey, 1955.
Memory of a Voyage, 1955
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The Fanatics, 1955
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The Masterpiece of the Mysteries of the Horizon, 1955
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The Spot of the Map, 1955
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Where Euclide Walked, 1955
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Anne-Marie Crowet, 1955
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Sixteenth of September, 1956
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Thea Poet recompensed, 1956
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Territory, 1957
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The Prepared Bouquet, 1957
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Clear Ideas, 1958
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Harry Torcziner (Justice has beeen done), 1958
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Hegel's Holiday, 1958
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The Fountain of Youth, 1958
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The Golden Legend, 1958
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The Battle of the Argonne, 1959
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The Flash, 1959
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The Glass Key, 1959
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The Month of the Grape Harvest, 1959
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The Voice of Blood, 1959
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Force of Habit, 1960
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The Anger of Gods, 1960
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The Presence of Spirit, 1960
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